Las palabras de Amir resonaban en la mente de Agatha, como un eco sombrío que se negaba a desaparecer. Mientras los hombres discutían los últimos detalles del plan, ella se obligaba a mantenerse en calma, aunque cada vez era más difícil ignorar el miedo que sentía.El salón estaba silencioso excepto por el murmullo bajo de las voces de Samer y Amir. Agatha observaba sus gestos, tratando de entender los movimientos calculados y las decisiones estratégicas que estaban tomando. Nunca había imaginado que se vería envuelta en algo tan complejo, tan peligroso."Entonces está decidido," dijo Amir finalmente, levantando la vista para mirar a Samer. "Nos moveremos esta noche. Es ahora o nunca."Samer asintió, su expresión imperturbable. A pesar de la gravedad de la situación, Agatha notaba que él no parecía afectado por el peligro. Era como si estuviera acostumbrado a este tipo de escenarios, como si el riesgo no fuera algo que lo intimidara. Pero para ella, todo esto era desconocido, aterrado
La oscuridad fuera del coche parecía devorarlo todo. Agatha mantenía los ojos fijos en la ventana, pero más allá de la silueta de las montañas y los escasos árboles que pasaban rápidamente, no había mucho que ver. El motor del vehículo rugía bajo ellos, rompiendo el silencio absoluto de la noche.Samer estaba sentado a su lado, su mirada fija hacia adelante. Aún no había dicho nada desde que habían salido de la mansión. Por alguna razón, su silencio la inquietaba más que cualquier cosa que hubiera podido decir. La presencia de Amir, sentado en el asiento del copiloto, solo añadía más tensión. Aunque intentaba parecer relajado, Agatha notaba la rigidez en sus hombros, el leve tamborileo de sus dedos sobre la rodilla.El camino era sinuoso, y cada curva parecía más pronunciada que la anterior. Agatha podía sentir la tensión en el aire, como si el peligro acechara en cada sombra.Finalmente, rompió el silencio. "¿Adónde vamos?" preguntó en voz baja, sabiendo que ambos hombres habían sido
La noche continuaba siendo una trampa oscura, y aunque el refugio en el que estaban les ofrecía una ilusión de seguridad, Agatha no podía sacudirse la sensación de que algo estaba muy mal. Samer se había retirado a la otra habitación con Amir, dejándola sola de nuevo. Sin embargo, el sueño no regresaba.Agatha caminó lentamente por la habitación, con sus pies desnudos apenas haciendo ruido sobre el suelo de madera. Su mente era un remolino de pensamientos. Todo lo que había aprendido en los últimos días, todos los secretos no revelados y las medias verdades, la hacían sentir como si estuviera caminando en la cuerda floja.Escuchó un leve golpe en la puerta. Se detuvo de inmediato, su cuerpo tensándose. ¿Quién podría ser a estas horas?"Samer…" murmuró para sí misma, acercándose a la puerta con cautela.Al abrirla, encontró a Samer en el umbral, su rostro serio pero suave, como si ya supiera lo que iba a decir."Necesitamos hablar," dijo él, su voz baja pero clara.Agatha asintió y lo
La mañana llegó rápidamente, pero el descanso había sido superficial. Agatha se despertó con una sensación de inquietud que no podía sacudirse. El aire estaba cargado de tensión, como si el mismo mundo estuviera conteniendo la respiración, esperando que algo inevitable ocurriera.Samer ya no estaba en la habitación cuando abrió los ojos, pero podía escuchar su voz hablando en voz baja desde el otro lado de la puerta. Se levantó lentamente, sintiendo los músculos tensos por la falta de descanso. La conversación que habían tenido la noche anterior todavía resonaba en su mente. Samer le había dicho la verdad, pero esa verdad no le ofrecía paz. De hecho, solo había alimentado sus dudas y miedos.Caminó hasta la puerta y, con un gesto cuidadoso, la abrió lo suficiente para escuchar mejor lo que decían. Samer estaba hablando con Amir, y aunque intentaban mantener sus voces bajas, las palabras alcanzaban a Agatha claramente."No podemos quedarnos aquí mucho más tiempo," dijo Samer. "La infor
