"Mi cabeza daba vueltas, mi garganta ardía, mi estomago dolía, mis ojos palpitaban, mi corazon dolía y mi alma, no la sentia...Era como si estuviera rota, o oculta... No lo sabía"Fumiko IbarsHabían pasado cuatro días desde que Oshin fue enterrado en el panteón de la manada. Cuatro días de vacío absoluto, de silencio ensordecedor que me carcomía desde adentro. Oshin ya no estaba, su cuerpo descansaba bajo la fría tierra, pero su presencia era un fantasma que no dejaba de rondarme. Roderick, por otro lado, había decidido seguirme como si fuera una sombra constante. Tenía esa manera extraña de estar cerca, siempre observando, y aunque me molestaba profundamente en muchos momentos, empecé a darme cuenta de que ese mocoso no tenía la culpa de nada. Él no era responsable de lo que había ocurrido.Todo mi odio y desprecio, la rabia que solía volcar sobre él, la había reorientado hacia esos bastardos que habían acabado con Oshin.Había momentos en los que la multicolor, como solía llamarl
"¿No es agradable, estar en total soledad? Corazón de cristal, mi mente de piedra. Me haces pedazos, hasta llegar al hueso. Hola, bienvenida a casa. Hola, bienvenida a casa."Fumiko Ibars Me removí en la cama, cubriéndome la cara con la almohada, intentando bloquear todo lo que podía. Mi cabeza parecía que iba a estallar en cualquier momento, y todo daba vueltas sin detenerse. El dolor era insoportable, como si mil martillos golpearan mis sienes. Había bebido demasiado anoche, una vez más, y el resultado era predecible, aunque siempre lo ignoraba cuando decidía que debía beber para escapar de todo lo que me atormentaba. Pero ahora, mi cuerpo lo estaba pagando caro. Traté de ignorar el sonido de mis propios pensamientos, pero era imposible. Escuché una voz familiar desde la puerta del cuarto, y su tono inconfundible atravesó mi mente nublada. -Buenos días, linda, arriba -dijo Garret, casi en tono de burla. Gruñí en frustración al escuchar su voz. La última cosa que quería era qu
Con pesadez, bajé de la cama, tomando la manta del suelo y cubriéndome la cabeza mientras me dirigía al baño. Mi cabeza latía como si fuera a estallar en cualquier momento, y todo a mi alrededor parecía dar vueltas sin cesar. Suspiré pesadamente, sintiendo cómo la luz del sol me daba en la cara a través de la ventana. Un ligero mareo me hizo aferrarme a la pared para no caerme, y de nuevo, una punzada recorrió mi cabeza, como si una piedra me hubiese golpeado directamente. Entré al baño y me miré en el espejo, una versión de mí misma que apenas reconocía. La misma mirada vacía, los mismos ojos cansados. Decidí quitarme la manta de la cabeza y cerrar los ojos, intentando calmarme. Sentí la presión de los recuerdos de ayer empezar a nublar mi mente, y no pude evitar que vinieran a mi memoria. " -Bájadme...- me quejé, sacudiéndome, pero sin que nada cambiara. -Por favor, basta. " Una vergüenza profunda me invadió mientras pensaba en lo que había hecho. -Qué vergüenza...- murmuré para
"Hablas con tanta verdad, pero sonríes como si mintieras" Fumiko Ibars Llegué a la manada y, al instante, la misma sensación de siempre me invadió. Todo parecía patéticamente normal, incluso tranquilo, pero yo sabía que algo no encajaba. Algo estaba por ocurrir, o quizás ya había comenzado a pasar, y no iba a dejar que esta vez me tomaran por sorpresa. Mis manos, casi por instinto, fueron a mi nuca, y dejé que mis brazos descansaran al aire. El viento soplaba ligeramente, pero no era suficiente para calmar la inquietud que me carcomía por dentro. Recorrí el lugar con la mirada, notando la tranquilidad en los rostros de los guardias que pasaban cerca. Pero esa calma era engañosa. Algo estaba mal, y yo lo sentía. Sin pensarlo, llamé a los guardias que estaban de turno. -Díganos, Luna -respondió uno de ellos, saludándome con el habitual respeto. Todos aquí me decían "Luna" porque, antes de que todo esto comenzara, ya me habían nombrado así. Luna de la manada. A pesar de los intento
