¿Condenada al paraíso? Si, ese podría ser el titulo de la fantasiosa vida que llevaba después de esa noche. Y si bien trataba por todos los medios de no parecer tan condenadamente lujuriosa, Carlisle le hacía despertar sus bajos instintos, cada noche después de la “reconciliación”. Sentada frente a su tocador, y mientras le daba los últimos toques a su maquillaje, no podía dejar de recordar todas y cada una de las noches que viviera en el edén, las veces que Carlisle irrumpía en su cuarto. Se convenció que debía dejar de divagar, porque en cualquier momento iba a meterse el delineador en el ojo… sonrió. Carlisle siempre la dejaba en ese estado de completa ensoñación y éxtasis.Suspiró. Esa era su noche, la prueba de dorado. Era la noche de Navidad, y tendría alrededor de doscientas personas en su casa… Sonrió al recordar lo tonta que fue al pensar que todos iban a estar apiñados. A pesar de que el salón de baile era grande, era casi absolutamente imposible que tantas personas entraran
Si… — dijo él, moviendo la cabeza saludando a unos empresarios al parecer franceses — Creo que Evana iría bien en ese grupo ¿no? — sonrieron — iremos un rato a charlar con los Bradsford. Ya hablamos con ellos… Pero solo estaremos unos segundos… también está Marcus… ¿Y su odiosa mujer? ¿Celosa? — dijo, deteniendo la marcha y mirándola a los ojos. Eleanor se ruborizó, pero Carlisle no lo notó debido al efecto de las luces del salón. No te exaltes… — El rió — ¿esa es la mujer que te tiraste la noche en que nos peleamos? No… — dijo y continuó la marcha — nunca estaría con esa mujer… me enferma su absoluta falta de escrúpulos.. Y sin embargo te revuelcas con Sara Matthew… — dijo ella despectivamente — que de escrúpulos no sabe ni el significado de la palabra… — él rió. Algún día me dirás por que la odias tanto — “Porque me aleja de ti,” surgió en su mente, pero no dijo nada. Caminaron hasta un lugar, donde divisaron al matrimonio Bradsford. Junto a ellos estaban, el tal Marcus y su
uede que la haya visto por ahí — lo miró — ¿Vas a humillarla con la presencia de otra de “tus conquistas”?Nunca tuve la intención de hacerlo…No lo parece…Y bien, ¿la viste?Está en la terraza — lo miró — pero yo que tu, no me acercaría… a menos que debajo de ese Smoking tengas una muy gruesa y protectora armadura….Muy graciosa — dijo bufando — ¿está muy enojada? — agregó algo afligido.Pues… ella siente que tú trajiste a esa zorra de Sara con el único objetivo de humillarla en frente de todos tus nuevos amigos.¡Pero si yo estaba igualmente sorprendido y molesto de verla! — se excusó con malhumor. — aparte no sé por qué se molesta.Si, ahora hazte el ofendido… — dijo ella casi burlona— Si tu no sabías de la presencia de esa mujer en tu casa, será mejor que busques las palabras correctas para explicárselo a Eleanor. Sabes que ella a veces no es la mas comprensiva, cuando está segura de que lo que piensa es lo que esSi, lo sé — resopló. Ella sonrió con ternura, pero luego le dio un
Eleanor estaba realmente fastidiada a medida que avanzaban, esquivando invitados, a través del salón. Se dio cuenta que el hacerse la mujer fatal e intentar, con su actitud, seducir a Carlisle, no le sirvió de nada y ahora tenía que lidiar con el idiota de Kalem, a quien aceptó su invitación a bailar con el único propósito de hacer rabiar a Carlisle. Sonrió. “¡Y vaya que lo conseguí!”La pista estaba poblada de gente que se divertía al ritmo de los acordes de la fastuosa orquesta, que se ubicaba al final del salón. Eleanor, sin tener en cuenta si Kalem la seguía o no, llegó al centro del lugar destinado para bailar y se dio vuelta sólo para encontrar bien cerca de ella a su acompañante que sonreía triunfante. Chasqueó la lengua y con un movimiento brusco de cabeza, hizo que las esmeraldas de sus aretes, chocaran contra su cuello.No sé por qué sonríes de esa manera… — dijo con cara de pocos amigos.¿No sabes por qué? — dijo mostrándole toda su dentadura — Porque estás conmigo… razón s
