La actitud de Carlisle había pasado en pocos días, de exultante a intolerable… esto no estaba funcionando tan bien como hubiera querido. Podría haber aceptado, un grito, un insulto, que le tirara con algo por la cabeza. La reacción de Eleanor, así, sería soportable ya que estaba absolutamente convencido que lo que había hecho y dicho, era, según su propia percepción, ínfimamente reprochable. Y lo peor, era que a pesar de eso, y sabiendo que podría tener como respuesta una rotunda negativa, no soportaba un minuto sin acercarse a ella. Tan solo recordar la forma lastimosa en que se arrastró hacia su habitación, le daba espasmos en el cuerpo. Únicamente pudo fingir que el desinterés de su esposa no le hacía daño, un día… ¡Un maldito día sin ella!, pero para la segunda noche después de la pelea, sentía la desesperante necesidad de arreglar las cosas de alguna manera. Y se convenció que a una mujer, la mejor manera de convencerla era en la cama. Si, es cierto, reflexionaba, no era la maner
No… — dijo. Carlisle trató de tener más información, pero tuvo que esperar que Arnold dejara el postre. Una vez que el hombre se hubiera retirado, la miró esperando que se explayara. Solo que Eleanor no tenía la misma intención, y comenzó a juguetear con el postre.Bien… — dijo dejando con rabia la servilleta — veo que estás muy comunicativa hoy… — se levantó — y como también veo que estás inapetente, me gustaría hablar contigo en la sala…No tengo ganas…¡Ahora! — dijo imperativamente.¿Qué quieres saber? — dijo ella terca — quiero comer el postre, y si quieres hablar bien podemos hacerlo aquí… — Carlisle rodó los ojos pidiendo paciencia.¡Perfecto! — dijo sentándose nuevamente. — ¿puedes decirme que sucede?Problemas de familia… — dijo secamente.Yo soy de la familia…No, Carlisle — dijo ella mirándolo con rabia — no te creas eso de “La casita feliz” — farfulló — no pretendas creer que esto es una familia, nuestro matrimonio se basa en el sexo y soportarme… ¿para qué diablos quieres
¿Y? — dijo bebiendo sidra — David tampoco se hacía a la idea, porque tenía miedo que la medicina no surtiera efecto… o que haya algún gen que haya quedado maldito y bueno, que el niño saldría con pelos hasta en el c…Entendemos, Sandra — dijo Farrah sonriendo.Entonces, yo… lo engañé, le dije que bebía la medicina y un buen día, ¡zas! — sonrió — David ya no podía esgrimir ningún argumento en contra ante lo inevitable… y ya lo has escuchado hablar de su hijo.Lo que ella trata de decirte Eleanor es que, una vez que este aquí… Carlisle no tendrá más remedio que aceptarlo.No quiero que sea así…Pero no tienes otra opción.¡Como va aceptar un hijo, si apenas me aguanta a mí! — dijo triste — me corrió de la cama… y aparte tomo la medicina, porque llegamos a un acuerdo de… — se puso colorada — no es necesario que les comente nuestros arreglos…¿Te obliga a tomarla? — preguntó dubitativa Farrah.No… nunca lo ha hecho — dijo ella mirándolas. Desconcertada. No sabía a que punto querían llegar
Era un hecho. Eleanor podía hacer con él lo que quisiera. Terminó de convencerse en ese mismo instante, cuando en vez de estar en las reuniones de emergencia con los socios del resort, estaba disfrutando de una soleada media mañana, embardunado en protector solar y tomando un delicioso aperitivo tropical. Eleanor le había prácticamente hecho jurar pasar un rato juntos… y cuando lo miraba y hacía esa sonrisa tan seductora, no había mas palabras. Ella tenía ganada la pulseada.Claro que ella vencía casi todas las mañanas de las dos semanas que llevaban en la isla mágica. Cuando no estaban tirados al sol, se pasaban la jornada caminando o tomando una lancha que los llevara hacia todos lugares exóticos de la zona.La isla elegida para el resort empresarial, estaba ubicada estratégicamente, en el paradisíaco Mar del Caribe, y eso les daba la posibilidad de llegar por bote a cualquier lugar del continente u otras islas. A Eleanor le encantaba el color del mar, y no perdía oportunidad de cam
