Alba era una niña muy tranquila y silenciosa, vivía en un barrio pacífico con sus padres, Ramiro y Perla. Había vivido en la misma casa desde que nació. Cuando Perla quedó embarazada, Ramiro se encontraba terminando su carrera de medicina, el embarazo coincidió con su graduación, por lo que recibieron a Alba en medio de la celebración de la graduación de su padre. Perla dejó sus estudios en idiomas, y cinco años después del nacimiento de su hija los retomo, sin embargo, ese regreso a la universidad fue muy difícil para ella. A veces Perla se arrepentía de haber tenido a Alba, lo pensaba con culpa, se sentía avergonzada con ella misma por tener pensamientos así, porque amaba a su hija, pero la realidad es que ella siempre soñó con viajar por el mundo y nunca se había proyectado como una mujer casada y con una hija y nada resultó como ella esperaba. Aunque no era infeliz, ni le iba mal en su vida de madre y esposa, muchas veces su mente divagaba en las cosas que hubiera hecho si nunca se hubiera unido con Ramiro y no hubiera nacido Alba. A veces se veía a si misma en una cafetería en Italia, sin ninguna preocupación, sin nada en que pensar más que en ella misma. A pesar de que cada día dejaba un momento a su mente volar, casi de inmediato intentaba regresar a la realidad.
El matrimonio de Perla y Ramiro fue bastante planificado, tenían una relación de tres años cuando decidieron casarse y cuatro meses antes de la boda Alba se enteró de su embarazo. La boda fue adelantada e hicieron todo para que sea en el menor tiempo posible. Fue una fiesta memorable ya que los padres de ambos invirtieron mucho de su dinero para la celebración. La vida que llevaron desde entonces fue bastante tranquila, incluso después del nacimiento de Alba, ya que era una niña muy tranquila, lo fue desde que nació, lloraba poco, parecía entender todo con claridad y fue siempre muy educada. Nunca les causo problemas a sus padres en ningún sentido. Ellos decidieron no tener más hijos ya que ambos eran personas muy ocupadas. Ramiro trabaja en el hospital de niños más famoso de la ciudad, mientras que Perla se esforzaba mucho por graduarse de la universidad, apenas pudo graduarse comenzó a dar clases de inglés en una universidad de su ciudad y el tiempo que le dedicaban a Alba era muy poco. Alba vivió la mayor parte de su infancia con su niñera. Una mujer adulta, de unos cincuenta años, bastante robusta, de piel morena, Alicia. Ella fue contratada para el cuidado de Alba desde que la niña tenía cinco años y desde entonces estuvo junto a ella hasta que cumplió los diez y seis años. Que fue cuando Alicia se jubiló.
El cariño que tenía Alba por su niñera era muy profundo y sincero. Incluso, a veces, la niña pensaba que ese amor que sentía era mas grande que el que sentía hacia sus padres, pero nunca lo dijo, sentía que era una niña mala, por sentir eso. Ramiro y Perla intentaban cubrir su ausencia en la vida de su hija con regalos caros y cursos de diferentes cosas, aunque a Alba le costaba mucho adaptarse a los cursos y sentir un gusto real hacia alguna de las actividades que realizaba, había probado con danza, atletismo, ajedrez y origami, ninguno le gustó y terminó dejando los cursos en menos de un mes. Cuando cumplió doce años, su madre la inscribió en un taller de pintura, y fue la primera vez que Alba sentía un verdadero gusto y pasión por una actividad. Le fascinaba poder pintar con distintos materiales y plasmar todo lo que venía a su mente, su maestra sorprendida de su habilidad, les menciono a los padres de Alba que la niña tenía un talento innato y les recomendó que la mantengan en el taller para que pueda seguir aprendiendo. Al ver la felicidad de Alba, sus padres la mantuvieron en el taller.
Las clases de pintura de Alba eran cerca de su casa, podía ir caminando sin problema y tardaba alrededor de quince minutos en llegar. Todos los días, a las tres de la tarde, Alicia la acompañaba hasta el lugar y luego la recogía a las cinco. Una tarde, bastante fría, Alicia dejó a la niña en el taller y se marchó a casa. Unos minutos después de haber llegado a casa, Alicia recibió una llamada, era su hermana.
— Alicia… — Dijo su hermana con la voz entrecortada y lejana.
