Arlene
Nunca había tomado un baño tan largo y tan placentero como este. Puedo decir que me siento genial y con ganas de empezar este juego final.Me pongo algo cómodo y empaco algunas cosas en una pequeña mochila. Bajo a desayunar y solo encuentro a Dionisio sentado a la mesa, disfrutando de algunos platillos, al verme me hace la invitación.Obvio que prefiero morir de hambre que compartir la mesa con él. Lo miro indiferente a su petición y estoy por retirarme cuando lo escucho hablar.—Si fuera tú, comería algo, necesitaras energías para soportar lo que viene, pequeña.No le doy importancia y luego de que lo que dijera me llenara de coraje, vuelvo a mi habitación. Por alguna extraña razón la casa se sentía vacía y algo me dijo que tenía que ir a ver a Alex, más al abrir la puerta de su aposento descubro que no había rastro alguno de él. Entro y trato de encontrar algo que me diga que estuvo ahí, pero no habArlene La vida de mis padres vale mucho más que la mía, y hasta el último segundo debo hacer lo que sea para mantenerlos a salvo, sin importar el precio. Después de que llegaran y hablaran con el miserable de Carlos y comprobaran de que mi vida ha mejorado y ahora es un cuento de hadas al lado de esa bestia, se mostraron muy felices. El creerme libre al fin de Dionisio es un sueño que jamás creían ver llegar.—Estaba muy preocupada porque ese hombre te matara. —dice mi madre —No fue nuestra intención provocar este desenlace, pero…—No te mortifiques, madre. —les digo con calma sintiendo que el corazón se me destroza en el pecho. —Ahora estoy bien, quizás no voy a sacarse con un hombre honesto, pero Carlos es millonario y me dará la vida que merezco.Intento presumir de los lujos a los que supuestamente estoy acostumbrada a tener. Ningún gesto en mí diría lo contrario. Veo en sus miradas tranquilidad y eso me fortalec
Todo parece irse a la mierda, Carlos contraataca, frenando el ataque de Tiberio ¡sí! Después de todo el otro socio de papi apareció para ayudarnos,aúnno sé; porquelo hace, pero nos ha venido cubriendo las espaldas. Según Alex, la policía y el FBI están resguardando unos kilómetros antes de llegar aCaucasia, por lo que deberemos continuar solos, en la Apartada nos abandonan y algunos efectivos se unen para acompañarlos el resto del camino. Uno de los autos se acerca a nosotros y uno de los efectivos le grita por la ventana.—Despejaremos el camino para volverala carretera. Pero antes dígame si tiene consigo a la información.—Por supuesto —responde.El otro auto se adelanta y esa pequeña mueca en aquel hombre me dio mal espina. Desde que subimos al auto no me había percatado de otra c
Cruzamos la FronteraMonteLíbanoy llegamos a Puerto libertador una hora después de terminar con todos los perseguidores. La noche había llegado y el auto parecía no querer detenerse, ya estaba sintiendo muchofrio, cuando el auto se detiene en una enorme casa blanca de dos plantas de aspecto no tan lujoso, pero hermoso. —Aquí estaremos a salvo, estas son mis tierras —Afirma Tiberio abriendo la puerta del garaje —Pueden sentirse como en casa. Baja del auto y abre la puerta del lado de Alex, que me sostiene la mano, al notar mi temor sonríe, sé que quiso ser amable, pero realmente fue incómodo ver esa mueca retorcida en su rostro. Aún no supero la última vez que nos vimos.Bajo detrás de Alex que intenta cubrirme para que no me miren los hombres de Tiberio. Ingresamos a esa hermosa casa, nuestro anfitrión se veía feliz de mostrarnos lo que él llamaba su palacio en Puerto Libertador.Con una de sus empleadas nos envió a una de las habitacio
Arlene Armando estaba muy emocionado, me sujetaba fuerte entre sus brazos como ese primer día, tal parece que no nota el desconcierto en mi rostro o la mirada frustrante en su amigo.—¿Te encuentras bien, mi amor? —pregunta con ternura sin dejar de acariciarme.—Sí, solo fueron unos golpes y rasguños—desvío la mirada a Alex, que intenta no mirarnos, más es evidente el dolor que vive ¿Por qué volvió a aparecer? Y no es que no me guste la idea de que siga con vida, solo que… ya no lo amo. Me deja un nuevo abrazo y ahora me lleva hasta Alex, que ahora está sentado en el mueble siendo examinado por el doctor. —Sabía que podrías con esto, amigo. No habría dejado a mi mujer en mejores manos que en las tuyas. Eres el mejor en todo. Creo que ahora soy yo el que te debe una. —No fue nada, fue… —piensa un segundo —fue un honor poder ayudarla. Alex solo muestra dolor en su mirada y esos gemidos no son po
