Alex —Perú
Hace unos días Armando se puso en contacto conmigo; cosa extraña, pues dijo que solo lo haría cuando estuviese en peligro. Pero no se escuchaba como un desesperado agente descubierto; sino como un hombre preocupado por el futuro de su mujer.—Quiero que me prometas que llegado el momento cuidaras de Arlene.—¡Espera! ¿Estás comprometido? —Me resulto extraño que en su trabajo tan arriesgado decidiera darse un tiempo para el amor, cuando había renunciado a ese sentimiento.—Ella es especial y está en peligro. Te enviaré algunas direcciones y contactos en Colombia. Por ahora estamos en Brasil, pero no por mucho. Memoriza o codifica los datos, tienes que deshacerte de todo.—¿Estás enviándome una misión acaso? No estoy de vacaciones, sabes que…—No te preocupes por el jefe, hablaré con él.— ¿En qué líos te metiste ahora?—En los peores mi amigo, los del corazón.—¿Quién es ella? —digo mirando su fotografía en mi celular.—Es la hija de Dionisio. Una mujer prohibida por el que perderé la cabeza, y no el sentido figurado. —Deja escapar un suspiro —Haré los arreglos necesarios para que sus mismos hombres, te lleven con ella.—¿Cómo se supone que pase eso?—La entrené para escapar, estoy seguro de que encontrará la manera de estar lejos el tiempo suficiente para que tú la encuentres.—Hablas como si esta chiquilla fuera la mujer maravilla.—No la juzgues sin conocer, es una mini máquina de guerra. Que no te engañe su delicadeza y mirada inocente. Está capacitada para matar a sangre fría, tanto o más que tú —Se escucha muy convencido, no voy a dudarlo, es el mejor maestro en armas y lucha libre que conozco. —He tratado de mantenerme cerca del territorio de Tiberio, si ellos la encuentran estará protegida pero no a salvo. Ya sabes cuál es la rivalidad de esos dos. ¿Puedo confiar en ti?—Sabes que cuenta conmigo siempre. Te debo una y supongo que, con esta misión suicida, estaremos a mano. Solo hazme un favor amigo, mantente con vida.—Eso será imposible, si no te estuviera llamando.—Estás preocupándome.—No hay tiempo para más, amigo. Haré las llamadas correspondientes y te dejaré esa gran responsabilidad.—¡Armando! … Corta la llamada.Tras esa pequeña charla, me desvelo analizando la información enviada, hago unas llamadas, reúno al equipo y me preparo para enfrentar el problema presente. Todo tiene que ser preciso, hasta la llamada de mi jefe confirmando el nuevo operativo unos días después.—Estarás a cargo de la protección de Arlene Jackson. Armando, acaba de renunciar al caso.—Lo traerá de vuelta, señor.—Es imposible llegar a tiempo, por su ubicación. Y desde hace meses ha dejado que sus sentimientos tomen el control del operativo. El objetivo principal era atrapar a Dionisio usando a la chica, no enamorarse y tratar de mantenerla a salvo con ese demente acorralándolo ¿En qué pensaba cuando desafío mis órdenes y se perdió de mi radar? —Termina gritando—¿Lo dejará morir?
—Será un sacrificio que valdrá la pena, si ella logra escapar de su padre. —corta la llamada.
¡Maldito idiota! ¡Cómo se le ocurre meterme en estos líos!
Ya no hay nada que hacer, solo confiar en que sus enseñanzas, rindan frutos. Me digo mirando una vez más las fotografías que me envió con ella. Una damisela de delgada figura, de esas rubias delicadas que no podrían matar a una mosca, es bien sabido que Arlene es más de una de esas engreídas millonarias de la capital, que no regalan ni el saludo, lo que me lleva a pensar en, como es que logró conquistarlo.
Unos días después ya estoy disfrutando de mi nueva vida como peleador callejero, en un mundo cruel y despiadado, donde muchos jóvenes pierden la vida en el ring cada noche, por la gloria y el dinero. Y más que nada para impresionar a los hombres como Dionisio, que les ofrecen la vida soñada por integrarse a sus filas.Solo los mejores de los mejores, cada tres días se codean con ofertas insuperables, en una gran lucha a muerte en la arena. Antes de que me confirmaran la muerte de Armando, logro ver entre los asistentes a ese malnacido sentado en la zona VIP con dos mujeres hermosas a su lado.Fue la rabia misma y el dolor de la perdida lo que me llevan a volverme un salvaje asesino ante sus ojos. ¡Más que impresionado! Pude verlo sonreír con satisfacción mientras mis manos temblaban por las ganas reprimidas de salir de la arena y asesinarlo.Camino fuera de la arena sin apartarle la mirada y a diferencia de los otros apostadores él se mantuvo risueño, fumando y bebiendo, siguiéndome con la mirada. Y no fue inesperado que antes de ingresar al camerino uno de sus hombres me detuviese.“Mi jefe quiero verlo”
¡El juego a iniciado!
