Unas horas después de este horrendo tormento vivido en la habitación con Alex, estoy ocupando un lugar en la elegante mesa del comedor al lado derecho de Carlos y frente a Fabio, su padre. El silencio es terriblemente espantoso, las miradas de odio que se lanzan estos dos caballeros mientras beben vino es escalofriante, estoy muy incómoda observando de reojo esta guerra fría de la que el patriarca Ortiz parece disfrutar mucho. El banquete de despedida llegará en unos minutos, espero que sea tan bueno como lo presume nuestro anfitrión, no es por nada, pero tengo un hambre de los mil diablos, quizás, sea esta maldita ansiedad.
—¿Y nuestro campeón, nos acompañará esta noche? —pregunta Fabio.—Necesita descansar para empezar su labor el día de mañana—responde con calma el muy desgraciado —cenará en su habitación.—Es una verdadera lástima, me hubiese gustado compartir la mesa con una persona realmente agradable, esta noche me siento como una de esas tantas reunionesArlene La mañana llega tan rápido y la descarada de Karina se atreve a entrar a mi habitación para despertarme abriendo de par en par las cortinas, ¡joder! Apenas había logrado cerrar los ojos, luego de que me pasara toda la noche despierta recordando su escena caliente con Alex. —Buenos días, señorita Arlene —me sonríe como si nada, caminando de vuelta a la cama para recoger las toallas que había dejado sobre la cama, para dirigirse al baño a colocarlas en la repisa. ¡Ay! Que ganas de mandarla al mismo infierno.Salgo de la cama de un brinco y la espero cruzada de brazos mostrando toda mi rabia contenida. Al salir del baño me mira sorprendida. —¿Le ocurre algo señorita? Parece que no durmió bien—se acerca— seguramente la emoción de casarse con el señor Ortiz le produjo insomnio —expresa muy suelta de huesos.—¡Si, sin duda! —digo sarcástica. —Me parece o ¿Está molesta conmigo
Arlene La mañana llega tan rápido y la descarada de Karina se atreve a entrar a mi habitación para despertarme abriendo de par en par las cortinas, ¡joder! Apenas había logrado cerrar los ojos, luego de que me pasara toda la noche despierta recordando su escena caliente con Alex. —Buenos días, señorita Arlene —me sonríe como si nada, caminando de vuelta a la cama para recoger las toallas que había dejado sobre la cama, para dirigirse al baño a colocarlas en la repisa. ¡Ay! Que ganas de mandarla al mismo infierno.Salgo de la cama de un brinco y la espero cruzada de brazos mostrando toda mi rabia contenida. Al salir del baño me mira sorprendida. —¿Le ocurre algo señorita? Parece que no durmió bien—se acerca— seguramente la emoción de casarse con el señor Ortiz le produjo insomnio —expresa muy suelta de huesos.—¡Si, sin duda! —digo sarcástica. —Me parece o ¿Está molesta conmigo
Arlene Nunca había tomado un baño tan largo y tan placentero como este. Puedo decir que me siento genial y con ganas de empezar este juego final.Me pongo algo cómodo y empaco algunas cosas en una pequeña mochila. Bajo a desayunar y solo encuentro a Dionisio sentado a la mesa, disfrutando de algunos platillos, al verme me hace la invitación.Obvio que prefiero morir de hambre que compartir la mesa con él. Lo miro indiferente a su petición y estoy por retirarme cuando lo escucho hablar. —Si fuera tú, comería algo, necesitaras energías para soportar lo que viene, pequeña. No le doy importancia y luego de que lo que dijera me llenara de coraje, vuelvo a mi habitación. Por alguna extraña razón la casa se sentía vacía y algo me dijo que tenía que ir a ver a Alex, más al abrir la puerta de su aposento descubro que no había rastro alguno de él. Entro y trato de encontrar algo que me diga que estuvo ahí, pero no hab
