POV KANSAS
—¿Qué dices? —escucho la voz de Ángeles y ello me saca de mis pensamientos.
—Perdón ¿decías? —le respondo al girar a verla
—¿No me has estado oyendo, Kansas? —me reclama al fruncir su entrecejo, lo cual me hace sonreír
—Lo lamento —le digo sincero—. ¿Qué quieres? —pregunto interesado.
—Te decía que quiero replicar las notas de una canción en nuestro piano —me pide al mirarme con su dulce mirada.
—Está bien, pero no por mucho tiempo. Tienes que estar en la cama en una hora como máximo —le recuerdo; y ella asiente sonriente.
Así que, con esa premisa, ambos decidimos ir hacia donde se encontraba el instrumento que había pertenecido a mi madre.
—Déjame ayudarte —le pido al tratar de cargarla para sentarla en su silla de ruedas.
—No, estoy bien —me detiene—. Últimamente, ya no pierdo mucho el equilibrio —me señala sonriente y orgullosa de sí—. Quiero caminar —expresa firme; así que no podía negarme.
—Está bien, pero te sujetarás de mi brazo
—Me parece un trato justo —concluye; y, así, nos vamos rumbo a la esquina en la que se encontraba el piano.
Llevábamos mucho tiempo practicando y se nos había pasado la hora, pero, aun así, no había sido capaz de detener a Ángeles de seguir tocando el piano.
—No, no… mmm… tal vez debas bajarle un tono —le sugiero
—¿Tú crees? —contesta dudosa
—Creo que no perdemos nada intentándolo —respondo al mirarla a sus ojos y sonreírle.
—Bien, entonces ahí vamos… —contesta. Luego, suspira profundamente e, inmediatamente, empieza a tocar “Always remember us this way” de Lady Gaga en nuestro viejo piano.
Y ahí empezaba, otra vez, uno de mis momentos favoritos: ver a mi hermana feliz y disfrutando de su música. Llevábamos poco más de 3 horas frente al viejo piano que perteneció a mi madre y el cual tocaba todas las noches durante el tiempo que llevó a Ángeles en su vientre.
—¡Oye! ¡Suena bien! —exclama emocionada—. ¡Qué digo bien!... ¡Suena más que perfecto! —aclara con una gran sonrisa—. La vamos a dejar así —acota mientras hace unos escritos en el pentagrama.
—Bieeen… —contesto al mirar el reloj de pared—. Entonces, aquí lo dejamos —le demando mientras me paro de mi asiento.
—¿No nos podemos quedar un rato más? —me pide con su fallido intento de hacer la mirada del gato con botas.
—Eso ya no funcionará, Ángeles —le advierto divertido.
—Por favor… un tiempo más —suplica.
—No —contesto tajante—. Ya debes ir a la cama
—Por favooorr… di que sí —pide al juntar sus manos como una súplica.
—Ángeles, a la cama
—Por favor —continúa con su infantil súplica
—Ángeles White, me estás orillando a tomar medidas drásticas —le indico al sonreírle; y esta sonríe también al leer mi mirada y darse cuenta de a lo que me refería.
—Oooh no, no lo harías
—¿Estás retándome? —cuestiono al arquear una ceja y levantarme de mi asiento para acercarme a ella
—Oh nooo… ¡no lo vayas a hacer! —demanda seria, pero me sigo acercando a ella—. ¡Kansas! Si lo haces, prometo una venganza —añade amenazante—. ¡Así que aléjate! —agrega, pero sigo sin hacerle caso y decido acercarme por completo y cargarla al tiempo en que me las ingenio para hacerle cosquillas.
—¡No! ¡Suéltame! —demanda entre risas—. ¡Kansas! —se queja y empieza a hacer lo mismo conmigo
—Esta es una guerra, señorita —le aviso entre risas mientras camino hacia su habitación con ella en brazos.
—¡Tú empezaste! —me aclara sin dejar de reír—¡Ya! ¡Ríndete! —pide sonriente cuando hemos llegado a su cuarto y voy hacia su cama para depositarla ahí.
—Esto no se ha acabado —le advierto al verla a sus hermosos ojos, los cuales había heredado de mamá.
—Tenlo por seguro —afirma—. Voy a disfrutar mi venganza —señala al tiempo en que yo me dedico a abrigarla con su suave edredón.
