Carlisle tardó una hora en hablar con Paul Simmons. Estaba seguro que la sociedad que acababa de realizar con el decorador iba a procurarle nuevos réditos. Pero si debía ser honesto, eso no era lo que buscaba. Había visto el gran potencial que Paul tenía y cuán desaprovechado estaba en una empresa como Jacobs y asociados. Por esa razón, en el transcurso de la fiesta, ideó un plan para poder salvar el problema de la decoración de las cabañas del resort caribeño, y además hacerle un favor a ese joven que tan desinteresadamente ayudara a Eleanor. No le pareció descabellado que Simmons saltara de la butaca cuando le propuso hacerse cargo del emprendimiento, de manera independiente de Jacobs, y le alegrara su patrocinio para comenzar su propia compañía de decoración y diseño.Cruzó el salón. La casa estaba silenciosa. Atrás quedaban el bullicio y las risas de todos los invitados. Todo había resultado como esperaba: la presentación en sociedad de su esposa y la fiesta, a pesar de que para C
Carlisle…No digas una sola palabra… — solo pudo decirle antes de entrar en su cuerpo. En cada uno de sus movimientos, parecía querer hundirse mas en ella, fundirse con su cuerpo. Sentía esa opresión en el cuerpo de desear mas, querer que esa mujer diera todo de si. La incorporó sentándola en sus piernas, y ella solo enroscó las suyas alrededor de su cintura. El sonrió al sentir el profundo gemido que Eleanor emitió al sentirlo tan adentro. Sus piernas resbalaban al contacto de su sudor, pero aun así no podía detenerse. Carlisle la miró, y sin decirle una palabra tomó el pañuelo, y le tapo los ojos. Eleanor experimentó en un solo movimiento estar en el infierno y en el paraíso a la vez…El reloj de la chimenea dio cinco suaves campanadas. Eleanor se encontraba completamente relajada y abrazada a Carlisle. El estaba fumando un cigarrillo, y le acariciaba suavemente un brazo. En la habitación solo se escuchaba el reloj y el crepitar de las llamas. En un momento Eleanor levantó la cabeza
Carlisle tardó una hora en hablar con Paul Simmons. Estaba seguro que la sociedad que acababa de realizar con el decorador iba a procurarle nuevos réditos. Pero si debía ser honesto, eso no era lo que buscaba. Había visto el gran potencial que Paul tenía y cuán desaprovechado estaba en una empresa como Jacobs y asociados. Por esa razón, en el transcurso de la fiesta, ideó un plan para poder salvar el problema de la decoración de las cabañas del resort caribeño, y además hacerle un favor a ese joven que tan desinteresadamente ayudara a Eleanor. No le pareció descabellado que Simmons saltara de la butaca cuando le propuso hacerse cargo del emprendimiento, de manera independiente de Jacobs, y le alegrara su patrocinio para comenzar su propia compañía de decoración y diseño.Cruzó el salón. La casa estaba silenciosa. Atrás quedaban el bullicio y las risas de todos los invitados. Todo había resultado como esperaba: la presentación en sociedad de su esposa y la fiesta, a pesar de que para C
Y lo que terminó de arrancarme el corazón fue que… —se calló. No iba a decirle que sus palabras lo mataron en vida. No iba a revelarle el amor incondicional que le tenía, y que a pesar de los años y de la crueldad de su mirada esa tarde, nunca pudo dejar de amarla. Cerró los ojos tratando de serenarse, y recordó las crueles palabras… “¡Todo esto es por tu culpa! ¡Maldigo el día que entraste en esta casa, Carlisle Stone! ¡ ¡Te odio por todo lo que vivimos y por lo que vivirás! ¡Ojala Voldemort te hubiera asesinado… no sufriríamos tanto con él al poder!” suspiró profundamente — no tengo nada que perdonarte…Carlisle…Por favor Eleanor — dijo tratando de tranquilizarla — Yo no he sido tan bueno contigo últimamente…Pero…Yo te hice un daño mayor… y a pesar de los años y todo lo que sucedió, yo logré volver a estar con Emerson y Farrah, y tú, — sonrió con tristeza— tú solamente tienes que soportarme este año…No Carlisle…Si Eleanor — dijo sonriendo — solo un año, menos a decir verdad… —