Arlene Después de abandonar la habitaciónbajocorriendo las escaleras escuchando a Armando, no quiero detenerme, ni siquiera cuando Max se levanta del sofá para decirme no sé qué cosa, solo acelero el paso hasta la puerta principal y abandono la fortaleza. ¿A dónde ir? No tengo la menor idea, solo quiero caminar hasta que las piernas se cansen o hasta que algún maleante me ataque y termine con mi vida. De todos modos, ya es una m****a mi existencia.De qué sirve el que sepa quién esmi padre, en que me ayuda el remover el pasado, solo agrieta mis heridas y destroza mi estabilidad emocional, no entiendo que parte importante formo en su guerra de juegos sucios para destruirse. Si se odian a muerte ¡Qué! ¿Por qué tengo que formar parte de sus estrategias? ¿¡Por qué solo no me matan!? ¡Miserables egoístas!Sigo caminando a toda prisa, por esa calle solitaria de subida escuchando detrás los pasos de alguno de esos machos alfas q
Carlos salió del territorio de tiberio y se escabullo en la selva, los operativos de la policía hasta el momento no han rendido muchos frutos. Solo han encontrado el cadáver de Dionisio y su gente en el almacén abandonado que pertenece al territorio de Tiberio. Solo diré que pocoa pocola oscura historia de estos dos hermanos está saliendo la luz y yo la disfruto atravesó del televisor de 32 pulgadas que mi captorhadejado a mi disposición para no aburrirme; nótese el sarcasmo, es una radio a pilas porque en esta zona no hay señal satelital, menos luzeléctrica. Más por otro lado, puedo decir que es menos cruel conmigo ahora que soy su rehén. Por lo menos me ha alimentado tres veces al día, no es la gran cosa, pero una galleta y un tercio de agua es suficiente para no dejarme morir, también tengo el privilegio de usar el baño dos veces al día; una letrina de lujo que cuenta con hojas de papel periódico, para limpiarte el trasero. Si no tomamos en cuenta el
AlexCuando Armando reapareció ese día, el mundo que me había creado conArlenese borró por completo. No por miedo, sino porque sentí que había traicionado una amistad, quizás por eso cuandoElmerdijo que tenía que volver, lo hice sin dudarlo.—No tienes que preocuparte porArlene, ahora Armando la llevará a casa. Has hecho un buen trabajo, el auto que te llevará al aeropuerto está afuera. Me encargaré de enviar la información de inmediato.No quise despedirme de ella, porque temía perder el poco valor que tenía para cruzar la puerta. Solo le dejé mimedallitaen la mesa de noche, tratando de dejarle un te amo en silencio.Subí al auto sin mirar atrás, arrastrando el dolor más insoportable. Solo había recorrido unos kilómetros cuando recibo la llamada de Armando. Cuando vi su nombre en el teléfono, no quise responderle y tras unas llamadas respondo.“Regresa, la secuestraron” solo dos palabras
ARLENE La pesadilla está por terminar y a unos metros de subir al helicóptero Alex se detiene, en cuanto lo hace mi corazón envió una señal a mi cabeza y me paralizo, sé cuál es la razón. Tiene que regresar para cubrir a Armando, estoy muy asustada y no quiero perderlo en medio de esa guerra campal, pero no puedo negarle que vuelva por su amigo porque tampoco quiero que perezca en el campo de batalla. Así que solo asisto con la cabeza dejándole un “regresen a salvo” en la mirada.Ya Ramiro está a mi lado cubriéndome, sigo corriendo escuchando los disparos y la voz gruesa de aquel hombre. “¡No te detengas, sube!”. Eso no tiene ni porque pedírmelo, lo hago sin perder tiempo; subo al helicóptero sintiéndome una guerrillera en pleno escape. Con el corazón en la garganta y el cuerpo templando sujeto la mano de uno de los soldados que nos resguardan desde el interior. —Tenemos el paquete, debemos irnos —grita al