El sol matutino se filtraba a través de las cortinas de seda, bañando la habitación de Agatha en una luz cálida y suave. Se despertó lentamente, pero a diferencia de otros días, el peso en su pecho no se había aliviado. Las sombras de la noche anterior seguían persiguiéndola, y aunque la conversación con Samer había sido un respiro de sinceridad, todavía sentía que algo la retenía en el pasado.Agatha se sentó en la cama, abrazando sus rodillas mientras su mente volvía a los recuerdos de su secuestro. El frío toque de manos desconocidas, la oscuridad que la rodeaba mientras era transportada a la fuerza… La sensación de impotencia era algo que aún no podía dejar atrás. Había sido vendida como si no fuera más que un objeto, y aunque Samer había sido amable con ella, no podía olvidar que su vida había sido arrancada de sus manos.Mientras los pensamientos se arremolinaban en su cabeza, la puerta de la habitación se abrió suavemente. Samer entró, vestido impecablemente como siempre, pero
Agatha miraba por la ventana del auto mientras Samer conducía por las calles de la ciudad. Desde su llegada, había pasado la mayor parte del tiempo confinada en la mansión, y ahora, mientras el paisaje urbano desfilaba ante sus ojos, sentía una mezcla de ansiedad y curiosidad. Los rascacielos de cristal brillaban bajo el sol, mientras las calles bulliciosas estaban llenas de vida, con personas de todas partes del mundo caminando, riendo y viviendo sus propias historias.“¿Es siempre tan vibrante?” preguntó Agatha, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos. Era la primera vez que salía de la mansión desde su llegada, y la energía de la ciudad la envolvía.“Dubái nunca duerme,” respondió Samer con una sonrisa. “Es un lugar de contrastes. Entre la modernidad de sus rascacielos y las tradiciones antiguas, siempre hay algo nuevo por descubrir.”Agatha no podía evitar sentirse pequeña frente a la magnitud de la ciudad. La modernidad y el lujo la rodeaban, pero también sentía
El eco de los pasos resonaba en los largos pasillos de la mansión mientras Agatha caminaba en silencio. La luz de la luna entraba por los enormes ventanales, proyectando sombras alargadas en el mármol del suelo. Había pasado el día anterior explorando la ciudad con Samer, y aunque había disfrutado del mercado y la atmósfera relajada, ahora que estaba sola en su habitación, las dudas volvían a ocupar su mente.Se detuvo frente a uno de los ventanales, observando cómo el viento jugaba con las hojas de los árboles en los jardines exteriores. ¿Qué estaba haciendo realmente aquí? Había comenzado a sentir algo por Samer, pero no podía negar que sus sentimientos estaban mezclados con la confusión y el temor que aún albergaba desde su secuestro.¿Era posible que comenzara a enamorarse de él? La pregunta revoloteaba en su mente como una mariposa inquieta. Samer había sido cariñoso, había mostrado vulnerabilidad, pero nada de eso cambiaba el hecho de que su relación había empezado en medio del
El sol entraba débilmente a través de las cortinas, llenando la habitación de una luz suave y cálida. Agatha abrió los ojos lentamente, sintiendo la incomodidad de una noche llena de sueños perturbadores. Se incorporó en la cama, mirando a su alrededor. La habitación era hermosa, pero la sensación de estar atrapada volvía a ella con fuerza en las primeras horas del día.Mientras se vestía, el peso de la conversación con Samer la noche anterior seguía en su mente. Las palabras de Samer habían sido honestas, y aunque la habían conmovido, no podía ignorar lo que había pasado. No podía simplemente olvidar cómo había llegado hasta aquí, secuestrada, vendida, como si su vida no tuviera valor. Pero también, por primera vez, se preguntaba si Samer estaba tan atrapado en su vida como ella lo estaba en la suya.Agatha bajó las escaleras en silencio, decidida a pasar el día tranquila, sin pensar demasiado en sus sentimientos. El desayuno estaba listo en el comedor, pero no tenía hambre. En su lu
