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* * * * * Kansas * * * * *
Al llegar al trabajo, a la primera persona que encuentro es a Lorey, mi supervisora.
—Llegas tarde —precisa mientras señala su reloj de pulsera con su dedo para que me apurara.
—Sí, sí, perdón —digo mientras tomo mi uniforme—. Lo que pasa es que hoy es el cumpleaños de Ángeles— le explico.
—Entiendo, pero, aun así, no debes llegar tarde —aclara y yo solo me dedico a asentir mientras me coloco el uniforme frente a ella (ya tenía puesto el pantalón, solo faltaba la camisa)—. Vaaaya… veo que haces mucho ejercicio —comenta coqueta y solo me limito a sonreírle—. Si no estuviera feliz con mi hombre, te haría caso —comenta y yo solo le sonrío—. ¡Y deja de sonreírme así! —se queja divertida.
—Ok, ok —respondo de la misma manera al terminar de colocarme la camisa y proceder a tomar la corbata de lazo que solía usar.
—Oye, Kansas —me habla Lorey al acercarse a mí.
—Dime —le digo al acercarme a ella para después dirigirnos a la salida e ir a preparar los cafés que debía promocionar.
—Te tengo buenas noticias —menciona al dirigir su mirada hacia mí mientras seguimos caminando para tomar el ascensor.
—¿Buenas noticias? —cuestiono sonriente al tiempo en que nos detenemos y yo presiono el botón para abrir las puertas del ascensor.
—Sí, buenas noticas —reafirma sonriente. Mientras tanto, yo me limito a presionar el botón para bajar al segundo piso (lugar en el que se encontraban las cafeteras industriales para preparar los cafés que ofrecería).
—No —me detiene mi compañera—. Las cafeteras del segundo piso están en mantenimiento —informa—. Tienes que usar la que está en la planta ejecutiva —precisa y presiona el botón que nos llevaría al décimo piso del centro comercial.
—Bien —contesto—. Peeero, volviendo a las buenas noticias, ¿cuáles son esas? —interrogo al mirarla fijamente.
—Bueno, te quería decir que hay una vacante de mozo para el turno noche en el bar —informa y aquello me pone expectante—. Así que si la quieeeeeres…, pues es tuya —finaliza; y aquella proposición no me puede haber hecho más feliz; tanto así que le doy un abrazo fuerte y la cargo.
—¡Oye! ¡Ya! ¡Bájame! —se queja—. Sé que tomas cualquier excusa para tocarme, pero recuerda que estamos en la planta ejecutiva— señala un tanto nerviosa y viendo hacia los lados para cerciorarse de que nadie nos haya visto.
—En serio, muchas gracias, Lorey —le digo al haberla bajado—. No sabes cuánto necesitaba de otro trabajo.
—Lo sé, lo sé —susurra sonriente—. Pero bueno, ¡ya! —exclama—. ¡Ahora sí! Ve a preparar esos cafés; aquí te espero para llevarlos a la primera planta.
—Sí, sí, no me tardo —le digo feliz y le doy un beso en su mejilla para después ir a hacer esos cafés.
Luego de prepararlos, lo cual hice rápidamente, los coloco sobre dos fuentes y tomo cada una en una mano para salir de ahí y regresar al primer piso.
Camino por el largo pasillo y, al final, puedo ver que Lorey me espera. Ella, al darse cuenta de mi presencia, me mira fijamente al tiempo en que empieza a señalar su reloj (otra vez) como para decirme que ya era tarde y que debía apresurarme. Ante ello, decido acelerar mi paso. Lo último que necesitaba era que aquella mujer se arrepintiera de darme el otro trabajo. Me apresuro un poco más y, cuando estoy a punto de salir por completo del pasillo…
—¡Hey! ¡Joven del café! —escucho una voz desde la cafetería y me giro para ver a la persona que me llamaba hasta que siento un golpe sobre las bandejas que llevaba. El golpe no fue tan fuerte, pero fue suficiente para hacer que las bandejas que traía en las manos, se me cayeran. Al percatarme de ello, regreso mi mirada hacia el frente y lo que veo, me pone muy nervioso
—Pero… qué… qué…
—Señorita, déjeme ayudarla —se acerca un hombre a la mujer que tenía frente a mí y quien estaba concentrada viendo su vestido… manchado por el café que yo traía hace instantes.
—¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡No me toques! —grita histérica sin siquiera levantar la mirada; solo se limita a quitarse el ligero abrigo que traía puesto para después tomar, nada amigable, el pañuelo que el hombre que estaba a su lado le ofrecía. Yo quedo paralizado viendo la escena y después, levanto mi mirada hacia Lorey, quien me mira sumamente preocupada. Ella desvía su mirada de mí y veo que se acerca a la mujer.
—Señorita —trata de hablarle, pero la mujer la manda a callar de inmediato.
—¡Cállese! ¡Cállense todos! —demanda molesta mientras sigue limpiando su vestido y veo que, de la nada, empieza a sonreír sarcástica—. Así que… —dice mientras se sigue limpiando—… esta es la clase de empleados que hay aquí —completa y, ante su último comentario, decido acercarme.
—Señorita…
—¡He dicho que se callaran! —manda y es lo que hago al tiempo en que el hombre que se encontraba a su lado me mira serio y le hace una seña a Lorey para que me retire.
—Señorita, Foster.
—¿Acaso no conoce el significado de callarse? —cuestiona furiosa cuando, por fin, ha levantado la mirada para concentrarse en aquel hombre.
—Sí, sí, señorita, perdón —contesta nervioso y ella solo sonríe burlona y vuelve a prestarle atención a su vestido mientras empieza a caminar hacia el ascensor. Veo que una mujer, quien al parecer era una especie de secretaria o asistenta, se apresura en presionar el botón que hace que el ascensor abra sus puertas.
—Kansas, ven —escucho la voz de Lorey a la vez que siento cómo toma mi brazo y me jala como regresando a la cafetería de la planta ejecutiva.
—Lorey, yo… —la miro preocupado y ella me mira de la misma manera—. No fue mi intención, yo…
—¡Y despida a ese incompetente! —escucho de repente y, de inmediato, me giro para poder ver a la mujer; sin embargo, las puertas del ascensor ya se habían cerrado. Lo único que veo es al hombre que le había ofrecido la ayuda a esa mujer. Este me mira furioso y camina en mi dirección hasta llegar a mi lado y desviar su mirada a Lorey.
—Señor, yo… —mi supervisora y amiga trata de decir algo, pero aquel no la deja.
—Agradezca que no la despido a usted también —es lo único que le dice y se va.
Después de que aquel hombre desapareciera, el lugar se queda en silencio, ni Lorey ni yo decimos palabra alguna. Yo solo me quedé concentrado en observar el ascensor que, minutos atrás había tomado aquella prepotente mujer.
—Lo lamento, Kansas —escucho la voz de Lorey y volteo a verla fijamente y suplicante.
—¿No podrías…
—Lo siento… —expresa muy apenada.
—¿Y el bar? —le cuestiono esperanzado.
—Lo lamento —es lo único que articula y, desde ahí, no digo más, ya que, a este punto, el miedo de haberme quedado sin trabajo empezó a invadirme.
«Ángeles», pienso al instante.
