Shen veía de forma amenazante a las enfermeras, mientras trataba de creer en la palabra del médico que había recibido a Dalia, no es que le temiera a los Bach, ni mucho menos, todo giraba a los deseos de su sol, pues en lo poco que habían podido hablar, ella remarco que no se alejó por él, sino por ellos, ahora, sin embargo, no le había quedado más que traerla al hospital que la familia tenía pura y exclusivamente para ellos y sus allegados, pero ¿Qué otra cosa podía hacer? Dalia simplemente se había desmayado, el hospital Bach no solo era el más cercano a su ubicación, también poseían la historia clínica de su amada, todo lo llevo a ese lugar, sin embargo, ahora, estaba ansioso, queria creer en la palabra del doctor, que nadie seria notificado y al parecer, así seria, pues ya había pasado poco más de una hora, y ni siquiera los padres de su mujer habían irrumpido en la habitación, donde él cuidaba cada respiro de Dalia.— Shen. — la voz un poco desorientada de la castaña lo hizo pone
— Entonces, él nos ama. — dijo Dalia, viendo a Shen recostado en un sofá, donde un grupo de enfermeros lo había dejado sin un mínimo de cuidado, quizás como venganza por las miradas que el oriental les había dado mientras la atendían, horas antes.— Eso dijo y yo le creo. — aseguro Lizbeth, aun tomando la mano de Dalia y con la otra acariciando su vientre. — ¿Tú le crees? — consulto con cierto temor, aun así, siempre confiaría en Dalia y su criterio, sabía que era mucho mejor que el de ella.— Si digo que no ¿Qué harías? — rebatió viéndola a los ojos y Liz solo sonrió, con picardía.— Le daría una patada en las bolas y huiría contigo. — ambas rieron, mientras Shen apretaba los dientes, estaba despierto, claro que sí, pero no interrumpiría esa conversación. — Lastima, me encantaría verte patear sus bolas, pero… yo también le creo. — confeso dejando salir un suspiro.— ¿Pensabas que nuestro juramento de estar siempre junta nos llevaría a esto? — pregunto con voz soñadora Lizbeth.— No,
Finalmente el día llego, no solo la villa Zhao estaba decorada en rojo y dorado, todo el país, festejaba que un nuevo tigre nacía, uno único que estaba destinado a hacer leyenda rompiendo estereotipos, pues una mujer dirigiría el clan, con la ayuda de dos poderosas garras, y que los tres jóvenes Zhao, romperían reglas, abrazarían a lo prohibido y arderían en ello, desde Mei Zhao, que se convertiría en el líder más joven y que además era mujer, como Shen siendo la garra derecha desposaría a dos mujeres, dándoles el estatus de señoras Zhao a ambas y, que decir de Huang la garra izquierda que tomaría a un esposo, y aunque nadie se atrevía a preguntar en voz alta quien ocuparía el lugar de mujer, la suavidad de Huang les daba un pequeño indicio.Dalia, Lizbeth, Mei y Huang estaban en la casa grande, como lo dictaba la tradición, Jade estaba ayudando a su hija no solo a vestirse de rojo y dorado, también con el suave maquillaje, mientras Ámbar le entregaba a Huang un broche de oro y diaman
Huang vio a su alrededor, maravillado no solo del despliegue de su gente, también era la emoción de poder ser libre, de amar aun lo que muchos consideraban prohibido, de ir tras su felicidad, hasta que sus ojos divisaron a Raiden.— ¿Raiden? — la sorpresa estaba más que clara en su voz, en su rostro, no solo era el verlo en sus tierras, era el hecho de que Huang lo había olvidado completamente, desde que había abandonado la universidad, jamás volvió a pensar en Raiden, algo que no fue el caso de Renzo ¿eso era el amor? ¿Que cada molécula de tu ser arda en el anhelo de no poder olvidar? ¿de querer ver, de desear tocar, incluso a quien te hizo daño? Porque si ese era el caso, malditamente él estaba más que enamorado de Renzo.— Huang. — el joven hizo el intento de ir a donde el rubio estaba, pero el susurro de Lukyan lo impidió.— Solo dile que has venido a desearle felicidad, no seas necio, aun puedes salir con vida de aquí. — le aconsejo en ruso, el rubio.— Raiden. — lo llamo Huang n
