Pov AustralHabía llegado la hora y Ángeles fue trasladada a sala de operaciones. El nerviosismo en Margaret y, sobre todo, en Kansas, era más que evidente. Todos estábamos en absoluto silencio, pero Kansas parecía estar perdido en sus pensamientos.Yo tenía muchas ganas de acercarme a él, tomar su mano, acariciar su espalda y decirle que todo estaría bien, pero… no pude. No pude acercarme. Aún… me sentía confundida.De pronto, Margaret se pone de pie y ve la hora. Apenas habían pasado 30 minutos desde que la pequeña niña había sido ingresada a cirugía, pero Margaret parecía ansiosa por que saliera; sin embargo, según nos dijeron, esta iba a demorar.Los veo a ambos sumamente nerviosos (incluso Margaret parecía estar temblando). Ante ello, me pongo de pie y salgo de la sala para ir a buscarle un té tranquilizante para ambos. Los compro lo más rápido posible y regreso a la sala de espera. Estoy llegando a ella cuando, a lo lejos, veo a Brescia en la entrada de esta. Yo me detengo y me
Pov AustralLo siento suspirar mientras seguimos abrazados y, ante ello, sonrío. Luego, tomo sus manos, las estrecho y dirijo mi mirada a la suya.—Debemos volver…—Sí… —musita; y siento cómo se tensa de forma inmediata.Frente a eso, acaricio sus manos con mis pulgares y le doy un beso muy suave en sus labios.—Todo saldrá bien, Kansas…—Es lo que más deseo en la vida, Austral.—Lo sé, Kansas… —acaricio sus mejillas—, verás que todo saldrá bien y que Ángeles regresará a Nueva York completamente recuperada.Él cierra sus ojos, suspira pesadamente y comienza a afirmar con su cabeza.—Sí…, así será —pronuncia tratando de creerlo firmemente.Yo le sonrío…, comprendía por lo que pasaba. Ese miedo de perder a alguien que amamos. Fue el mismo miedo que sentí en los últimos momentos de vida de mi abuelo, mi padre. Tenía la esperanza de que alguien llegara rápidamente a ayudarnos, pero no fue así, no sucedió, no hubo más tiempo para él y, también, tampoco para mí, ya que después de ello, qued
Pov AustralEl tiempo había pasado y Ángeles estaba mejor que nunca.Aquel día, después de haber compartido el desayuno, unas horas más tarde, volvieron a llamar a Kansas para que entrara a hablar con Ángeles, puesto que ya había despertado y estaba consciente.Él ingreso y lo primero que hizo fue abrazar a su hermana con sumo cuidado para después llorar de la emoción con ella. Ángeles lo tranquilizó y después, nos saludó a Margaret y a mí a través de la pequeña pared de vidrio de su habitación.Días más tarde, le realizaron las pruebas correspondientes para evaluar si la operación dejó alguna secuela, pero, afortunadamente, no fue así. La operación fue limpia y Ángeles, muy pronto, volvería a caminar con normalidad, sin perder el equilibrio o sentirse débil.Ahora ya habían pasado semanas y estábamos a punto de volver a Nueva York. Esta era nuestra última noche en Londres y Kansas me había invitado a una cena con su familia, en un lugar muy especial que dijo haber encontrado. Obviame
Pov Austral—Te ves hermosa…—Kansas —sonrío al sentir sus labios en mi cuello.—Hermosa como siempre —reafirma al tiempo en que me abraza por la cintura y coloca su mentón sobre uno de mis hombros para luego, observarme a través del espejo; y yo hago lo mismo—Te afeitaste…—¿Te gusta?—Te ves sexi con o sin barba y ese es un gran problema—¿Por qué?—Porque las mujeres suelen mirarte bastante y muchas no disimulan ni un poquito.—¿Celosa?—Debo admitir que sí, un poco…—Solo tengo ojos para una sola mujer.—¿Ah sí? ¿Para quién?—Para ti, Austral Foster —musita en mi oído; y yo sonrío.—¿Cómo te fue hoy en la universidad?—Bien…, muy bien. Hoy realicé mi presentación final.—Y ahí se acaba todo lo relacionado a este año.—Así es, pero…—¿Pero?—Estoy postulando a una beca de intercambio.—Eso suena bastante bien —me giro a verlo directamente y envuelvo mis brazos en su cuello—. Estoy muy orgullosa de ti…, por cada uno de tus logros.—Nada sería posible sin tu apoyo.—¿Qué dices? Todo
