La calma que emplea Arlet para pronunciar esas palabras hacen que la mía se vaya al diablo. Golpeo el tablero del auto, mis amigas ni se inmutan, saben que soy medio gruñona cuando no puedo controlar mis emociones.―¡No creo que me ame! Es... es muy pronto, por otro lado, él solo me gusta y no quiero hacerle daño.―Por favor, cálmate, son solo suposiciones nuestras, no veo el problema en que alguien se haya enamorado de ti en solo treinta días, recuerda que a Kevin y a mí nos bastó solo un fin de semana para saber que no podríamos vivir el uno sin el otro.―Eso es diferente ―objeto.―¿De qué manera? ―Arlet me observa seria y Fiore no quita la vista de la carretera, pero me da una fugaz mirada de reojo. Me remuevo incómoda en el asiento del copiloto.―Ustedes apenas se vieron sintieron el mundo girar y llenarse de magia, yo no he sentido eso jamás, ni con Theo ni con Troy... Si él se ha enamorado no sé si podré corresponderle ―aseguro afligida, Troy parece buena persona, pese a su
Troy ¿Qué soñará, mi princesa? Mi amada Victoria es tan mía, tan perfecta, la luminiscencia personal de mi vida entera, la mujer que amo desde el primer día en que sus ojos tropezaron con los míos; y por lo cual en ese entonces le pedí al Cielo que ella me amara. Desde aquel día ella se convirtió en un anhelo secreto para mí. Mi princesa, con su sonrisa escandalosa y particular, con ese hoyuelo que se le forma en su mejilla izquierda cada vez que se ríe, esa manía de enrollarse el cabello con sus dedos cuando se encuentra nerviosa, el vocabulario soez que suele usar cuando algo le molesta, la dulzura que desborda cuando se encuentra tranquila, la pasión que brota de toda ella por los autos de carrera; ella es mi perfección, mi vida, mi amor, mi anhelo secreto, la mujer que me ha robado la razón y la que se ha convertido en la dueña de mi corazón, de mi ser y de mi vida. Mi corazón duele y se encuentra lastimado, nuestra relación solo duró un mes, jodidamente un mes, el tiempo exacto
―¿Nos vemos luego?Pregunta Troy mientras estaciona el coche. Son las dos de la mañana. Menuda nochecita con este hombre. Tuvimos sexo tres veces, con él estoy batiendo record en la cama, ni yo misma me reconozco. ¿Qué me estás haciendo, Bourke?Además, su confesión de amor por mí me tiene algo retraída, no quiero compromisos por ahora, sobre todo por la competencia, necesito concentración en ella y no estar necesitada de Troy y su deseo de amarme cada vez que le venga en gana, aunque debo confesar que esta noche ha sido diferente, incluso yo me sentí con más libertad de hacer otras cosas con él que no había hecho antes, para empezar, sexo oral, él ya me había probado, yo a él no, y hoy lo hice cin nada de pena, confieso que fue como lamer una lollipop. (caramelo)Con Troy me siento traviesa, a su lado el sexo es gratificante, placentero, divino. Y no lo veo como algo sucio o vulgar, no con él, es algo extraño porque solo somos amigos que intiman, sin embargo, que confesara que m
*Tuve la suerte de encontrarte y no te dejaré ir de mi vida. Cuídate y por favor sé prudente. Feliz viaje, preciosa ♥*¿Cómo no sentir algo por ti cuando me dices esas cosas? A este paso me vas a terminar enamorando, Troy.Le respondo antes que deba apagar el móvil.*Y yo no quiero irme de tu vida. Te prometo cuidarme y ser prudente. Gracias por el bonito mensaje, incluido ese corazoncito ☺♥ PD: acabo de descubrir que eres el sol que ha comenzado a iluminar mis días. ☼*Sonrió como boba al decirle esto último, pero es que me nació decírselo. Es la purita verdad. No pasan ni dos segundos cuando recibo su respuesta. Una de las azafatas que nos acompaña nos habla muy sonriente.―En breve despegamos, ¿serían tan amables de apagar sus aparatos electrónicos? ―Ambos asentimos y yo me apresuro a leer su mensaje, son más de seis horas de vuelo y no quiero esperar tanto para saber qué respondió.*Siempre estaré allí para ti, iluminando cada instante de tu vida, mientras tú me lo permitas.*Me q