El coche avanzaba por las estrechas carreteras rurales, dejando atrás el último rastro de civilización. Agatha miraba por la ventana, sintiendo el peso de la incertidumbre sobre sus hombros. A pesar de la promesa de Samer de mantenerla a salvo, no podía dejar de preguntarse si realmente podrían escapar del alcance de quienes los perseguían.Samer estaba al volante, su expresión fija y seria, mientras Amir estaba en el asiento delantero, observando el camino con atención. No había música, ni ruido, salvo el leve zumbido del motor y el viento que pasaba a través de las rendijas de las ventanas."¿A dónde vamos exactamente?" preguntó Agatha finalmente, rompiendo el tenso silencio que había llenado el coche desde que partieron.Samer tardó un momento en responder, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras. "A un lugar seguro. Es una casa de un conocido de confianza. Nadie nos encontrará allí."Agatha asintió, pero la respuesta no la convenció del todo. Todo le parecía tan am
El camino sinuoso continuaba, aunque el peligro inmediato había quedado atrás. El silencio dentro del coche era palpable, cargado con la tensión del momento vivido. Agatha no podía apartar la vista de Samer, que conducía con la mandíbula tensa y las manos firmes sobre el volante. Amir, aunque parecía más relajado, mantenía la pistola sobre sus piernas, preparado para cualquier eventualidad.El paisaje cambió drásticamente a medida que se adentraban en las montañas. Los árboles se volvieron más altos y frondosos, las nubes se arremolinaban sobre las cimas, y la niebla comenzaba a cubrir la carretera, como si el bosque mismo intentara protegerlos de los peligros que los acechaban."Samer, ¿cuánto más falta?" Agatha rompió el silencio, su voz apenas un susurro.Samer la miró rápidamente por el espejo retrovisor, su rostro suavizándose un poco. "Ya casi llegamos. Es un lugar seguro, lo prometo."Agatha asintió, pero no pudo evitar sentir un nudo en el estómago. Desde que había sido secues
El amanecer en las montañas llegó silencioso, bañado por una luz suave que se filtraba a través de las ventanas de la cabaña. Agatha abrió los ojos lentamente, permitiendo que la serenidad del lugar la envolviera. Por un momento, todo parecía tan tranquilo, como si el mundo exterior no existiera, como si las amenazas hubieran desaparecido con la niebla que cubría los árboles.Pero los ecos de su pasado no se desvanecían tan fácilmente. Las imágenes de su secuestro, las caras frías y sin piedad de sus captores, y la sensación de estar atrapada seguían pesando en su mente, como una sombra que no podía sacudirse.Se sentó en la cama, abrazándose las rodillas. A pesar de todo, no podía negar que algo en su interior comenzaba a cambiar. Samer, a pesar de ser el hombre que la había comprado, también era el hombre que la protegía. No sabía qué pensar de él. Había momentos en que lo veía como su salvador, y otros en los que no podía olvidar que él era parte de su cautiverio.Un golpe suave en
El día transcurría lentamente en la cabaña, con una calma engañosa que hacía parecer que el mundo exterior no existía. Agatha había pasado la mayor parte de la mañana mirando por la ventana, observando cómo las nubes se movían lentamente por el cielo, cubriendo las cimas de las montañas en una danza suave y persistente.Pero en su interior, no había paz. Las palabras de Samer seguían resonando en su mente. Él había sido claro: quería demostrarle que su vida juntos podía ser diferente, que su relación podía evolucionar. A pesar de sus promesas, algo en ella seguía resistiéndose, una parte que no podía dejar atrás el miedo y la desconfianza.Agatha sabía que tenía que tomar una decisión. No podía quedarse eternamente en ese estado de incertidumbre, huyendo constantemente de su pasado y de sus sentimientos. ¿Pero cómo hacerlo cuando su vida había sido arrojada al caos de la noche a la mañana?Cansada de sus pensamientos, salió al pequeño balcón de la cabaña. El aire frío golpeó su rostro