Me sentí invadida por una mezcla de excitación y miedo mientras me apoyaba en el soporte metálico. Observé, con nerviosismo y anticipación, cómo Freddy se acercaba a una mesa en la esquina de la habitación y comenzaba a seleccionar diferentes herramientas. Sin decir una palabra, eligió una fusta de cuero y, delicadamente, acarició mi espalda con ella.- ¿Qué te parece si comenzamos con esto? - susurró Freddy con una voz seductora.El primer golpe de la fusta contra mi piel fue un estallido de sensaciones contradictorias. El dolor se mezclaba con el placer, creando una explosión de emociones que hacía temblar mi cuerpo. Cada golpe subsiguiente hizo que la intensidad aumentara, y me encontré jadeando y suplicando por más.- ¿Te gusta? - preguntó Freddy, mientras su mirada oscura y dominante reflejaba su disfrute.- Sí, sigue... por favor - respondí entre gemidos.Su habilidad para leer mi cuerpo y saber exactamente qué me provocaba estremecerme era sorprendente. Cada látigo, cada go
Toda la tarde nos la pasamos experimentando uno en el otro, las sin fin de posiciones y posibilidades.Los rayos del sol entraban por la ventana, iluminando la habitación y creando una atmósfera cálida. Cada caricia, cada beso, cada gemido se entrelazaban en un baile apasionado.La tensión entre nosotros era palpable y la habitación se llenaba del aroma del deseo.Finalmente, la noche llegó y nos acurrucamos en la cama, exhaustos y satisfechos.Estaba recostada en la cama, abrazando a Freddy. Nuestras respiraciones agitadas comenzaron a retomar su ritmo normal mientras disfrutábamos de la cercanía y el cariño mutuo.En ese momento, Freddy rompió el silencio y me preguntó si había llamado a mis padres.Su voz sonaba serena y preocupada. Me di cuenta de que no lo había hecho y me senté de golpe en la cama, sintiendo una mezcla de culpabilidad y angustia.—Han de estar preocupados, soy una mala hija —dije, con arrepentimiento en mi voz.Freddy, sin decir nada, sacó mi teléfono del mueble
★Freddy Sauzza.El rostro de incredulidad de Angie salía a relucir con cierta curiosidad mientras sus ojos se posaban en mí. Era evidente que ella no podía creer lo que veía. Sonreí al ver su reacción y notar que empezaba a mirarme de arriba a abajo. Sus ojos curiosos recorrían cada parte de mi cuerpo, intentando asimilar el hecho de que ya no era el mismo chico flacuchento y debilucho con el que había compartido parte de nuestra infancia.En ese momento, Angie se dio cuenta de que había ocurrido un cambio significativo en mí. Mi figura se había transformado, había ganado musculatura y confianza. Ya no era aquel niño pequeño y tímido, sino alguien completamente distinto, alguien con una presencia que no podía pasar desapercibida. Y me encantaba que varios me temieran y me respetaran. Infundir temor y respeto es algo maravilloso.Con un tono de asombro, Angie me preguntó: "No puedo creerlo. ¿Eres el mismo chico con el que compartí parte de nuestra infancia?"Sentí una mezcla de emoción
Quería que entendieran la verdad, incluso si eso significaba revelar la pesadilla que habíamos vivido juntos.—No hay mucho que explicar. Angie y yo nos reencontramos en el hospital, donde ella fue mi doctora. A partir de ese momento, comenzamos una relación y ahora ella es mi mujer —afirmé con seguridad, mirando a cada uno de los presentes, desafiando cualquier duda que pudieran tener. Mi tono era firme y decidido, consciente de que debía enfrentar cualquier juicio o interrogación que se presentara.El ambiente se volvió tenso y expectante. Todos estaban procesando la revelación y tratando de comprender la situación. Aunque no me preocupaba lo que podrían pensar o decir, sabía que era importante ser honesto y enfrentar las consecuencias de mis acciones.Volteé a ver a Angie y nuestras miradas se encontraron. Inmediatamente, supe lo que quería decirme sin necesidad de palabras. Asentí con una sonrisa hacia ella y me dirigí a su madre, quien parecía ser el centro de atención en ese mo
