Arlene
No sé cuánto ha pasado, creo que me quedé dormida de tanto llorar, al volver abrir los ojos intento moverme, la luz del sol entrando por la ventana, dice que ya es otro día, un más de sufrimiento y tortura. ¡Ya no quiero estar aquí! Tengo miedo, mucho miedo.Me pongo de pie y camino hasta el baño sin atreverme a tocar la espalda.Doy un respiro mirándome frente a ese espejo gigante que hay dentro. Sigo siendo yo, la misma niña débil asustada que fingía ser ruda para ser respetada y temida. Mis ojos están hinchados y hasta tengo un poco hinchado, vuelvo a dejar correr mis lágrimas en tanto me quito la ropa, necesito meterme bajo el agua y limpiar un poco el ayer.Ya desnuda me giro un poco y puedo ver las marcas rojas en mi piel blanca reflejadas en el espejo. Camino hasta la regadera y abro la llave, el agua fría cae sobre mi piel haciéndome temblar ¡maldita sea! Los gritos de ese hombre reAlexArleneno es la clase de chicas que se intimida ante una fiera; no les huye, las enfrenta como puede. Aunque antes de llegar a Colombia era todo lo contrario, yo pude haber estado cerca de ella en la universidad, solo que las chicas engreídas y maleducadas no van conmigo. ¡En fin! Volviendo al presente y analizando el cruel panorama que vive, quiero darle la razón, sé que su actuar es imprudente, pero no la culpo por querer escapar de este infierno. Jugó sus cartas a ciegas y está encontrando una salida fácil, sin ver las garras del próximo monstruo al que cae.Mi responsabilidad era mantenerla a salvo como se lo prometí a Armando y no lo hice, ahora sus palabras resuenan en mi cabeza apuñalándome el alma.“Prométeme que la cuidarás, pase lo que pase la mantendrás a salvo y sobre todo, no dejarás que Dionisio llegue a ella”¡Dios! No moví ni un dedo cuando la abofeteó frente a to
ArleneSé que me he puesto la soga al cuello con este hombre, pero por lo menos estoy segura de salir por mis propios medios de esta maldita casa, sin la gran ayuda del desgraciado de Alex, que hasta el momento no se para quien trabaja. Carlos ha dispuesto hombres para mi seguridad estos días, pues tras cerrar las negociaciones, se debe firmar el tratado en reunión con todos los socios y en dos días nos iremos para siempre. A Dionisio esto no le agrada, pero solo le queda aceptar las nuevas condiciones y mientras los hombres de Carlos resguardan la casa y alrededores parecen prepararse para algo grande. Según escuché esta sobre su territorio, no puede negarse a nada y eso incluye, el meterse la lengua al culo y no poner alguna traba para dejarme ir. Por eso hasta el momento no ha dicho nada a pesar de que su mirada de ogro lo delata. Lo bueno es que después de mucho puedo dormir feliz, tranquila, sobre una cama tan suave y cómoda, con la
ArleneLa sangre hierbe en mi interior mientras me alejo de ese cretino, me da igual si es el hombre que Armando envió para protegerme. Francamente esperé más del bendito salvador; corrí por mi vida por más de una semana en este maldito lugar. Estos días aterradores los superé porque tenía esperanza en ese hombre, me escondí como una rata asustada en una cabaña sin servicios básicos, soporte frío, lluvia y calor; solo porque sabía que pronto aparecería mi héroe sin capa para llevarme a casa.Creí que pronto sería libre, las lágrimas que derrame a mares en mi inmensa soledad; valían la pena, porque alguien allá afuera me buscaba sin descanso. Creí en la palabra de mi amado tormento, prometió jamás dejarme sola y lo sigo esperando sabiendo que nunca se levantará de su tumba para ayudarme. Me aferré con todas mis fuerzas a ese sueño y ahora, estoy donde nunca quise estar.Si desde el principio hubiese sabido que Alex trabajaba para Dionisio, n