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Toma —escucho la seductora voz de mi novia y siento cómo me abraza por detrás al tiempo en que me ofrece una copa de vino.—Gracias —siseo mientras disfruto de sus caricias a mi torso desnudo.—¿Qué harás esta noche? —pregunta de repente y veo cómo esta da unos pasos para colocarse frente a mí; así que desvío mi mirada de la ventana de su habitación y me limito a acariciar su rostro con el dorso de mi mano.—¿Por qué lo preguntas? —Pueeess… —ella se acerca mcho más a mí—… porque quería invitarte a una fiesta —me dice mientras apoya su cabeza sobre mi pecho y empieza a trazar líneas imaginarias sobre él.—Hoy es el cumpleaños de Ángeles—¿Has tenido noticias de algún donador?—No… —susurro decepcionado a la vez que me pongo a pensar en el tiempo que me quedaba para conseguirlo.El tumor de Ángeles estaba avanzando demasiado (fue lo que dijo su médico) y yo necesitaba el dinero para su cirugía lo más rápido posible; así tuviera que
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *Llego a mi casa con el pastel de cumpleaños de Ángeles en mi mano. Estoy un poco más tranquilo después de haber caminado por unas horas para calmar la molestia que me había causado la propuesta de Brescia; así como el mensaje en el cual reiteraba su invitación a una fiesta, la cual podía aprovechar para conocer a su prima y empezar con mi conquista para que aquella me pudiese dar el dinero que necesitaba.«Brescia» —digo en mi mente mientras suspiro de manera cansada y subo por las escaleras para llegar al piso donde se encontraba mi departamento—. «Ni siquiera entiendo cómo es que te atreviste a pensar en que existía la mínima posibilidad de que yo hiciera algo como eso» —reflexiono un poco más sobre la situación y no puedo sentirme más turbado y... decepcionado.Llego hasta la puerta de mi casa y, antes de entrar, inhalo y exhalo varias veces para poder calmarme un poco más y, así, mi hermana no se preocupara por mi estado de ánim
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * * *Me encuentro sentada en el piso, con una copa en la mano izquierda y una botella de vino en la derecha. Recostada sobre el enorme ventanal de vidrio templado, el cual me dejaba contemplar uno de los ocasos más nostálgicos que había presenciado en lo que va de mi vida. Las notas de una muy significativa canción hacían lo suyo en el interior de este departamento; en tanto la lluvia y su hermoso sonido hacían lo suyo en el exterior...Respiro profundamente.«Lluvia…» —pienso y sonrío.«Se supone que hoy no llovería» —me digo en silencio al recordar los pronósticos del clima de hoy.—Se supone —susurro a la nada mientras vuelvo a llenar mi copa casi vacía para después beber de ella con tranquilidad—. Igual que aquel día —agrego de repente y sonrío irónicamente mientras los recuerdos de aquel 2 de julio vuelven a invadirme.* * * * * * * * * 13 AÑOS ANTES * * * * * * *FLASHBACK* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * * *—¡Ya b
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * * *—Listo. Aquí es, señor —señala el taxista al detenerse frente a una mansión.—¿Está seguro de que es aquí? —pregunto desconfiado, ya que, si bien sabía que la familia de Brescia era adinerada, nunca imaginé que tanto.—Sí, señor; esta es.—Está bien… —digo aún desconfiado y al sacar mi billetera—. Aquí tiene —le preciso al conductor al entregarle dinero—. Muchas gracias —añado en tanto decido bajar del vehículo.—Gracias a usted. Que tenga buena noche —determina y yo solo me limito a sonreírle.—Gracias —agrego; y después retorno mi concentración a la propiedad que estaba frente a mis ojos.Esta era absolutamente preciosa.«Y eso que recién es la entrada» —expreso mentalmente al tiempo en que sigo observando los alrededores de esta con suma admiración. Sencillamente, la propiedad era... increíble.«Como diría Ángeles: waaao» —determino en silencio y sonrío tristemente al recordar la situación de mi hermana, lo cual, de manera invol