—Estaré esperándola —señalo divertido—. Pero ahora duerme.
—¿No me puedes hablar de papá y mamá un momento?
—Solo un momento —le digo y ella asiente.
Me quedé como una hora acostado a su lado contándole cómo eran nuestros padres y todo lo que hacían ellos para cuidarla cuando se enteraron de que estaban embarazados.
—Entonces ellos eraaan…
—Los mejores —respondo con una amplia sonrisa mientras tomo su mano y la beso.
—Me habría encantado conocer a papá y a mamá —comenta cuando termina de cubrirse por completo con el edredón.
—Y ellos a ti— contesto sincero en medio de un suspiro y después, le regalo una sonrisa, la cual es correspondida de inmediato.
—¿Me cuentas otra vez cómo decidieron mi nombre? —pregunta divertida
—Lo haría, pero ya es tarde y debes ir a dormir —le contesto al besar su mano una vez más antes de cubrirla con la colcha por completo.
—Nooo… —se queja—. Por favor, Kansas —demanda como toda una niña, lo cual me parece divertido—. Aún es muy temprano —determina—. Por favor —pide.
—Ángeles White —la nombro al mirarla fijamente—. Mañana cumplirás trece años y te sigues comportando como una niña de cinco —expreso jocoso; con lo cual me gano que aquella tome su almohada y me la lance con todas sus fuerzas y, aquel gesto, me hace reír—. Por eso te amo —menciono al mirarla directamente a sus ojos—. Que descanses— añado al tiempo en que me acerco a ella para besar su frente.
—Yo también te amo —murmura al envolver sus brazos alrededor de mi cuello y abrazarme muy fuerte.
Luego de unos segundos, nos separamos, coloco su almohada nuevamente en su lugar e, inmediatamente, me dirijo a la salida.
—Hasta mañana —le susurro desde la puerta.
—Hasta mañana —contesta ella y yo procedo a apagar la luz para que pudiese dormir.
Al salir de la habitación de Ángeles, voy de inmediato a mi habitación a asearme para dormir y poder levantarme temprano para otro día de trabajo. Tardo menos de 30 minutos en ducharme, colocarme mi pijama y cepillarme los dientes. Después, le envío un mensaje a Brescia (mi novia).
—En serio, pa, aún no me creo que ella sea mi novia —murmuro al sonreír.
Luego, solo me limito a ir a mi cama para poder dormir, no sin antes mirar la foto que tenía de mis padres en mi mesita de noche y, sin quererlo, los recuerdos tristes de aquel día quieren invadirme nuevamente.
«Me pregunto qué habrá sido de la otra persona», digo en mi mente al recordar la voz de la mujer que lloraba desconsolada en algún lugar del hospital.
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POV AUSTRAL
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—Así que no esperaste hasta mañana para venir a molestar a mis padres —escucho la voz de quien, en algún momento, fue como una hermana para mí.
—No estoy para pleitos, Brescia.
—Así que la princesita no quiere pleitos —sonríe irónicamente
—Solo estoy aquí para ver que todo esté listo para la fiesta anual —le aclaro—. Si por mí fuera, no volvería a este lugar.
—¿Qué? ¿La culpa te persigue? —pregunta al sonreír maliciosamente.
—Iré a dormir. Buena noche —decido no hacerle caso.
—Claro… huye de tu culpa —menciona y veo cómo se acerca a mí—. Pero así huyas de mí —habla al pararse frente a mí y mirarme con odio—, jamás podrás huir de ti —afirma sin contemplación alguna—. Mi abuelo murió por tu culpa y eso… eso jamás te lo perdonaré —escupe con mucho odio y luego sube las escaleras con rapidez para tomar el camino que llevaba a su habitación. En tanto, yo me quedo quieta en mi lugar, repasando las palabras de Brescia.
A pesar de que ella siempre hacía lo que fuese para jugarme malas pasadas con trampas, chismes o comentarios fuera de lugar; había algo en lo que sí tenía razón y es que yo…
«Yo sí había matado a mi abuelo», completo en mi mente.
—Espero que algún día puedas perdonarme —le pido en un susurro y después, solo me dirijo a mi habitación para seguir siendo atormentada por los recuerdos de aquella casa a la que llegué cuando tenía 8 años al ser adoptada por William Foster.