Llevas un largo rato callada — dijo Farrah — ¿puedo preguntarte que sucede?Ya me lo has preguntado… —sonrieron — las cosas están cambiando en mi vida, Farrah. — suspiró — son diferentes a como yo me las había imaginado.Que quieres decir…A pesar de todo… —la miró sonriente — puede decirse que soy feliz… — Farrah le palmeó la mano— Carlisle está diferente conmigo…Bueno después de la que se mandó…No me refiero a eso en particular… — bajó la radio para poder hablar tranquilas — es decir, anoche después de la fiesta…¡No tengas la desgraciada idea de contarme tus preludios e interludios amorosos! — dijo Farrah con asco y Eleanor largó una carcajada.No tenía intención… — dijo luego de un par de segundos de calma — anoche le pedí perdón…¿Perdón? — dijo ella arqueando una ceja — ¿Por qué?Por lo que les hice a todos hace cuatro años…Eleanor…Anoche, quería decirle cuanto lo amaba… sentía esa presión en mi corazón, esas ganas de gritarle que no me odiara, que sea mas…No…Espera, déjam
La actitud de Carlisle había pasado en pocos días, de exultante a intolerable… esto no estaba funcionando tan bien como hubiera querido. Podría haber aceptado, un grito, un insulto, que le tirara con algo por la cabeza. La reacción de Eleanor, así, sería soportable ya que estaba absolutamente convencido que lo que había hecho y dicho, era, según su propia percepción, ínfimamente reprochable. Y lo peor, era que a pesar de eso, y sabiendo que podría tener como respuesta una rotunda negativa, no soportaba un minuto sin acercarse a ella. Tan solo recordar la forma lastimosa en que se arrastró hacia su habitación, le daba espasmos en el cuerpo. Únicamente pudo fingir que el desinterés de su esposa no le hacía daño, un día… ¡Un maldito día sin ella!, pero para la segunda noche después de la pelea, sentía la desesperante necesidad de arreglar las cosas de alguna manera. Y se convenció que a una mujer, la mejor manera de convencerla era en la cama. Si, es cierto, reflexionaba, no era la maner
No… — dijo. Carlisle trató de tener más información, pero tuvo que esperar que Arnold dejara el postre. Una vez que el hombre se hubiera retirado, la miró esperando que se explayara. Solo que Eleanor no tenía la misma intención, y comenzó a juguetear con el postre.Bien… — dijo dejando con rabia la servilleta — veo que estás muy comunicativa hoy… — se levantó — y como también veo que estás inapetente, me gustaría hablar contigo en la sala…No tengo ganas…¡Ahora! — dijo imperativamente.¿Qué quieres saber? — dijo ella terca — quiero comer el postre, y si quieres hablar bien podemos hacerlo aquí… — Carlisle rodó los ojos pidiendo paciencia.¡Perfecto! — dijo sentándose nuevamente. — ¿puedes decirme que sucede?Problemas de familia… — dijo secamente.Yo soy de la familia…No, Carlisle — dijo ella mirándolo con rabia — no te creas eso de “La casita feliz” — farfulló — no pretendas creer que esto es una familia, nuestro matrimonio se basa en el sexo y soportarme… ¿para qué diablos quieres
¿Y? — dijo bebiendo sidra — David tampoco se hacía a la idea, porque tenía miedo que la medicina no surtiera efecto… o que haya algún gen que haya quedado maldito y bueno, que el niño saldría con pelos hasta en el c…Entendemos, Sandra — dijo Farrah sonriendo.Entonces, yo… lo engañé, le dije que bebía la medicina y un buen día, ¡zas! — sonrió — David ya no podía esgrimir ningún argumento en contra ante lo inevitable… y ya lo has escuchado hablar de su hijo.Lo que ella trata de decirte Eleanor es que, una vez que este aquí… Carlisle no tendrá más remedio que aceptarlo.No quiero que sea así…Pero no tienes otra opción.¡Como va aceptar un hijo, si apenas me aguanta a mí! — dijo triste — me corrió de la cama… y aparte tomo la medicina, porque llegamos a un acuerdo de… — se puso colorada — no es necesario que les comente nuestros arreglos…¿Te obliga a tomarla? — preguntó dubitativa Farrah.No… nunca lo ha hecho — dijo ella mirándolas. Desconcertada. No sabía a que punto querían llegar