Samer permaneció en silencio por unos segundos, su expresión imperturbable, pero Agatha pudo ver la leve tensión en sus ojos. Dejó los papeles a un lado y se inclinó hacia adelante, entrelazando las manos sobre el escritorio.“¿Qué crees que no te estoy diciendo?” preguntó con voz calmada, pero había un tono de alerta en su pregunta.Agatha sintió un nudo en el estómago. Sabía que estaba cruzando una línea peligrosa, pero también sabía que no podía seguir viviendo en la oscuridad. Su vida había cambiado radicalmente desde que fue secuestrada y traída a este lugar, y aunque Samer había sido honesto sobre muchas cosas, era obvio que algo importante le estaba ocultando.“Te escuché hablar por teléfono esta mañana,” comenzó, sin rodeos. “Hablabas de algo que debía permanecer en secreto, algo que no quieres que nadie más sepa. ¿Qué es, Samer? ¿Qué me estás ocultando?”Samer la observó en silencio, su mandíbula tensa. Los segundos pasaban y el ambiente se sentía cada vez más pesado. Finalme
Los días siguientes transcurrieron en un tenso equilibrio. Samer estaba más distante de lo habitual, sumergido en sus negocios y reuniones, mientras que Agatha intentaba ocupar su mente con los libros y las largas caminatas por la propiedad. Pero las preguntas seguían persiguiéndola, acechando en cada momento de silencio.A pesar de su promesa de confiar en él por ahora, Agatha no podía dejar de pensar en la conversación que había escuchado. Había algo más en la historia de Samer, algo oscuro que él intentaba esconder. Y aunque parte de ella estaba aterrada de lo que podría descubrir, otra parte sabía que no podría descansar hasta tener todas las respuestas.Una tarde, mientras Samer estaba fuera en una reunión, Agatha decidió actuar. Llevaba días sintiendo que Nora, la ama de llaves, sabía más de lo que dejaba entrever. Nora siempre estaba cerca, silenciosa pero atenta, y Agatha tenía la sensación de que ella podría ser la clave para entender mejor lo que estaba sucediendo.Encontró
El corazón de Agatha latía con fuerza mientras permanecía oculta en la penumbra del pasillo. Los pasos que se acercaban se hicieron más fuertes. Intentó controlar su respiración, luchando por mantenerse tranquila. Si la descubrían husmeando cerca de la oficina privada de Samer, las consecuencias serían impredecibles.Los pasos pasaron de largo, pero ella no se movió hasta que estuvo segura de que quien fuera que había pasado ya estaba a una distancia segura. Se apoyó contra la fría pared, tratando de calmarse. Sabía que volver a la habitación sin haber encontrado algo sería inútil. Había llegado demasiado lejos como para retroceder ahora.Respiró hondo y decidió regresar a su habitación para planear su próximo movimiento. Mientras caminaba por los silenciosos pasillos, no podía evitar sentir una mezcla de culpa y adrenalina. Sabía que estaba cruzando una línea peligrosa, pero también sabía que debía descubrir la verdad sobre Samer y sus secretos.Al llegar a su cuarto, se dejó caer so
Agatha despertó con una claridad inusual. Había pasado toda la noche pensando en lo que Nora le había revelado y en lo que realmente quería hacer con esa información. Si Samer la estaba protegiendo, también la estaba manteniendo prisionera en un mundo de secretos. No podía seguir así, esperando pasivamente a que las cosas se resolvieran por sí solas.El sonido suave del viento acariciando las cortinas llenaba la habitación, y Agatha se levantó lentamente, dejando que sus pies tocaran el frío suelo de mármol. Hoy sería diferente. Hoy iba a actuar.Después de vestirse, decidió que su primera parada sería la oficina de Samer, o más bien, su despacho privado. Sabía que él guardaba ahí información valiosa, probablemente más de lo que había admitido. El problema era acceder a ese lugar sin que nadie lo notara.A la hora del desayuno, Samer ya había salido, lo cual no era inusual; su vida estaba dominada por las reuniones y los negocios. Esto le daba una ventana de oportunidad.Caminó por lo