¡Ay! — dijo Eleanor en un suspiro — No se por qué esto resulta tan… ¡exasperante! — Paul, mordió una porción de pizza y casi la escupe de la risa.Niña… ¿nunca pasaste de normalita verdad?Perdón — dijo tirandole una servilleta — ¿qué significa eso de normalita?Bueno — tragó con dificultad — es que… estas fiestas tendrían que vetarse a niñas tan simples como tu.Perdón señor de alta sociedad… — dijo con sarcasmo — si no supiera que estas diciéndolo en broma, ¡te mandaría mi mejor hechizo!¿Cuál?El mocomurcielago… — risas— Aunque la verdad, tienes razón… Soy un desastre. No sirvo para esto.No te desanimes — dijo Paul tomándole la mano. Eleanor le devolvió el gesto — es normal… ¿Cómo celebraban las Navidades en tu casa? — Eleanor sonrió con melancolía.Bien… Mi madre se levantaba bien temprano para empezar a cocinar… le encantaba hacer un montón de comida para que todos estuviéramos contentos. — rió — mis hermanos son de buen comer…¿Buenos tragones? — risas. Eleanor asintió.Mi padr
Los días siguientes fueron de total y completa indiferencia entre ambos. Carlisle no quería imponerle su presencia. A pesar de que él le habia asegurado que no era necesario que compartieran las comidas, ella se levantaba temprano y desayunaba con él, aunque no cruzaran palabra. El almuerzo cada uno lo tenía en su trabajo, pero la cena era casi un ritual. Eleanor solo abandonaba el comedor, una vez que Carlisle se levantara… y él esperaba que ella hiciera el primer movimiento, por lo que la cena se prolongaba bastante. A Carlisle no le molestaba quedarse ahí, sentado. Solo contar con su presencia, calmaba esas locas y desenfrenadas ideas, que lo asaltaban cada vez que abandonaba el comedor y se iba a su cuarto. Todas las noches luego de su viaje a Paris, lo atacaban las ganas de irrumpir con violencia en su cuarto, como lo hacia antes y dejar que el instinto dominara la situación. Solo lo frenaba una cosa. El temor a que ella lo rechazara. Dos días después de su vuelta a la casa, el d
¿Condenada al paraíso? Si, ese podría ser el titulo de la fantasiosa vida que llevaba después de esa noche. Y si bien trataba por todos los medios de no parecer tan condenadamente lujuriosa, Carlisle le hacía despertar sus bajos instintos, cada noche después de la “reconciliación”. Sentada frente a su tocador, y mientras le daba los últimos toques a su maquillaje, no podía dejar de recordar todas y cada una de las noches que viviera en el edén, las veces que Carlisle irrumpía en su cuarto. Se convenció que debía dejar de divagar, porque en cualquier momento iba a meterse el delineador en el ojo… sonrió. Carlisle siempre la dejaba en ese estado de completa ensoñación y éxtasis.Suspiró. Esa era su noche, la prueba de dorado. Era la noche de Navidad, y tendría alrededor de doscientas personas en su casa… Sonrió al recordar lo tonta que fue al pensar que todos iban a estar apiñados. A pesar de que el salón de baile era grande, era casi absolutamente imposible que tantas personas entraran
Si… — dijo él, moviendo la cabeza saludando a unos empresarios al parecer franceses — Creo que Evana iría bien en ese grupo ¿no? — sonrieron — iremos un rato a charlar con los Bradsford. Ya hablamos con ellos… Pero solo estaremos unos segundos… también está Marcus… ¿Y su odiosa mujer? ¿Celosa? — dijo, deteniendo la marcha y mirándola a los ojos. Eleanor se ruborizó, pero Carlisle no lo notó debido al efecto de las luces del salón. No te exaltes… — El rió — ¿esa es la mujer que te tiraste la noche en que nos peleamos? No… — dijo y continuó la marcha — nunca estaría con esa mujer… me enferma su absoluta falta de escrúpulos.. Y sin embargo te revuelcas con Sara Matthew… — dijo ella despectivamente — que de escrúpulos no sabe ni el significado de la palabra… — él rió. Algún día me dirás por que la odias tanto — “Porque me aleja de ti,” surgió en su mente, pero no dijo nada. Caminaron hasta un lugar, donde divisaron al matrimonio Bradsford. Junto a ellos estaban, el tal Marcus y su
