Motivos

Llegué a casa y acomodo las compras, pensé que era tedioso y lo es, pero también es muy entretenido, a decir verdad me gustó mucho.

El mensaje que le mandé a Karen no me fue contestado, de hecho ni siquiera lo vio por lo que me perdí completamente en el acomodado, cuando termine me sentí muy satisfecha tuve que sentarme por qué una cosa me llevo a otra y cuando menos me di cuenta ya había terminado de acomodar mi despensa y continúe con toda la cocina.

Al levantarme del suelo, supongo que lo hice muy rápido por qué un mareo me atacó, sentí mi boca llenarse de saliva y sabía lo que venía, corrí lo más rápido que pude al baño y vomité mi desayuno, ya había retomado una dieta sana, tendré que ir al médico por qué no soporto más está situación.

Por alguna razón, que tal vez sea provocada por el mareo que todavía me dominaba no tenía control de mi cuerpo al ciento por ciento en mi pecho se encontraba una mancha de mi vómito por lo que me quite la parte de arriba y me acerque a la ducha cerrando la puerta pero de pronto todo me empezó a dar vueltas hasta volverse negro.

Hacian lo que podían, sin embargo, habían cometido un error, dejarla sola.

Se encerró en su cuarto trabando la puerta, se metió al baño y también puso seguro, abrió la llave y dejo que la tina se llenará, comenzó a sentir miedo, sin embargo, ya no había marcha atrás.

Karen y Jonathan estaban entrando ala casa, vieron las llaves y el teléfono de Mariam, por lo que supieron que ya había llegado.

Siguieron la rutina viendo la despensa acomodada y mientras Karen empezó a preparar el almuerzo y grito a todo pulmón.

- ¡Estoy aquí Mariam, háblame si necesitas algo! - Ella seguía moviéndose por la cocina pero estaba atenta a la respuesta

Sin embargo Mariam no contesto.

- ¿Mariam? - Insistió Jonathan pero paso lo mismo que la vez anterior, el desacomodo de la alfombra indicaba que estaba en el baño de abajo por lo que era imposible que no la escucharán.

Nada.

Al no recibir respuesta, ambos caminaron rápidamente a el baño donde se encontraba su amiga.

Tocaron la puerta sin obtener una respuesta ahí fue donde perdieron la calma.

Karen intento abrir la puerta, pero no puedo porque estaba trabada, algo a lo que Mariam siempre acostumbro por privacidad. Jonathan sin esperar más tiro la puerta de una patada, entraron a la habitación y no la vieron allí, se escuchaba el sonido del agua por lo que se dirigieron allí.

- ¡Mariam!, ¿Estás bien? - Karen abrió la puerta corrediza viendo a su amiga inconsciente levanto su cabeza y soltó un grito horrorizada, la mano que tocó su nuca estaba llena de sangre.

Jonathan estaba en shock, el escenario era horrible. Ambos reaccionaron rápidamente, Jonathan cargo a Mariam para después salir de la casa tan rápido como fue posible.

Karen había preparado la camioneta y tomado su teléfono para avisar a los s familiares pidiendo que los alcanzarán en el hospital.

Apenas llegaron al hospital, varias enfermeras tenían preparada una camilla, inmediatamente se llevaron a Mariam.

Jonathan y Karen se dirigieron a la sala de espera, ella no podía dejar de llorar sus nervios la llevaron al límite por lo que una enfermera le dio un sedante dejándola fuera de servicio por un momento y en cuestión de minutos, llegaron los padres de Mariam y los de Mike.

Los doctores pasaban y nadie les daba información y ya habían pasado tres horas, se estaban desesperando, todos temían, teniendo un trauma por lo que les había sucedido recientemente.

Cómo si lo necesitaran todos los doctores pasaban sin decirles nada y alterandolos más. Finalmente un doctor les había dicho que Mariam había perdido mucha sangre, pero pudieron detener el sangrado y les informaron que tenía anemia, estaba un tanto delicada por lo que debía estar en observación.

Mientras tanto en una habitación del hospital, Mariam estaba descansando le habían explicado muy brevemente en cuanto despertó su situacion, su doctora había salido rápidamente sin poder darle un diagnóstico certero.

Mientras miraba un punto fijo la doctora entró a la habitación con una extraña maquina, se puso a su lado acomodando todo.

- Muy bien Mariam me alegro que no te hayas hecho un gran daño, toda tu familia está preocupada por ti les has dado un buen susto, unos minutos más y hubiera sido muy grave. - Yo asiento y la miro.

- Eso quiere decir que me iré pronto, ¿Verdad? - La doctora negó y sentí un poco de desesperación odiaba los hospitales.

- Me temo que ahora estás bien pero hay que hacerte unos exámenes - La joven doctora hablo y negué.

- Se del golpe en mi cabeza pero ya está bien, ¿No podría solo darme pastillas para el dolor? - Le cuestiono y niega.

- No hasta comprobar que están del todo bien - Negó con voz firme.

- ¿Están? - Le dije confundida.

La doctora me empujó suavemente hasta que quede acostada en la camilla, subió la ridícula bata de hospital que tenía, la subió hasta que quedó por debajo de mis pechos y esparció gel en mi vientre.

- ¡Ay! - Me queje - Está muy frío - Ella me sonrió amable.

- Lo siento por eso - Ella se concentro en la máquina que buscaba algo en mi estómago y luego sonrió de lo más feliz del mundo señalando la pantalla.

Muy confundida observo la pantalla y pronto observo con indicaciones de la doctora, tres pequeñas manchas.

Me quedo quieta sintiendo como todo el aire se escapó de mi.

- Mariam felicidades, estás embarazada y todo indica que son trillizos, pese a que no has llevado un buen cuidado están todos bien, ahora debes cuidarte y comer con la dieta que te daremos, ¿ Lo harás?- Me pregunta sosteniendo mi mano.

No puedo hablar, un calor muy reconfortante me llena el corazón y apenas hablo sintiendo las lágrimas en mi rostro.

- Si - Una lágrima resbaló por mi mejilla y en esta ocasión, de felicidad.

Mike me había dado el regalo más grande y hermoso del mundo. Me hubiera gustado que el estuviera aquí, ¿Cuál habría sido su reacción?

La doctora me dio mi espacio y salió, no sin antes informarme que pasarían mis familiares.

Me quedé en shock y segundos después entraron todos. Y ahí estaba, todos mis conocidos en el cuarto, viéndome fijamente.

- ¿Cómo te sientes hija? - Mi padre fue el primero en hablar, al parecer todos se estaban conteniendo por qué me llenaron de preguntas.

- No se preocupen, la doctora dijo que el golpe había sido un poco fuerte pero no muy peligroso, ya estoy bien, solo necesito cuidarme y comer muy bien - Al parecer mi respuesta los alivio y relajo, claro hasta que hable.

- Debo quedarme un poco más, me harán estudios solo para descartar algún problema, pero fuera de ahí estamos bien - Les dije poniendo mi mano en mi vientre.

No se movieron por unos segundos pero después todo se convirtió en un momento de besos, abrazos. Todos estaban muy felices unos pasaron de llorar y comenzaron a reír.

En específico los padres de Mike, todavía les quedaba algo de su hijo, lo que fue una pequeña satisfacción un alivio a su muy dañado corazón pues ningún padre merece ver morir a su hijo.

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