No — sonrió — sé que no lo dices con la intención de antes — El asintió.Bien, dime entonces, ¿hay alguna otra petición que agregar a la anterior? — ella bajó la mirada y su nariz se puso roja. El rió y le tomó el mentón para que lo mirara — ¿alguna posición sexual en especial? — ella le dio un golpecito en el brazo. — creo que cualquiera te viene bien…Carlisle… — dijo roja — no es eso…Bien, habla ahora o calla para siempre…Eh… — bajó la mirada. Sabía que no tenía derecho a pedirlo, pero era más fuerte que ella.Vamos, ya llegaste hasta aquí, no te pongas quisquillosa — la obligó a mirarlo— dime Eleanor Stone, dime lo que quieres…Quiero… — suspiró— yo…. Creo, y opino que ya no es necesario que… — lo miró — que… que uses el… — se puso roja de repente — condón, ¿no? — agregó en un susurro. Carlisle abrió los ojos, alarmado. Sabía que si ella le hacía esa petición, en un futuro no muy lejano, cabría la posibilidad de…No — ella lo miró — tu sabes perfectamente que eso es algo que no
Cuando tú quieras… — dijo ella mirándolo con devoción. Eleanor sintió envidia del amor que esos dos se tenían. Miró a Carlisle que solo movía la mano para despedirlos, y luego los observó alejarse por la calle.Bien… — dijo suspirando — ¿supongo que ya todo terminó no?No — dijo él sonriendo, y Eleanor recordó todas las promesas que se hicieron esta noche. — aun falta mi otro regalo…¿Otro regalo? — preguntó curiosa. Él no le respondió. Llamó al hombre, quien le acercó una capa a Eleanor y un pequeño aparato a Carlisle, que resultó ser un control remoto. Carlisle la ayudó a colocarse el abrigo y tomándola de la mano la llevó hacia el garaje. Era una amplia edificación que estaba separada del edificio principal. Se accedía a ese lugar, por un sendero de piedra, libre de nieve, que cruzaba una zona desconocida del jardín.Carlisle…Bien… — dijo apretando el control. Una de las puertas se elevó lentamente. Dentro estaba el Audi de Carlisle junto a otro vehículo, mas grande, una camioneta
Carlisle tardó una hora en hablar con Paul Simmons. Estaba seguro que la sociedad que acababa de realizar con el decorador iba a procurarle nuevos réditos. Pero si debía ser honesto, eso no era lo que buscaba. Había visto el gran potencial que Paul tenía y cuán desaprovechado estaba en una empresa como Jacobs y asociados. Por esa razón, en el transcurso de la fiesta, ideó un plan para poder salvar el problema de la decoración de las cabañas del resort caribeño, y además hacerle un favor a ese joven que tan desinteresadamente ayudara a Eleanor. No le pareció descabellado que Simmons saltara de la butaca cuando le propuso hacerse cargo del emprendimiento, de manera independiente de Jacobs, y le alegrara su patrocinio para comenzar su propia compañía de decoración y diseño.Cruzó el salón. La casa estaba silenciosa. Atrás quedaban el bullicio y las risas de todos los invitados. Todo había resultado como esperaba: la presentación en sociedad de su esposa y la fiesta, a pesar de que para C
Carlisle…No digas una sola palabra… — solo pudo decirle antes de entrar en su cuerpo. En cada uno de sus movimientos, parecía querer hundirse mas en ella, fundirse con su cuerpo. Sentía esa opresión en el cuerpo de desear mas, querer que esa mujer diera todo de si. La incorporó sentándola en sus piernas, y ella solo enroscó las suyas alrededor de su cintura. El sonrió al sentir el profundo gemido que Eleanor emitió al sentirlo tan adentro. Sus piernas resbalaban al contacto de su sudor, pero aun así no podía detenerse. Carlisle la miró, y sin decirle una palabra tomó el pañuelo, y le tapo los ojos. Eleanor experimentó en un solo movimiento estar en el infierno y en el paraíso a la vez…El reloj de la chimenea dio cinco suaves campanadas. Eleanor se encontraba completamente relajada y abrazada a Carlisle. El estaba fumando un cigarrillo, y le acariciaba suavemente un brazo. En la habitación solo se escuchaba el reloj y el crepitar de las llamas. En un momento Eleanor levantó la cabeza