Mei creció en una cultura en la cual el contacto físico en público no era casi visto, las miradas sin embargo, decían mucho más que cualquier caricia, pero solo hasta ahora lo comprendía realmente, el deseo que bailaba en los ojos de Walter la embriagaban, su corazón se disparaba por solo una mirada de ese hombre, del cual conocía solo su pecho suave y su abdomen un poco flojo, sin embargo, pasaba tardes enteras dando miradas furtivas en su dirección, tratando de saber que más había debajo de esa ropa, aunque bien se lo imaginaba, o bueno, casi.Era muy tarde, la luna decoraba el cielo, y estaba a punto de dormir, cuando una maldición de su padre la hizo salir de su cuarto.— ¿Qué sucede?— No es nada cariño. — respondió Jade, pero Mei la vio salir con su equipaje de mano.— ¿Nada? — la voz de Loan era sombría y su rostro mucho más, pero su cerebro dejo de prestar atención al mayor por solo ver a Walter en el corredor.— ¿Todo está bien señor Zhao? — ¿Por qué debía ser tan correcto? S
Como podía resistirse a tal pedido, no podía, no lo haría si él la anhelaba y la necesitaba mucho más.Los labios del mayor tomaron los de ella, en un beso tan delicado que casi era vergonzoso de ver, mientras que su gran mano, descendió por su cadera, sujetando el borde de la ropa interior y jalándolo, algo que a Mei la sorprendió, o su ropa interior era tan ordinario que al mínimo jalón se rompía, o Walter tenía más fuerza y delicadeza de la que aparentaba, y eso la enloqueció aún más, deseaba conocer todo de él.Al fin la joven salió de su asombro y se atrevió a tocar sus brazos, eran gruesos y cálidos, esponjosos a primer tacto, pero cuando Walter se apoyó en ellos, Mei sintió la diferencia, los músculos hicieron presencia, al igual que el mástil pujaba dentro de su pantalón de algodón, y Mei quiso tocarlo, al igual que hacía con sus brazos, pero Walter la detuvo, con una sola mirada le advirtió que aún no lo tocaría y ella lo entendió, maravillándose del nivel de conexión que ha
Lucero y Ámbar vieron el video donde claramente se notaba que Huang le había salvado la vida a Renzo, y mientras la castaña se sentía aliviada, Ámbar apretaba los puños.— Rosita, bórralo de la red, no sin antes rastrear el teléfono móvil que tiene el video original. — la morena asintió y se puso manos a la obra. — Derek, envía a nuestros hombres, destruye ese video asegúrate que el dueño de teléfono móvil comprenda que no vio nada, paga lo suficiente como para que mantenga la boca cerrada, pero adviértele que tenemos otras formas de silenciarlo para siempre.— Bien. — Derek podía ser mucho mayor que Lucero, pero jamás contradeciría una orden, aunque para el mayor lo más sencillo y eficaz seria asesinar a quien fuese testigo de lo que había sucedido en ese puente.— Y resultaste ser tan tonto como Park. — murmuró Ámbar y su familia la vio mal.—No hay nada de tonto en salvar a quien amas. — la rubia bufo y vio a su madre con enfado.— Renzo jugo con él, y, aun así, arriesgo la vida po
Shen Kun fue el nombre que su madre le dio, Shen Kun fue un nombre justo para él, dijo su padre, vasto universo, eso significaba y siempre se sintió de esa forma, inmenso, oscuro, con pequeñas luces como su familia brillando y ahora con un sol y una luna para segarlo, pero en ese instante, otro lado de Shen Kun fue mostrado, el vasto universo guarda secretos, pues es tan grande e infinito, que una vida no alcanzaría para saber todo de él.En una milésima de segundo Shen Kun comprendío lo que Candy y las demás dijeron, tan Zabet; y eso solo significaba una cosa, él era un Zabet, sus oscuros ojos viajaron por la sala, descartando de inmediato a Amir por su edad y el amor que sus ojos reflejaban al ver a la pequeña mujer que aún se mantenía a su lado, entonces vio a Eros Zabet, esposo de Lucero, descartándolo como su padre en una fracción de segundo, pues ese hombre desde antes de los 20 años, se había casado con una Bach y los Bach no ingresaban a sus tierras, y fue cuando poso sus ojo