Está parado frente a mí y mi corazón acaba de estremecerse de una manera rara. Comienza a latir apresurado, como con temor.―Apareciste… Después de tanto tiempo, vuelvo a verte la cara, Theodore. Por lo visto fui como una especie de peste para ti, tanto que parecía que huías cuando te marchaste de manera apresurada del país ―escupo las palabras algo molesta. Desde hace tiempo quería decirle eso. Él se cruza de brazos y sonríe de esa manera por la cual yo babeaba cuando lo hacía tiempo atrás. Trato de calmarme. No es ni el momento ni el sitio; por otro lado fue hace tiempo que terminamos. Decido llevar la fiesta en paz.―Vaya saludo, Tori. Lo tengo bien merecido. Y no eras ninguna peste, simplemente la universidad a la que iba a estudiar en Alemania había comenzado un curso antes de clases y yo iba retrasado. Dime, ¿acaso tenía que despedirme de nuevo de ti? Quedamos como amigos despuésmque me terminaras, aunque yo perdí todo contacto contigo. Fuiste tú la que dejó de escribirme. No en
Troy―¿Te podrías calmar un poco, amigo? ―Me gruñe Mario, sentado frente a la pantalla plana en la sala de mi pent-house. No lo culpo. Estoy a punto de explotar. Los nervios me están consumiendo. No creí que ver a mi princesa en esa jodida carrera iba a revivir mi temor por su vida, por ella, y recordar ese día fatídico en el que tuvo ese lamentable accidente. Observo fijamente a mi amigo y le lanzo una mirada de frustración.―Siéntate. Bebe una cerveza y mira la carrera. Tú mujer es muy buena, la manera como maneja ese coche es majestuosa, deberías estar orgulloso de Tori, confía en ella. Anda, relájate hombre.Decido hacerle caso a Mario antes que me golpee y opte por irse. Me vuelvo a sentar a su lado y me tiende una cerveza que recibo sin muchas ganas. Me encontraba tranquilo hasta que uno de esos putos autos golpeó el auto de Tori a un costado, ella maniobró de manera impecable su coche. Sorbo un gran trago y de nuevo miro la pantalla, justo en ese preciso momento otro auto la gol
―Creo que deberías decirle a tu papá lo que pasó hoy, Tori.Estoy recostada en mi cama del hotel, algo soñolienta por la pastilla que me suministró mi amiga. El dolor se fue a los segundos. La miro torciendo el gesto, ella está danzando por toda la habitación recogiendo algunas cosas, las cuales no había tenido tiempo de equipar, lo habría hecho si Theo no me lleva a desayunar. Pobre, me trajo hasta la habitación y no quería dejarme en este estado, tuve que llamar a Ari para que viera que quedaba acompañada, por otro lado, mi amiga sufrió un espasmo en cuanto lo vio, y antes de saludarlo le propinó un golpe en el brazo; fue su forma de reclamarle por no haber dado señales de vida en tanto tiempo. Fue divertido.―No es necesario. Además, capaz y me regresa a casa ―respondo, mientras ella ha terminado de empacar todo, se quita sus botas y se trepa a la cama conmigo, se pega a mí y me abraza. Quiero tanto a esta chica.―Me preocupas, Tori. Tus dolores de cabeza han aumentado. ¿Y si llamo
―Estás muy callada ―dice mi enamorado.Son las 2:30 de la mañana y acabamos de estar por tercera vez juntos. Estoy recostada sobre su pecho a punto de caer rendida, mi cuerpo se encuentra entumecido, extasiado, sudoroso y adolorido de placer. Él juega con mi cabello, lo acaricia con ternura.―Can... sada ―digo con un gran bostezo. El ríe y su pecho se estremece por la risa.―Realmente fuiste tú la que me atacaste, te dije que debíamos dormir hace dos horas atrás. ―Ahora soy yo la que me rio.―Comprende mis necesidades, teníamos una semana y un día sin tener sexo, eso es terrible para mi humor. ―De nuevo vuelve a reír. Me gusta su risa, es enérgica y varonil.―Me siento tu esclavo sexual. Exijo una paga, señorita.―¿Qué más paga que mi cuerpo, señor? Soy toda tuya. ―Suelto sin poder evitarlo y siento como se tensa.―¿Estás segura de eso? ―Me coloco frente a él para poder verle a la cara.―Sí ―contesto sin vacilar―, por ahora lo estoy, Troy. Siento que... puedo confiar en ti.―Gracias ―