¿Cuánto más debía doler? Era algo estúpido, inútil, siempre tuvo presente que el amor no era para ella y entonces cayó en las garras de ese idiota de Shen, pero aun así ¿Cuánto más debía doler? No lo comprendía, habitualmente si algún trato se caía o si perdía un buen negocio, sentía la frustración y el desespero quizás por poco más de tres días, entonces ¿por qué rayos seguía doliendo?— ¿En qué piensas? — la voz de Lizbeth la hizo voltear, solo para ver el eco de su pena, reflejado en sus bellos ojos, ambas se habían enamorado de un mismo hombre, uno que les hacía cuestionar su amistad.— En que nos estan desterrando. — mintió solo en parte. — Lucero sabe quién dio la orden de asesinar a ese hijo de puta en prisión y, ahora nos estan borrando de la familia. — para Dalia el que los enviaran a Colombia, para que despejaran sus mentes, era lo mismo que decirle que los estaban quitando del árbol familiar.— ¿Qué tenemos que ver nosotros con el asesinato de ese imbécil? — pregunto con in
¿Cuántos años invirtió en prepararse para ocupar un lugar que ahora sabia nunca seria de ella? Fueron muchos, desde antes de la universidad tal vez, aunque siempre pensó en ser dos, porque para Dalia el estar sin Lizbeth era algo impensable, estaba más unida a esa rubia que, a lo que estaba con Renzo, tal vez fuese que durante escasos años, fue ella en medio de Renzo y Walter, ya que los tres tenían la misma edad, o quizás se debía que al ser Lizbeth la más pequeña siempre sintió la necesidad de protegerla, aunque la rubia más actuaba como porrista y ayudante psicológico, Dalia sabía que Lizbeth solo la hacía sentir bien con el hecho de existir.Descendió del taxi, y camino a la cochera de 24 horas que pagaba puntualmente cada mes, teniendo en cuenta el eliminar cualquier registro, ahora no le serviría de mucho, pues estaba segura de que cuando la familia supiera que nadie llegaría a Colombia, desplegarían el código de rastreo familiar.— Maldición, le llegue a tomar cariño a este ani
Mei creció en una cultura en la cual el contacto físico en público no era casi visto, las miradas sin embargo, decían mucho más que cualquier caricia, pero solo hasta ahora lo comprendía realmente, el deseo que bailaba en los ojos de Walter la embriagaban, su corazón se disparaba por solo una mirada de ese hombre, del cual conocía solo su pecho suave y su abdomen un poco flojo, sin embargo, pasaba tardes enteras dando miradas furtivas en su dirección, tratando de saber que más había debajo de esa ropa, aunque bien se lo imaginaba, o bueno, casi.Era muy tarde, la luna decoraba el cielo, y estaba a punto de dormir, cuando una maldición de su padre la hizo salir de su cuarto.— ¿Qué sucede?— No es nada cariño. — respondió Jade, pero Mei la vio salir con su equipaje de mano.— ¿Nada? — la voz de Loan era sombría y su rostro mucho más, pero su cerebro dejo de prestar atención al mayor por solo ver a Walter en el corredor.— ¿Todo está bien señor Zhao? — ¿Por qué debía ser tan correcto? S
Como podía resistirse a tal pedido, no podía, no lo haría si él la anhelaba y la necesitaba mucho más.Los labios del mayor tomaron los de ella, en un beso tan delicado que casi era vergonzoso de ver, mientras que su gran mano, descendió por su cadera, sujetando el borde de la ropa interior y jalándolo, algo que a Mei la sorprendió, o su ropa interior era tan ordinario que al mínimo jalón se rompía, o Walter tenía más fuerza y delicadeza de la que aparentaba, y eso la enloqueció aún más, deseaba conocer todo de él.Al fin la joven salió de su asombro y se atrevió a tocar sus brazos, eran gruesos y cálidos, esponjosos a primer tacto, pero cuando Walter se apoyó en ellos, Mei sintió la diferencia, los músculos hicieron presencia, al igual que el mástil pujaba dentro de su pantalón de algodón, y Mei quiso tocarlo, al igual que hacía con sus brazos, pero Walter la detuvo, con una sola mirada le advirtió que aún no lo tocaría y ella lo entendió, maravillándose del nivel de conexión que ha
