ARLENE
En manos de Ramiro Gaviria o “Tiberio” como se le conoce en la zona, en estos días he llegado a conocer mucho de mi padre; el famoso Dios de la heroína. Ahora sé perfectamente de donde ha salido cada centavo de la fortuna que amasado y lo que pretende hacer conmigo y pues, en cualquiera de los dos bandos estoy perdida. Lo que aún no sé es quien es mi madre y es un tema que no me quita el sueño, en estos momentos lo que me interesa es buscar la mejor manera de escapar.Estos días me han servido para estudiar y analizar el panorama, he sido buena niña, he dicho solo lo que quiere escuchar y después de ver todas las posibilidades para lograr un buen escape; al fin puedo decir que tengo una pequeña probabilidad con un mínimo margen de error. Ya estoy lista para irme de este maldito infierno.
Según Tiberio, parece que mi famoso padre tiene gente infiltrada en sus filas, por eso corrió el rumor de que llegaría en una semana a Colombia, cuando ya estoy pisando sus tierras ¿De qué le sirve eso? Bueno, quiere ganar tiempo para negociar un intercambio. Estoy segura de que no quiere matarme, sino que ya lo hubiese hecho, me ha dejado el teléfono celular luego de darle una rápida revisión, estoy segura de que ya le coloco algún rastreador satelital, me ha dado acceso internet y por alguna extraña razón se ha interesado en mostrarme todo su territorio. Pero lo que no sabe es que ya conozco de sobra este lugar gracias a Armando y lo que necesito es ese pequeño parpadeo para desaparecer. Sé exactamente a donde debo ir.¡Dios mío! Lo que dijera mi amado maestro como lecciones de supervivencia me parecía un juego, hasta que tuve que vivirlas. Experimentar el dolor que describía no se le compara en nada, podría decir que pase con honores la primera prueba.¡Maldita sea! ¿Por qué tuviste que enamorarme? ¿Por qué pintarme el cielo cuando lo único que me esperaba contigo era el infierno?—¿Disfrutas la vista?— expresa, Tiberio sacándome de mis más profundos pensamientos, no sé qué más haya dicho de sus tierras porque no le he prestado atención.—Seguramente Bogotá será más hermosa. —sonrío, sin despegar mis ojos de la ventana.—Ya estamos en Bogotá, querida.La alerta de escape se activa, fue como si el miedo se detuviera, mi pulso cardiaco aumentara y todos mis sentidos se agudizaran para encontrar esa ruta de escape. El que me subestimara me da una gran ventaja; espero el momento preciso.En el cambio del semáforo bajo del auto y corro sin mirar atrás como si estuviese en una maratón esquivando a los vehículos, los escucho gritarme, son varios los que me persiguen. Logro cruzar la doble vía y entro a uno de los coches que se detiene frente a mí. No sé si fue por mi desesperación o mi manera de gritarle, pero aquel hombre me abre la puerta y acelera al escuchar los disparos.—¡Mierda! —grita el hombre mirando aterrado, hacia atrás.Nadie dijo que sería sencillo engañar al dueño de casi medio país. Antes de estar más lejos lanzo mi teléfono por la ventana.
— ¿Quién eres y porque te persiguen? —Insiste el amable caballero, muy asustado.
—Si no quieres morir, será mejor que aceleres y los pierdas de tu camino. —Respondo agitada— Supongo que sabes lo que se hace en estos casos. ¿Has visto alguna peli de mafiosos?— ¿Qué?—Por tu cara de espanto supongo que ignoras de lo que hablo. Solo piérdete en alguna parte donde pueda bajar sin ser vista por cámaras de vigilancia. ¿Sabes al menos como evitarlas?—No quiero morir. Tengo familia…—Si haces lo que te pido vivirás, te lo aseguro.— ¿Quién eres, como sabes de…?—Soy agente encubierto y en estos momentos necesito un teléfono con GPS —Tomo su celular.—¡Espera! No puedes llevártelo, tengo datos importantes, cuentas bancarias y todas esas cosas… ya sabes, fotos videos…—Tengo que llegar a Cartagena —lo interrumpo— pero antes debo hacer una parada en Bolívar, villa Jacky.—No soy tu chofer niña, sabes…—Ya estas involucrado en mi vida —elevo la voz, volviéndolo a callar— gracias por ser tan buen samaritano, pero ahora necesito transporte.
—Es un lugar peligroso ¿En verdad quieres que te lleves ahí?
