Promesas rota y renacidas

"Luciana..." susurró, su voz quebrada, mientras entraba en la sala. Allí, los médicos estaban trabajando rápidamente, pero al ver su rostro, paleado y con las huellas de lo que había sufrido, una parte de él sintió que se rompía.

Luciana estaba tendida en la camilla, conectada a máquinas que monitoreaban su respiración. "No... no... no..." murmuró, sus manos temblorosas acercándose a ella, tocando suavemente su rostro, como si temiera que se desvaneciera con solo un toque. "Luciana... por favor, no me dejes, despierta, abre los ojos."

El médico, observando a Alejandro, se acercó con cautela. "La golpearon, está deshidratada, pero está estable por ahora. Necesitamos que se recupere del trauma. Va a estar bien, pero necesitamos que no la molesten más de lo necesario, los golpes n en el estómago deben ser monitoreados."

Alejandro asintió, sin apartar los ojos de Luciana. "¿Cuánto tiempo?" preguntó, casi sin aliento.

"Es difícil de decir, pero puede estar inconsciente por varias horas. Pu
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