Una pésima forma de terminar el mes. Todas las semanas de este mes han sido un completo desastre. He tenido la sensación de que, por cada paso que doy para arreglar algo, surge otro problema que desbarata todo lo que había conseguido. Es como si estuviera atrapada en un ciclo interminable de caos. Como lo del bebé de Ai, por ejemplo. Después de tanto esfuerzo, logré conseguir que naciera, aunque no ahora ni en esta línea temporal. Pero, al menos, tendrá esa vida que perdió. Al menos eso era lo que pensaba, hasta que ocurrió lo de Oshin. Ai estaba en la sala, acostada sobre el pecho de Riu. Estaba tranquila, hablando con él, mientras él la abrazaba con ternura y jugueteaba con su cabello, como si todo estuviera bien en el mundo. Pero yo no podía verlo así, como si todo fuera perfecto. Había demasiadas emociones dentro de mí, demasiados recuerdos que no podía dejar de procesar. -Fumiko- me llamó Ai, pero yo la ignoré, como he estado haciendo todo este tiempo. La culpa me carcome y me
-¡Se ven tan tiernos así! -chilló la voz de Garret desde la puerta. Su tono era juguetón, pero había una evidente preocupación en su voz. Estos últimos días había desarrollado la costumbre de quedarme dormida en el cuarto de Roderick después de jugar con él. Siempre terminábamos juntos, él acurrucado en mi regazo, y yo sin fuerzas para regresar a mi cuarto. Abrí los ojos lentamente, bostezando mientras intentaba orientarme en la penumbra de la habitación. Lo primero que hice fue acomodar a Roderick para que no se despertara, colocándolo suavemente sobre mi regazo, dándole la suficiente comodidad para que siguiera durmiendo. -Hola, Garret -murmuré, aún medio adormilada-. ¿Alguna noticia? Él negó con la cabeza, acercándose con cautela y dejando escapar un suspiro de frustración. -Han pasado dos semanas y no ha ocurrido nada relevante. Aunque esa sensación de molestia sigue ahí... es como un nudo en el estómago que no se va. Y cada vez es más latente, más insoportable -respondió, con
"No hace falta nada más, ya se libre. Se feliz. Ya da lo mismo aquí."Fumiko Ibars Los malditos días en el calendario seguían pasando como si nada, y con cada amanecer me sentía más atrapada en una espiral de desesperación que no parecía tener fin. Los minutos se alargaban y, sin embargo, la angustia no disminuía. Cada día se convertía en una carga, y aunque trataba de ignorarlo, la sensación que me invadía se intensificaba. Era como si un fuego comenzara a crecer dentro de mí, una llama que se iba expandiendo poco a poco, acercándome más a su centro, como si quisiera devorarme por completo. La presión era palpable, y cada vez me sentía más cerca de ser consumida. Lo que no lograba entender, y lo que más me desconcertaba, era cómo podría calmar esas llamas antes de que se encendiera algo mucho peor. Eran llamas que quemaban sin consumir, un calor abrasador que me desgarraba por dentro, pero que al mismo tiempo no podía extinguir. Me sentía atrapada en un fuego que no se apagaba, un
" -Sé que no te merezco, que debería estar condenado a tu odio y pasar el resto de mi vida solo. Es más, no merezco que me perdones cada vez que cometo una estupidez, ni que estés aquí conmigo... Soy muy poca cosa para ti. Tú mereces a alguien que te quiera y no te haga daño como yo lo he hecho. Pero soy tan egoísta que me niego a la idea de que no estés a mi lado. Eso me dolería demasiado... Pero lo único que deseo es que seas feliz, porque tú sí te lo mereces. Yo no... Soy una mierda como hermano. Ai estuvo a punto de morir porque no la protegí. Soy una mierda como hijo; mis padres simplemente se decepcionan de mí. Soy una mierda como padre, Roderick fue golpeado por la mujer que era su madre y, a pesar de todos mis esfuerzos para mantenerlo alejado de ella, no logré protegerlo todo el tiempo. Y, lo más importante, soy una mierda como mate, pareja, pre-destino... No sirvo para nada de eso. Ni siquiera se me ocurrió pedirte que fueras mi novia de forma formal. Tú fuiste criada por un