Miel se encuentra corriendo, no puede detenerse no ahora, y respira por primera vez profundamente cuando se encuentra en la cueva donde el olor de su amado hijo es más fuerte.

Se mantiene en contra de la dirección del viento, oculta detrás de unos matorrales y ahí aprovecha para darse cuenta que su hijo está a un lado de su hermana.

—Pequeño mocoso— dijo Flor con un desprecio que Miel jamás había escuchado en ella. Finalmente estamos a sólo unos días de deshacernos el uno del otro, ya me tienes harta, el tiempo pasaba tan lento en la espera de que tu querida madre llegara de nuevo— dijo con un tono de burla al final— es necesario, finalmente tendrás una familia, un padre que te corrija, que te ponga en tu lugar y todo gracias a mí.

— Yo no quiero— dijo el niño mirando hacia el suelo y con las manos temblorosas, notablemente impotente.

— No me importa lo que quieras, ya hice suficiente cuidándote todo este tiempo, merezco una recompensa por ello, el guerrero que pronto será tu padre es