— Hola, ¿estás bien? — Dijo Alicia con extrañeza, ya que su familia nunca la llamaba durante sus horas laborales.
— Ha ocurrido algo…necesito que vengas pronto — Dijo la mujer en el otro extremo de la línea con desesperación.
— No puedo ir ahora, estoy trabajando. ¿Qué ha ocurrido?
— Es Antonio… se mató— Un silencio largo y profundo invadió la comunicación — ¡Alicia, tu hijo se mató!
Alicia pensó que era una broma, no pensó que fuese en serio. No podía ser posible que, su pequeño, su niño, Toñito, su hijo de quince años se haya quitado la vida. Alicia cerró la llamada sin decir nada, se quedó en completo silencio, comenzó a escuchar en su cabeza la voz de su hijo y recordó con claridad todas aquellas veces que él le dijo: “Mamá, no sirvo para nada”, “mamá, me quiero morir”, “Mamá, es muy difícil estar vivo”. Alicia escucho aquella dulce voz retumbando en su cabeza y de inmediato, salió de la casa de Alba, tomo un autobús y fue hacia su hogar. No pensaba en nada y su cuerpo casi parecía actuar de manera automática. Alicia se fue y nadie fue a recoger a Alba aquella tarde.
Alba espero a Alicia por largos minutos afuera del taller. Pasado un rato, la niña decidió irse a casa, tenía miedo y bastantes nervios ya que nunca había regresado sola, al menos su casa era bastante cerca y conocía perfectamente el camino. Comenzó a caminar, temerosa, ya que nunca había estado sola fuera de casa. Siempre estaba Alicia.
Caminó despacio, mirando a todas partes. Avanzó un par de cuadras y luego llego al parque, el parque que debía atravesar para poder llegar a casa. Era un parque pequeño y era el último tramo que le faltaba. Dentro del parque había algunos niños jugando, eso le dio algo de tranquilidad a Alba. Pasó cerca de los niños, parecían de la misma edad que ella, mientras pasaba por allí, uno de los niños se acercó a ella.
— Hola, ¿Cómo te llamas? — Dijo el niño espontáneamente. Alba se sintió algo nerviosa de aquel acercamiento tan repentino.
— Soy…Alba — Dijo nerviosa.
— Yo soy Marco. ¿Quieres quedarte a jugar?
Marco se mostró muy amable, parecía tener su misma edad, eso le dio confianza a Alba. Decidió quedarse un momento en el parque y acercarse a jugar con Marco y los otros niños. Los niños estaban jugando con pistolas de juguete, corrían y reían mucho. Alba, muy pocas veces había jugado de esa manera, aunque fue raro para ella, se logró integrar, fue una tarde muy alegre y emocionante. Ya casi comenzaba a anochecer, eso puso nerviosa a Alba, dejó de jugar abruptamente y comenzó a alejarse mientras decía, “Debo irme, adiós a todos”. Marco dejó a sus amigos y corrió tras Alba.
— ¿Por qué te vas? — Le dijo mientras trataba de alcanzarla.
— Ya es tarde, debo volver a casa — Dijo apresurada.
— Te acompaño, vives cerca, te he visto.
Marco y Alba fueron juntos hasta la casa de la niña. Alba le agradeció y para despedirse se chocaron las manos. Alba se sentía muy contenta, estaba alegre y tranquila, Marco le agradó mucho, tenía un nuevo amigo y eso la emocionaba. Marco se alejo y Alba vio como entraba en una casa cercana a la suya, a unos metros de distancia.
Después de que Marco entro a su casa, Alba golpeó la puerta y nadie abrió. No sabía lo que ocurría, gritó varias veces el nombre de Alicia y nadie respondió. Ella se sintió muy asustada, no sabía que hacer, se sentó en la entrada a su casa y lloró, tenía miedo y se sentía confundida. Una hora más tarde, llegó Perla. Ella se llevó una sorpresa al ver a su hija en la entrada de la casa llorando con desesperación. La abrazó y le preguntó que había ocurrido.
— No lo sé mamá, Alicia se fue.
— ¿A dónde?
— No lo sé, no la he visto desde que me dejó en el taller.
