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Austral* * * * * * * * * * * * * * * *—Bien, aquí vamos —menciono a la nada desde el balcón de mi habitación, desde el cual me puedo deleitar con un bello jardín lleno de rosales—. Otro día más —añado y tomo otro trago de café.—Señorita Austral —escucho una voz muy familiar del otro lado de la puerta de forma repentina.—Pase, George —le digo a mi amigo y chofer.—Buenos días, señorita Austral —me sonríe.—Buenos días, George —contesto al tornar mi mirada hacia él.—Le quería decir que el auto ya está listo; así que puedo llevarla a la empresa cuando usted ordene.—Muchas gracias, George. Pero sabes que esta fecha altera mis nervios y suelo renegar por todo; así que hoy no me llevarás. No quiero decir algo de lo que después me arrepienta —expreso sincera—. Tómate el día libre. Ve con tu familia. Dile a Sofía que también tiene el día libre; así que aprovéchenlo y salgan a divertirse hoy —le sugiero.—Es usted muy amable, señorita Austral.«Vaya. Así que este año no piensa refutar mi decisión», pienso.«Eso es bueno y… tranquilizante»—Y deja el formalismo por favor —le solicito—. Te conozco desde hace 25 años; sabes que eres más que mi chofer —le explico.—Señorita Austral…—Al menos por hoy —lo interrumpo; y este sonríe y asiente con la cabeza.—Solo por hoy —acota y yo asiento—. Entonces ¿puedo retirarme ahora?—Claro —le sonrío—. Espero verte en la fiesta.—Ahí estaré con mi familia.—Saluda a Sofi y a Brenda de mi parte —le pido.—Así lo haré —indica y después, se retira.Yo regreso mi mirada una vez más al extenso campo de rosales y doy un suspiro profundo.—Solo deseo un día tranquilo —pido con toda sinceridad para después terminar mi café y salir de aquella enorme casa con dirección a la empresa.Al llegar a ella, voy directamente a mi oficina.—Buenos días…—Buenos días, Cinthia —contesto al saludo de mi asistente—. Necesito que te tomes el día; no quiero a nadie cerca hoy —le digo firme, ya que no exageraba cuando decía que, un día como hoy (la fecha del accidente de mi abuelo hace 13 años), mis nervios se exacerbaban—. Solo necesito que me traigas el informe mensual del área legal y lo dejes sobre mi escritorio; luego, te tomas el día —señalo y entro a mi oficina sin esperar respuesta alguna.Coloco mi cartera y mi abrigo en sus lugares y después voy a tomar mi lugar para empezar a trabajar. Sin embargo, la pronta presencia de mi asistente en mi oficina, me sorprende.—¿Ya tienes el informe? —pregunto al levantar mi mirada hacia ella.—Sí, el informe estará listo en 15 minutos. Martin los traerá —me explica.—Bien… ¿entonces? —pregunto para que prosiga hablando; sin embargo, no dice nada—. ¿Qué pasa? —pregunto un poco impaciente.—Señorita, yo me quedaré —contesta nerviosa y aquello se me hace extraño.—He dicho que te vayas —respondo tajante al mirarla directamente a los ojos.—Señorita, es que yo querí…—¿No he sido clara, Cinthia? —interrogo seria— Tómate el día —preciso con el mismo tono y con cierto ápice de molestia.—Es que señorita…—“Es que” qué, Cinthia —contesto un poco impaciente, ya que lo único que deseaba era que se fuera para empezar a trabajar tranquila.—Es que…—Habla ya por favor —le pido un poco exaltada y veo cómo esta se sobresalta y, ante aquello, no puedo evitar sentirme apenada, pero, aun así, mi impaciencia no desaparecía. Y, antes de volver a hablar, inhalo y exhalo profundo un par de veces—. Cinthia, por favor, dime lo que tengas que decir y ve a tu casa —le pido con la mayor serenidad posible—. Y discúlpame por haberte gritado; lo lamento mucho.—No se preocupe, señorita. Sin embargo, no puedo irme… —menciona muy nerviosa.—¿Qué está pasando? —pregunto intrigada.—Quiero decirle que tengo mi carta de renuncia ya hecha y que, por fa…—Espera… ¿Renuncia? —menciono sorprendida— ¿Cómo que “renuncia”? ¿Por qué renuncias? ¿De qué me estás hablando?—Señorita, lo lamento mucho —empieza a llorar y aquello me estaba preocupando.«¿Tan mala jefa seré?», pienso mientras me paro de mi asiento y apoyo ambas manos sobre mi escritorio.—Cinthia, sé que no soy la jefa que alguien quisiera, pero, en serio, te necesito. Llevo trabajando contigo desde que empecé a hacer mis prácticas aquí y te tengo mucha confianza.—Por favor, señorita, no siga.—Cinthia, por favor —le pido—. No sé en dónde podría encontrar a alguien tan eficiente como tú —añado; y esta empieza a llorar desconsoladamente.—No puedo quedarme —llora más fuerte—. Olvidé enviar el contrato de los Canarias en la fecha correspondiente y ahora ellos me están diciendo que quieren reunirse con usted para acordar los nuevos términos para la renovación y están pidiendo duplicar sus beneficios netos —me explica y, con aquella información, lo único que deseaba era despedirla de inmediato.