Después de haber regresado al lado de Freddy, mi vida dio un giro inesperado.Me vi más envuelta en su mundo, un mundo lleno de peligros y situaciones límites donde la muerte parecía acechar en cada momento. Aunque sé que Freddy me protege, no puedo evitar sentirme vulnerable y expuesta.A veces, incluso me resulta difícil reconocerme a mí misma en esta vida llena de riesgos y decisiones difíciles. Aunque suene egoísta, extraño los momentos en los que mi vida era más tranquila y ordinaria, cuando mi única preocupación era atender a mis pacientes y corretear por los pasillos del hospital cada vez que la sirena de emergencia sonaba.Mi amor por Freddy es profundo y sincero, y es precisamente ese amor el que me impulsa a estar a su lado, apoyándolo en cada misión.Pero a veces, aceptar trabajos para él me hace sentir que estoy renunciando a una parte de mí misma, a la mujer que era antes de encontrarme enredada en esta vida de intriga y peligro.Extraño el hospital más de lo que puedo ex
Después de llegar a la mansión de Freddy, él se fue con Vladimir y yo me fui a la habitación principal, donde me desnudé y me sumergí en la bañera.El agua recorría mi cuerpo y las imágenes de lo sucedido esta tarde me bombardeaban.No usé violencia, solo amenazas.Freddy dice que debo aprender a defenderme y no dejar que nadie me pisotee o me use, pero siento que no soy yo cuando uso algún tipo de violencia. Siento que vivo en un mundo demasiado oscuro, donde añoro la luz.Cerré los ojos y los abrí cuando noté que Freddy me lavaba el cabello.—¿Está todo bien, cariño? —me preguntó y yo estaba indecisa de decirle lo que me acongojaba.Decidí ser sincera con Freddy y abrirme sobre mis sentimientos de conflicto interno. Sus manos masajeaban mi cuero cabelludo mientras mi mente luchaba por encontrar las palabras adecuadas.—Freddy, tengo miedo de lo que puedo llegar a ser —le confesé en voz baja.Él dejó de lavar mi cabello y se acercó para sostener mi rostro entre sus manos. Sus ojos pe
—¡Vlad me ha visto desnuda, Freddy! —golpeé su pecho mientras él reía escandalosamente.—Tranquila, no ha sido para tanto —Nos adentramos a la habitación donde están sus juguetes.—¿No ha sido para tanto? ¿Permites que tu hermano vea el cuerpo desnudo de tu mujer? —me crucé de brazos y lo encaré.Él se acercó más a mí y me llevó contra la pared, la cual estaba fría. Me perdí en sus hermosos ojos azules, deslumbrantes como dos hermosos diamantes.—No tiene derecho a ver nada de lo que me pertenece, doctora Hans, usted es mía. Todo de ti me pertenece —declaró.Nunca me había sentido tan bien ante las palabras de narcisismo de un hombre. Con su declaración, mi cuerpo vibraba suplicando atención.—Soy tuya, pero endiabladamente puedo decir que tú eres mío —intercambié mi lugar con él, siendo ahora él quien estaba contra la pared. Quería demostrar mi poder. Él me miró curioso, esperando mi próxima movida.Coloqué mis manos contra la pared y jalé de su cabello, atrayéndolo hacia mí y lo be
Después de mucho tiempo fuera, Freddy y yo finalmente regresamos a Estados Unidos.Nos hospedamos en una de las casas que él tiene aquí, aprovechando que no había nadie usándola.Al día siguiente, decidí ir al hospital donde solía trabajar, para dejar claro que no me dejaría intimidar por nadie.Mientras caminaba por los pasillos del hospital, me topé con Daniel, quien me recibió de forma grosera.–¿Qué demonios haces tú aquí? –me preguntó con sarcasmo, recordándome el motivo por el cual me fui.Pero me negué a dejarme afectar por su actitud. Vanessa, por supuesto, se unió a la burla y se mofaron de mí en mi propio rostro. Sin embargo, los ignoré por completo y seguí mi camino en dirección a la oficina principal.Justo cuando estaba a punto de entrar, Daniel me detuvo.–¿Qué demonios haces tú aquí? –repitió, tratando de impedir que yo ingresara a la oficina.Pero esta vez, Daniel decidió tomar acciones físicas y me agarró del brazo con fuerza. Se negaba a dejarme pasar. Sin embargo, y
