La lluvia caía con una intensidad implacable, y cada gota parecía una punzada que me atravesaba, empapándome de un dolor que no podía describir. Mis pensamientos, que antes eran claros, ahora se entrelazaban en un caos indescriptible. Riu intentó acercarse, pero lo alejé de mí con una brusquedad que me sorprendió. -No me toques -dije, mi voz rasposa, como si mi garganta estuviera llena de cristales rotos. Me abrazaba a mí misma, buscando consuelo en el vacío, en la distancia. Lo sentí alejarse, su expresión llena de dolor, como si mi rechazo le perforara el corazón. -Ya no tengo nada que hacer aquí- pensé en voz alta, como si eso pudiera aliviar el peso que aplastaba mi pecho. Las palabras de Oshin volvieron a mi mente, un eco lejano que me quemaba por dentro. "Cuida de Roderick por mí..." Recordé su petición, y aunque la rabia y la tristeza me quemaban por dentro, aparté la mirada de Riu. Me levanté lentamente, mis músculos gruñendo por el dolor, mi cuerpo temblando bajo el peso
"Vivir sin ti yo no lo llamaría vivir; castigo si, vivir no." Fumiko Ibars Mi corazón parecía estar hecho de cristal roto, y mi alma... vacía, como una casa deshabitada, sin ecos ni vida. El frío que me rodeaba no era solo el viento helado que azotaba mi cuerpo, sino algo mucho más profundo, que se filtraba desde el interior y me congelaba por completo. Las gotas de lluvia golpeaban mi piel con la misma indiferencia con la que la vida me había golpeado, y aunque mi cuerpo temblaba bajo la presión del frío, era solo una molestia menor. Nada más me importaba. Nada, salvo lo que acababa de suceder. Garret trató de acercarse, pero yo lo rechacé sin pensarlo. No quería que nadie estuviera cerca de mí. No merecía la compasión de nadie, no merecía el consuelo de nadie. No después de lo que había perdido. Y lo sabía. Él no podía entenderlo, nadie podía. A lo lejos, vi la mansión, esa casa que en otro tiempo me traía una sensación de seguridad. Ahora solo era una prisión de recuerdos ama
"Doy un paso atras, ya no te detengas a mirar este corazon lleno de espinas que te lastima"Garret Exovarion LuxverumMi cabeza daba cientos de vueltas, tratando de buscarle sentido a esta mierda.Los poderes de Fumiko no funcionaron durante una hora entera. Una maldita hora. ¿Qué carajos pasó ahí? ¿Cómo es posible que algo así ocurriera? Ella nunca había perdido sus poderes de esa forma, ni siquiera en los momentos más críticos. Algo dentro de mí me decía que esto no fue un accidente, que había algo-o alguien- detrás de todo esto.Mi mandíbula se tensó al pensar en ello. Sentí un peso sofocante en el pecho, una presión que me hacía querer gritar, querer romper algo, porque esto no era normal. Esto no era una simple coincidencia.Y luego estaba ella.Fumiko.Destrozada. Vacía. Sin luz en su mirada.Verla en este estado me partía el alma, porque nunca la había visto así. Había sido testigo de su dolor en muchas ocasiones, de sus luchas, de su soledad, de su sacrificio por los demás. Pe
La encontré en la misma posición.Tirada en el suelo, con el rostro escondido entre sus brazos, su cuerpo sacudido por el llanto.Cada sollozo me golpeaba como una maldita daga en el pecho. Nunca había visto a Fumiko así... rota.Por más que lo intentara, por más que buscara algo que decir, nada podría aliviar ese dolor. Su dolor. El que la estaba consumiendo desde adentro.Y eso me estaba matando.Avancé con lentitud, sin hacer ruido, acercándome a ella con la única intención de abrazarla.Pero antes de que mis brazos pudieran rodearla, su voz me detuvo.-No me toques.Fue un gruñido bajo, rasposo, con el tono quebrado de alguien que ha llorado tanto que apenas puede seguir respirando.Mis manos quedaron a centímetros de su espalda, inmóviles. Por un instante pensé en ignorarla, en sujetarla de todos modos, en sostenerla para que dejara de derrumbarse.Pero no lo hice.Simplemente me quedé allí, de pie, mirándola desde arriba con una opresión en el pecho que amenazaba con ahogarme.-