—No pueden hacer eso —digo más para mí—. Francke Canarias me dio su palabra, hace una semana, de que no se cambiarían los términos del contrato. Sus hijos no pueden hacer esto —me digo muy segura—. ¡No porque haya muerto, sus hijos pueden hacer lo que les plazca! —expreso muy molesta.—Señorita, lo lamento… —continúa llorando—¡Y a mí no me sirven tus lamentos!—Perdón yo…—¡Deja de llorar! ¡Lávate la cara! ¡Y ve por tus cosas de una vez que no podemos perder tiempo alguno! —le demando muy molesta—. Antes de que te despida, debemos solucionar un poco de lo que has hecho —añado severa—. ¡¿Qué esperas?! ¡Muévete! Ve por tus cosas para ir a la empresa esa —le digo alterada y esta sale corriendo del lugar.—Tranquila, Austral, tranquila —me pido al practicar los ejercicios de respiración para calmarme, aunque sea un poco—. Ellos te necesitan muchísimo más de lo que tú necesitas de ellos; así que no pueden exigir. ¡No pueden! —señalo muy segura y, de inmediato, tomo mi cartera y mi abrigo para ir rumbo a la empresa de los Canarias para solucionar el error de mi asistenta.* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * ** * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Y siiiiiiiii… —escucho los gritos emocionados de la persona que más amaba en mi vida (y por la cual daría lo que fuera) combinarse junto a las notas de una canción de su banda favorita: “This old heart of mine” de Rod Stewart—. ¡Kansaaaas! —escucho su voz y sonrío ampliamente a la vez que procedo a levantarme rápido de la cama para ir a su encuentro—. ¡Kansas, despierta ya! ¡Canta conmigo! —me pide y yo me apresuro en colocarme mis pantalones.—¡Ya voooy! —le respondo mientras tomo mi camiseta y camino a mi armario para sacar el pequeño obsequio que le había comprado.—¡Apuraa! ¡Debo mostrarte algo! —exclama “muy emocionada” y ello me extraña, pero me hace sonreír, ya que la escuchaba feliz y eso era lo más importante.—¡Ya! ¡Ya salgo! —le informo a la vez que abro las puertas de mi armario y tomo la pequeña bolsa en la que tenía su regalo.Me quedo mirando el pequeño paquete po
* * * * * * * * * * * * * * ** * * * * Kansas * * * * *Al llegar al trabajo, a la primera persona que encuentro es a Lorey, mi supervisora.—Llegas tarde —precisa mientras señala su reloj de pulsera con su dedo para que me apurara.—Sí, sí, perdón —digo mientras tomo mi uniforme—. Lo que pasa es que hoy es el cumpleaños de Ángeles— le explico.—Entiendo, pero, aun así, no debes llegar tarde —aclara y yo solo me dedico a asentir mientras me coloco el uniforme frente a ella (ya tenía puesto el pantalón, solo faltaba la camisa)—. Vaaaya… veo que haces mucho ejercicio —comenta coqueta y solo me limito a sonreírle—. Si no estuviera feliz con mi hombre, te haría caso —comenta y yo solo le sonrío—. ¡Y deja de sonreírme así! —se queja divertida.—Ok, ok —respondo de la misma manera al terminar de colocarme la camisa y proceder a tomar la corbata de lazo que solía usar.—Oye, Kansas —me habla Lorey al acercarse a mí.—Dime —le digo al acercarme a ella para después dirigirnos a la salida e ir
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Toma —escucho la seductora voz de mi novia y siento cómo me abraza por detrás al tiempo en que me ofrece una copa de vino.—Gracias —siseo mientras disfruto de sus caricias a mi torso desnudo.—¿Qué harás esta noche? —pregunta de repente y veo cómo esta da unos pasos para colocarse frente a mí; así que desvío mi mirada de la ventana de su habitación y me limito a acariciar su rostro con el dorso de mi mano.—¿Por qué lo preguntas? —Pueeess… —ella se acerca mcho más a mí—… porque quería invitarte a una fiesta —me dice mientras apoya su cabeza sobre mi pecho y empieza a trazar líneas imaginarias sobre él.—Hoy es el cumpleaños de Ángeles—¿Has tenido noticias de algún donador?—No… —susurro decepcionado a la vez que me pongo a pensar en el tiempo que me quedaba para conseguirlo.El tumor de Ángeles estaba avanzando demasiado (fue lo que dijo su médico) y yo necesitaba el dinero para su cirugía lo más rápido posible; así tuviera que
