Nunca quise llegar a esto, bañado en sangre, torturando y asesinando personas. Pero ahora que estoy aquí, lo estoy disfrutando y eso me preocupa. ¿Qué pasará cuando encuentre a Kiara?, o peor aún, ¿qué pasará si no la encuentro?Hay una razón por la que no me aceptaron en la academia cuando quise ser un mercenario para pertenecer a los Li. Descubrí la verdad cuando me puse los guantes y empecé a buscar a Kiara entre toda esta basura de los elegidos. Es patético, soy lamentable. Según los registros, soy una persona desequilibrada mentalmente. ¿Cómo es eso posible?, eso me pregunté cuando lo leí. Sin embargo, ahora que estoy aquí, con cinco cuerpos frente a mí, completamente destrozados, me doy cuenta de que no siento remordimiento. Temo que esto no sea reversible, y que finalmente, cuando encuentre a la mujer que amo, ya no pueda volver a estar en paz. Si eso es cierto, deberé abandonar a mi hijo. Así como lo hizo mi padre conmigo. Siempre odié al señor Li por irse y dejarme con Leonel
—Pavel, suéltame —digo llena de frustración.—Kira confía en mí. No le harán daño —me asegura él mientras unas personas se llevan a mi hijo.—Suéltame, eres un maldito traidor —reclamo, mientras veo cómo mi pequeño se aleja en manos de desconocidos.—Kira, te vas a hacer daño —suplica, mientras grito y pido que me suelte. Él me abraza, pero yo lo golpeo.—Confié en ti, creí que eras una buena persona —murmuro entre llanto.—No soy una buena persona —me indica sin soltarme—. Aun así, tú eres lo más importante que tengo. No dejaré que te hagan daño.—Tú ya me lo estás haciendo —le reclamo cuando unas enfermeras entran con una jeringa—. ¿Qué van a hacer? Suéltenme, no me toquen.—Es solo para que te tranquilices —me dice él, mientras ellas me colocan algo y pierdo el conocimiento.Fui muy tonta al confiar en mi supuesto hermano. Pavel fue a la isla solo para hacer lo que Sergey le pidió. Fue mi él quien hackeo la computadora central y colocó el virus en la ropa de los hijos de Li, para q
«Otras me amaron más. Sin embargo, a ninguna quise, como a ella»Hace tiempo, pensaba que entendía lo que era amar. Pero ahora me encuentro aquí, parado en este sitio donde alguna vez fui forzado a pensar y sentir, y me doy cuenta de que estaba equivocado. O quizás no lo estaba del todo, solo… manipulado.Otras me amaron más. Sí, eso es lo que solía creer. Mujeres que entregaron su amor con generosidad, que se desvivieron por mí en formas que nunca imaginé. Pero ahora, en esta encrucijada de mi existencia, me enfrento a la verdad incómoda: a ninguna quise, como a ella.¿Qué significa eso? ¿Cómo puedo afirmar que la amo con la misma intensidad que amo el aire que respiro, cuando una duda persistente se aferra a mi mente? ¿Y si mi amor no es más que una ilusión creada por manos ajenas, por mentes maestras que tejieron una red de engaños a mi alrededor?Ella… ella me consume. Su recuerdo se aferra a mis pensamientos como una sombra persistente, y mi corazón late al ritmo de su nombre.