Pov AustralVoy abriendo mis ojos lentamente y, al hacerlo, me doy cuenta de que Kansas no está a mi lado. Miro hacia la cuna de nuestro bebé y… tampoco estaba. Me siento sobre la cama y veo la hora…—Dos de la mañana… —musito cansada; y me levanto.Tomo mi bata, me la coloco y salgo de mi habitación. Veo el pasillo y no hay nadie, solo observo la puerta de habitación de Ángeles abierta. Ante ello, camino hacia aquella y...—Ángeles… —susurro; y ella se gira a verme.—Austral —contesta sonriente al mirarme.—Cariño, ya deberías dormir. Es muy tarde.—No tengo mucho sueño; además, el tema de mi clase de física de hoy, estuvo muy interesante —precisa emocionada; y yo le sonrío al tiempo en que me acerco a ella.Ángeles se pone de pie y nos abrazamos muy fuerte. Yo le doy un beso en su cabeza y dejo salir un suave suspiro mientras cierro mis ojos.—Te amo…—Yo también te amo, Austral —musita; y mi corazón salta de alegría—. ¿Vamos a ver a Kansas? —cuestiona de pronto— Está con Bradley —a
POV KANSAS«Trece años», pienso al estar frente al televisor, sentado sobre el sofá de la sala con mi hermana viendo una de sus películas favoritas.«Mañana se cumplirán 13 años», destaco en mi mente al tiempo en que los recuerdos de aquel día se hacen presente de una manera tan extraña (como si todo hubiese ocurrido hace muy poco tiempo y no... trece largos años.* * * * * * * * * * * * * * * *Flashback* * * * * * * * * * * * * * * *Me dirijo hacia la oficina en la que deberé ser entrevistado. Al llegar a ella, doy un respiro profundo y toco la puerta, la cual estaba abierta, para llamar la atención del hombre que estaba concentrado en guardar unos papeles en un portafolio.—Hola, buena tarde —saludo un poco nervioso, ya que esta era mi primera entrevista; sin embargo, el hombre no me hace caso—. Hola —repito una vez más, pero un poco más firme; y el hombre, por fin, levanta su cabeza para mirarme.—¿Qué se te ofrece? —contesta descortés cuando termina de cerrar su portafolio y se
POV KANSAS—¿Qué dices? —escucho la voz de Ángeles y ello me saca de mis pensamientos.—Perdón ¿decías? —le respondo al girar a verla—¿No me has estado oyendo, Kansas? —me reclama al fruncir su entrecejo, lo cual me hace sonreír—Lo lamento —le digo sincero—. ¿Qué quieres? —pregunto interesado.—Te decía que quiero replicar las notas de una canción en nuestro piano —me pide al mirarme con su dulce mirada.—Está bien, pero no por mucho tiempo. Tienes que estar en la cama en una hora como máximo —le recuerdo; y ella asiente sonriente.Así que, con esa premisa, ambos decidimos ir hacia donde se encontraba el instrumento que había pertenecido a mi madre.—Déjame ayudarte —le pido al tratar de cargarla para sentarla en su silla de ruedas.—No, estoy bien —me detiene—. Últimamente, ya no pierdo mucho el equilibrio —me señala sonriente y orgullosa de sí—. Quiero caminar —expresa firme; así que no podía negarme.—Está bien, pero te sujetarás de mi brazo—Me parece un trato justo —concluye; y
* * * * * * * * * * * * * * * *Austral* * * * * * * * * * * * * * * *—Bien, aquí vamos —menciono a la nada desde el balcón de mi habitación, desde el cual me puedo deleitar con un bello jardín lleno de rosales—. Otro día más —añado y tomo otro trago de café.—Señorita Austral —escucho una voz muy familiar del otro lado de la puerta de forma repentina.—Pase, George —le digo a mi amigo y chofer.—Buenos días, señorita Austral —me sonríe.—Buenos días, George —contesto al tornar mi mirada hacia él.—Le quería decir que el auto ya está listo; así que puedo llevarla a la empresa cuando usted ordene.—Muchas gracias, George. Pero sabes que esta fecha altera mis nervios y suelo renegar por todo; así que hoy no me llevarás. No quiero decir algo de lo que después me arrepienta —expreso sincera—. Tómate el día libre. Ve con tu familia. Dile a Sofía que también tiene el día libre; así que aprovéchenlo y salgan a divertirse hoy —le sugiero.—Es usted muy amable, señorita Austral.«Vaya. Así q