Ey! — dijo enojado y levantándose de la cama — ¡que yo tengo educación! Si, claro — dijo ella volviéndose hacia el armario — ¿Qué vas a ponerte? ¡Nada extraordinario… ¡NADA EXTRAORDIANARIO! — chilló ¿Tienes esa necesidad de gritar cuando te pones nerviosa? ¡NO! Pero no sabes como me pone de los nervios tu actitud tan… tan… tan… No tengo que darle explicaciones a nadie — se acerco y la abrazó — y tu menos… No sabes cuanto te odio — él se puso serio. Lo sé — se alejó para ir hacia el baño a afeitarse. Eleanor sintió que una piedra de una tonelada se ubicaba en el estómago. Se acercó a la puerta del baño. El ya se había puesto la espuma y comenzaba pasar la maquinilla de afeitar. Carlisle… — él la miró a través del espejo — no… no sé qué ponerme — él sonrió, pero sus ojos seguían igual de oscuros. Estamos en una zona tropical… ponte algo liviano, suave y de colores vistosos… ella asintió y sin poder decir “lo siento, no te odio, te amo,” salió del baño para vestirse. La fiesta
Mira Marianne… yo… Y ahora creo que el momento ha llegado…— se abalanzó decidida hacia el cuerpo de Carlisle e intentó rodearle el cuello con sus brazos, pero Carlisle lo evitó tomándola con rapidez, de las muñecas. No te equivoques… — dijo serio — te aprecio como la hija de mi socio… pero jamás podría verte como una mujer… te veo como una hermana pequeña, Marianne no compliques las cosas… Si, pero no soy una niña… soy una mujer — quiso nuevamente asirlo del cuello para besarlo, pero las manos fuertes de Carlisle lo evitaron — y te quiero… te quiero para mi. Lo siento… creo que nunca te di motivos para que pensaras que entre nosotros podría haber algo Marianne — la soltó — Soy un hombre casado… Pero podrías tener una amante… que tal si yo… — Carlisle rió interrumpiéndola. No me interesas… — La chica estaba a punto de chillar — mira, lo siento, pero nunca me fije en ti como para tener una relación… mi mujer es Eleanor y estando con ella, nunca podría ser capaz de estar con otra m
¡No te hagas el idiota! — chillo, dándole un golpe en el brazo — ¿Dónde quedó esa estúpida premisa de … “No meto los pies en el plato en que como?”… No te entiendo… ¿Estabas o no con Marianne? No lo niegues porque Kalem me lo dijo…. Si, claro que me la encontré… Eres un… ¡Perro! — le dijo y trató de escapar por la playa, pero la arena se le había metido en la sandalia y no podía caminar rápidamente. Carlisle le dio alcance y la dio vuelta para aferrarla a su cuerpo. Que tengo que decir yo, que llego y te veo… Oh si— dijo tratando de desasirse de sus fuertes brazos pero era imposible.— Claro, creo que tienes razón, porque de acuerdo al diálogo que estábamos teniendo ese desgraciado y yo, ¡de seguro nos encontraste en las preliminares del sexo! No te hagas la sarcástica que no estoy para jueguitos de palabras… ¡Yo menos! — chillo — Kalem se me acercó sin que me diera cuenta… Si, de seguro — dijo incrédulo. Cree lo que quieras — dijo a punto de llorar — pero es la verdad… como
Era un hecho. Eleanor podía hacer con él lo que quisiera. Terminó de convencerse en ese mismo instante, cuando en vez de estar en las reuniones de emergencia con los socios del resort, estaba disfrutando de una soleada media mañana, embardunado en protector solar y tomando un delicioso aperitivo tropical. Eleanor le había prácticamente hecho jurar pasar un rato juntos… y cuando lo miraba y hacía esa sonrisa tan seductora, no había mas palabras. Ella tenía ganada la pulseada.Claro que ella vencía casi todas las mañanas de las dos semanas que llevaban en la isla mágica. Cuando no estaban tirados al sol, se pasaban la jornada caminando o tomando una lancha que los llevara hacia todos lugares exóticos de la zona.La isla elegida para el resort empresarial, estaba ubicada estratégicamente, en el paradisíaco Mar del Caribe, y eso les daba la posibilidad de llegar por bote a cualquier lugar del continente u otras islas. A Eleanor le encantaba el color del mar, y no perdía oportunidad de cam