El mismo “Dios de la heroína” se hace presente para persuadirme y contar con mis servicios. Ha investigado mi vida falsa y supuestamente aprieta mi herida para doblegarme. Una hoja de vida muy bien preparada por mi equipo, no deja dudas de mi desesperación por conseguir dinero. Mi madre adoptiva, Cayetana, necesita un trasplante de riñón lo antes posible, pero sigue en lista de espera desde hace varios meses cuando su condición empeoró. Más mi terquedad por mantenerme al margen de la ley no me ha impedido involucrarme en peleas ilegales donde he ganado lo suficiente para su tratamiento.Podría decir que todo va conforme al plan, no soy de presumir, pero soy un gran actor y estas ganas de golpearlo, en serio están ayudando.
—Todo está en tus manos, Alex—Camina a mi alrededor como una fiera hambrienta acorralando a su presa — ¿Quieres verla morir? ¡Claro que no! ¿Por qué dejar que sufra más de lo que ya lo hace? Debes ser buen hijo y velar por el bienestar de tu pobre madre moribunda.
— ¿Qué quiere de mí? —Aprieto los puños y no disimulo la ira mostrada en mi rostro. No la estoy fingiendo, en verdad la estoy sintiendo.Eso le gusta al desgraciado, sonríe con satisfacción mientras fuma y cree que me tiene en sus manos.
—Te he estado observando y eres el candidato perfecto para el puesto que busco. —Me echa el humo de su puro en la cara.
—Sabe, no soy esa clase de hombres que se vende por dinero…
—Chsss—dice llevando un dedo a sus labios silensiandome—No estás en la posición de negociar. ¿Creíste que el dinero que ganas en este lugar es limpio? Pues, déjame decirte que tu madre morirá mientras te pudres tras las rejas. Sabes que tengo los medios para lograrlo, si fuera tú, aceptaría. No tienes más opciones. —Termina susurrando a mi oído.
— ¿Qué debo hacer?—¡Esa actitud me agrada! Ves que no es difícil seguir mis reglas—Me sonríe mirándome de frente, palmeando mi hombro — ¡Ahora ya nos entendemos!
— ¿Qué aré con exactitud? —insisto.
— Solo viajaremos a Colombia donde te prepararás en manejo de armas y puliremos ese estilo tuyo de pelear. ¿Para qué? Pues, te diré que hace unos días perdí a mi hija en Brasil. —Lleva el puro a su boca y parece disfrutarlo por unos segundos. —En una semana la llevarán a Colombia, espero que para esa fecha estés más que listo para rescatarla. En cuanto lo hagas, tu madre será operada.
—¡No! —levanto la voz—, quiero garantías de que cumplirá con lo que promete. Antes de viajar quiero ver que está en la lista para ser operada esta semana. Si no, no hay trato, hay muchos candidatos afuera de donde elegir, ¿No cree?
Lo miro desafiante y muy confiado ¡Joder! Tengo mucho que perder, pero sé que mi buena actuación y la gran recomendación que ha dado el dueño del lugar servirá para que él siga interesado en contar conmigo. Sino estaré muerto. El desgraciado me mira serio unos segundos y luego se carcajea.
—Tienes agallas al amenazarme, muchachito. Y ahora más que nunca confirmas mi elección. —Vuelve a sonreír lanzándome el humor en la cara —Te propondré algo mucho mejor.
Levantando la mano hace que el sujeto que se presentó como su abogado, se acerque. Lo mira dándole indicaciones sobre que se encargue de que mi madre sea operada es misma tarde. ¡Joder! Así que logra abarcar una buena parte del sector salud, solo está acumulando más pruebas en sus contra.
El abogado hace una llamada, unos segundos después de escuchar a su intercomunicador, corta con un “Entendido” se acerca a Dionisio y tras hablar en secreto por unos minutos, lanza su advertencia final.—Como ya escuchaste, tu madre será operada de inmediato y después de la operación, estará bajo el cuidado de una enfermera personal, capacitada en el ámbito salud y para matar de mil maneras sin dejar rastro alguno. Así que si fallas; ella muere. —me sostiene la mirada.