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * * *—¿Kansas? —escucho su voz y, de forma inmediata, la miro.—Ya despertaste —le murmuro sonriente—¿Qué pasó? —pregunta confusa al tiempo en que mira a su alrededor.—Una convulsión —le respondo—, pero no es de temer; te traje aquí por precaución —le preciso, pero ella parece no creerme.—No tienes que mentirme —susurra aún con un poco de cansancio y después, me sonríe.—Te pondrás bien—Lo sé —continúa sonriendo y luego, frunce el ceño—. ¿Qué hora es?—Las 10 de la mañana —contesto al observar el reloj de pared de la habitación en la que se encontraba.—¿No deberías estar en el trabajo? —su pregunta suena más como un reclamo, lo cual me hace sonreír.—Hoy no —le digo al tomar una de sus manos y ponerla sobre la palma de una de las mías.—¿Por qué? —pregunta preocupada, pero yo solo me dedico a sonreírle.—Tengo otra oferta de trabajo en la que me pagarán mejor —le informo—. Y también saldré una hora antes —acoto—. El lunes debo present
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * *—Gracias, doctor—De nada, hijo —responde amablemente al dar una palmada en mi hombro.—Prometo que, en menos de un mes, tendré el dinero.—Lo sé —me sonríe—. Cualquier cosa que se te ofrezca, no dudes en llamarme —me vuelve a reiterar el amable médico.—Muchas gracias—Es un placer —sonríe—. Ahora entra a ver a tu hermana —me pide—. Que ya ha de estar desesperada por verte —menciona divertido—. No ha dejado de preguntar por ti desde que se despertó.—Muchas gracias; eso haré —le respondo y me levanto de mi asiento para salir de su consultorio.Camino un par de minutos y subo al piso en el que se encontraba Ángeles. Al llegar a aquel, me dirijo directamente a su habitación y abro la puerta.—Buenos días —saludo con una sonrisa al verla sentada en el filo de la cama completamente lista para salir del hospital.—Al fin llegaste —me dice en medio de un suspiro y yo me acerco a ella para besarla. Después, desvío mi mirada a Margaret, mi ami
* * * * * * * * * * * Austral * * * * * * * * * *Luego de unos minutos, reacciono.—¿Es cierto eso? —pregunto desconcertada al dirigir mi mirada a mis trabajadores que se encontraban, en ese momento, en la recepción de la empresa. Sin embargo, ninguno se atreve a responder; así que dirijo mi mirada a la persona con la que más tiempo pasaba aquí—. ¿Cinthia? —le digo y esta me mira nerviosa—. ¿Es cierto eso? —le pregunto seria.—Austral…, no…, claro que… no —titubea— o… o… tal vez sí —añade insegura—, pero yo te comprendo —agrega de la nada.—¿Eso qué significa? —cuestiono frontal y veo que aquella se pone más nerviosa.—Eso… eso no significa nada, Austral —responde dudosa—. Todos aquí comprendemos que manejar esta empresa no es nada fácil. Sabemos que los problemas, contratos, producción, distribución y negociaciones te pueda resultar estresantes y…—Espera, espera —la interrumpo—. ¿Me estás justificando? —pregunto un tanto decepcionada; no de mi asistenta, sino de mí misma.—No, clar
* * * * * * * * * * * Kansas * * * * * * * * * *«¿Qué hace ella aquí?», me pregunto en silencio al observarla fijamente y…«¿Por qué me mira así?», añado internamente al tratar de descifrar su mirada…«¿Acaso?», pienso un momento.«No, no, imposible», me niego a la posibilidad.—¿Kansas? —escucho la voz de Margaret y, con ello, me despierto de estar pensando.—¿Sí? —le respondo un poco confundido al mirarla y me doy cuenta de que aquella me observa de forma curiosa— ¿Qué pasa? —le pregunto confuso y aquella frunce el ceño.—La señorita te está buscando —me recuerda al tiempo en que hace un ademán para señalarla.—Ah, sí… la señorita —repito y regreso mi atención a la mujer con la que había tenido una conversación poco cordial hace menos de una hora—. Buena noche —la saludo formal y con seriedad; y puedo notar cómo aquella se incomoda por ello—. ¿Puedo ayudarla con algo? —añado por cortesía.—Sí, yo… quisiera saber si pudiera hablar con usted unos minutos —menciona al mirarme expectan