—Papá, ¿tú crees que es necesario hacer esto? —pregunta Hanna al señor George Stephen Son. —Mamá, Hanna tiene razón. Esto es una exageración —reclama Emma, a Julia, mirando su reloj. La familia Stephen Son está recluida en su mansión. Al parecer, está esperando para que les hagan unas pruebas de laboratorio. Después del incidente de la academia se comprobó que Lisandra Li no era hija del señor Li. Al parecer, Sergey jugó con todos desde mucho antes de lo que esperaban. —Chicas, son adultas, no empiecen con esa clase de quejas —reclama Frederick Stephen Son. —Tío, es gracioso que lo digas. Como tu esposa no pertenece a ninguna de las familias de Los superiores, puede estar contigo —reclama Emma. —No se van a morir por no estar con ellos unos días —asegura riéndose Freddy Anze, el hijo adoptivo de uno de los cuatro hermanos Stephen Son. Los cuatro dueños de industrias Stephen, Son, George, Frederick, Andrew y Nick tuvieron que pedirles a sus hijos y nietos que se recluyan con ellos
—Aún no puedo creerlo —dice Titán. Está furioso. —Papá, cálmate, te hará daño —pide Alan al hombre que no deja de caminar por la sala de su casa. —Cariño, escucha a Alan —pide su esposa, Valentina Novak. —¿Y si mi nieto no es mi nieto? —reclama Titán. —Mi hijo no va a cambiar de padre sin importar lo que ocurra. Su madre y yo nos quedaremos con él —asegura Alan cuando el pequeño comienza a llorar. —Desearía que Alma pudiera estar con nosotros —dice Valentina mientras saca al pequeño de la carriola—. Esto de separarnos por apellidos me parece algo tonto y anticuado. —Lo sé, ella estaba muy triste por lo que le pasó a Li y a Kiara. Y después de eso, sumar que sus sobrinos no son de su sangre y que no puede estar con nuestro hijo. Está destrozada —asegura Alan muy frustrado. —Todo pasará pronto —dice Aria que se acerca a saludarlos. Ella es la prima de Alan y la segunda hija del doctor Romero. —¿Qué haces aquí? —pregunta su tío. —Los de la organización me enviaron. Dicen que como
—Violeta, espera —pide su esposo José Ignacio De la Torre, mientras que ella trata de salir de la mansión en la que se están alojando en la isla. Los Li les pidieron que fueran, ya que encontraron irregularidades en las computadoras durante el rescate de Kiara. Aunque eso no es lo más preocupante.—Déjame ir —reclama ella con lágrima en los ojos.Es tangible la angustia que la mujer lleva. Lo que ha escuchado la deja sin fuerzas, pero, aun así, insiste en irse para averiguar de qué se trata todo eso.—Mamá, cálmate. Sofí nos necesita en casa, al igual que Avril —dice Oliver, uno de sus hijos. El cual no sabe bien que es lo que está ocurriendo. Estaba en el departamento de astronomía de la universidad cuando lo llamaron y le pidieron que dejara todo y se dirigiera a ese sitio con su familia. Ni siquiera sabía que su hermana había desaparecido. Lo que en un comienzo le molestó, sin embargo, la operación para su rescate era secreta. Por lo que solo le importaba haber recuperado a Sofi.—
—Zack, esto es una locura —reclama Nino, mientras sus hermanos menores entran a la casa.—No te muevas tanto, aún estás herido —le recuerda Zack, mientras todos los demás los siguen.—¿Quiénes son ellos para decirnos donde debemos permanecer? ¿Y si nos están engañando? Sabes que algunos son traidores —reclama Nino.—Papá, los tíos se fueron a la cocina. Quieren saber qué es lo que pasa —dice Junior. Mientras ayuda a Nino a entrar.—Cariño —dice la esposa de Nino, quien sale a abrazarlo.—Estoy bien —le asegura este y se sientan en el sofá.—¿Qué es lo que está pasando? ¿Cómo sigue Li? —pregunta su esposa mientras lo ayuda a acomodar las muletas a un costado.—El pronóstico de Lisandro es reservado, al igual que el de Kiara y Amy —comenta Zack.—¿Y por qué pasó esto? Me hicieron venir en el avión privado de los Li, pensé que alguno de ustedes… —dice ella angustiada.—Al parecer, Los elegidos han estado jugando con las familias de Los Superiores desde hace mucho tiempo —comenta Zack mie
—¡No! Es nuestro hermano. No puedes hacernos esto —le reclama Alma a Amanda.—Lo siento, pero Li no va a querer tomar la medicina —asegura Amanda.—No me importa, es mi hermano y tú vas a dejar que muera —insiste Alma, mientras su padre, Leonel Anderson, la sostiene.—Creí que Kiara era tu amiga y te sentirías bien por ella al saber que al menos la madre de tus sobrinos sobrevivirá —comenta Amanda molesta.—No digo que ella muera, solo que busques otra opción —trata de decir Alma, pero Amanda la detiene en seco. —Solo venía a informarles que, si quieren despedirse de Li, está conectado a la máquina de los sueños —ultima Amanda, como si no le doliera, aunque por dentro la tristeza era asfixiante.—Gracias por venir —dice el señor Anderson.—Ni siquiera puedo estar con mi esposo y mi hijo por culpa de todo esto —reclama Alma, mientras Anastasia los mira. Ajena a todo, ella solo desea que sus supuestos padres despierten.—Cuando los resultados estén listos podrán hacer lo que quieran —i