El amanecer trajo consigo una atmósfera tensa en la mansión. Agatha se levantó con la sensación de que el día sería crucial. La carta de Samer seguía presente en su mente, un recordatorio constante de las complicadas emociones que lo rodeaban. Mientras desayunaba, una parte de ella sabía que no podía seguir ignorando las verdades que Samer había estado ocultando.El desayuno transcurrió en silencio, con Samer concentrado en su teléfono. Agatha aprovechó la oportunidad para observarlo con más detenimiento. Cada gesto, cada línea de su rostro parecía llevar consigo un peso que él mismo no estaba dispuesto a compartir. ¿Era solo su pasado lo que lo atormentaba, o había algo más?“¿Tienes planes para hoy?” preguntó Samer, levantando la vista de la pantalla. Su tono era casual, pero Agatha notó un destello de curiosidad en sus ojos. Él sabía que había algo diferente en ella.“Solo tenía pensado explorar un poco los alrededores de la casa,” respondió ella, intentando sonar despreocupada. Pe
La tensión en la habitación era palpable. Agatha sentía que su mundo estaba a punto de cambiar con las palabras que Samer estaba a punto de decir. Él se movió hacia la ventana, mirando hacia el horizonte mientras tomaba aire profundamente, como si necesitara prepararse para lo que estaba a punto de revelar.“Todo comenzó mucho antes de que nos conociéramos, mucho antes de que tú llegaras a mi vida,” comenzó Samer, su voz más suave de lo que Agatha estaba acostumbrada a escuchar. “Hay cosas sobre mi familia y mis negocios que siempre he mantenido en secreto, incluso para los que me rodean. Pero sé que es hora de que sepas la verdad.”Agatha se mantuvo en silencio, atenta a cada palabra. Sabía que este momento era clave, que las piezas del rompecabezas que había estado intentando armar finalmente empezarían a caer en su lugar.“La familia en la que nací, como probablemente ya imaginas, es extremadamente poderosa. No solo por el dinero, sino por la influencia que hemos acumulado a lo lar
Agatha y Samer permanecieron abrazados por unos minutos más, sintiendo cómo el peso de sus palabras comenzaba a asimilarse en sus corazones. Pero la tranquilidad no duró mucho. Un fuerte golpe en la puerta interrumpió el momento. Ambos se separaron de golpe, y Samer se tensó instantáneamente.“¿Qué sucede?” preguntó Agatha, su corazón acelerándose.La puerta se abrió lentamente y Nora apareció, su rostro pálido y lleno de preocupación. Había algo en sus ojos que hizo que Agatha se sintiera inmediatamente alerta. No era la Nora tranquila que siempre había visto.“Lo siento, pero tienes que ver esto,” dijo Nora, dirigiéndose directamente a Samer. No dijo nada más, pero su expresión lo decía todo.Samer asintió, su rostro volviendo a endurecerse con la frialdad característica que utilizaba para enfrentar los problemas. “Espera aquí,” le dijo a Agatha, pero ella negó con la cabeza.“No. Si voy a estar contigo, entonces estaré en todo. No me apartes,” dijo con firmeza.Samer la miró por un
Las palabras de Samer resonaban en la mente de Agatha: "A ti." Nunca había sentido tanto miedo como en ese momento. El peligro se cernía sobre ella de una manera que no podía controlar ni anticipar, y lo peor de todo es que ni siquiera sabía quién estaba detrás de todo esto.Samer estaba frente a ella, su rostro duro como el mármol, pero Agatha podía ver la preocupación en sus ojos. Era evidente que él también estaba nervioso, aunque se esforzaba por ocultarlo. Por un momento, se sintió atrapada, tanto por el peligro exterior como por su propia impotencia.“No podemos quedarnos aquí esperando,” dijo finalmente Agatha, rompiendo el silencio tenso que había llenado la habitación. “Si ese hombre quiere llegar a mí, tarde o temprano lo hará.”“No lo permitiré,” respondió Samer, su tono firme y decidido. “Aquí estás segura.”Agatha sintió una mezcla de frustración y agradecimiento. Entendía que Samer haría todo lo posible por protegerla, pero al mismo tiempo, esa sensación de estar siempre
