Preparándose para lo peor, Emmet y Gael cerraron los ojos y se encogieron en su lugar, sin embargo, cuando nada pasó, los volvieron a abrir de inmediato.Para sorpresa de ambos, Amara los había ignorado y se había abalanzado en contra de dos lobos que habían intentado acercarse por su espalda.Uno de los lobos, fue lanzado contra un árbol lejano, mientras que el otro, fue sujetado por el cuello por la feroz criatura, la cual, le gruñía con ferocidad.―P-Por favor, princesa ―jadeó el hombre, que, al verse limitado ante la falta de aire, volvió a su forma humana ―N-No quiero morir… ――Eso debieron pensar antes de darle la espalda a su rey ―gruñó Gael ― ¡Ustedes vivían en el palacio! ¡No tienen excusas! –―Son sólo unos traidores ―dijo Emmet con evidente desprecio― ¡Vayan! ―rugió Tabatha, provocando que todos los lobos se lanzaran hacia Amara, quien no dudó en arrojar al hombre contra sus atacantes, provocando que algunos lobos fueran derribados― ¡Ayuden a la princesa! ―rugió Zeth― ¡Y
Ante las palabras de aquella extraña voz, la imagen de Gael siendo atacado por aquellos lobos cruzó la mente de la loba como un rayo, por lo que, soltando un gruñido fúrico, Amara apresuró el paso.―Gadiel ―gruñó Amara― “Él siempre ha cuidado de nosotras” ―Aunque en ese momento ella no podía recordarlo bien, Amara estaba convencida de que aquella voz no le estaba mintiendo, por lo que decidió hacer su prioridad la de volver a la finca.El camino de regreso no fue muy largo, al menos, no con su velocidad, pues en menos de un parpadeo, la loba ya se encontraba nuevamente en el campo de batalla, cuya situación, sólo había empeorado.En la distancia, un círculo de lobos protegía a Gael de lobos enemigos, mientras que el hechicero, quien se encontraba de rodillas, lanzaba pequeñas esferas de energía a los lobos que intentaban acercarse a la finca.― ¡Gael! ―gritó alguien desde los viñedos ― ¡Es Amara! ―Ante el aviso, tanto aliados como enemigos, giraron su cabeza hacia la loba, la cual,
Ante el cuestionamiento, Emma soltó a Ares, y con señas, le indicó a Vail que llevaría a Ares a la cocina para que no siguiera escuchando lo que estaba sucediendo en el exterior.―Está bien, avisaré a tu madre ―dijo Vail frunciendo el ceñoSin ningún tipo de duda, Emma asintió y finalmente volvió a tirar de Ares.― ¿A dónde vamos Emma? ―le preguntó Ares cuando la cachorra pasó de largo el pasillo que llevaba a la cocina, y lo llevó por un camino menos abarrotadoA modo de respuesta, Emma se llevó uno de sus dedos a los labios, indicándole que guardara silencio.―Vale… ―masculló el niño, quien, por algún motivo fuera de su comprensión, confiaba plenamente en la niña, la cual, lo llevó directamente hasta la oficina de Máximus ― ¿Dónde estamos? ―Tras cerrar la puerta, Emma corrió al escritorio y tomó un viejo portarretrato para mostrárselo.― ¡Anda! ¿Este es mi abuelo? ―― “Sí, él es su majestad” ―respondió Emma con señas―Entiendo, entonces estamos en su oficina ―suspiró Ares dejando e
Sin emitir sonido alguno, Amara clavó sus ojos en los grises del niño.Había algo en él que le resultaba familiar, algo que le producía un extraño sentimiento, aunque no estaba muy segura de qué se trataba.― “Para, no quiero despertar aún” ―resonó una muy perezosa voz masculina en su cabeza ― “Pero lo haré si debo protegerlo incluso de ti” ―― ¿Atticus? ―volvió a preguntar AmaraIrritado por que su hermana continuara llamándolo así, Ares gruñó.― No soy… ¡Olvídalo! ¡Sólo para de matar! ―gritó Ares ―Amara, lo que haces está mal ―sollozó antes de avanzar un par de pasos más ― ¿Cómo puedes encontrarlo divertido? ―Confundida, Amara inclinó la cabeza.¿Qué tenía de malo lo que estaba haciendo?¡Estaba cazando! ¡Estaba demostrando su poder y superioridad!Además, aquellos lobos habían lastimado a uno de los suyos y tampoco se estaban conteniendo en contra del resto, por lo que sí, ella había decidido castigarlos, sobre todo, había decidido castigarlos por no mostrarle respeto.¿Y cuál era
