"Burning in the flames of a broken heart,Screaming revenge, but torn apart."Fumiko IbarsMi ojo parecía tener un tic nervioso. El latido errático en mi párpado izquierdo me sacaba de quicio, pero no tanto como las palabras que acababa de escuchar.Oshin estaba muerto.Y no por un sacrificio noble, no por una batalla imposible de ganar... sino por una razón estúpida, inaceptable.-¿Me estás queriendo decir que Oshin está muerto porque esta inservible de mierda no pudo cuidar un maldito libro con portada negra? -pregunté con una voz envenenada, sintiendo cómo la furia se acumulaba en mi pecho como un incendio sin control.Mis dedos se cerraron con tanta fuerza que las uñas se hundieron en la carne de mis palmas.Garret me miró con esa serenidad que siempre lograba hacerme perder aún más la paciencia.-Es exactamente lo que dije.Y lo dijo como si nada.Como si no importara.Como si Oshin no hubiera significado algo.El odio me quemó la garganta y estalló en una carcajada. Un sonido ag
-También está el libro blanco -intervino Garret, con una voz grave que cortó la tensión del ambiente. Ambos, la chica multicolor y yo, lo miramos al mismo tiempo, sus palabras flotando en el aire con una carga de información que no esperaba. Garret no paró, y su tono se tornó más grave-. Ese está en los Olimpos, y es imposible que entren ahí. Lo que querían era el libro negro, para tener una ventaja sobre ti y encontrar la manera de anularte.Una sonrisa se dibujó en mis labios, una sonrisa sarcástica, llena de desprecio y desdén. Lo miré fijamente, disfrutando del silencio que siguió a sus palabras. No necesitaba responder de inmediato, porque ya estaba formulando mi respuesta, cada palabra calculada con precisión. Me encogí de hombros de manera casual, dejando que mi mano descansara alrededor de mi cintura mientras la otra se elevaba en el aire, en un gesto de absoluta satisfacción.-Qué pena -dije, con fingido pesar, queriendo que mis palabras calaran hondo-. Lo único que han logra
"Mi cabeza daba vueltas, mi garganta ardía, mi estomago dolía, mis ojos palpitaban, mi corazon dolía y mi alma, no la sentia...Era como si estuviera rota, o oculta... No lo sabía"Fumiko IbarsHabían pasado cuatro días desde que Oshin fue enterrado en el panteón de la manada. Cuatro días de vacío absoluto, de silencio ensordecedor que me carcomía desde adentro. Oshin ya no estaba, su cuerpo descansaba bajo la fría tierra, pero su presencia era un fantasma que no dejaba de rondarme. Roderick, por otro lado, había decidido seguirme como si fuera una sombra constante. Tenía esa manera extraña de estar cerca, siempre observando, y aunque me molestaba profundamente en muchos momentos, empecé a darme cuenta de que ese mocoso no tenía la culpa de nada. Él no era responsable de lo que había ocurrido.Todo mi odio y desprecio, la rabia que solía volcar sobre él, la había reorientado hacia esos bastardos que habían acabado con Oshin.Había momentos en los que la multicolor, como solía llamarl
"¿No es agradable, estar en total soledad? Corazón de cristal, mi mente de piedra. Me haces pedazos, hasta llegar al hueso. Hola, bienvenida a casa. Hola, bienvenida a casa."Fumiko Ibars Me removí en la cama, cubriéndome la cara con la almohada, intentando bloquear todo lo que podía. Mi cabeza parecía que iba a estallar en cualquier momento, y todo daba vueltas sin detenerse. El dolor era insoportable, como si mil martillos golpearan mis sienes. Había bebido demasiado anoche, una vez más, y el resultado era predecible, aunque siempre lo ignoraba cuando decidía que debía beber para escapar de todo lo que me atormentaba. Pero ahora, mi cuerpo lo estaba pagando caro. Traté de ignorar el sonido de mis propios pensamientos, pero era imposible. Escuché una voz familiar desde la puerta del cuarto, y su tono inconfundible atravesó mi mente nublada. -Buenos días, linda, arriba -dijo Garret, casi en tono de burla. Gruñí en frustración al escuchar su voz. La última cosa que quería era qu