Arlene La vida de mis padres vale mucho más que la mía, y hasta el último segundo debo hacer lo que sea para mantenerlos a salvo, sin importar el precio. Después de que llegaran y hablaran con el miserable de Carlos y comprobaran de que mi vida ha mejorado y ahora es un cuento de hadas al lado de esa bestia, se mostraron muy felices. El creerme libre al fin de Dionisio es un sueño que jamás creían ver llegar.—Estaba muy preocupada porque ese hombre te matara. —dice mi madre —No fue nuestra intención provocar este desenlace, pero…—No te mortifiques, madre. —les digo con calma sintiendo que el corazón se me destroza en el pecho. —Ahora estoy bien, quizás no voy a sacarse con un hombre honesto, pero Carlos es millonario y me dará la vida que merezco.Intento presumir de los lujos a los que supuestamente estoy acostumbrada a tener. Ningún gesto en mí diría lo contrario. Veo en sus miradas tranquilidad y eso me fortalec
Todo parece irse a la mierda, Carlos contraataca, frenando el ataque de Tiberio ¡sí! Después de todo el otro socio de papi apareció para ayudarnos,aúnno sé; porquelo hace, pero nos ha venido cubriendo las espaldas. Según Alex, la policía y el FBI están resguardando unos kilómetros antes de llegar aCaucasia, por lo que deberemos continuar solos, en la Apartada nos abandonan y algunos efectivos se unen para acompañarlos el resto del camino. Uno de los autos se acerca a nosotros y uno de los efectivos le grita por la ventana.—Despejaremos el camino para volverala carretera. Pero antes dígame si tiene consigo a la información.—Por supuesto —responde.El otro auto se adelanta y esa pequeña mueca en aquel hombre me dio mal espina. Desde que subimos al auto no me había percatado de otra c
Cruzamos la FronteraMonteLíbanoy llegamos a Puerto libertador una hora después de terminar con todos los perseguidores. La noche había llegado y el auto parecía no querer detenerse, ya estaba sintiendo muchofrio, cuando el auto se detiene en una enorme casa blanca de dos plantas de aspecto no tan lujoso, pero hermoso. —Aquí estaremos a salvo, estas son mis tierras —Afirma Tiberio abriendo la puerta del garaje —Pueden sentirse como en casa. Baja del auto y abre la puerta del lado de Alex, que me sostiene la mano, al notar mi temor sonríe, sé que quiso ser amable, pero realmente fue incómodo ver esa mueca retorcida en su rostro. Aún no supero la última vez que nos vimos.Bajo detrás de Alex que intenta cubrirme para que no me miren los hombres de Tiberio. Ingresamos a esa hermosa casa, nuestro anfitrión se veía feliz de mostrarnos lo que él llamaba su palacio en Puerto Libertador.Con una de sus empleadas nos envió a una de las habitacio
Arlene Armando estaba muy emocionado, me sujetaba fuerte entre sus brazos como ese primer día, tal parece que no nota el desconcierto en mi rostro o la mirada frustrante en su amigo.—¿Te encuentras bien, mi amor? —pregunta con ternura sin dejar de acariciarme.—Sí, solo fueron unos golpes y rasguños—desvío la mirada a Alex, que intenta no mirarnos, más es evidente el dolor que vive ¿Por qué volvió a aparecer? Y no es que no me guste la idea de que siga con vida, solo que… ya no lo amo. Me deja un nuevo abrazo y ahora me lleva hasta Alex, que ahora está sentado en el mueble siendo examinado por el doctor. —Sabía que podrías con esto, amigo. No habría dejado a mi mujer en mejores manos que en las tuyas. Eres el mejor en todo. Creo que ahora soy yo el que te debe una. —No fue nada, fue… —piensa un segundo —fue un honor poder ayudarla. Alex solo muestra dolor en su mirada y esos gemidos no son po
Arlene Después de abandonar la habitaciónbajocorriendo las escaleras escuchando a Armando, no quiero detenerme, ni siquiera cuando Max se levanta del sofá para decirme no sé qué cosa, solo acelero el paso hasta la puerta principal y abandono la fortaleza. ¿A dónde ir? No tengo la menor idea, solo quiero caminar hasta que las piernas se cansen o hasta que algún maleante me ataque y termine con mi vida. De todos modos, ya es una m****a mi existencia.De qué sirve el que sepa quién esmi padre, en que me ayuda el remover el pasado, solo agrieta mis heridas y destroza mi estabilidad emocional, no entiendo que parte importante formo en su guerra de juegos sucios para destruirse. Si se odian a muerte ¡Qué! ¿Por qué tengo que formar parte de sus estrategias? ¿¡Por qué solo no me matan!? ¡Miserables egoístas!Sigo caminando a toda prisa, por esa calle solitaria de subida escuchando detrás los pasos de alguno de esos machos alfas q