—Aunque lo dude, puedo llegar a ser una desalmada asesina, esos lugares son como un parque de diversiones.—Mi hija es como de tu edad y escucharte hablar así, me asusta.—Estoy segura que eres un buen padre, prometo que nada malo va a pasarte a ti o a tu familia y ten por seguro que este favor te lo recompensaré y te pagaré en efectivo por este favor.Al llegar al lugar, buscaos un cajero automático, ingrese sola y retiro unos cuantos dólares de la cuenta bancaria a la que tenía acceso y pague por sus servicios y el susto vivido, aunque creo que estaba más preocupado por los daños que sufrió su vehículo, más que por el teléfono perdido.
Antes de despedirse Juan Esteban, mi buen samaritano, me facilita un mapa con las rutas de los vehículos hasta mi destino. Si este contacto me facilita transporte, mañana estaré en Rincón del mar donde Armando dijo que tendría un refugio esperándonos.
¡Ay, Dios mío! Aún sigo pensando que voy a encontrarlo con vida. ¿Por qué tuviste que llegar para complicar mi existencia?, ¡Te extraño tanto maldito idiota!, ¿¡Qué es lo que debo hacer mientras mi padre o Tiberio me encuentran antes de llegar!? Tengo tanto miedo, no soy tan fuerte como te lo hice creer, siempre he sido la frágil niña de ojos verdes a la que todos se las arreglaban para solucionarle los problemas y ahora, casi no me reconozco, he hecho tantas cosas que jama creí poder hacer, todo por ti, por tus enseñanzas y por obligarme a dejar los vestidos de lujos y cambiarlos por unos jean azules que llevo puestos desde hace algunos meses. Me cambiaste la vida, transformaste mi mundo ¡Sí! Lo convertiste en una maldita pesadilla…más, no puedo odiarte.Alex —tres semanas después Los días han transcurrido rápido y no puedo decir que me he aburrido, mis grandes nuevos amigos se han encargado de desvelarme todos los días para torturarme con los rudos entrenamientos, obviamente que mi preparación me ha ayudado a deslumbrarlos con mi rápido aprendizaje. ¡Joder! Puedo presumir que soy un maldito genio.¡Si tan solo supieran quien soy en realidad!En fin, he recorrido la hermosa Cartagena y sus alrededores en mi propio automóvil, digamos que me han dado libertad para trasladarme y no por confianza, sino porque saben que no puedo escapar.¡Qué locura! No quiero hacerlo, ahora que sé que Arlene está en la ciudad desde hace varios días huyendo de Tiberio. Tal como lo dijo Armando, la pequeña princesa se las ingenió para escapar de sus garras y ahora tanto ellos como nosotros la buscamos.La gente de Dionisio ha peinado el área al centí
En cuanto entramos por la parte de atrás del Club Placeres, coloco el seguro a la puerta. Y la miro silenciando mis labios con un dedo, dejándole entender de que no debe hacer ruido, los hombres están afuera y lo primero que hicieron fue intentar abrirla. Nos quedamos mirando la puerta unos segundos hasta que la voz de mi contacto nos sobresalta—¡Ah, eres tú! —Al girar notamos que nos apunta con una escopeta. — ¿Quién es ella? —Su voz ronca de sargento no va con esa cara linda con exceso de maquillaje. Arlene me apriete la mano, quizás fue solo por la tensión del momento, porque un segundo después se aparta dejando un gesto de desagrado.—Es la mujer de la que te hable. —respondo caminando al interior del local, no sin antes arrastrar conmigo a la pequeña gatita.—Puedo caminar sola —aparta su mano enojada.—Y es tan desagradable como la describiste. —Agrega Luca con su voz dulce, caminando delante meneando las caderas.— ¿Qué?
Alex Deja de forcejear, su cuerpo se relaja, es entonces que insisto en repetir que no quiero entregarla con su padre. Su mirada cambia y creí que podíamos empezar a tener esa charla amena; pero me equivoqué. Me hizo creer eso y sin esperarlo me deja un rodillazo en la entrepierna que me aleja lo suficiente para dejarme ese agradable golpe en la mandíbula. ¡Joder! Pierdo un poco el equilibrio por lo inesperado del movimiento. La veo saltar como liebre en dirección a la salida. Cuando creo que se saldrá con la suya; Luca aparece para salvar la situación.Antes de que sus manos tocasen la puerta, se abre y veo la cara sonriente de mi buen amigo. “ No dejes que vaya” grito reincorporándome.Mi contacto reacciona como un ninja y sin soltar la bandeja que trae en las manos. Levanta la pierna sin importar su falda corta y ceñida que se levanta dejando ver su bulto entre las piernas bajo
Dionisio No puedo creer que haya perdido más de tres docenas de mis mejores hombres en una búsqueda que la teníamos ganada. La tenía tan cerca simplemente estos incapaces la perdieron y se atreven a ponerse frente a mí suplicando clemencia por su vida cuando el precio por el fracaso es la muerte y mi decisión jamás es cuestionada. —No requiero en mis filas a una bola de inútiles como ustedes —saco mi arma y les a punto —Tengo jóvenes que se preparan desde hace mucho para ocupar sus lugares. Así que si no tienen un argumento válido, morirán. Muevo el arma apuntando a la fila de izquierda a derecha, viendo como el miedo en aquello cobarde sale a flote. Y de repente inicio con el primero de la izquierda; un tiro perfecto en la frente termina con la vida de… ¡Al diablo! Ahora me doy cuenta de que ninguno de estos perro tiene nombre en cuanto se puso el uniforme, solo fue un número más en mi cuartel.