Con pesadez, bajé de la cama, tomando la manta del suelo y cubriéndome la cabeza mientras me dirigía al baño. Mi cabeza latía como si fuera a estallar en cualquier momento, y todo a mi alrededor parecía dar vueltas sin cesar. Suspiré pesadamente, sintiendo cómo la luz del sol me daba en la cara a través de la ventana. Un ligero mareo me hizo aferrarme a la pared para no caerme, y de nuevo, una punzada recorrió mi cabeza, como si una piedra me hubiese golpeado directamente. Entré al baño y me miré en el espejo, una versión de mí misma que apenas reconocía. La misma mirada vacía, los mismos ojos cansados. Decidí quitarme la manta de la cabeza y cerrar los ojos, intentando calmarme. Sentí la presión de los recuerdos de ayer empezar a nublar mi mente, y no pude evitar que vinieran a mi memoria. " -Bájadme...- me quejé, sacudiéndome, pero sin que nada cambiara. -Por favor, basta. " Una vergüenza profunda me invadió mientras pensaba en lo que había hecho. -Qué vergüenza...- murmuré para
"Hablas con tanta verdad, pero sonríes como si mintieras" Fumiko Ibars Llegué a la manada y, al instante, la misma sensación de siempre me invadió. Todo parecía patéticamente normal, incluso tranquilo, pero yo sabía que algo no encajaba. Algo estaba por ocurrir, o quizás ya había comenzado a pasar, y no iba a dejar que esta vez me tomaran por sorpresa. Mis manos, casi por instinto, fueron a mi nuca, y dejé que mis brazos descansaran al aire. El viento soplaba ligeramente, pero no era suficiente para calmar la inquietud que me carcomía por dentro. Recorrí el lugar con la mirada, notando la tranquilidad en los rostros de los guardias que pasaban cerca. Pero esa calma era engañosa. Algo estaba mal, y yo lo sentía. Sin pensarlo, llamé a los guardias que estaban de turno. -Díganos, Luna -respondió uno de ellos, saludándome con el habitual respeto. Todos aquí me decían "Luna" porque, antes de que todo esto comenzara, ya me habían nombrado así. Luna de la manada. A pesar de los intento
Una pésima forma de terminar el mes. Todas las semanas de este mes han sido un completo desastre. He tenido la sensación de que, por cada paso que doy para arreglar algo, surge otro problema que desbarata todo lo que había conseguido. Es como si estuviera atrapada en un ciclo interminable de caos. Como lo del bebé de Ai, por ejemplo. Después de tanto esfuerzo, logré conseguir que naciera, aunque no ahora ni en esta línea temporal. Pero, al menos, tendrá esa vida que perdió. Al menos eso era lo que pensaba, hasta que ocurrió lo de Oshin. Ai estaba en la sala, acostada sobre el pecho de Riu. Estaba tranquila, hablando con él, mientras él la abrazaba con ternura y jugueteaba con su cabello, como si todo estuviera bien en el mundo. Pero yo no podía verlo así, como si todo fuera perfecto. Había demasiadas emociones dentro de mí, demasiados recuerdos que no podía dejar de procesar. -Fumiko- me llamó Ai, pero yo la ignoré, como he estado haciendo todo este tiempo. La culpa me carcome y me
-¡Se ven tan tiernos así! -chilló la voz de Garret desde la puerta. Su tono era juguetón, pero había una evidente preocupación en su voz. Estos últimos días había desarrollado la costumbre de quedarme dormida en el cuarto de Roderick después de jugar con él. Siempre terminábamos juntos, él acurrucado en mi regazo, y yo sin fuerzas para regresar a mi cuarto. Abrí los ojos lentamente, bostezando mientras intentaba orientarme en la penumbra de la habitación. Lo primero que hice fue acomodar a Roderick para que no se despertara, colocándolo suavemente sobre mi regazo, dándole la suficiente comodidad para que siguiera durmiendo. -Hola, Garret -murmuré, aún medio adormilada-. ¿Alguna noticia? Él negó con la cabeza, acercándose con cautela y dejando escapar un suspiro de frustración. -Han pasado dos semanas y no ha ocurrido nada relevante. Aunque esa sensación de molestia sigue ahí... es como un nudo en el estómago que no se va. Y cada vez es más latente, más insoportable -respondió, con