Shen tomo en brazos a Lizbeth y corrió con ella a la casa grande, así como Huang y Williams llevaron a Renzo, solo para ver que Walter estaba de la misma forma y, por suerte, gracias a la celebración, más de un médico se encontraba en la villa Zhao y comenzaron a revisar de inmediato a los jóvenes, mientras Jade y Candy le preguntaban a Dalia como se sentía, ya que claramente era un atentado hacia los novios extranjeros, la pregunta era ¿de quién provenía dicho atentado?— Mei. — se limitó a decir la castaña luego de aclarar que ella estaba bien. — Que alguien interrogue a tu amiga Jun.— más que un pedido era una orden, la joven Mei estaba tan preocupada por su reciente esposo que no comprendió el pedido de su ahora cuñada.— ¿Qué? ¿Por qué? — los ojos de Dalia no se despegaban de la joven oriental que a paso lento pero constante se estaba alejando de todos.— Porque si existe algo prohibido en sus tierras es el asesinar a un bebé que aún no ha nacido, Jun evito adrede que bebiera mi
Se podria decir que la vida del humano se rige por los genes, eso con lo que nacemos, eso que no podemos negar, eso que nos creó, la combinación de dos personas para formar una nueva vida, luego al nacer y crecer, el humano adopta gestos, costumbres y tradiciones de las personas que lo rodea, su familia, ya sea biológica o no le enseña con acciones cosas que para muchos pasa desapercibido, también está la variedad de lo que se les inculca, tanto a nivel académico como a nivel sentimental, pero aun así, todo eso solo es un cincuenta por ciento de lo que al fin y al cabo acabara siendo ese ser humano, porque finalmente es la vida misma que terminara de amoldarlo, premiando sus buenas acciones, castigando las malas, aunque a veces puede ser despiadado y castigar al bueno y premiar al malo, el destino es el destino, la vida es la vida y lo que cada uno termina siendo, depende de un conjunto de acciones, exteriores, para final mente el uno por ciento, selle su vida en general, el uno por c
La boda que debía de durar días o al menos sus festejos, terminaron esa tarde al igual que la vida de Kong y Fei, aunque en la ciudad aún se continuara festejando, la familia Bach fue la primera en marcharse, incluso Linda y Rene, con sus esposos, pues, aunque desearan permanecer unos días más para cuidar a sus hijos, también comprendían que ese ya no era su deber, o al menos Jade así se lo dejo saber.— Pero Lizbeth se ve tan mal, y Dalia está embarazada, ella no podrá atender a mi hija. — dijo Rene con suma preocupación.— Es verdad, y no creo que Huang soporte a Renzo enfermo, créeme Jade, conozco a mi hijo y es un llorón de primera, si con un resfrió manda a llamar al abogado para rever su testamento, imagínate ahora que aún tiene el veneno corriendo en su sistema. — aporto Linda, pensando seriamente en desempacar.— Walter no es tan quejumbroso, pero no creo que Mei pueda hacer mucho, ella es una joven adorable y fuerte, eso no lo voy a negar, pero si Walter llegara a caer en la d
Dalia necesitaba un momento para poner su mente en orden, esa que no se apagaba, esa misma que absorbía y retenía todo, sin poder liberarse, por lo que decidió tomar un tiempo a solas en la tina, disfrutando de su soledad, pues desde un principio le había advertido a las manitas que ella a diferencia de cualquier otra persona en la villa Zhao, labaria su cuerpo, indistinto de lo que deseara Shen o Lizbeth, pues gracias al libro que Jade le había regalado y que en un principio creyó un regalo inútil, ahora sabia más de la cultura que el mismo Shen, era consiente que en un matrimonio “normal” seria su esposo quien lavara su cuerpo y se ocupara de ella y viceversa, también había leído que cuando el “señor” tomaba a una esposa y concubinas, su deber siempre era solo con la esposa y de las concubinas se encargaban las manitas, pero este no era el caso, Shen tenía dos esposas y por más que quisiera ocuparse de ambas, habían cosas que no podria hacer y Dalia prefería resbalar con un jabón y