Arlene El plan brillante de Alex me llevo a ponerme cara a cara con el imbécil de mi verdadero padre. Tuve la desdicha de oír parte de esa historia de boca de Tiberio, creí que la crueldad con que la contaba era porque quería que lo odiara como él lo hacía, a decir verdad, no le tome importancia, hasta que Alex dijera quien era mi madre. Alma Bravo, la indomable dama de sociedad, la elegante princesa de la casa Molina, la ambiciosa y fría mujer que llenó mi alma de odio con su trato agrio y exigencias de perfección.Ahora entiendo por qué lo hacía, de alguna manera seguía detestando a Dionisio y no la culpo, en este instante que lo estoy mirando directamente a los ojos tengo ganas de matarlo. Su casa es enorme, llena de lujos y salones grandes, como este, que al parecer es su despacho. —Me alegra que al fin estés en casa, hija mía —intenta acariciar mi rostro y me alejo, solo sonríe y pide que me quiten las espo
Arlene No sé cuánto ha pasado, creo que me quedé dormida de tanto llorar, al volver abrir los ojos intento moverme, la luz del sol entrando por la ventana, dice que ya es otro día, un más de sufrimiento y tortura. ¡Ya no quiero estar aquí! Tengo miedo, mucho miedo.Me pongo de pie y camino hasta el baño sin atreverme a tocar la espalda.Doy un respiro mirándome frente a ese espejo gigante que hay dentro. Sigo siendo yo, la misma niña débil asustada que fingía ser ruda para ser respetada y temida. Mis ojos están hinchados y hasta tengo un poco hinchado, vuelvo a dejar correr mis lágrimas en tanto me quito la ropa, necesito meterme bajo el agua y limpiar un poco el ayer.Ya desnuda me giro un poco y puedo ver las marcas rojas en mi piel blanca reflejadas en el espejo. Camino hasta la regadera y abro la llave, el agua fría cae sobre mi piel haciéndome temblar ¡maldita sea! Los gritos de ese hombre re
AlexArleneno es la clase de chicas que se intimida ante una fiera; no les huye, las enfrenta como puede. Aunque antes de llegar a Colombia era todo lo contrario, yo pude haber estado cerca de ella en la universidad, solo que las chicas engreídas y maleducadas no van conmigo. ¡En fin! Volviendo al presente y analizando el cruel panorama que vive, quiero darle la razón, sé que su actuar es imprudente, pero no la culpo por querer escapar de este infierno. Jugó sus cartas a ciegas y está encontrando una salida fácil, sin ver las garras del próximo monstruo al que cae.Mi responsabilidad era mantenerla a salvo como se lo prometí a Armando y no lo hice, ahora sus palabras resuenan en mi cabeza apuñalándome el alma.“Prométeme que la cuidarás, pase lo que pase la mantendrás a salvo y sobre todo, no dejarás que Dionisio llegue a ella”¡Dios! No moví ni un dedo cuando la abofeteó frente a to
ArleneSé que me he puesto la soga al cuello con este hombre, pero por lo menos estoy segura de salir por mis propios medios de esta maldita casa, sin la gran ayuda del desgraciado de Alex, que hasta el momento no se para quien trabaja. Carlos ha dispuesto hombres para mi seguridad estos días, pues tras cerrar las negociaciones, se debe firmar el tratado en reunión con todos los socios y en dos días nos iremos para siempre. A Dionisio esto no le agrada, pero solo le queda aceptar las nuevas condiciones y mientras los hombres de Carlos resguardan la casa y alrededores parecen prepararse para algo grande. Según escuché esta sobre su territorio, no puede negarse a nada y eso incluye, el meterse la lengua al culo y no poner alguna traba para dejarme ir. Por eso hasta el momento no ha dicho nada a pesar de que su mirada de ogro lo delata. Lo bueno es que después de mucho puedo dormir feliz, tranquila, sobre una cama tan suave y cómoda, con la