Ante la voz del niño Byron recuperó su forma humana para estudiar la situación.Fuera de la finca del rey, se estaba librando una feroz batalla entre los jóvenes alfas y algunas Lunas contra el ejército imperial del consejero Arioch.Hasta ese momento, los jóvenes alfas habían mantenido a sus rivales a raya, sin embargo, la cantidad de lobos era demasiada como para poder controlarlos a todos, por lo que no le extrañó que la barrera protectora terminara cediendo.― ¡Jasper, ve por Gael y llévalo adentro! ¡Escuadrón B, cúbranlo! ―le ordenó Byron al lobo de Jared, el cual corrió directamente hacia Gael siendo seguido por seis lobos más ―Ella, cariño, tú ayuda a la Luna Dubois y lleva a Anna y a los chicos al interior de la finca――Como digas ―respondió Ella, quien corrió en dirección a Anna ―Lleve a los cachorros, yo me encargo de mi joven alfa ―le dijo a Raine―Vale, vamos ―respondió Raine, quien tomó la mano de los dos niños y se apresuró a correr a la puerta principal―No temas, los g
Al escucharlas, Armin sonrió.Pese a que se encontraban en plena guerra, él podía sentir el alivio de la familia real.Y es que, con cada minuto que pasaba, con cada enfrentamiento que sucedía en la isla, la familia real poco a poco comenzaba a recuperar lo que le pertenecía, sobre todo, se habían comenzado a recuperar los unos a los otros.―Mi princesa ―susurró Idylla, quien se sentó junto a Anna una vez que Armin la depositó sobre una de las camas del refugio ―Fuiste muy valiente… ――Abuela ―la llamó Ares― ¿Qué sucede mi pequeño? ――Mi hermana mató a muchos soldados, crees que… ¿Crees que la gente pueda llegar a pensar mal de ella? ―preguntó Ares con timidez ―No fue su culpa ――La gente no pensará mal de ella cielo ―respondió Idylla ―Ella luchó para protegernos… ――Pero, ella… ――No importa como lo pongas joven príncipe ―intervino Joel, quien había ocupado un lugar en un sillón cercano junto a su hermano y a Alice, quien había comenzado a sacar utensilios de un botiquín que se enc
Mientras que en la finca se libraba una feroz batalla, en el palacio de Interlunio, Alastor y Dante tenían sus propios problemas, pues si bien ya habían alcanzado a sus objetivos, aún no lograban escapar del interior del palacio.Debido a las infernales llamas, salir por el mismo lugar por el que habían entrado resultó imposible, por lo que, en ese momento, ambos corrían por el cuarto piso del palacio, directamente a una torre de vigilancia.― ¿Cómo te sientes, Dante? ―preguntó Alastor, quien llevaba sobre su espalda a Varena, quien, a su vez, sujetaba un paño húmedo sobre la nariz y boca de Alastor―Estoy mejor ―dijo Dante, quien llevaba a cuestas a un semiconsciente Holt, lo cual, dificultaba su avance por aquel infierno― ¿Cómo va la ira? ―preguntó Alastor señalando con la cabeza una habitación que aún se encontraba a algunos metros de ellos―Ha desaparecido por completo ―masculló Dante, quien le dirigió una rápida mirada a Alastor, más específicamente, a un pequeño rasguño sobre s
Sin decir nada, Varena asintió antes de buscar al lobo de Svein, el cual, se encontraba encabezando al grupo a la vez que se abría camino entre los lobos espectrales que seguían apareciendo.―Espero que salgamos pronto de aquí, de lo contrario, comenzarán a superarnos ―dijo Holt en un quejido al intentar erguirse ―Si tan solo pudiera transformarme ―― ¿Tan mal te dejaron unos meros civiles? ――No fueron civiles, fueron los hombres de Norbert ―gruñó Holt― ¿Los hombres del capitán? ―preguntó Varena con incredulidad―Sí ―respondió Holt con simplezaNo quería recordar aquella tarde, sin embargo, cada que cerraba los ojos, visiones del sorpresivo asalto inundaban su mente.Aquel día, había sido un infierno para él.Aburrido de su trabajo de vigilar aquella vieja finca, Holt volvió un par de horas antes de que su turno terminara y se dirigió a la ciudad para comprar un par de botellas de su vino favorito, el cual, no tuvo la fortuna de probar, pues, nada más poner un pie dentro de su base,