Lucero y Ámbar vieron el video donde claramente se notaba que Huang le había salvado la vida a Renzo, y mientras la castaña se sentía aliviada, Ámbar apretaba los puños.— Rosita, bórralo de la red, no sin antes rastrear el teléfono móvil que tiene el video original. — la morena asintió y se puso manos a la obra. — Derek, envía a nuestros hombres, destruye ese video asegúrate que el dueño de teléfono móvil comprenda que no vio nada, paga lo suficiente como para que mantenga la boca cerrada, pero adviértele que tenemos otras formas de silenciarlo para siempre.— Bien. — Derek podía ser mucho mayor que Lucero, pero jamás contradeciría una orden, aunque para el mayor lo más sencillo y eficaz seria asesinar a quien fuese testigo de lo que había sucedido en ese puente.— Y resultaste ser tan tonto como Park. — murmuró Ámbar y su familia la vio mal.—No hay nada de tonto en salvar a quien amas. — la rubia bufo y vio a su madre con enfado.— Renzo jugo con él, y, aun así, arriesgo la vida po
Shen Kun fue el nombre que su madre le dio, Shen Kun fue un nombre justo para él, dijo su padre, vasto universo, eso significaba y siempre se sintió de esa forma, inmenso, oscuro, con pequeñas luces como su familia brillando y ahora con un sol y una luna para segarlo, pero en ese instante, otro lado de Shen Kun fue mostrado, el vasto universo guarda secretos, pues es tan grande e infinito, que una vida no alcanzaría para saber todo de él.En una milésima de segundo Shen Kun comprendío lo que Candy y las demás dijeron, tan Zabet; y eso solo significaba una cosa, él era un Zabet, sus oscuros ojos viajaron por la sala, descartando de inmediato a Amir por su edad y el amor que sus ojos reflejaban al ver a la pequeña mujer que aún se mantenía a su lado, entonces vio a Eros Zabet, esposo de Lucero, descartándolo como su padre en una fracción de segundo, pues ese hombre desde antes de los 20 años, se había casado con una Bach y los Bach no ingresaban a sus tierras, y fue cuando poso sus ojo
Lizbeth era para muchos la mujer perfecta, pequeña de estatura te inspiraba el querer abrazarla solo con verla, su cuerpo de Barbie levantaba suspiros por doquier, que decir de su rostro, tan blanco como la misma porcelana y por ojos el mismo cielo. Lizbeth era la mujer de ensueños eso decían todos, pero no ella, la joven poseedora de una belleza sin igual, había aprendido a su corta edad, que la mayoría de los hombres la veían como una hueca, que solo se veía al espejo todo el día, aunque no fuera así, entonces, llego a la conclusión que el hombre que no la buscaba por su dinero, la buscaba por ser la novia trofeo, una mujer tonta que lucir, como si fuese un buen accesorio; en poco tiempo, había decidido que jamás se casaría, ya no le interesaba, mucho menos tendría un hijo, que ya de por si le parecía una gran responsabilidad, ahora lo veía como una sentencia a cargar como algún parasito, ya que entre las muchas cosas que Renzo encontró de su ex prometido, una de ellas fue que había
El vehículo acelero no como para infringir alguna ley de tránsito, pero, aun así, no era normal y mientras la rubia abrió su equipaje para buscar su teléfono móvil, el hombre le hablo.— Solo equipaje de mano, y luces muy descansada, ¿viaje corto? — su voz sonaba relajada, pero, aun así, Liz sentía que algo no estaba bien.— Viaje cancelado. — respondió con una sonrisa y se regañó mentalmente, ¿desde cuándo se había vuelto tan desconfiada? Quizás era que hacía mucho que no viajaba con un extraño. — Será toda una sorpresa para mis padres el verme llegar. — concluyo mientras dejaba salir un bufido.— ¿No traes efectivo? — pregunto divertido el hombre, pues, aunque Liz no le viera el rostro, si vio la sonrisa en el espejo retrovisor.— No te preocupes, si tengo efectivo, solo que me acabo de percatar que olvide pedirle mi teléfono móvil a mi amiga, ella si se fue de viaje.— Y dicen que la suerte no existe. — murmuro el hombre y Lizbeth busco ver más que solo su sonrisa en el espejo ret