Lizbeth era para muchos la mujer perfecta, pequeña de estatura te inspiraba el querer abrazarla solo con verla, su cuerpo de Barbie levantaba suspiros por doquier, que decir de su rostro, tan blanco como la misma porcelana y por ojos el mismo cielo. Lizbeth era la mujer de ensueños eso decían todos, pero no ella, la joven poseedora de una belleza sin igual, había aprendido a su corta edad, que la mayoría de los hombres la veían como una hueca, que solo se veía al espejo todo el día, aunque no fuera así, entonces, llego a la conclusión que el hombre que no la buscaba por su dinero, la buscaba por ser la novia trofeo, una mujer tonta que lucir, como si fuese un buen accesorio; en poco tiempo, había decidido que jamás se casaría, ya no le interesaba, mucho menos tendría un hijo, que ya de por si le parecía una gran responsabilidad, ahora lo veía como una sentencia a cargar como algún parasito, ya que entre las muchas cosas que Renzo encontró de su ex prometido, una de ellas fue que había
El vehículo acelero no como para infringir alguna ley de tránsito, pero, aun así, no era normal y mientras la rubia abrió su equipaje para buscar su teléfono móvil, el hombre le hablo.— Solo equipaje de mano, y luces muy descansada, ¿viaje corto? — su voz sonaba relajada, pero, aun así, Liz sentía que algo no estaba bien.— Viaje cancelado. — respondió con una sonrisa y se regañó mentalmente, ¿desde cuándo se había vuelto tan desconfiada? Quizás era que hacía mucho que no viajaba con un extraño. — Será toda una sorpresa para mis padres el verme llegar. — concluyo mientras dejaba salir un bufido.— ¿No traes efectivo? — pregunto divertido el hombre, pues, aunque Liz no le viera el rostro, si vio la sonrisa en el espejo retrovisor.— No te preocupes, si tengo efectivo, solo que me acabo de percatar que olvide pedirle mi teléfono móvil a mi amiga, ella si se fue de viaje.— Y dicen que la suerte no existe. — murmuro el hombre y Lizbeth busco ver más que solo su sonrisa en el espejo ret
Huang se dejó arrastrar por Renzo hasta un modesto hotel, no era de lo más lujoso del lugar, pero tampoco estaba tan mal.Por un fugaz momento recordó la noche en la que había confiado en ese desconocido, le gustaría decir que toda la culpa era de Renzo por engañarlo, pero debía ser responsable, pues a pesar de que había bebido un poco esa noche, aun podía decidir, y su elección lo llevo a entregarle su primera vez a Renzo por lo que no, no podía culpar al cien por ciento a ese idiota, aunque tampoco espero que apenas y cruzaran la puerta de la habitación Renzo tomara sus labios con desespero, como lo hacía en ese momento.— Espera. — pidió con sorpresa, ante la magnitud de emociones que se apoderaban de él, era un iluso, no lo podía negar.— Por favor, Huang, ya lo entendí, yo me equivoqué. — murmuro Renzo y nuevamente tomo sus labios, pero ahora su beso fue acompañado de sus enormes manos, envolviendo el rostro de Huang, como un niño trataría de atrapar una burbuja de jabón, con cui
La mente de Shen se aturdió por un momento, incapaz de procesar lo que veía, su bella luna, su rubia de ensueños, yacía inconsciente entre angostas paredes, sobre un delgado catre, su boca se notaba hinchada, y todo al costado de sus mejillas el rojo producto de golpes era evidente, la mordaza que obviamente se notaba que pertenecía a un “juguete sexual” le repugno, aunque más lo preocupo el ver la sonda que ingresaba por su nariz y la cual estaba conectada a una bolsa como de suero, pero que claramente no tenía tal sustancia, ya que era de un color lechoso.— ¡Deténganlo! ¡Es peligroso que la toque! ¡No sabemos en qué estado se encuentra!La orden a grito de Lucero la sentía a la distancia, aunque la castaña estaba a su lado, haciéndole señas a los paramédicos, que por suerte había llamado en el momento que Shen aseguro que quien se había llevado a Lizbeth, era un asesino en serie. Mientras el oriental no era dueño de sus actos, su preciosa mujer estaba inconsciente, viva, si, lo intu