★Daniel.La tarde se arremolinaba dentro de mi oficina, mientras una tensión espesa flotaba en el aire. Vanessa, con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido, se mantenía firme en su posición. Había escuchado rumores de que Vanessa había comenzado a divulgar información perjudicial sobre Angie, y decidí confrontarla directamente.La llamé a mi oficina y, al entrar, pude ver la furia en su rostro. Su mirada desafiante me dejó en claro que no se retractaría de sus acciones.—Vanessa, necesito que me expliques por qué estás divulgando rumores sobre Angie —le dije con voz firme, tratando de mantener la calma.Ella se cruzó de brazos y frunció aún más el ceño.—Ella se lo merece, Daniel. Tú no entiendes lo que me hizo. Si supieras la verdad, no la defenderías —respondió con resentimiento en su voz.Mi rostro se enrojeció de ira mientras levantaba la voz y le gritaba a mi esposa.—¡Vanessa, déjate de estupideces! ¿No te das cuenta del peligro al que te expones al ir en contra de Angie ahor
Entré sigilosamente a la elegante oficina donde Freddy se encontraba absorto en su tarea, revisando quién sabe qué en la brillante pantalla de su computadora. Un rayo de luz se filtraba por las persianas semiabiertas, iluminando el ambiente con una tenue y misteriosa claridad.—¿Está todo bien con mi hospital? —le pregunté con una suave voz cargada de preocupación.Sus ojos se elevaron hacia los míos, pero rápidamente los desvió hacia la pantalla, como si algo ahí le demandara una atención absoluta. Su gesto serio reflejaba un vértigo de pensamientos, casi incontactable en ese momento.Decidida a capturar su atención, me aproximé con sigilo, hasta llegar a su lado, y me senté de manera provocadora en sus piernas.Mis brazos rodearon sus hombros, segregando una sensualidad que no podía ser ignorada. Con suavidad, deposité besos fugaces en su cuello, buscando despertar en él una pasión que no pudiera resistir.—Angie, no me distraigas o terminaré partiéndote en dos justo aquí —susurró c
En medio del pasillo, una figura conocida apareció ante mí, rompiendo mis pensamientos. Era Vlad, mi cuñado, uno de los pocos seres en el mundo que me caía bien desde antes de descubrir que era hermano de Freddy y que estaba involucrado en el mundo de la mafia.—Vlad, cuñado, ¿qué haces aquí? —exclamé, abriéndome paso hacia sus brazos y dejándome abrazar por él. La cercanía de su cuerpo me reconfortaba y me hacía sentir protegida.Vlad me miró con una sonrisa cómplice y me respondió: —Freddy me pidió que viniera a vigilar el hospital. Mis ojos se posaron de inmediato en mi anillo de compromiso, y una pequeña chispa de emoción encendió mi corazón. —¿El hospital o a mí? —pregunté con picardía, esperando una respuesta que alimentara mi egocentrismo.—No te enojes, Freddy se preocupa por ti, está tan enamorado. Vlad desvió su mirada hacia mi anillo, como si quisiera absorber cada detalle y momento mágico que esta joya simbolizaba. —¿Te propuso matrimonio?—Sí, no le dije que sí, pero
Salí de la elegante oficina de Daniel y deambulé por los impecables pasillos del hospital.Aún recuerdo vívidamente el primer día que di mis primeros pasos en este recinto lleno de vida y esperanza. Fue entonces, en ese momento crucial de mi vida, cuando tomé la decisión de seguir mi verdadera pasión: la medicina. Le confesé a mi padre que el mundo empresarial no era para mí, que mi vocación estaba en ayudar a los demás, al igual que mi tío Maximiliano y mis primos.Para mi sorpresa, mi familia me brindó un apoyo incondicional, asegurándome que estarían a mi lado, sin importar cuál fuera mi elección. Fue con ese respaldo lleno de amor y comprensión que ahora me encuentro aquí, en este hospital que me ha abierto sus puertas y me ha dado la oportunidad de ejercer mi vocación.Aunque estoy agradecida de que Freddy haya adquirido este hospital para mí, no puedo evitar sentirme un tanto incómoda con ese gesto. Me preocupa que los demás piensen que asumiré el papel de directora únicamente p