Ambas entraron a la casa, confundidas y asustadas, se abrazaron un momento. Perla llamó al teléfono de Alicia, pero ella no contestó. Perla se sentía un tanto molesta, no sabía que pudo haber pasado para que Alicia dejara a su hija pequeña de esa manera, pensó en todo lo que pudo haberle pasado mientras estaba sola regresando a casa, se sintió perturbada por sus pensamientos. Llamó a Ramiro a contarle lo sucedido, él, aunque sorprendido tampoco pudo prestar mucha atención debido a lo ocupado que estaba en el hospital, hablaron un par de segundos y luego Ramiro tuvo que cortar la llamada con urgencia porque tenía varios pacientes por atender. Aquella noche, no supieron nada de Alicia, durmieron juntas ya que Ramiro trabajaba toda la noche. Se abrazaron y durmieron temerosas y llenas de incertidumbre, Alba aún estaba algo nerviosa, pero se sentía reconfortada de dormir junto a su madre, algo que no hacía con frecuencia pero que le daba mucha paz.
A la mañana siguiente Perla, llamo insistentemente a Alicia, pero ella no respondió. Aunque Perla en un principio se sentía molesta con la ausencia de Alicia, luego comenzó a preocuparse porque parecía que algo le hubiera pasado. Alba se sentía triste de que Alicia, su primera amiga y cuidadora haya desaparecido de esa manera. No podía entender porque se fue y no le dijo nada.Perla se sentía muy nerviosa, se comenzó a sentir como solía sentirse durante su adolescencia, cuando tenía ataques de pánico y ansiedad. Con los años había superado aquella situación, pero lo ocurrido con Alicia le había comenzado a poner a flote esas emociones de nuevo. Pidió que la reemplacen en su trabajo por un par de días y se quedó con Alba, la llevo a la escuela y al taller. Sin motivo especifico, quería estar cerca de su hija y alejarse lo menos posible. En esos días, una tarde, cuando regresaban del taller de pintura, se encontraron con Marco en el parque. Él se acercó con entusiasmo y saludo a Alba al
La nueva casa de Alba era realmente lejos de su anterior casa y de Marco. La niña se sentía exageradamente triste. Ahora sería muy difícil ver a Marco, sus padres trabajan mucho como para llevar a Alba a visitar a su amigo y el padre de Marco trabaja mucho y su madre, quien casi siempre está en casa, no sabe conducir, y Marco tampoco le pediría ningún favor por el temor que le tenía. Apenas llegó a su nuevo hogar Alba planeaba llamar a Marco, pero el teléfono no funcionaba. La línea estaba inactiva y sus padres tenían que ir a la compañía de teléfonos para solucionar. Al cabo de tres días, por fin el teléfono funcionó, Alba buscó el número de Marco, pero no lo hallaba, buscó desesperadamente y no pudo encontrarlo. Su libreta definitivamente no estaba en donde ella pensó haberla guardado. Alba no se dio cuenta, pero al subir al auto para irse aquel día, su libreta se resbalo de su bolsillo. Marco la recogió, pero ya era muy tarde para devolvérsela Marco guardó aquella libreta con much
El tiempo trascurría con rapidez. En menos de un parpadeo, Alba se encontraba graduándose del colegio. Se graduaba con las mejores calificaciones y honores. Sus padres, aunque poco expresivos, se sentían muy orgullosos. Alba se sentía bastante temerosa de esta nueva etapa en su vida. Siempre había sentido bastante miedo a crecer, la adultez siempre se veía bastante lejana, pero había llegado más pronto de lo que imagino. No se lo dijo a nadie, pero en su interior solo había miedo y angustia por todo lo que estaba ocurriendo. Le costaba asumirlo, además extrañaba a Alicia, quien se había jubilado hace unos meses atrás y se había ido de casa. “Estoy tan sola ahora” pensaba Alba con nostalgia. Sus padres casi no expresaron mayor emoción por lo acontecido, ellos siempre parecían demasiado ocupados en sus trabajos.— Lo has hecho muy bien, Alba — Dijo su padre en el auto, en el camino a casa después de la ceremonia de graduación.— Así es hija, muy bien — Siguió su madre.— Gra
