—Luciana —continuó Alejandro, con voz temblorosa pero firme—, ¿quieres ser mi novia, de manera oficial? Prometo hacer todo lo posible para que esta vez sea diferente, para que no haya más errores. Quiero pasar cada día contigo, construir algo más fuerte, algo que dure para siempre.Luciana, con los ojos llenos de lágrimas de felicidad, no pudo contener una sonrisa radiante. Su corazón latía con fuerza, y por un momento, sintió que el mundo entero se había reducido a ese instante.—Sí, Alejandro —respondió sin dudar, mientras lo miraba profundamente a los ojos—. Quiero ser tu novia. Estoy lista para intentarlo de nuevo.Alejandro, sorprendido y emocionado, apenas pudo reaccionar antes de que Luciana lo besara con una pasión renovada. Sus labios se encontraron, sellando con ese beso la promesa de un nuevo comienzo.Ana y Clara, testigos de todo, intercambiaron una sonrisa satisfecha. Ana bajó el volumen de la música, dejando que el sonido del viento entre los árboles y el chisporroteo d
—Alejandro... —empezó, tomando una respiración profunda—. Esta semana me ha hecho darme cuenta de muchas cosas. He visto cuánto has cambiado, cuánto te importa lo que tenemos. Y, si soy honesta, nunca dejé de amarte. Siempre estuviste ahí, incluso cuando intenté olvidarte.Alejandro se inclinó hacia ella, tomando su mano con ternura.—Entonces, ya que me das una oportunidad ¿Crees que podamos ir más allá de nuestra relación oficial? —preguntó, su voz llena de emoción contenida—. Quiero estar contigo, Luciana. Quiero que seas parte de mi vida de nuevo, pero esta vez de una manera diferente, más fuerte, más honesta. ¿Aceptas ser algún dia mi esposa primera vez?Luciana sintió cómo las lágrimas se acumulaban en sus ojos. Apretó suavemente la mano de Alejandro y, con una sonrisa que reflejaba tanto amor como certeza, respondió:—Sí, Alejandro. En un futuro aceptaría ser tu esposa si todo sale bien —agrego Luciana. Alejandro la miró con una mezcla de sorpresa y alivio, y sin dudarlo, se l
Sus manos recorrieron su cuerpo, acariciándola con una delicadeza que la hacía sentir adorada en cada gesto. Luciana sentía cómo el calor entre ellos aumentaba, pero había algo más, una conexión emocional tan intensa que parecía llenar cada rincón de la habitación.—Eres increíble —murmuró Alejandro mientras la miraba a los ojos, sus dedos trazando suavemente la línea de su mandíbula—. No tienes idea de lo que significas para mí.Luciana sonrió, sintiendo una mezcla de emociones que la abrumaba, pero de la mejor manera posible. Sus manos encontraron el pecho de Alejandro, sintiendo los latidos de su corazón, sincronizados con los suyos. Era como si sus cuerpos hablaran un idioma que no necesitaba palabras.—Y tú eres lo mejor que me ha pasado —respondió, susurrando mientras sus dedos acariciaban su cabello.El tiempo pareció detenerse mientras sus cuerpos se entrelazaban en una danza de amor y entrega. Cada movimiento era guiado por una confianza mutua, un respeto que hacía que cada m
La atmósfera en la cabaña estaba cargada de tensión, el aire impregnado con la mezcla de deseo y complicidad. Alejandro y Luciana se miraban fijamente, el silencio entre ellos tan pesado como un velo que cubría el resto del mundo. La luz tenue de las velas jugaba sobre sus rostros, iluminando cada detalle, cada expresión, cada pequeña chispa en sus ojos.Alejandro dio un paso hacia ella, su mirada más profunda, más intensa. Luciana lo observó, sintiendo que su corazón latía más rápido con cada segundo que pasaba cerca de él. De repente, algo cambió en el aire, algo que no necesitaba palabras. Sus cuerpos parecían atraídos por un magnetismo que ni ellos podían controlar.Con una sonrisa traviesa, Alejandro la rodeó con sus brazos, la atrajo hacia su cuerpo y, sin previo aviso, la besó. Un beso apasionado, pero tierno, que comenzó suave pero pronto creció en intensidad. Luciana, sorprendida al principio, correspondió el beso con la misma fuerza, sus manos buscando sus cabellos, su rostr