uede que la haya visto por ahí — lo miró — ¿Vas a humillarla con la presencia de otra de “tus conquistas”?Nunca tuve la intención de hacerlo…No lo parece…Y bien, ¿la viste?Está en la terraza — lo miró — pero yo que tu, no me acercaría… a menos que debajo de ese Smoking tengas una muy gruesa y protectora armadura….Muy graciosa — dijo bufando — ¿está muy enojada? — agregó algo afligido.Pues… ella siente que tú trajiste a esa zorra de Sara con el único objetivo de humillarla en frente de todos tus nuevos amigos.¡Pero si yo estaba igualmente sorprendido y molesto de verla! — se excusó con malhumor. — aparte no sé por qué se molesta.Si, ahora hazte el ofendido… — dijo ella casi burlona— Si tu no sabías de la presencia de esa mujer en tu casa, será mejor que busques las palabras correctas para explicárselo a Eleanor. Sabes que ella a veces no es la mas comprensiva, cuando está segura de que lo que piensa es lo que esSi, lo sé — resopló. Ella sonrió con ternura, pero luego le dio un
Eleanor estaba realmente fastidiada a medida que avanzaban, esquivando invitados, a través del salón. Se dio cuenta que el hacerse la mujer fatal e intentar, con su actitud, seducir a Carlisle, no le sirvió de nada y ahora tenía que lidiar con el idiota de Kalem, a quien aceptó su invitación a bailar con el único propósito de hacer rabiar a Carlisle. Sonrió. “¡Y vaya que lo conseguí!”La pista estaba poblada de gente que se divertía al ritmo de los acordes de la fastuosa orquesta, que se ubicaba al final del salón. Eleanor, sin tener en cuenta si Kalem la seguía o no, llegó al centro del lugar destinado para bailar y se dio vuelta sólo para encontrar bien cerca de ella a su acompañante que sonreía triunfante. Chasqueó la lengua y con un movimiento brusco de cabeza, hizo que las esmeraldas de sus aretes, chocaran contra su cuello.No sé por qué sonríes de esa manera… — dijo con cara de pocos amigos.¿No sabes por qué? — dijo mostrándole toda su dentadura — Porque estás conmigo… razón s
No — sonrió — sé que no lo dices con la intención de antes — El asintió.Bien, dime entonces, ¿hay alguna otra petición que agregar a la anterior? — ella bajó la mirada y su nariz se puso roja. El rió y le tomó el mentón para que lo mirara — ¿alguna posición sexual en especial? — ella le dio un golpecito en el brazo. — creo que cualquiera te viene bien…Carlisle… — dijo roja — no es eso…Bien, habla ahora o calla para siempre…Eh… — bajó la mirada. Sabía que no tenía derecho a pedirlo, pero era más fuerte que ella.Vamos, ya llegaste hasta aquí, no te pongas quisquillosa — la obligó a mirarlo— dime Eleanor Stone, dime lo que quieres…Quiero… — suspiró— yo…. Creo, y opino que ya no es necesario que… — lo miró — que… que uses el… — se puso roja de repente — condón, ¿no? — agregó en un susurro. Carlisle abrió los ojos, alarmado. Sabía que si ella le hacía esa petición, en un futuro no muy lejano, cabría la posibilidad de…No — ella lo miró — tu sabes perfectamente que eso es algo que no
Cuando tú quieras… — dijo ella mirándolo con devoción. Eleanor sintió envidia del amor que esos dos se tenían. Miró a Carlisle que solo movía la mano para despedirlos, y luego los observó alejarse por la calle.Bien… — dijo suspirando — ¿supongo que ya todo terminó no?No — dijo él sonriendo, y Eleanor recordó todas las promesas que se hicieron esta noche. — aun falta mi otro regalo…¿Otro regalo? — preguntó curiosa. Él no le respondió. Llamó al hombre, quien le acercó una capa a Eleanor y un pequeño aparato a Carlisle, que resultó ser un control remoto. Carlisle la ayudó a colocarse el abrigo y tomándola de la mano la llevó hacia el garaje. Era una amplia edificación que estaba separada del edificio principal. Se accedía a ese lugar, por un sendero de piedra, libre de nieve, que cruzaba una zona desconocida del jardín.Carlisle…Bien… — dijo apretando el control. Una de las puertas se elevó lentamente. Dentro estaba el Audi de Carlisle junto a otro vehículo, mas grande, una camioneta