Alba casi de inmediato entró a la universidad, su elección de carrera, trabajo social, era exactamente lo que ella había imaginado. Le gustaba sentir que su vida tenía un propósito y que podría ayudar a otros con sus conocimientos. Alba pasaba sus días estudiando, le apasionaba enormemente su carrera, los aprendizajes que tenía la llenaban de alegría y y deseo profundo de seguir aprendiendo, es por eso que casi todo su tiempo estaba estudiando o realizando sus tareas.. Alba aún se encontraba de vez en cuando con Marcela y con Lía, Lía aún estaba en una relación con Carlos, pero las cosas no estaban nada bien hace tiempo. Una tarde que salieron a tomar café, Lía les habló de sus problemas con Carlos.— Chicas, he pasado muy mal. Las cosas no están bien con Carlos — Dijo en un tono que sonó realmente desesperado.— Bueno, pero las cosas ya iban mal ¿no? — Dijo Marcela con su forma siempre tan imprudente de decir las cosas.— La verdad si, pero ahora todo es peor. Carlos, es
El tiempo pasaba y la relación con Luis era cada vez peor. Hace uno meses atrás, Luis había insistido en tener relaciones sexuales con ella. Alba realmente no quería, no se sentía lista. Luis buscaba todas las maneras posibles de convencerla, para él eso sería fundamental para mantenerla cerca, de su propiedad. Él necesitaba que su amor y su compromiso sea reafirmado de esa manera, además pensaba que, al ser su primera vez, él sería esa persona única y especial con quien tuvo esa experiencia y ella jamás lo olvidaría.Alba nunca había tenido relaciones sexuales con nadie, nunca había estado interesada en tenerlas y tampoco había tenido ninguna oportunidad de intentarlo. Sus amigas hablaban todo el tiempo de lo divertido que era y lo mucho que les gustaba. Alba las escuchaba, intentaba comprender porque para ella era totalmente desconocido. Buscaba información en internet, porque sus padres nunca le habían hablado de sexo y la información de la escuela era precaria. Sus amigas tenían i
Alba y Marco comenzaron a chatear constantemente y a diario, sin embargo, había un problema y era que Alba no podía dejar que Luis viera que ella estaba chateando con un amigo. Luis haría todo lo posible por alejar a Marco si es que se llegara a enterar y eso era algo que Alba no quería. Sabía perfectamente que Luis haría un problema enorme al saber de la existencia de Marco en su vida así que ella hacía lo posible por hablar con Marco cuando Luis no estaba junto a ella.Alba y Marco habían comenzado a recordar todas las cosas que su infancia y cuanto se divertían. Alba le dijo a Marco lo agradecida que estaba de que él haya querido ser su amigo en aquella época que para Alba era muy difícil hacer amigos y divertirse un poco. Marco se sentía también agrade
Alba y Marco habían estado chateando durante tres meses. Era la primera vez, después de todo ese tiempo, en que se verían en persona. Alba estaba muy nerviosa, no sabía que hacer ni cómo reaccionar ante el encuentro. Aunque hacía un poco de frío, se puso un vestido que le gustaba mucho, era negro con pequeñas flores blancas, trato de peinar un poco sus rizos, pero fue un tanto complicado, se puso perfume y algo de labial. Tomó un autobús para encontrarse con Marco en la plaza central de la ciudad. Un lugar bastante concurrido donde había almacenes y restaurantes. Alba casi ni recordó que Luis podía llamarla en cualquier momento, hacerle miles de preguntas acerca de donde estaba y con quien. Ella olvidó esa posibilidad, sin embargo, aquel día Luis, se había ido
Aquella noche Alba pensó en Marco demasiado, casi no pudo dormir pensando en lo que había pasado esa noche. Solo fue un beso, pero nunca había sentido algo así de intenso. Los pensamientos tan intensos no la dejaban dormir, cada vez que cerraba los ojos volvía a ver el rostro de Marco, con su mirada tan penetrante y su gran sonrisa, pero sobre todo pensaba en su carisma tan característico de él. Oía su risa y su voz, recordaba sus manos entrelazadas y deseaba estar cerca de él. Pensó un momento en Luis, y se dio cuenta que no sintió culpa ni remordimiento, no tuvo lástima de él ni de su relación. “Tengo que terminar con él” dijo para sí mismo pensando en Luis, sintiendo que finalmente podría dejarlo con toda la seguridad. Eran casi las cuatro de la madrugada cuando finalmente pudo conciliar el sueño, el día que llegaba era viernes y tenía que ir a clases.Por su lado, Marco, también pensó en Alba aquella noche, no podía olvidar lo bien que se sintió durante toda esa tarde, pensaba en