—Es... perfecto, que bueno que no se te quemo —dijo ella bromeando mientras Alejandro colocaba el plato frente a ella y tomaba asiento al otro lado de la mesa.El desayuno transcurrió en una conversación ligera, con risas suaves y miradas que decían más de lo que las palabras podrían expresar. Luciana sentía que, por primera vez en mucho tiempo, el peso de los resentimientos y las heridas del pasado se disipaba. Algo en la simplicidad de ese momento hacía que todo pareciera más fácil, más posible.Cuando terminaron, Alejandro se levantó y tomó los platos, dispuesto a limpiar la cocina. Pero antes de que pudiera ir muy lejos, Luciana lo detuvo, poniéndose de pie y acercándose a él.—No tienes que hacer todo tú —le dijo suavemente, tomando uno de los platos de sus manos—. Déjame ayudarte.Alejandro se detuvo, mirándola a los ojos, y por un segundo el tiempo pareció detenerse.—Luciana —murmuró, dejando los platos a un lado y tomándola por la cintura—. No sabes cuánto te he extrañado. To
—No, aunque el pasado cometí errores con él, pero despues me di cuenta de que no era el hombre para mí, aunque él malinterpreto todo —dijo con firmeza, su voz más fuerte esta vez—. Héctor fue parte de mi vida, en ese entonces no se entendía ni siquiera que éramos, solo fue algo como un amor fugaz que se desvaneció con el tiempo, pero eso terminó. No sé por qué sigue insistiendo, pero lo único que sé es que tú eres la persona que quiero ahora, Alejandro.Alejandro cerró los ojos por un momento, permitiendo que sus palabras lo alcanzaran. La tensión en su cuerpo comenzó a relajarse mientras respiraba profundamente. La honestidad en la voz de Luciana calmaba, aunque no eliminaba del todo, la inquietud que sentía.Finalmente, cuando abrió los ojos, la miró con una mezcla de alivio y ternura.—Está bien —dijo en voz baja, tomando su mano—. Pero si él vuelve a intentar algo, lo enfrentaré. No dejaré que vuelva a interponerse entre nosotros.Luciana asintió, sintiendo una ola de gratitud al
Alejandro asintió, sonriendo mientras la ayudaba a sentarse.—Por supuesto. Quiero que recuerdes que, a pesar de todo, siempre he querido hacerte feliz.Durante la cena, hablaron de sus sueños, de lo que querían para el futuro. Alejandro no perdió la oportunidad de recordarle cuántos planes había hecho para ellos, de cómo siempre imaginó que terminarían juntos, a pesar de todo.—Quiero que seas feliz, Luciana —dijo con una sinceridad que hizo que ella se estremeciera—. Y si eso significa que tengo que ganarme tu confianza de nuevo, lo haré. No me importa cuánto tiempo me tome.Luciana lo miró, y por primera vez en mucho tiempo, se permitió creer que tal vez, solo tal vez, podían encontrar el camino de regreso el uno al otro.La penúltima noche en la cabaña, mientras una tormenta se desataba afuera, se refugiaron en la cama grande y lujosa, arropados bajo una suave manta. Alejandro, con su brazo rodeando a Luciana, la miraba como si fuera la única persona en el mundo.—¿Crees que podem
Cuando la noche llegó y las chicas se retiraron a dormir, Luciana y Alejandro se quedaron un momento a solas en la sala, junto al fuego.—Gracias por esto, Alejandro. De verdad... no sé cómo agradecerte —dijo Luciana, apoyando su cabeza en su hombro.—No tienes que agradecerme nada. Solo quiero que sepas lo importante que eres para mí —respondió él, rodeándola con su brazo.Luciana levantó la vista para mirarlo, sus ojos llenos de algo más que gratitud. Quizá, después de todo, este viaje no solo era una escapada. Era una oportunidad para empezar de nuevo.Así, el tiempo en la cabaña fue mucho más que una celebración anticipada; fue un paso más en la reconciliación de dos corazones que nunca dejaron de pertenecerse.En la sala, Luciana, Ana, y Clara seguían disfrutando del ambiente relajado de la cabaña, con el crepitar del fuego llenando el silencio entre risas y conversaciones. Alejandro se levantó de repente, con una sonrisa juguetona en el rostro.—Voy a la habitación a buscar unas