* * * * * * * * * * * * * * * *Austral* * * * * * * * * * * * * * * *—Bien, aquí vamos —menciono a la nada desde el balcón de mi habitación, desde el cual me puedo deleitar con un bello jardín lleno de rosales—. Otro día más —añado y tomo otro trago de café.—Señorita Austral —escucho una voz muy familiar del otro lado de la puerta de forma repentina.—Pase, George —le digo a mi amigo y chofer.—Buenos días, señorita Austral —me sonríe.—Buenos días, George —contesto al tornar mi mirada hacia él.—Le quería decir que el auto ya está listo; así que puedo llevarla a la empresa cuando usted ordene.—Muchas gracias, George. Pero sabes que esta fecha altera mis nervios y suelo renegar por todo; así que hoy no me llevarás. No quiero decir algo de lo que después me arrepienta —expreso sincera—. Tómate el día libre. Ve con tu familia. Dile a Sofía que también tiene el día libre; así que aprovéchenlo y salgan a divertirse hoy —le sugiero.—Es usted muy amable, señorita Austral.«Vaya. Así q
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * ** * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Y siiiiiiiii… —escucho los gritos emocionados de la persona que más amaba en mi vida (y por la cual daría lo que fuera) combinarse junto a las notas de una canción de su banda favorita: “This old heart of mine” de Rod Stewart—. ¡Kansaaaas! —escucho su voz y sonrío ampliamente a la vez que procedo a levantarme rápido de la cama para ir a su encuentro—. ¡Kansas, despierta ya! ¡Canta conmigo! —me pide y yo me apresuro en colocarme mis pantalones.—¡Ya voooy! —le respondo mientras tomo mi camiseta y camino a mi armario para sacar el pequeño obsequio que le había comprado.—¡Apuraa! ¡Debo mostrarte algo! —exclama “muy emocionada” y ello me extraña, pero me hace sonreír, ya que la escuchaba feliz y eso era lo más importante.—¡Ya! ¡Ya salgo! —le informo a la vez que abro las puertas de mi armario y tomo la pequeña bolsa en la que tenía su regalo.Me quedo mirando el pequeño paquete po
* * * * * * * * * * * * * * ** * * * * Kansas * * * * *Al llegar al trabajo, a la primera persona que encuentro es a Lorey, mi supervisora.—Llegas tarde —precisa mientras señala su reloj de pulsera con su dedo para que me apurara.—Sí, sí, perdón —digo mientras tomo mi uniforme—. Lo que pasa es que hoy es el cumpleaños de Ángeles— le explico.—Entiendo, pero, aun así, no debes llegar tarde —aclara y yo solo me dedico a asentir mientras me coloco el uniforme frente a ella (ya tenía puesto el pantalón, solo faltaba la camisa)—. Vaaaya… veo que haces mucho ejercicio —comenta coqueta y solo me limito a sonreírle—. Si no estuviera feliz con mi hombre, te haría caso —comenta y yo solo le sonrío—. ¡Y deja de sonreírme así! —se queja divertida.—Ok, ok —respondo de la misma manera al terminar de colocarme la camisa y proceder a tomar la corbata de lazo que solía usar.—Oye, Kansas —me habla Lorey al acercarse a mí.—Dime —le digo al acercarme a ella para después dirigirnos a la salida e ir
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Toma —escucho la seductora voz de mi novia y siento cómo me abraza por detrás al tiempo en que me ofrece una copa de vino.—Gracias —siseo mientras disfruto de sus caricias a mi torso desnudo.—¿Qué harás esta noche? —pregunta de repente y veo cómo esta da unos pasos para colocarse frente a mí; así que desvío mi mirada de la ventana de su habitación y me limito a acariciar su rostro con el dorso de mi mano.—¿Por qué lo preguntas? —Pueeess… —ella se acerca mcho más a mí—… porque quería invitarte a una fiesta —me dice mientras apoya su cabeza sobre mi pecho y empieza a trazar líneas imaginarias sobre él.—Hoy es el cumpleaños de Ángeles—¿Has tenido noticias de algún donador?—No… —susurro decepcionado a la vez que me pongo a pensar en el tiempo que me quedaba para conseguirlo.El tumor de Ángeles estaba avanzando demasiado (fue lo que dijo su médico) y yo necesitaba el dinero para su cirugía lo más rápido posible; así tuviera que
