Votos y promesas en la Costa Amalfitana

El silencio que siguió a los votos fue casi reverente. Los invitados miraban a la pareja con los ojos llenos de emoción, sabiendo que habían presenciado algo verdaderamente especial. El oficiante, con una sonrisa afectuosa, los miró y asintió antes de continuar.

—Luciana y Alejandro, hoy se han prometido amor eterno frente a sus seres queridos, y es un honor para mí declarar que, a partir de este momento, están unidos como marido y mujer. Alejandro, puedes besar a la novia.

Alejandro, sonriendo con una mezcla de alivio y felicidad infinita, inclinó la cabeza hacia Luciana. El beso fue dulce, lleno de promesas no dichas pero profundamente comprendidas entre ambos. El salón estalló en aplausos y vítores, y por un momento, todo fue celebración y alegría pura.

Cuando el beso terminó, Alejandro y Luciana se miraron nuevamente, sabiendo que este era solo el principio de su vida juntos. Los corazones de todos en la sala estaban conmovidos, tocados por la profundidad de sus votos y el amor qu
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