Benjamín sostuvo el cuerpo de Nick antes de caer al piso, acarició las mejillas del muchacho y limpió la traviesa lágrima que rodó de sus ojos.—Lo siento, Nick, lo siento tanto, pero todo esto ha sido necesario, no puedo exponer tu vida, no podría vivir sabiendo que pude hacer algo y no lo hice. Fui un tonto, debí tenerte más confianza y contarte la verdad. Pero tomé decisiones apresuradas, solo pensé en ponerte a salvo. Esa ha sido mi culpa —le susurró al oído mientras dejaba un beso en los labios cerrados del muchacho.Benjamín lo llevó al sillón, para buscar algo con que cubrir el cuerpo de su joven amante.—Tengo que sacarte de aquí, Nick, o todo se irá a la mierda y tú no mereces vivir con miedo y tampoco vivir huyendo —continuó, antes de echárselo al hombro y buscar una salida de emergencia.Sin embargo, la suerte no estaba de su lado, Benjamín maldijo al escuchar la voz de su padre dirigirse a él.—¿Qué es lo que haces? —preguntó Franklin cortándole el camino.—Salvándote el t
Nick sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, abrió los ojos y se dio cuenta de que se había quedado dormido en el piso, con el rostro pegado a la puerta.Aquella puerta que golpeó y pateó para que se abriera, aquella puerta que lo retenía en el sótano, lejos de Benjamín.—No te atrevas a dejarme —susurró con la nota aferrada en su mano.Nick se puso de pie, estaba agarrotado por la posición en la que se había quedado dormido toda la noche, pero poco le importó, él solo quería salir de ahí y buscar a Benjamín, asegurarse de que estuviera bien.—¡Benjamín! —gritó.Nick golpeó la puerta un par de veces, gruesas lágrimas se derramaban de sus ojos y sus nudillos estaban rojos a punto de sangrar.—Abre la puerta, ¡déjame salir! ¡Benjamín! —gritó—. Abre la maldita puerta —sollozó.Nick se dejó caer al piso, se recargó contra el metal y esperó, esperó, no supo cuándo tiempo, el silencio de la habitación era su única compañía, sus sollozos fueron apagándose, mientras deja escapar un par de su
Nick corrió por los pasillos del hospital, cuando el médico le llamó, por un momento llegó a pensar lo peor, Benjamín no había despertado en muchas semanas y pensó que… El muchacho negó, no tenía sentido recordar lo que se había llegado a imaginar. Lo importante era que Benjamín había despertado y estaba completamente fuera de peligro.El corazón de Nick latía acelerado como una locomotora a toda velocidad y solo se detuvo frente a la puerta de la habitación a donde había sido trasladado Benjamín.El joven miró la barrera que lo separaba del hombre.—¿Qué pasa Nick? —preguntó Steven llegando junto a él.—No lo sé, no sé qué voy a decirle —susurró.—¿Sigues molesto con él? —cuestionó el rubio.Nick se encogió de hombros…Debía admitir que le había dolido terriblemente el engaño de Benjamín, la poca confianza que le había tenido, pero… ¿Qué podía esperar?Benjamín era el jefe de la policía y lo que hizo fue parte de su trabajo, se infiltró en una organización que pudo terminar con su vi
—Parece que estás sosteniendo una bomba —dijo Benjamín, sonriéndole desde donde estaba apoyado contra la columna.Nick lo fulminó con la mirada.—No es una bomba, es una jodida pistola —refutó el muchacho con molestia.Benjamín negó, se acercó a él hasta colocarse a su espalda.—No te he escuchado quejarte ni una sola vez cuando sostienes mi pistola en las manos —le susurró.Nick le dio un codazo entre las costillas que provocaron que el jefe de la policía se carcajeara.—No te quejes, cariño, esto lo decidiste, tú no yo —le recordó Benjamín.Nick dejó escapar un suspiro.Exactamente, había sido él quien le solicitó que le enseñara a disparar y dar clases de defensa personal, Nick quería aprender a defenderse en caso de llegar un día a necesitarlo, pero también quería enseñarle a Brooke todo lo que aprendieran, sin saber que Richard se había tomado muy en serio su papel de custodio personal.—Presta atención, Nick —dijo Benjamín, cogiendo una pistola de la mesa, apuntó el objetivo y s