Él se detuvo y la miró fijamente, su mirada intensa, como si intentara leer cada pensamiento que cruzaba por la mente de Luciana.—No tienes que decir nada, Lu. Solo quiero que seas feliz. Si eso significa hacer todo lo posible para reconquistar tu confianza y tu corazón, lo haré. No importa el tiempo que me tome.Luciana sintió un nudo formarse en su garganta. Las palabras de Alejandro resonaban con sinceridad. Después de todo lo que había pasado, después de tantos malentendidos y silencios, él estaba dispuesto a luchar por ellos.Ana, observando desde la esquina del sillón decidió que era el momento adecuado para intervenir con una sonrisa.—Bueno, parece que esta noche será especial, pero antes de que las cosas se pongan demasiado sentimentales... ¿Luciana, no te gustaría una foto, si t tomaremos una foto con Alejandro solo que este pastel es solo para ustedes dos para que disfruten mas noche, veo que es un pastel muy pequeño justo para dos personas Luciana asintió, tratando de re
—Estoy segura de que lo hará. Alejandro ha sido todo un estratega en este viaje, planeando cada detalle. Solo es cuestión de tiempo antes de que nos pida que le ayudemos a dar el paso definitivo.—Deberíamos empezar a pensar en ideas para la propuesta —sugirió Clara, entusiasmada—. Algo romántico, pero que sea inesperado, algo que realmente toque el corazón de Luciana.Ana asintió, pensativa.—Sí, pero algo que sea solo de ellos dos, algo íntimo. Ella no es de las que quieren algo ostentoso, pero podemos hacer que parezca algo realmente único, que sea más glamuroso, Luciana siempre ha valorado más los gestos genuinos que las grandes exhibiciones.—¿Y si preparamos algo para el final de este viaje? —dijo Clara, su rostro iluminándose con la idea—. Como una cena especial, al aire libre, bajo las estrellas. Y ahí, Alejandro podría hacerle la gran pregunta.Ana dejó los platos en el escurridor y miró a su amiga con aprobación.—¡Me encanta! Podemos decorar la terraza pequeña que tiene la
—Luciana —continuó Alejandro, con voz temblorosa pero firme—, ¿quieres ser mi novia, de manera oficial? Prometo hacer todo lo posible para que esta vez sea diferente, para que no haya más errores. Quiero pasar cada día contigo, construir algo más fuerte, algo que dure para siempre.Luciana, con los ojos llenos de lágrimas de felicidad, no pudo contener una sonrisa radiante. Su corazón latía con fuerza, y por un momento, sintió que el mundo entero se había reducido a ese instante.—Sí, Alejandro —respondió sin dudar, mientras lo miraba profundamente a los ojos—. Quiero ser tu novia. Estoy lista para intentarlo de nuevo.Alejandro, sorprendido y emocionado, apenas pudo reaccionar antes de que Luciana lo besara con una pasión renovada. Sus labios se encontraron, sellando con ese beso la promesa de un nuevo comienzo.Ana y Clara, testigos de todo, intercambiaron una sonrisa satisfecha. Ana bajó el volumen de la música, dejando que el sonido del viento entre los árboles y el chisporroteo d
—Alejandro... —empezó, tomando una respiración profunda—. Esta semana me ha hecho darme cuenta de muchas cosas. He visto cuánto has cambiado, cuánto te importa lo que tenemos. Y, si soy honesta, nunca dejé de amarte. Siempre estuviste ahí, incluso cuando intenté olvidarte.Alejandro se inclinó hacia ella, tomando su mano con ternura.—Entonces, ya que me das una oportunidad ¿Crees que podamos ir más allá de nuestra relación oficial? —preguntó, su voz llena de emoción contenida—. Quiero estar contigo, Luciana. Quiero que seas parte de mi vida de nuevo, pero esta vez de una manera diferente, más fuerte, más honesta. ¿Aceptas ser algún dia mi esposa primera vez?Luciana sintió cómo las lágrimas se acumulaban en sus ojos. Apretó suavemente la mano de Alejandro y, con una sonrisa que reflejaba tanto amor como certeza, respondió:—Sí, Alejandro. En un futuro aceptaría ser tu esposa si todo sale bien —agrego Luciana. Alejandro la miró con una mezcla de sorpresa y alivio, y sin dudarlo, se l