Alex Después de aceptar la propuesta de Dionisio quedo atado de manos. Por un lado, está la promesa que le hice a Armando y por otro, la misión de llevar tras las rejas al dios de la heroína. He pensado mucho en encontrar una nueva salida y la única manera, es hablando con Harry, mi jefe en la agencia. Estoy segurode que, si le explico con detalles entenderá este desvío, al final puede resultar beneficioso, tendremos dos pájaros de un tiro, Dionisio y Carlos Ortiz caerán por sus propias jugadas sucias.¡Si! No creo que unos días más sean inconveniente para nuestro operativo. —¿¡Alex!? ¿Ocurre algo?—Señor, los planes cambiaron. La chica se va de la mansión mañana, con Carlos Ortiz. —Escuché un respiro profundo y unos segundos de silencio.— ¿Y eso te causa algún problema para sacar la información? — pregunta indiferente a lo que le menciono.— ¡No!, pero que hay de la joven, le prometí...—¡Por un demonio,
ArleneLa masacre llegó a su fin y para mi desgracia, el que menos deseaba que viviera, lo hizo. Antes de salir del cuadrilátero, por unos segundos Alex fija su mirada en mí como diciendo “te lo dije perra, quieras o no, seré tu guardaespaldas”¡Maldita sea! Trago saliva mientras me congelo, no puedo sostener la mirada y la esquivo, en estos momentos su rostro es tan desagradable y no lo digo por los moretones y la sangre que tiene encima, sino por esa mirada tan fría y vacía que me recuerdan tanto al miserable de mi padre.Abandona la arena caminando con mucha dificultad apoyándose en el eufórico presentador que lo ovacionó como el campeón de campeones. Metros más allá Dionisio se pone de pie y tomándolo del brazo lo lleva al interior de la casa.La piel se me puso chinita, chinita, no quiero imagin&aacut
AlexCuando Dionisio aparece mi corazón se detiene,sin embargoencontramos a solas y tan cerca no le causa un gesto de asombro, su actitud es totalmente indiferente.Inclusocuando mira aArlenepara preguntar si interrumpe algo, me pareció vacía. No es por nada, pero tengo un mal presentimiento, sin error a equivocarme puedo decir que una cosa no está bien, y no es solo por esa extraña sensación que ella ha despertado en este abrazo. —Espero que dejes ese mal genio en tu habitación a la hora de la cena —Le dice aArleneantes de que abandone la habitación, quien mostrándole el dedo medio se pierde de nuestra vista. —¿Quéle sucede a esa chica? —termina preguntándome.—El que siga con vida, no la tiene muy contenta—me apresuro a decir. —¡Si! Para todos fue una gran sorpresa verte terminar con tres de mis mejores hombres —expulsa el humor disfrutando cada segundo del tabaco en su boca. —Se le
Arlene ¡Ay, dios mío! ¿Qué es lo que me sucede? ¿Por qué estoy sintiendo esta agitación al pensarlo? Nopuede gustarme Alex. Yo… amo a Armando o eso creo. ¡No! No puede estar en mi cabeza, él es un agente violento, pero tan atractivo, con esa mirada tan dulce y ¡Ya, basta! Es demasiado pronto pensar en un nuevo romance, cuando me acaban de obligar a terminar un amor que pintaba de ensueño y… ¡Sí! Fue solo un sueño, ya que todo junto aélfue mentira. No se acercó a mi porqué le gustaba, no me enseño lo que sabía por qué le gustaba entrenar conmigo, sino porque quería que me protegiera sola cuando él muriese, cada segundo de mi vida a su lado no fue real, nunca existió el maestro Armando. Cosa que supe después de casi ser asesinada y para seguir metiéndome de golpe a mi realidad, cuando pienso que van a salvarme termino en la ratonera por manos de mi supuesto salvador.El padre que me busca inca
Unas horas después de este horrendo tormento vivido en la habitación con Alex, estoy ocupando un lugar en la elegante mesa del comedor al lado derecho de Carlos y frente a Fabio, su padre. El silencio es terriblemente espantoso, las miradas de odio que se lanzan estos dos caballeros mientras beben vino es escalofriante, estoy muy incómoda observando de reojo esta guerra fría de la que el patriarca Ortiz parece disfrutar mucho. El banquete de despedida llegará en unos minutos, espero que sea tan bueno como lo presume nuestro anfitrión, no es por nada, pero tengo un hambre de los mil diablos, quizás, sea esta maldita ansiedad.—¿Y nuestro campeón, nos acompañará esta noche? —pregunta Fabio.—Necesita descansar para empezar su labor el día de mañana—responde con calma el muy desgraciado —cenará en su habitación.—Es una verdadera lástima, me hubiese gustado compartir la mesa con una persona realmente agradable, esta noche me siento como una de esas tantas reuniones