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *Llego a mi casa con el pastel de cumpleaños de Ángeles en mi mano. Estoy un poco más tranquilo después de haber caminado por unas horas para calmar la molestia que me había causado la propuesta de Brescia; así como el mensaje en el cual reiteraba su invitación a una fiesta, la cual podía aprovechar para conocer a su prima y empezar con mi conquista para que aquella me pudiese dar el dinero que necesitaba.«Brescia» —digo en mi mente mientras suspiro de manera cansada y subo por las escaleras para llegar al piso donde se encontraba mi departamento—. «Ni siquiera entiendo cómo es que te atreviste a pensar en que existía la mínima posibilidad de que yo hiciera algo como eso» —reflexiono un poco más sobre la situación y no puedo sentirme más turbado y... decepcionado.Llego hasta la puerta de mi casa y, antes de entrar, inhalo y exhalo varias veces para poder calmarme un poco más y, así, mi hermana no se preocupara por mi estado de ánim
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *Me encuentro sentada en el piso, con una copa en la mano izquierda y una botella de vino en la derecha. Recostada sobre el enorme ventanal de vidrio templado, el cual me dejaba contemplar uno de los ocasos más nostálgicos que había presenciado en lo que va de mi vida. Las notas de una muy significativa canción hacían lo suyo en el interior de este departamento; en tanto la lluvia y su hermoso sonido hacían lo suyo en el exterior...Respiro profundamente.«Lluvia…» —pienso y sonrío.«Se supone que hoy no llovería» —me digo en silencio al recordar los pronósticos del clima de hoy.—Se supone —susurro a la nada mientras vuelvo a llenar mi copa casi vacía para después beber de ella con tranquilidad—. Igual que aquel día —agrego de repente y sonrío irónicamente mientras los recuerdos de aquel 2 de julio vuelven a invadirme.* * * * * * * * * 13 AÑOS ANTES * * * * * * *FLASHBACK* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * *—¡Ya b
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Listo. Aquí es, señor —señala el taxista al detenerse frente a una mansión.—¿Está seguro de que es aquí? —pregunto desconfiado, ya que, si bien sabía que la familia de Brescia era adinerada, nunca imaginé que tanto.—Sí, señor; esta es.—Está bien… —digo aún desconfiado y al sacar mi billetera—. Aquí tiene —le preciso al conductor al entregarle dinero—. Muchas gracias —añado en tanto decido bajar del vehículo.—Gracias a usted. Que tenga buena noche —determina y yo solo me limito a sonreírle.—Gracias —agrego; y después retorno mi concentración a la propiedad que estaba frente a mis ojos.Esta era absolutamente preciosa.«Y eso que recién es la entrada» —expreso mentalmente al tiempo en que sigo observando los alrededores de esta con suma admiración. Sencillamente, la propiedad era... increíble.«Como diría Ángeles: waaao» —determino en silencio y sonrío tristemente al recordar la situación de mi hermana, lo cual, de manera invol
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * *—¿Kansas? —escucho su voz y, de forma inmediata, la miro.—Ya despertaste —le murmuro sonriente—¿Qué pasó? —pregunta confusa al tiempo en que mira a su alrededor.—Una convulsión —le respondo—, pero no es de temer; te traje aquí por precaución —le preciso, pero ella parece no creerme.—No tienes que mentirme —susurra aún con un poco de cansancio y después, me sonríe.—Te pondrás bien—Lo sé —continúa sonriendo y luego, frunce el ceño—. ¿Qué hora es?—Las 10 de la mañana —contesto al observar el reloj de pared de la habitación en la que se encontraba.—¿No deberías estar en el trabajo? —su pregunta suena más como un reclamo, lo cual me hace sonreír.—Hoy no —le digo al tomar una de sus manos y ponerla sobre la palma de una de las mías.—¿Por qué? —pregunta preocupada, pero yo solo me dedico a sonreírle.—Tengo otra oferta de trabajo en la que me pagarán mejor —le informo—. Y también saldré una hora antes —acoto—. El lunes debo present