Rosa de la reconciliación

El silencio volvió a caer sobre ellas. Luciana pudo sentir el peso de la verdad acercándose, como una sombra. Su madre suspiró al otro lado de la línea, y lo que dijo a continuación fue como una daga directa al corazón de Luciana.

—Alejandro nunca fue bueno para ti, Luciana. Sabía que te arrastraría a un mundo del que no saldrías bien parada. Y sí, quizás... quizás moví algunos hilos para que te alejaras de él. Para protegerte.

Luciana se quedó sin aliento, su pecho se apretó dolorosamente.

—¿Mover hilos? —susurró, incrédula—. ¿Qué hilos, mamá? ¡Me engañaste! ¿Le pagaste a alguien para destrozar mi relación?

—No fue tan simple, Luciana. —Su madre seguía hablando con esa frialdad—. Hice lo que tenía que hacer. Hablé con personas. Gente que sabía lo que él estaba haciendo. Te estaba destruyendo, y no podía quedarme de brazos cruzados.

Luciana se quedó helada, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. Su propia madre... manipulando su vida, interfiriendo en su relación con Alejandr
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