* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *Llego a mi casa con el pastel de cumpleaños de Ángeles en mi mano. Estoy un poco más tranquilo después de haber caminado por unas horas para calmar la molestia que me había causado la propuesta de Brescia; así como el mensaje en el cual reiteraba su invitación a una fiesta, la cual podía aprovechar para conocer a su prima y empezar con mi conquista para que aquella me pudiese dar el dinero que necesitaba.«Brescia» —digo en mi mente mientras suspiro de manera cansada y subo por las escaleras para llegar al piso donde se encontraba mi departamento—. «Ni siquiera entiendo cómo es que te atreviste a pensar en que existía la mínima posibilidad de que yo hiciera algo como eso» —reflexiono un poco más sobre la situación y no puedo sentirme más turbado y... decepcionado.Llego hasta la puerta de mi casa y, antes de entrar, inhalo y exhalo varias veces para poder calmarme un poco más y, así, mi hermana no se preocupara por mi estado de ánim
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *Me encuentro sentada en el piso, con una copa en la mano izquierda y una botella de vino en la derecha. Recostada sobre el enorme ventanal de vidrio templado, el cual me dejaba contemplar uno de los ocasos más nostálgicos que había presenciado en lo que va de mi vida. Las notas de una muy significativa canción hacían lo suyo en el interior de este departamento; en tanto la lluvia y su hermoso sonido hacían lo suyo en el exterior...Respiro profundamente.«Lluvia…» —pienso y sonrío.«Se supone que hoy no llovería» —me digo en silencio al recordar los pronósticos del clima de hoy.—Se supone —susurro a la nada mientras vuelvo a llenar mi copa casi vacía para después beber de ella con tranquilidad—. Igual que aquel día —agrego de repente y sonrío irónicamente mientras los recuerdos de aquel 2 de julio vuelven a invadirme.* * * * * * * * * 13 AÑOS ANTES * * * * * * *FLASHBACK* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * *—¡Ya b
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Listo. Aquí es, señor —señala el taxista al detenerse frente a una mansión.—¿Está seguro de que es aquí? —pregunto desconfiado, ya que, si bien sabía que la familia de Brescia era adinerada, nunca imaginé que tanto.—Sí, señor; esta es.—Está bien… —digo aún desconfiado y al sacar mi billetera—. Aquí tiene —le preciso al conductor al entregarle dinero—. Muchas gracias —añado en tanto decido bajar del vehículo.—Gracias a usted. Que tenga buena noche —determina y yo solo me limito a sonreírle.—Gracias —agrego; y después retorno mi concentración a la propiedad que estaba frente a mis ojos.Esta era absolutamente preciosa.«Y eso que recién es la entrada» —expreso mentalmente al tiempo en que sigo observando los alrededores de esta con suma admiración. Sencillamente, la propiedad era... increíble.«Como diría Ángeles: waaao» —determino en silencio y sonrío tristemente al recordar la situación de mi hermana, lo cual, de manera invol
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * *—¿Kansas? —escucho su voz y, de forma inmediata, la miro.—Ya despertaste —le murmuro sonriente—¿Qué pasó? —pregunta confusa al tiempo en que mira a su alrededor.—Una convulsión —le respondo—, pero no es de temer; te traje aquí por precaución —le preciso, pero ella parece no creerme.—No tienes que mentirme —susurra aún con un poco de cansancio y después, me sonríe.—Te pondrás bien—Lo sé —continúa sonriendo y luego, frunce el ceño—. ¿Qué hora es?—Las 10 de la mañana —contesto al observar el reloj de pared de la habitación en la que se encontraba.—¿No deberías estar en el trabajo? —su pregunta suena más como un reclamo, lo cual me hace sonreír.—Hoy no —le digo al tomar una de sus manos y ponerla sobre la palma de una de las mías.—¿Por qué? —pregunta preocupada, pero yo solo me dedico a sonreírle.—Tengo otra oferta de trabajo en la que me pagarán mejor —le informo—. Y también saldré una hora antes —acoto—. El lunes debo present
