* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * *—Sí, no te preocupes —le digo a mi amigo mientras tomo las llaves de mi departamento y salgo de aquel.—¿Estás segura?—Sí, Pete —reafirmo al caminar hacia el ascensor que me llevaría hasta la planta inicial del edificio en el que vivía—. Lo único que te pido es que no regreses sin esos tratos resueltos.—Dalos por hecho —responde con seguridad.—Bien… —susurro al entrar al ascensor—, entonces nos estamos viendo hasta la próxima semana.—Hasta la próxima semana, Aus —contesta—. Cuídate y, por favor, no reniegues mucho con Cinthia.—Te interesa mucho ¿no es así?—Sí, pero ella fue clara; está enamorada de otro hombre; así que debo descartar cualquier posibilidad.—Ya encontrarás a alguien —le dicto sincera al tiempo en que salgo del ascensor y camino rumbo a la salida.—Sí, lo sé —contesta con autosuficiencia—. La que me preocupa eres tú —sentencia divertido—. No sé quién será capaz de soportarte con ese carácter que te manejas —agreg
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Si no es mucha molestia…, claro… —me sorprende su propuesta.—De ninguna manera —contesto—; además, a Ángeles le gustará tu visita.—Gracias —susurra.—Gracias a ti.—Entonces a las 5 y 30.—A esa hora está bien.—Bueno, hasta entonces.—Hasta entonces —me despido; y espero a que ella cuelgue.«Otra cena», pienso.«No imaginé que sería tan rápido», agrego en mi mente.«Tal vez, ...»—Eso es todo, jefe —me interrumpe Oliver, un ayudante de cafetería.—Solo Kansas está bien —le señalo al tiempo en que regreso mi atención a las facturas de los pedidos que habíamos recibido.—Entonces eso es todo lo de hoy, Kansas —indica cuando veo que termina de ordenar algunas cajas.—Gracias, Oliver —respondo y, simultáneamente, miro mi reloj y me doy cuenta de que ya eran las 5 con 10 minutos—. Debiste haberte ido hace 10 minutos —le digo—. Te agradezco que te quedaras a ayudarme.—No tengo ningún problema con ello —responde relajado; y veo que to
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—¿Estás bien? —le pregunto a la mujer al ver que se ha quedado estática en la puerta de la pastelería y observando fijamente una torta de novios que estaba siendo exhibida.—Sí —responde ella al no quitar la mirada (llena de molestia) de aquel pastel.—¿Estás segura? —le cuestiono un poco confundido por su actitud y después, observo aquel mismo pastel.—Sí —escucho que vuelve a responder; y regreso toda mi atención a ella (quien ahora me estaba mirando—, estoy bien —completa con seguridad.—Bueno —contesto no muy convencido de su respuesta—. Entonces, ¿pasamos?—Sí, claro que sí —sonríe—. ¿Sino para qué hemos venido? —pregunta autosuficiente al arquear una de sus cejas para luego rodearme y entrar a la pastelería dejándome atrás.«Es un poco extraña», preciso en mi mente al seguirla con mi mirada.«Y debo reconocer que lo extraño atrae», puntualizo en silencio al seguirla observando.«Pero es solo eso: atracción», determino con sinc
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—¿Estás bien? —pregunta mi hermana al mirarme.—Sí… —le susurro cuando termino de acomodar su almohada.—Pues no lo parece —refuta ella.—Son cosas de adultos —le respondo para que no siga contestando.—¿Se trata de Brescia? —pregunta al mirarme—Sí, se trata de ella —reconozco.—Creí que ella y tú ya habían terminado —precisa—; pensé que ahora te interesaba Austral —añade con convicción.—No, claro que no —refuto seguro—. Sé que te cae bien —le señalo al sentarme a su lado—, pero Austral no es la mujer que quiero.—Sigues queriendo a Brescia —susurra un tanto decepcionada.—Sí —decido ser sincero—. Apenas han pasado un par de días desde que terminé con ella; sería muy extraño que alguien más me interesara —le explico.—Yo no creo que fuese extraño —me contradice—. Austral es muy linda.—Sí —reconozco—, pero no se trata de apariencias…—Y yo no estoy hablando de apariencias —aclara—. Austral es buena…—No la conoces…—¿Y tú sí? —me