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *Llego a mi casa con el pastel de cumpleaños de Ángeles en mi mano. Estoy un poco más tranquilo después de haber caminado por unas horas para calmar la molestia que me había causado la propuesta de Brescia; así como el mensaje en el cual reiteraba su invitación a una fiesta, la cual podía aprovechar para conocer a su prima y empezar con mi conquista para que aquella me pudiese dar el dinero que necesitaba.«Brescia» —digo en mi mente mientras suspiro de manera cansada y subo por las escaleras para llegar al piso donde se encontraba mi departamento—. «Ni siquiera entiendo cómo es que te atreviste a pensar en que existía la mínima posibilidad de que yo hiciera algo como eso» —reflexiono un poco más sobre la situación y no puedo sentirme más turbado y... decepcionado.Llego hasta la puerta de mi casa y, antes de entrar, inhalo y exhalo varias veces para poder calmarme un poco más y, así, mi hermana no se preocupara por mi estado de ánim
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *Me encuentro sentada en el piso, con una copa en la mano izquierda y una botella de vino en la derecha. Recostada sobre el enorme ventanal de vidrio templado, el cual me dejaba contemplar uno de los ocasos más nostálgicos que había presenciado en lo que va de mi vida. Las notas de una muy significativa canción hacían lo suyo en el interior de este departamento; en tanto la lluvia y su hermoso sonido hacían lo suyo en el exterior...Respiro profundamente.«Lluvia…» —pienso y sonrío.«Se supone que hoy no llovería» —me digo en silencio al recordar los pronósticos del clima de hoy.—Se supone —susurro a la nada mientras vuelvo a llenar mi copa casi vacía para después beber de ella con tranquilidad—. Igual que aquel día —agrego de repente y sonrío irónicamente mientras los recuerdos de aquel 2 de julio vuelven a invadirme.* * * * * * * * * 13 AÑOS ANTES * * * * * * *FLASHBACK* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * *—¡Ya b
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Listo. Aquí es, señor —señala el taxista al detenerse frente a una mansión.—¿Está seguro de que es aquí? —pregunto desconfiado, ya que, si bien sabía que la familia de Brescia era adinerada, nunca imaginé que tanto.—Sí, señor; esta es.—Está bien… —digo aún desconfiado y al sacar mi billetera—. Aquí tiene —le preciso al conductor al entregarle dinero—. Muchas gracias —añado en tanto decido bajar del vehículo.—Gracias a usted. Que tenga buena noche —determina y yo solo me limito a sonreírle.—Gracias —agrego; y después retorno mi concentración a la propiedad que estaba frente a mis ojos.Esta era absolutamente preciosa.«Y eso que recién es la entrada» —expreso mentalmente al tiempo en que sigo observando los alrededores de esta con suma admiración. Sencillamente, la propiedad era... increíble.«Como diría Ángeles: waaao» —determino en silencio y sonrío tristemente al recordar la situación de mi hermana, lo cual, de manera invol
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * *—¿Kansas? —escucho su voz y, de forma inmediata, la miro.—Ya despertaste —le murmuro sonriente—¿Qué pasó? —pregunta confusa al tiempo en que mira a su alrededor.—Una convulsión —le respondo—, pero no es de temer; te traje aquí por precaución —le preciso, pero ella parece no creerme.—No tienes que mentirme —susurra aún con un poco de cansancio y después, me sonríe.—Te pondrás bien—Lo sé —continúa sonriendo y luego, frunce el ceño—. ¿Qué hora es?—Las 10 de la mañana —contesto al observar el reloj de pared de la habitación en la que se encontraba.—¿No deberías estar en el trabajo? —su pregunta suena más como un reclamo, lo cual me hace sonreír.—Hoy no —le digo al tomar una de sus manos y ponerla sobre la palma de una de las mías.—¿Por qué? —pregunta preocupada, pero yo solo me dedico a sonreírle.—Tengo otra oferta de trabajo en la que me pagarán mejor —le informo—. Y también saldré una hora antes —acoto—. El lunes debo present
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * *—Gracias, doctor—De nada, hijo —responde amablemente al dar una palmada en mi hombro.—Prometo que, en menos de un mes, tendré el dinero.—Lo sé —me sonríe—. Cualquier cosa que se te ofrezca, no dudes en llamarme —me vuelve a reiterar el amable médico.—Muchas gracias—Es un placer —sonríe—. Ahora entra a ver a tu hermana —me pide—. Que ya ha de estar desesperada por verte —menciona divertido—. No ha dejado de preguntar por ti desde que se despertó.—Muchas gracias; eso haré —le respondo y me levanto de mi asiento para salir de su consultorio.Camino un par de minutos y subo al piso en el que se encontraba Ángeles. Al llegar a aquel, me dirijo directamente a su habitación y abro la puerta.—Buenos días —saludo con una sonrisa al verla sentada en el filo de la cama completamente lista para salir del hospital.—Al fin llegaste —me dice en medio de un suspiro y yo me acerco a ella para besarla. Después, desvío mi mirada a Margaret, mi ami