—No le fallaré.—¡Perfecto! Prepárate, mandaré por ti mañana a las cinco.¡No pues! Más claro ni el agua.Después de ir a mi casa falsa, a la hora exacta, una limusina negra se estaciona en frente para trasladarme al aeropuerto internacional Jorge Chávez, donde un vuelo privado muy bien resguardado nos llevará a Colombia. Ahí recibo de manos de Dionisio un sobre amarillo con la información necesaria de su hija, y mis identificaciones falsas, así como algunas tarjetas de crecido con saldo ilimitado que puedo usar a mi libre gusto. Pero sé que esto tiene su truco detrás,no caeré tan fácilmente.Unas horas después ya estoy pisando tierras colombianas y con el mismo silencio y la más alta seguridad, Dionisio me lleva a un lujoso hotel; San Felipe Plaza en Getsemaní.Me deja al cuidado de mis futuros maestros de armas, dos sujetos con rostro intimidante, altos, corpulentos y armados que tienen la orden de terminar con mi vida si me salgo de su protocolo.—Disfruta de la estadía, imagina que son vacaciones. —Dice antes de irse.¡Seguro que serán las mejores vacaciones de mi vida! Me digo caminando hacia la ventana para abrirla. Salgo al balcón para observar la hermosa ciudad de noche y pensar por unos segundos en el grande safio que me espera. Ahora estoy solo, con solo una llamada reservada a mi jefe en la agencia y algunos contactos que solo podre buscar cuando sea necesario, no antes.ARLENEEn manos de Ramiro Gaviria o “Tiberio” como se le conoce en la zona, en estos días he llegado a conocer mucho de mi padre; el famoso Dios de la heroína. Ahora sé perfectamente de donde ha salido cada centavo de la fortuna que amasado y lo que pretende hacer conmigo y pues, en cualquiera de los dos bandos estoy perdida. Lo que aún no sé es quien es mi madre y es un tema que no me quita el sueño, en estos momentos lo que me interesa es buscar la mejor manera de escapar. Estos días me han servido para estudiar y analizar el panorama, he sido buena niña, he dicho solo lo que quiere escuchar y después de ver todas las posibilidades para lograr un buen escape; al fin puedo decir que tengo una pequeña probabilidad con un mínimo margen de error. Ya estoy lista para irme de este maldito infierno.Según Tiberio, parece que mi famoso padre tiene gente infiltrada en sus filas, por eso corrió
Alex —tres semanas después Los días han transcurrido rápido y no puedo decir que me he aburrido, mis grandes nuevos amigos se han encargado de desvelarme todos los días para torturarme con los rudos entrenamientos, obviamente que mi preparación me ha ayudado a deslumbrarlos con mi rápido aprendizaje. ¡Joder! Puedo presumir que soy un maldito genio.¡Si tan solo supieran quien soy en realidad!En fin, he recorrido la hermosa Cartagena y sus alrededores en mi propio automóvil, digamos que me han dado libertad para trasladarme y no por confianza, sino porque saben que no puedo escapar.¡Qué locura! No quiero hacerlo, ahora que sé que Arlene está en la ciudad desde hace varios días huyendo de Tiberio. Tal como lo dijo Armando, la pequeña princesa se las ingenió para escapar de sus garras y ahora tanto ellos como nosotros la buscamos.La gente de Dionisio ha peinado el área al centí
En cuanto entramos por la parte de atrás del Club Placeres, coloco el seguro a la puerta. Y la miro silenciando mis labios con un dedo, dejándole entender de que no debe hacer ruido, los hombres están afuera y lo primero que hicieron fue intentar abrirla. Nos quedamos mirando la puerta unos segundos hasta que la voz de mi contacto nos sobresalta—¡Ah, eres tú! —Al girar notamos que nos apunta con una escopeta. — ¿Quién es ella? —Su voz ronca de sargento no va con esa cara linda con exceso de maquillaje. Arlene me apriete la mano, quizás fue solo por la tensión del momento, porque un segundo después se aparta dejando un gesto de desagrado.—Es la mujer de la que te hable. —respondo caminando al interior del local, no sin antes arrastrar conmigo a la pequeña gatita.—Puedo caminar sola —aparta su mano enojada.—Y es tan desagradable como la describiste. —Agrega Luca con su voz dulce, caminando delante meneando las caderas.— ¿Qué?