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *Luego de haber terminado con algunos pendientes y después de una agotadora reunión con nuevos inversionistas cafeteros, tomé mis cosas y salí de la empresa con el tiempo justo para llegar al aeropuerto a recoger a Pete (quien había hecho énfasis en que iba a llegar antes del mediodía, pero de quien ahora no había rastro y ya llevaba más de 40 minutos esperando.—De no ser porque es mi mejor amigo…«O, mejor dicho, el único», me corrijo en mi mente.—Ya me habría ido —le cuento a mi taza de café (la cual llevaba observando por todo mi tiempo de espera mientras aprovechaba en pensar en toda la situación con mi nuevo trabajador).Debía admitir que me sentí atraída, pero, después de todo, solo es eso.—Atracción —le digo a mi café.«Así que no tengo de qué preocuparme», preciso en silencio y tratando de olvidar el tema.—Pero entonces… ¿por qué no estoy tranquila? —le sigo cuestionando a mi taza de café mientras lo revuelvo con la pequ
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—¿Kansas? —escucho muy cerca de mí—Eh… ¿sí? —pregunto algo distraído.—Te decía que todo está completo en el almacén —dice Oliver.—Ah… sí, gracias —le respondo.—¿Te encuentras bien? —cuestiona curioso.—Sí, sí —respondo rápido—, solo pensaba en unas cuentas —le miento, pero es suficiente para que mi compañero vuelva a sus labores.Mientras tanto, yo sigo pensando en la llamada que mantuve con Austral Foster en la mañana.«Sí está molesta», afirmo en mi mente al tiempo en que sigo sacando unas cuentas.«¿Sino por qué devolvería el café sin probarlo?», cuestiono para mí.—Y la nota —susurro decepcionado al sacarla de uno de mis bolsillos.Ni si quiera sabía por qué había decidido conservarla.«Pero lo que sí sé es que ella está molesta y que debo arreglarlo», concluyo en silencio.—Debo hacerlo —reafirmo en un susurro.—¿Qué cosa debes hacer? —escucho que me hablan nuevamente. Esta vez es Lisa (la encargada de las mesas).—Nada… —s
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Yo termino de hacer eso —le indico a Lisa—. Ya son las cinco; ve a casa —le pido al acercarme a ella para terminar de ordenar algunos utensilios.—Es parte de mi trabajo —contesta al negarse ir y continuar haciendo su tarea.—Ve a casa; no te preocupes. Yo termino de hacer eso.—¿Estás seguro? —pregunta dudosa.—Sí, no te preocupes —le sonrío al tiempo en que le quito unos platos—. Ve a ver a tu tía —añado; y ella exhala lentamente; y, después, me devuelve la sonrisa.—Muchísimas gracias —responde mientras se quita el delantal—. Eres un buen hombre.—No es nada —contesto a la vez que sigo avanzando con guardar los utensilios.—Prometo que mañana me quedaré más tiempo —señala cuando toma sus cosas.—No tienes que hacer eso. Tu hora de trabajo ya terminó.—Igual que la tuya —menciona seria al acercarse a mí—. Y tú eres el supervisor —aclara al presionar su dedo índice contra mi pecho.—Ve a casa —es lo único que le digo a la joven mu
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *—Creo que deberías ir a comprar esas semillas —le insisto mientras seguimos esperando a algún taxi, pero él solo sigue sonriendo.—Las compraré mañana —menciona con tranquilidad—. Ángeles entendió.—Pero yo no —refuto al mirarlo de frente—. No tienes por qué cambiar tus planes solo para acompañarme…—Austral…—Te acompañaré a comprarlas —le demando seria—. Podríamos ir a comprarlas y después, podría llamar a George cuando haya terminado de llevar a Pete… —me detengo a pensar en la mentira de mi amigo— a la reunión con los coreanos esos…«Que ni siquiera existen», completo en mi mente.Mientras tanto, él solo sigue mirándome y, luego de unos segundos, sonríe de forma divertida.—¿Te estás riendo de mí? —pregunto un tanto sorprendida y al entrecerrar un poco mis ojos; y aquello provoca que el tipo sonría mucho más—. Un momento… ¿En serio te estás burlando de mí? —vuelvo a preguntar, pero, esta vez, de forma curiosa al ver que alguien