Alejandro detuvo la camioneta en un claro al costado del camino. El motor dejó de rugir, y el silencio del bosque volvió a envolverlos. Se giró hacia ella, su mirada profunda, como si estuviera evaluando cada palabra que iba a decir.—Luciana, lo que siento por ti va más allá de lo que puedas imaginar —dijo finalmente, con una seriedad que le hizo estremecer—. No quiero perderte, y tampoco quiero que te veas envuelta en algo que pueda hacerte daño. Pero si de verdad quieres estar a mi lado en todo esto, debes saber que mi vida... no es fácil. Hay enemigos que no dudan en atacar donde más duele. Y no quiero que te conviertas en uno de sus blancos.Luciana lo miró fijamente, sus ojos buscando algo más en los de Alejandro. —¿Y tú crees que no soy lo suficientemente fuerte para estar a tu lado?—No es eso —respondió él rápidamente—. Sé que eres fuerte. Lo he visto. Pero el miedo que tengo de perderte me hace ser cauteloso. No quiero arriesgar lo que hemos recuperado.Ella sonrió levemente
Alejandro inhaló profundamente, su mente trabajando rápido. No era la primera vez que enfrentaba este tipo de problemas, pero el hecho de que estuviera ocurriendo mientras él no estaba al frente le molestaba profundamente.—Bien, esto es lo que vamos a hacer —dijo con decisión, su tono cambiando al de un líder tomando el control—. Mañana mismo, a primera hora, haré una visita sorpresa a nuestros socios. Quiero que para entonces tengan todos los detalles posibles sobre estas negociaciones y cualquier cosa que hayan escuchado sobre la competencia. No vamos a perder este contrato.Claudia y Verónica asintieron, confiadas en que Alejandro, como siempre, encontraría una solución.—Entendido —dijo Verónica—. También estamos revisando otros contratos menores que podrían verse afectados por este retraso. Te enviaremos un informe completo para que lo revises antes de tu reunión.Alejandro asintió, sintiendo cómo la situación comenzaba a ordenarse en su cabeza. Era un reto más, pero no era algo
Alejandro la miró, con una ternura infinita en sus ojos. Se inclinó hacia adelante y besó su mejilla suavemente, sin querer despertarla. Luego, acomodó las sábanas alrededor de ella, asegurándose de que estuviera cómoda, y apagó las luces, dejando solo una tenue iluminación proveniente de la lámpara de la esquina de la habitación.Antes de acostarse a su lado, Alejandro se detuvo un momento para mirarla. Luciana parecía tan en paz, tan hermosa. Se inclinó una vez más y la besó suavemente en los labios, apenas un roce, para no interrumpir su sueño.Finalmente, se deslizó junto a ella en la cama, abrazándola por la cintura, y cerró los ojos. El calor de su cuerpo junto al de ella era reconfortante, y pronto, el sueño también lo alcanzó. Estaba en paz, sabiendo que tenía a la mujer que amaba profundamente entre sus brazos.Al dia siguiente.Luciana y Alejandro llegaron a la imponente oficina, el sonido de sus pasos resonando en el suelo, Luciana se sentía nerviosa, lo único que quiera er
Alejandro apretó la mandíbula, evaluando la situación. Su mente trabajaba rápidamente para encontrar una solución que no solo evitara mayores problemas con los inversionistas, sino que también resolviera lo que parecía ser un conflicto subyacente con sus socios.—Lo resolveremos —dijo con determinación—. Voy a contactar directamente a su CEO, y si no obtenemos una respuesta clara, haremos una visita en persona. No podemos permitirnos que esto se salga de control.Claudia y Verónica asintieron, sintiendo el peso de la situación. Las dos mujeres sabían que Alejandro era capaz de manejarlo, pero también entendían la gravedad del problema. Este era un punto de inflexión en las negociaciones con los inversionistas, y cualquier error podría tener consecuencias devastadoras para la empresa.—¿Qué más necesitamos saber? —preguntó Alejandro, mirando a sus padres y a las dos mujeres.—Por ahora, solo eso —respondió Verónica—. Pero te recomiendo que te prepares para tomar decisiones difíciles si