—¿Qué es lo que está ocurriendo? —pregunta Lisandro que acaba de aparecer en el pasillo.—Esta mujer, estaba con una cámara en mi dormitorio. Quiero que el abuelo determine si es una espía —reclama Lisandra.—Suéltenla —pide Lisandro y luego mira al guardaespaldas de su hija—. Por favor, guía a la señorita Montiel a la sala. Su manera de actuar me deja atónita, parece estar molesto. Solo salgo, seguida por ese guardia que me devuelve mi teléfono, hasta llegar a donde al fin veo a mis hijos. Los abrazo, y les pregunto si tienen sus móviles encima.—Los dejamos cargando en mi habitación —dice Arthur, les muestro el mío y donde me figuran.—Fui ahí, pero no era su dormitorio —aseguro, y cuando mi hijo ve la pantalla, me explica que en realidad es ahí, solo que ellos están en la planta baja y esa habitación es del primer piso.—Ven, vamos para que las veas bien —dice Philippe y me llevan. Gracias al cielo el guardia no nos sigue.Cuando entro a uno de los cuartos, noto que todo es modern
—Lamento mucho el malentendido —le digo a Lisandro, mientras se acercan para servirnos la comida.—No te preocupes, mi hija está pasando por una adolescencia difícil y si sumamos a que está celosa de ti se vuelve caótica —me comenta, mientras se da vuelta para agradecer cuando le sirven la comida.—¿Celosa? —pregunto entre susurros, mientras me sirven a mí.—Al parecer se enteró de que papá había traído a una amiga, y pese a que no me habla hace unos meses decidió aparecer en la fiesta —comenta él y pide que le sirvan agua, parece bastante desanimado—. No te preocupes, yo era igual a su edad. Solo que soy hombre, si sumamos mi temperamento y las hormonas femeninas todo se vuelve un caos.—¿Te ocurre algo más? —le pregunto al notar que no es capaz de sonreír ni mirarme a la cara.—Mañana tengo que viajar para resolver unos asuntos, así que no estaré de regreso hasta el treinta de diciembre —me indica, y dudo si contarle que debo ir a Argentina.—¿Puedo saber a dónde vas? —le pregunto a
Una vez que todos los regalos son repartidos, el señor Li invita a los presentes a ir al patio trasero. Es ahí donde me doy cuenta de que la fiesta apenas ha comenzado. Una carpa enorme con músicos está en el jardín de la mansión. Todos salen felices de recibir el espectáculo. Por un momento escucho una canción y recuerdo a mi cantante favorito.—¿Es Titán? —pregunto sorprendida y una mujer se me acerca.—¿Te gustan sus canciones? —me pregunta, mientras me invita a avanzar entre las personas.—Claro, lo he ido a ver a muchos de sus conciertos. Amo la que le escribió a su esposa —digo y ella sonríe.—Mi esposo es un romántico —asegura la mujer y me doy cuenta de que estoy hablando con la famosa productora de música Valentina Novak.—Por dios, ¿cómo no me di cuenta de que era usted? —me pregunto avergonzada.—Tranquila, es que ya no soy tan radiante como cuando tenía treinta años —dice y siento que voy a desmayarme. Ella es la productora de música más grande de todos los tiempos. Su esp
Kiara acaba de llegar, puedo sentir cómo sus piernas se contraen con espasmos musculares. Quiero tenerla así cada noche por el resto de mi vida. Me acerco a su boca y se muestra tímida. Siempre que llega pone esa cara. Una que debí recordar de la primera vez que la hice venirse. Sin embargo, tardé tanto en entender que ella es la chica con la que estuve en esa fiesta que me siento culpable.Voy a darle todo, a consentirla con todo lo que desee de ahora en adelante, hasta que ella obtenga lo que se merece. No dejaré que nadie más la haga sufrir. Incluso esta noche, hice que muchos de los amigos de mi padre vengan a la fiesta de Navidad, porque sé que Kiara no aceptará que sea yo quien le recomiende personas para que le haga entrevistas. Ya me lo dejó claro la última vez. Aun así, haré lo que esté a mi alcance para garantizar su seguridad, su economía y su felicidad.—Quiero hacerlo —me dice como si estuviera suplicando. Me encanta lo dulce y sensual que puede ser.La beso en la boca y
