Me encontraba sobre la barandilla de la terraza del chalet de mis padres, estaba sola pensando en lo que Jaime acababa de decirme, parecía que aquella pesadilla no terminaría jamás.
No sabía en qué momento de mi vida todo se había complicado tanto, y parecía imposible de solucionar, parecía que siempre estaría en aquel punto, discutiendo con Jaime mientras mi corazón seguía pensando en otro.
Me abalancé sobre Luis para abrazarle fuertemente cuando este hubo abierto la puerta de su casa. Estaba totalmente sorprendido por aquella reacción. Pero no hizo preguntas, tan sólo me palmeó la espalda mientras yo lloraba sobre su regazo. Hacía tanto tiempo que nadie me abrazaba que había olvidado lo que era sentirse vulnerable.Apenas unos minutos después Luis me besaba sobre la mejilla, intentando calmarme, justo como solía hacerlo antes. Le miré despacio mientras él me sujetaba de la cintura con ambas manos y me miraba en paz. Yo también lo hacía. Por primera vez en mucho tiempo volvía a tenerle, quizás él podría llevarse aquel dolor… quizás si lo dejaba él podría arrancar a aquel hombre de mi alma y expulsarle de mi corazón.Tragué saliva nerviosa, mientras él limpiaba mis lágrimas con
Me encontraba frente a mi hermana, en la puerta de la casa de mis padres, ella me miraba totalmente sorprendida por encontrarme allí de nuevo, temiendo que volviese a insultarla. Lian…- comencé, mientras mi hermana me miraba sin comprender. Tan pronto como comprendí el daño que le había hecho a mi hermana pequeña me abalancé sobre ella sin tan siquiera entrar en casa y la abracé con fuerza. Ya no estaba enfadada con ella. No, tan sólo me lamentaba de no haber sido más comunicativa con mi hermana, de no haber sido más cercana a ella… quizás si todo hubiese sido diferente entre nosotras, quizás las cosas hubieran sido diferentes. - Lo siento – me disculpé mientras mi hermana me devolvía el abrazo – yo no lo sabía. ¿qué es lo que no sabías? – Preguntó mientras se separaba de mi abrazo - ¿no sabías que aquellas palabras me harían daño? No, no lo sabía. - reconocí mientras mis ojos se llenaban de lágrimas. - si hubiese sabido cuanto le
Había acompañado a Han Tae Sang a su hotel, nos encontrábamos frente a la puerta del hotel y aún seguíamos mirándonos sin querer decirnos adiós. Bueno…- comencé – será mejor que me vaya… Quédate – suplicó mientras me miraba de esa forma que sólo él sabía. Sabes que no puedo, no debería. ¿deberíamos ir a otro lugar? – Preguntó mientras lo miraba sin comprender a que se refería. - podríamos ir a algún club, he aprendido nuevos pasos de baile…- comenzó haciendo que le mirase divertida. Aquí se llaman discotecas – le corregí. - Y son demasiado estrictos con la ropa, no vamos vestidos para la ocasión. Estás perfecta – dijo mientras me besaba en la mejilla. Le sonreí mientras él me devolvía la sonrisa – podemos ir sólo a beber entonces. Apenas unos minutos más tarde nos encontrábamos en un pub, Pipo me saludó con la mano al verme entrar en su local. Pero parecía realmente o
Había dormido de maravilla aquella noche, junto a él.Me obligué a no pensar en lo que nos esperaba fuera, mientras le miraba enamorada. Era perfecto, realmente era lo mejor que me había pasado en la vida.Ana…- comenzó él tras abrir los ojos y verme junto a él, pero al contrario no de mí no parecía feliz, más bien parecía preocupado. - ¿qué hora es? – Preguntó mientras miraba el reloj de la mesilla de noche. - Mierda.¿tienes algo que hacer? – Pregunté sin apartarme de su lado.Tenía una cita hace quince minutos – anunció mientras se levantaba de la cama y se lanzaba a por el celular – será mejor que llame para comunicarle que me retrasaré. - cogió el teléfono y lo colocó en su oreja mientras miraba hacia mí – señor Miyagi
Las chicharras chillaban con insistencia sobre los árboles del parque. Hacía un calor terrible, una sofocante humedad cálida, de esas que son características en Seúl, la ciudad donde vivía.Se acercaba el verano, los días estaban siendo mucho más largos, y el calor era insoportable en aquellos días.Sentada sobre uno de los bancos, admiraba una enorme pluma de paloma que había sobre la madera, junto a mí.Me levanté mientras acomodaba mi cabello hacia un lado y guardaba la pluma en uno de los bolsillos del pantalón de mi uniforme. Miré hacia la cafetería donde trabajaba, percatándome de que algunos clientes entraban en el lugar.Corrí hasta ellos sintiendo la suave brisa sobre mi rostro, mientras mi cabello se ondeaba tras de mí.El lugar donde trabajaba era una cafetería americana. Era curioso, pues ent
Me levanté del sillón con desgana. Ya había desayunado, me había aseado y vestido con un agradable vestido que me había comprado la semana anterior.Caminé sin demasiado ánimo hacia el recibidor, percatándome de la hora, como siempre demasiado temprano, pero así debía serlo, ya que debía ir al trabajo en bicicleta, mi otro amado medio de transporte. Aquella semana la señora me había prestado una para que la usase, en vez de ir caminando, y no me parecía mala idea la verdad, era mucho más rápido que ir caminando y me agradaba sentir el aire en mi rostro cuando conducía sobre ella a gran velocidad.Miré hacia el espejo y me percaté de que mi cabello estaba demasiado sucio, debía haberlo lavado en vez de haber gastado ese tiempo en depilarme las piernas, podría haber usado un pantalón vaquero o cualquier ot
La señora se fue demasiado pronto, antes de que pudiese creer si quiera aquella locura a la que me enfrentaba: Encargada, ahora era encargada de aquella tienda.Me bajé del auto (no me malinterpretéis, no era mío, era de la señora, que me lo había dejado como el resto de cosas del negocio) y caminé con desgana hacia la tienda, odiaba tener responsabilidades, una de las razones por las que huí de España era esa, esa y muchas otras la verdad, y odiaba que alguien confiase en mí de aquella forma, aquello no traería nada bueno, sin lugar a dudas en algún momento del camino la defraudaría.Dejé el bolso sobre la barra mientras encendía las luces del local, volví a agarrar el bolso y caminé cabizbaja y a paso ligero hacia el despacho de la señora. Había un montón de papeles sobre el escritorio, los mismos que había d
Aquel día no tenía nada importante que hacer, sentada sobre una de las mesas de la tienda miraba a la gente pasar por la ventana.Ya había terminado de ordenar toda la documentación que la señora me había dejado, había elegido a los nuevos empleados, y todo parecía estar en calma aquel día, no había nada que hacer.Me puse mis gafas y caminé hacia el mostrador donde Sara les explicaba a los nuevos las tareas de la tienda. Todos miraron hacia mí al verme aparecer, en espera de respuestas.Creo que es una buena idea hacer algo diferente un día, es decir, un día a la semana servir sólo productos de España. Por ejemplo podríamos servir Torrijas.Es una buena idea – reconocía Sara - ¿crees que podrías encontrar los ingredientes?Claro que sí, iré a buscarlos.Me q