Mientras caminábamos hacia el auto, Angie se acercó a mí lentamente, colocando su mano en mi pecho y mirándome fijamente a los ojos.—Freddy, necesito que me digas la verdad. ¿Qué está pasando contigo? Ha sido un cambio repentino y no entiendo por qué comenzaste a comportarte así con mi familia.Me detuve y la miré, tratando de encontrar las palabras adecuadas para explicarle lo que estaba sucediendo en mi mente y mi cuerpo. Sabía que no podía ocultarle la verdad y que era hora de dejar salir mi verdadero yo.- Angie, me atraes en todas las formas posibles, tanto en cuerpo como en mente. Pero hay algo más en mí, algo oscuro y lujurioso. Quiero explorarlo contigo, quiero que seas parte de mis fantasías más salvajes y que compartamos experiencias que te hagan sentir viva.Angie me miró con sorpresa y confusión en su rostro, tratando de procesar mis palabras. Antes de que pudiera decir algo, me acerqué a ella y la besé apasionadamente, dejando que mis manos exploraran cada centímetro de
Mientras los días pasaban, fui adquiriendo más poder en el mundo criminal. Mis enfrentamientos con pandillas enemigas seguían aumentando, y aunque me sentía confiado y poderoso, también me preocupaba por la seguridad de Angie. Ella era mi compañera, mi apoyo incondicional, y no podía permitir que se viera envuelta en todo este caos y peligro. Si algo le pasara, no podría vivir con ese peso sobre mis hombros. Por eso, tomé la decisión de alejarla por un tiempo de todo esto, en lo que adquiría mi fuerza de nuevo. Un día soleado, mientras caminábamos por el bullicioso puerto, la brisa marina acariciaba nuestros rostros. Tomé las manos de Angie y le dije con determinación: —Angie, cariño, necesito que te alejes por un tiempo de todo esto. No puedo soportar la idea de perderte, y sé que estarás más segura lejos de mí.Ella levantó su mirada hacia mí, sus ojos verdes reflejando una mezcla de preocupación y amor.Comprendió mi necesidad de protegerla. —Freddy, no quiero alejarme de ti,
Después de haber regresado al lado de Freddy, mi vida dio un giro inesperado.Me vi más envuelta en su mundo, un mundo lleno de peligros y situaciones límites donde la muerte parecía acechar en cada momento. Aunque sé que Freddy me protege, no puedo evitar sentirme vulnerable y expuesta.A veces, incluso me resulta difícil reconocerme a mí misma en esta vida llena de riesgos y decisiones difíciles. Aunque suene egoísta, extraño los momentos en los que mi vida era más tranquila y ordinaria, cuando mi única preocupación era atender a mis pacientes y corretear por los pasillos del hospital cada vez que la sirena de emergencia sonaba.Mi amor por Freddy es profundo y sincero, y es precisamente ese amor el que me impulsa a estar a su lado, apoyándolo en cada misión.Pero a veces, aceptar trabajos para él me hace sentir que estoy renunciando a una parte de mí misma, a la mujer que era antes de encontrarme enredada en esta vida de intriga y peligro.Extraño el hospital más de lo que puedo ex
Después de llegar a la mansión de Freddy, él se fue con Vladimir y yo me fui a la habitación principal, donde me desnudé y me sumergí en la bañera.El agua recorría mi cuerpo y las imágenes de lo sucedido esta tarde me bombardeaban.No usé violencia, solo amenazas.Freddy dice que debo aprender a defenderme y no dejar que nadie me pisotee o me use, pero siento que no soy yo cuando uso algún tipo de violencia. Siento que vivo en un mundo demasiado oscuro, donde añoro la luz.Cerré los ojos y los abrí cuando noté que Freddy me lavaba el cabello.—¿Está todo bien, cariño? —me preguntó y yo estaba indecisa de decirle lo que me acongojaba.Decidí ser sincera con Freddy y abrirme sobre mis sentimientos de conflicto interno. Sus manos masajeaban mi cuero cabelludo mientras mi mente luchaba por encontrar las palabras adecuadas.—Freddy, tengo miedo de lo que puedo llegar a ser —le confesé en voz baja.Él dejó de lavar mi cabello y se acercó para sostener mi rostro entre sus manos. Sus ojos pe