El chico parpadeó un par de veces, él arrugó el entrecejo al intentar abrir los ojos, la luz de la habitación le hizo gemir, le llevó unos segundos poder adaptarse a la luz, mientras se preguntaba ¿Qué es lo que había sucedido?El sonido de un disparo se abrió paso por su cabeza y el recuerdo de la bala abriéndose paso por su carne le hizo gemir, un tono lastimero.—¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? —la voz fuerte y fría le hizo dar un pequeño susto, ladeó la cabeza ligeramente para encontrarse con el dueño de aquella voz. Su sorpresa fue mayúscula al reconocer al jefe de la policía, Benjamín Davis, el hombre por quién él había recibido un disparo.Y el hombre no parecía nada contento, su mirada le hizo temblar e incluso hizo que la piel se le erizara, él no sabía si era de miedo, o de…—No estoy muerto —murmuró para apartar los pensamientos de su cabeza mientras el jefe de la policía gruñía como si fuese un animal herido.Nick Turner se rio de su pensamiento, el único herido aquí era él
Nick miró la espalda ancha del hombre, Benjamín era lo más parecido a la mole, tenía un cuerpo de infarto y un puto humor capaz de congelar el infierno.Llevaba solamente una tarde viviendo con el hombre y lo único que deseaba era salir corriendo lo más lejos posible de él.—Deja de mirarme como si fuera a saltarte encima de un momento a otro —dijo Benjamín.—¿Cómo mierda sabes que estoy mirándote? —preguntó Nick con tono ofendido.—Siento tu mirada taladrándome el cuello. Lamento no ser una buena compañía, pero no estoy acostumbrado a tener extraños en mi casa —dijo con una puta honestidad capaz de matar.—No tienes por qué tenerme aquí, te dije que soy muy capaz de cuidarme por mi cuenta Davis, pero tú eres quien quiere ir por ahí con aires de hombre responsable. Puedo irme a casa y continuar con mi vida y olvidarme de toda esta mierda —soltó cruzándose de brazos.Nick se arrepintió de su acción y no pudo evitar dejar escapar un gemido de dolor al sentir la herida de su operación es
Benjamín abrió la puerta de su departamento, esperando encontrar el desastre que había dejado la noche anterior, para su sorpresa, la casa estaba limpia y todo en perfecto orden.Gruñó al imaginar a Nick limpiando la casa, tocando sus cosas, sobre todo tocando aquí y allá, ¿es que no podía pensar por una sola puta vez en él? ¿Qué era lo que le obligaba a pensar en los demás?—Llegaste —dijo Nick saliendo de su habitación y fingiendo que la herida no le dolía en absoluto. El ejercicio de la mañana le había provocado dolor, nada que no pudiera soportar, aun así…—¿¡Se puede saber qué mierda estás haciendo, Nick Turner!? —gritó Benjamín, asustando al chico.—¿Qué es lo que hice? —preguntó él tratando de controlar el tono de su voz, no quería que él se diera cuenta de cuanto le había afectado. Él había sido mesero por muchos años, pero ni siquiera sus clientes le habían gritado de esa manera, ¿Por qué este hombre tenía que ser siempre tan agresivo?—¿Qué fue lo que hiciste, es en serio, N
Las horas para el oficial Davis fueron un borrón y antes de que pudiera darse cuenta estaba en la hora de salida.—¿Vas a quedarte a cubrir turno esta noche? —preguntó su compañero acercándose con el típico vaso de café bien cargado.—No, pero al parecer tienes prisa porque me marche, ¿algo que deba saber? —le inquirió aceptando el café.—En realidad estaba deseando acompañarte a casa y supervisar por mi cuenta cómo te está yendo con una esposa en casa —se burló Richard.—Nick es un hombre, no una mujer, así que guarda tu puto comentario que es innecesario e irrelevante —gruñó Benjamín estrellando el vaso contra el escritorio—. Y no te estoy invitando a mi casa, Richard —agregó antes de ponerse de pie.—¡Estás mal, Benjamín! —gritó el hombre caminando detrás de él—. Desde que decidiste tenerlo bajo tu responsabilidad estás actuando como un tonto —insistió el hombre siguiéndolo al estacionamiento.—Déjame tranquilo, Barton, como broma es suficiente una jodida vez, pero esto es un maldi