Cambio de idea después de escuchar a Sofí decir que mi familia sabe sobre la procedencia de Kiara. Debo conocer toda la historia. Por lo que llamo a mi hermana Amanda y le pregunto dónde está, necesito verla y saber que se supone que ocurre con Kiara para que Paul esté obsesionado con ella, siendo que está relacionado con los malditos de «los elegidos».Amanda me dice que no puede hablar conmigo de eso por teléfono y maldigo, voy a tener que regresar a la isla, pero aún tengo negocios que no puedo postergar. Por lo que me dirijo al hotel donde me quedaré y cuando llego a la puerta de mi suite, el Ruso me dice que Kiara me envió una sorpresa y que lo mejor será que entre solo a mi dormitorio. Estoy bastante enojado y no tengo ganas de juegos o sorpresas, voy a decir algo cuando él me pide que me calme.—Le gustará —me asegura y pongo los ojos en blanco y suspiro.Al ingresar a la habitación, me encuentro con una escena desconcertante. Sobre la cama, una figura femenina casi desnuda me
Abro los ojos y me encuentro con Lisandro dormido a mi lado, el olor de su cuerpo me embriaga. ¿Es posible que el sudor de un hombre me guste tanto? Me duele el cuerpo y un poco la cabeza. Aun así, no quiero apartarme de él para ir por una pastilla. Porque siento que si me muevo todo lo que ocurrió entre nosotros se volverá un sueño y tendré que regresar a la realidad.Ya que ayer no solo viajé para verlo, antes de eso pasé por el hospital psiquiátrico en el que se encontraba Paula. Conseguí la dirección y por casualidad resultó que estaba en este país a un par de ciudades de aquí. Por lo que no dudé en venir, aunque lo hice con mis propios guardaespaldas. Porque no quería que Lisandro supiera lo que estaba haciendo, sin embargo, fue muy difícil conseguir personas que nunca hubieran trabajado con los Li. La familia de Lisandro tiene muchos contactos, me sorprende cuantos.Al llegar al manicomio, una sensación de pesar y compasión se apoderó de mí al contemplar el destino de Paula. Era
Kiara parece estar ausente, su mirada muestra odio y temo que me deje. El dolor que siento parece volverse insoportable. No puedo vivir sin ella, pero si me odia será aún más tortuoso. La abrazo y le pido que me perdone. Sin ella, pocas cosas en mi vida tienen sentido. Volveré a ser un zombi y viviré pensando que tengo que vivir para los demás de nuevo.—Li, ¿qué te ocurre? —me pregunta y no puedo responder—. ¿Estabas hablando de algo importante y no te presté atención? Perdón, por favor, no fue mi intención. Lo que Paul nos ha hecho me llena de rabia.No hablo, siento un nudo en la garganta.—Lo único que me hace feliz de todo esto es saber que tú fuiste el primero —me dice con una voz dulce y no puedo creerlo. ¿Estoy delirando?—¿No te molestó saberlo? —le pregunto con el rostro enterrado en su cuello. Aún no puedo verla a la cara.—Para nada, quería que lo hicieras, según recuerdo. Fue mi culpa lo que pasó esa noche. Yo deseaba usar a ese chico que estaba frente a mí porque se pare
Despierto y siento el olor a biscochos, miro en esa dirección y noto una pequeña mesa que tiene una pava eléctrica y un mate, al lado una canastita con mis biscochos favoritos. Lisandro me hace reír, incluso en Inglaterra los ha conseguido. Suspiro antes de buscarlo en la cama, sin embargo, al notar que no está me invade un vacío.Trato de ponerme de pie, pero me cuesta. Estoy muy cansada después de todo lo que hicimos. Tomo mi móvil y veo la hora, calculo la diferencia de horario y solo puedo enviarles un mensaje a los chicos. Seguramente están ocupados o ya se están por ir a la cama. No puedo creer que pasé un día entero en esta habitación acompañada de Lisandro. Sonrío, me siento feliz, él me hace feliz. Tanto es así que temo enloquecer de amor por él.Veo los mensajes en mi móvil y me doy cuenta de que mi contacto me ha escrito. Al parecer, yo tenía razón, fue Paula la que tomó su coche y se lanzó contra mí el día del accidente. Paul ocultó todo para que yo no me enterara y ella d