—No me digas eso —Nathe comenzaba a sentir como si toda su riqueza se le fuera de las manos—. Yo no te conozco, pero te quiero en mi vida.
—No soy buena, estrellita, si eres inteligente sabrás alejarte de mí, es lo mejor —Alexandra le guiñó un ojo y antes de seguir caminando se detuvo, volteó y le sonrió a Nathe—. Algún día escribe una canción sobre mí ¿quieres?.
—Pero...
Alexandra comenzó a correr, y Nathe la siguió, pero ella era más rápida, después de todo llevaba años corriendo del peligro, hasta que después de unos minutos lo perdió de vista, se escondió en un callej&
La lluvia parecía ser el llanto atorado de ambas hermanas, y la noche su fiel espectadora a la espera de un show lastimoso.Alexandrarespiraba con dificultad, las palabras de su hermana retumbaban en su cabeza como si la estuviera golpeando un torbellino de mal agüero. Los ojos azules de su hermana le decían que estaba en peligro, solo que esta vez no se trataba de su pequeña hermana, ella,Alexandraera el principal problema, siempre lo había sido.—¿Qué estás diciendo? —susurróAlexandracon tono de voz casi audible, parecía más bien que esa pregunta era para ella misma.—Lo que oíste —responde su hermana tratando de no hacer demasiado ruido—. Escucha, no tenemos mucho tiempo, desde la ú
Alexandrano podía respirar, pero entonces su pequeña hermana actuó rápido y tomó un pedazo de madera roto que estaba en la habitación y golpeó con toda su fuerza a su padre, haciendo queAlexquedara libre.—¡Alexcorre! —le gritó su hermana a todo pulmón, y entonces lo supo, si ella no escapaba, jamás se lo perdonaría y no quería decepcionarla.Alexcorrió hacia la ventana pero su madre rápidamente le dio unpuñetazoen la cara, que le lastimó el pómulo izquierdo,Alexse tambaleó aunque pronto recobró la postura, la aventó con todas sus fuerzas y sin voltear atrás saltó por la ventana, solo alcanzó a escuchar un g
Alexandrabajó la mirada con la esperanza de queBerthno se hubiera dado cuenta, ya que llevaba la capucha puesta y le cubría gran parte del rostro.—¡Fíjate idiota! —Berthle gritó sin tomarle mucha atención.Alexandrano dijo nada, solo siguió su camino con el corazón en la mano, tenía que salir de aquel barrio sana y salva, estaba dando cinco pasos cuando un niño de doce años, llamadoAlanGuedrowcon el que robó en alguna ocasión, le gritó por su nombre sin que se diera cuenta de queBerthestaba a solo unos cuantos metros de ella.—¡Alex! —aquel niño sonrió al verla, pero al notar queBe
Alexandrano podía creer lo que estaba escuchando,Berthera un ser humano horrible, pero ella no quería él mismo destino, tenía que escapar, por lo que tomó aire y sin decir nada más se acercó a las escaleras para salir, pero Ana la detuvo de un tirón.—No voy a permitir que salgas, si lo haces, enfadarás aBerth—le dijo Ana con voz fría.—Por favor tienes que ayudarme, yo necesito...—Ya te dije que no, es mejor que hagamos lo que dice él.—Por favor, imagina que algún día tu hija va a crecer, ¿te gustaría que ella sufriera un destino como el mío?, y si eso pasara, &i
—OlvídaloNathe, es una locura extrema —le dice su madre cruzándose de brazos.—Madre, no te estoy pidiendo permiso, solo te estoy informando de lo que pienso hacer.—¿Pero es qué no te estás escuchando? —la madre deNathecomenzaba a caminar de un lado al otro en la sala de espera del hospital—. Hacerte cargo de una desconocida, darle trabajo como tu compositora personal, cuando ni siquiera ha pasado las pruebas necesarias para ver si es apta, no tiene documentos, sucurrículum, nada, no sabes quién es, o cómo se llama.—Su nombre esAlexandra.—¡¿Y qué más, solo eso?! —su m
Aquellos ojos color azul claro se cruzaron con los suyos, y por instantes Nathe se quedó suspendido en el tiempo, su pasado lo invadía, aquel chico de sonrisa y actitud burlona, aquel que por muchos años atrás fue el único compañero real en los momentos más duros, y más difíciles de su vida, aquel con el que jugo infinidad de veces en los parques, con el que se peleaba a golpes, era nada más y nada menos que Brandon Escostk, o Scoty como Nathe le solía decir.—¿Scoty? —preguntó Nathe con asombro—. ¿Qué haces aquí?.—Vaya, pero que manera tan cruel de recibir a un viejo amigo —Brandon sonrió y se puso más cómodo mientras Nathe veía como su chófer subía al c
La delicada y suave piel deAlex, el agua recorriendo cada poro de su piel, podía ver como aquel cuerpo desnudo y maltratado pertenecía a una chica de la cual no sabía nada, solo su nombre, lo curioso es que cualquier otro chico que la hubiera visto desnuda, sin pensarlo la haría suya una y otra vez, cediendo a su lujuria, pero ese no era el caso deNathe, él estaba impactado por aquellas marcas en su espalda, y nunca olvidaría su rostro asustado al escuchar los truenos, estaba teniendo un buen sueño, hasta que de pronto sintió algo frío en su rostro, ¿estaba en el mar?, ¿se había quedado dormido mientras se bañaba?, no era eso, abrió los ojos poco a poco hasta que se acostumbró a la luz de aquel lugar.—Por fin despiertas chico rico.
CuandoAlexandracerró los ojos los recuerdos de lo que había pasado hace unos minutos atrás volvieron a su mente en fracción de segundos pero tan pegados a la realidad. Ella estaba dormida, teniendo un plácido sueño con su hermana, todo era perfecto hasta que alguien la comenzó a despertar, esa voz la conocía muy bien, así que con un gran esfuerzo abrió los ojos, y al hacerlo su corazón dio un salto de alegría cuando sus ojos se cruzaron con los de su mejor amigoSteve.—¡Alex,Alex, despierta! —le decía rápidamente.—Steve—susurróAlexcon dificultad.—Alex, tenemos que irnos —dijoSte