Los días que siguieron fueron tensos. Agatha sentía el peso del peligro constante que los rodeaba. Aunque la mansión era un refugio de lujo y comodidad, no podía escapar de la sensación de que alguien, en algún lugar, los vigilaba. Cada ruido, cada sombra, la hacía sobresaltarse, y Samer no ayudaba con su actitud cada vez más distante.Samer había estado en contacto con Amir desde la conversación sobre su participación. Agatha se sentía ansiosa, esperando conocer al hombre que, según Samer, podía ayudarlos a salir de esta red de amenazas. Pero también había algo más: una creciente inquietud sobre cómo Samer había manejado su pasado. ¿Qué más le estaba ocultando?"¿Cuándo vendrá Amir?" preguntó Agatha una mañana mientras desayunaban en silencio en la amplia terraza con vistas a los jardines.Samer dejó la taza de café en la mesa, su mirada fija en algún punto lejano. "Hoy. Lo he llamado para que venga aquí."Agatha asintió lentamente, procesando la información. Sabía que este encuentro
El aire en la habitación parecía pesado, como si cada palabra de Amir añadiera más tensión al ambiente. Agatha no podía apartar la vista de él. Era obvio que Amir sabía mucho más de lo que estaba dispuesto a decir, y su presencia solo hacía que sus sospechas aumentaran. Aunque Samer confiaba en él, Agatha no estaba segura de si debía hacerlo.Mientras Samer y Amir seguían discutiendo los detalles del plan, Agatha se sumió en sus pensamientos. La realidad de su situación le golpeaba con fuerza. Había pasado de ser una joven que vivía una vida tranquila en Italia a estar atrapada en un mundo de poder, corrupción y peligro. Lo que al principio parecía una simple lucha por su libertad ahora parecía una batalla por su vida.“¿Estás bien?” La voz de Samer la sacó de sus pensamientos. Él la observaba con el ceño fruncido, preocupado.Agatha asintió lentamente, aunque no estaba segura de si eso era cierto. “Sí, solo... estoy tratando de asimilar todo esto.”Amir dejó su vaso sobre la mesa con
Las palabras de Amir resonaban en la mente de Agatha, como un eco sombrío que se negaba a desaparecer. Mientras los hombres discutían los últimos detalles del plan, ella se obligaba a mantenerse en calma, aunque cada vez era más difícil ignorar el miedo que sentía.El salón estaba silencioso excepto por el murmullo bajo de las voces de Samer y Amir. Agatha observaba sus gestos, tratando de entender los movimientos calculados y las decisiones estratégicas que estaban tomando. Nunca había imaginado que se vería envuelta en algo tan complejo, tan peligroso."Entonces está decidido," dijo Amir finalmente, levantando la vista para mirar a Samer. "Nos moveremos esta noche. Es ahora o nunca."Samer asintió, su expresión imperturbable. A pesar de la gravedad de la situación, Agatha notaba que él no parecía afectado por el peligro. Era como si estuviera acostumbrado a este tipo de escenarios, como si el riesgo no fuera algo que lo intimidara. Pero para ella, todo esto era desconocido, aterrado
La oscuridad fuera del coche parecía devorarlo todo. Agatha mantenía los ojos fijos en la ventana, pero más allá de la silueta de las montañas y los escasos árboles que pasaban rápidamente, no había mucho que ver. El motor del vehículo rugía bajo ellos, rompiendo el silencio absoluto de la noche.Samer estaba sentado a su lado, su mirada fija hacia adelante. Aún no había dicho nada desde que habían salido de la mansión. Por alguna razón, su silencio la inquietaba más que cualquier cosa que hubiera podido decir. La presencia de Amir, sentado en el asiento del copiloto, solo añadía más tensión. Aunque intentaba parecer relajado, Agatha notaba la rigidez en sus hombros, el leve tamborileo de sus dedos sobre la rodilla.El camino era sinuoso, y cada curva parecía más pronunciada que la anterior. Agatha podía sentir la tensión en el aire, como si el peligro acechara en cada sombra.Finalmente, rompió el silencio. "¿Adónde vamos?" preguntó en voz baja, sabiendo que ambos hombres habían sido