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * *—Gracias, doctor—De nada, hijo —responde amablemente al dar una palmada en mi hombro.—Prometo que, en menos de un mes, tendré el dinero.—Lo sé —me sonríe—. Cualquier cosa que se te ofrezca, no dudes en llamarme —me vuelve a reiterar el amable médico.—Muchas gracias—Es un placer —sonríe—. Ahora entra a ver a tu hermana —me pide—. Que ya ha de estar desesperada por verte —menciona divertido—. No ha dejado de preguntar por ti desde que se despertó.—Muchas gracias; eso haré —le respondo y me levanto de mi asiento para salir de su consultorio.Camino un par de minutos y subo al piso en el que se encontraba Ángeles. Al llegar a aquel, me dirijo directamente a su habitación y abro la puerta.—Buenos días —saludo con una sonrisa al verla sentada en el filo de la cama completamente lista para salir del hospital.—Al fin llegaste —me dice en medio de un suspiro y yo me acerco a ella para besarla. Después, desvío mi mirada a Margaret, mi ami
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * *Luego de unos minutos, reacciono.—¿Es cierto eso? —pregunto desconcertada al dirigir mi mirada a mis trabajadores que se encontraban, en ese momento, en la recepción de la empresa. Sin embargo, ninguno se atreve a responder; así que dirijo mi mirada a la persona con la que más tiempo pasaba aquí—. ¿Cinthia? —le digo y esta me mira nerviosa—. ¿Es cierto eso? —le pregunto seria.—Austral…, no…, claro que… no —titubea— o… o… tal vez sí —añade insegura—, pero yo te comprendo —agrega de la nada.—¿Eso qué significa? —cuestiono frontal y veo que aquella se pone más nerviosa.—Eso… eso no significa nada, Austral —responde dudosa—. Todos aquí comprendemos que manejar esta empresa no es nada fácil. Sabemos que los problemas, contratos, producción, distribución y negociaciones te pueda resultar estresantes y…—Espera, espera —la interrumpo—. ¿Me estás justificando? —pregunto un tanto decepcionada; no de mi asistenta, sino de mí misma.—No, clar
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * *«¿Qué hace ella aquí?», me pregunto en silencio al observarla fijamente y…«¿Por qué me mira así?», añado internamente al tratar de descifrar su mirada…«¿Acaso?», pienso un momento.«No, no, imposible», me niego a la posibilidad.—¿Kansas? —escucho la voz de Margaret y, con ello, me despierto de estar pensando.—¿Sí? —le respondo un poco confundido al mirarla y me doy cuenta de que aquella me observa de forma curiosa— ¿Qué pasa? —le pregunto confuso y aquella frunce el ceño.—La señorita te está buscando —me recuerda al tiempo en que hace un ademán para señalarla.—Ah, sí… la señorita —repito y regreso mi atención a la mujer con la que había tenido una conversación poco cordial hace menos de una hora—. Buena noche —la saludo formal y con seriedad; y puedo notar cómo aquella se incomoda por ello—. ¿Puedo ayudarla con algo? —añado por cortesía.—Sí, yo… quisiera saber si pudiera hablar con usted unos minutos —menciona al mirarme expectan
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * *—Muchas gracias; ha sido una gran cena —manifiesta la mujer al mirar a mi hermana y sonreírle para después desviar su mirada a Margaret—. La cena ha estado deliciosa, Margaret —opina con sinceridad—. Gracias —añade y le extiende la mano, la cual mi amiga recibe con gusto y una gran sonrisa.—Deberías venir a cenar más seguido con nosotros, Austral —le sonríe—. Tal vez, otro día, podrías tocar el piano —añade mi hermana.—Sería un gran placer —contesta la mujer al tiempo en que se agacha para besar a mi hermana—. Estoy muy agradecida por la invitación de esta noche.—Gracias a ti —responde Ángeles de forma serena.—Bueno, yo ya tengo que irme —informa—. Mi chofer ya me está esperando.—Te acompaño —le digo; y la mujer asiente; así que, ante su respuesta, tomo mi juego de llaves que estaban colgadas en la pared y salgo de mi casa con ella.—¡Cuídate, Austral! —escuchamos de pronto y ambos nos giramos.—Cuídate, Ángeles —le responde la muj