Alex Deja de forcejear, su cuerpo se relaja, es entonces que insisto en repetir que no quiero entregarla con su padre. Su mirada cambia y creí que podíamos empezar a tener esa charla amena; pero me equivoqué. Me hizo creer eso y sin esperarlo me deja un rodillazo en la entrepierna que me aleja lo suficiente para dejarme ese agradable golpe en la mandíbula. ¡Joder! Pierdo un poco el equilibrio por lo inesperado del movimiento. La veo saltar como liebre en dirección a la salida. Cuando creo que se saldrá con la suya; Luca aparece para salvar la situación.Antes de que sus manos tocasen la puerta, se abre y veo la cara sonriente de mi buen amigo. “ No dejes que vaya” grito reincorporándome.Mi contacto reacciona como un ninja y sin soltar la bandeja que trae en las manos. Levanta la pierna sin importar su falda corta y ceñida que se levanta dejando ver su bulto entre las piernas bajo
Dionisio No puedo creer que haya perdido más de tres docenas de mis mejores hombres en una búsqueda que la teníamos ganada. La tenía tan cerca simplemente estos incapaces la perdieron y se atreven a ponerse frente a mí suplicando clemencia por su vida cuando el precio por el fracaso es la muerte y mi decisión jamás es cuestionada. —No requiero en mis filas a una bola de inútiles como ustedes —saco mi arma y les a punto —Tengo jóvenes que se preparan desde hace mucho para ocupar sus lugares. Así que si no tienen un argumento válido, morirán. Muevo el arma apuntando a la fila de izquierda a derecha, viendo como el miedo en aquello cobarde sale a flote. Y de repente inicio con el primero de la izquierda; un tiro perfecto en la frente termina con la vida de… ¡Al diablo! Ahora me doy cuenta de que ninguno de estos perro tiene nombre en cuanto se puso el uniforme, solo fue un número más en mi cuartel.
Arlene El plan brillante de Alex me llevo a ponerme cara a cara con el imbécil de mi verdadero padre. Tuve la desdicha de oír parte de esa historia de boca de Tiberio, creí que la crueldad con que la contaba era porque quería que lo odiara como él lo hacía, a decir verdad, no le tome importancia, hasta que Alex dijera quien era mi madre. Alma Bravo, la indomable dama de sociedad, la elegante princesa de la casa Molina, la ambiciosa y fría mujer que llenó mi alma de odio con su trato agrio y exigencias de perfección.Ahora entiendo por qué lo hacía, de alguna manera seguía detestando a Dionisio y no la culpo, en este instante que lo estoy mirando directamente a los ojos tengo ganas de matarlo. Su casa es enorme, llena de lujos y salones grandes, como este, que al parecer es su despacho. —Me alegra que al fin estés en casa, hija mía —intenta acariciar mi rostro y me alejo, solo sonríe y pide que me quiten las espo
Arlene No sé cuánto ha pasado, creo que me quedé dormida de tanto llorar, al volver abrir los ojos intento moverme, la luz del sol entrando por la ventana, dice que ya es otro día, un más de sufrimiento y tortura. ¡Ya no quiero estar aquí! Tengo miedo, mucho miedo.Me pongo de pie y camino hasta el baño sin atreverme a tocar la espalda.Doy un respiro mirándome frente a ese espejo gigante que hay dentro. Sigo siendo yo, la misma niña débil asustada que fingía ser ruda para ser respetada y temida. Mis ojos están hinchados y hasta tengo un poco hinchado, vuelvo a dejar correr mis lágrimas en tanto me quito la ropa, necesito meterme bajo el agua y limpiar un poco el ayer.Ya desnuda me giro un poco y puedo ver las marcas rojas en mi piel blanca reflejadas en el espejo. Camino hasta la regadera y abro la llave, el agua fría cae sobre mi piel haciéndome temblar ¡maldita sea! Los gritos de ese hombre re
AlexArleneno es la clase de chicas que se intimida ante una fiera; no les huye, las enfrenta como puede. Aunque antes de llegar a Colombia era todo lo contrario, yo pude haber estado cerca de ella en la universidad, solo que las chicas engreídas y maleducadas no van conmigo. ¡En fin! Volviendo al presente y analizando el cruel panorama que vive, quiero darle la razón, sé que su actuar es imprudente, pero no la culpo por querer escapar de este infierno. Jugó sus cartas a ciegas y está encontrando una salida fácil, sin ver las garras del próximo monstruo al que cae.Mi responsabilidad era mantenerla a salvo como se lo prometí a Armando y no lo hice, ahora sus palabras resuenan en mi cabeza apuñalándome el alma.“Prométeme que la cuidarás, pase lo que pase la mantendrás a salvo y sobre todo, no dejarás que Dionisio llegue a ella”¡Dios! No moví ni un dedo cuando la abofeteó frente a to