"Ella salio al bosque toda asustada y sola, entonces algo la arrastro y le dijo. *No te preocupes, solo te sigo a donde vayas. En la cima sobre las montañas o valle bajo, te daré todo lo que has soñado, solo dejame entrar*"Fumiko Ibars -Lo siento...- susurré, pero mi voz se ahogó en el vacío. Nadie me escuchaba. Nadie me respondía. El silencio de la habitación se sintió más pesado que nunca, sofocante, como si las paredes se cerraran sobre mí con cada latido de mi corazón. Sentía mi cuerpo entumecido, mi pecho desgarrado y la garganta en carne viva por tanto llorar y gritar. Las lágrimas aún ardían en mis mejillas, pero ya no tenía fuerzas ni para secarlas. Me incorporé lentamente, sintiendo mis piernas débiles, como si mi propio cuerpo estuviera negándose a seguir adelante. Caminé con pasos torpes hasta el baño y cerré la puerta tras de mí. La luz fría del espejo reflejó mi rostro pálido, los ojos hinchados y rojos, las sombras oscuras bajo ellos que delataban el insomnio de la
Las lágrimas volvieron a abandonar mis ojos. Otra vez.Gruñí con frustración, sintiendo la ardiente humillación de mi propia debilidad. ¿Cuántas veces más iba a llorar? ¿Cuántas veces más me permitiría este miserable espectáculo?No podía seguir así.Esto era una mierda. Una jodida mierda.Mis lágrimas no lo traerían de vuelta. No harían que su pecho volviera a levantarse con un suspiro. No harían que sus ojos se abrieran de nuevo para encontrar los míos, llenos de esa calidez que solo él me ofrecía.No harían que me sonriera con esa mezcla de diversión y devoción que tanto amaba.No harían que sus manos buscaran las mías en la oscuridad de la noche.No harían que me susurrara mi nombre con esa voz ronca antes de hacerme suya una vez más.Nada de eso volvería a suceder.Nada lo haría levantarse de esa cama.Un sollozo ahogado escapó de mi garganta antes de que pudiera evitarlo.Gruñí con impotencia, con rabia, y golpeé la pared con tanta fuerza que el dolor subió en un latigazo desde
"Burning in the flames of a broken heart,Screaming revenge, but torn apart."Fumiko IbarsMi ojo parecía tener un tic nervioso. El latido errático en mi párpado izquierdo me sacaba de quicio, pero no tanto como las palabras que acababa de escuchar.Oshin estaba muerto.Y no por un sacrificio noble, no por una batalla imposible de ganar... sino por una razón estúpida, inaceptable.-¿Me estás queriendo decir que Oshin está muerto porque esta inservible de mierda no pudo cuidar un maldito libro con portada negra? -pregunté con una voz envenenada, sintiendo cómo la furia se acumulaba en mi pecho como un incendio sin control.Mis dedos se cerraron con tanta fuerza que las uñas se hundieron en la carne de mis palmas.Garret me miró con esa serenidad que siempre lograba hacerme perder aún más la paciencia.-Es exactamente lo que dije.Y lo dijo como si nada.Como si no importara.Como si Oshin no hubiera significado algo.El odio me quemó la garganta y estalló en una carcajada. Un sonido ag
-También está el libro blanco -intervino Garret, con una voz grave que cortó la tensión del ambiente. Ambos, la chica multicolor y yo, lo miramos al mismo tiempo, sus palabras flotando en el aire con una carga de información que no esperaba. Garret no paró, y su tono se tornó más grave-. Ese está en los Olimpos, y es imposible que entren ahí. Lo que querían era el libro negro, para tener una ventaja sobre ti y encontrar la manera de anularte.Una sonrisa se dibujó en mis labios, una sonrisa sarcástica, llena de desprecio y desdén. Lo miré fijamente, disfrutando del silencio que siguió a sus palabras. No necesitaba responder de inmediato, porque ya estaba formulando mi respuesta, cada palabra calculada con precisión. Me encogí de hombros de manera casual, dejando que mi mano descansara alrededor de mi cintura mientras la otra se elevaba en el aire, en un gesto de absoluta satisfacción.-Qué pena -dije, con fingido pesar, queriendo que mis palabras calaran hondo-. Lo único que han logra