Capítulo sesenta y uno - El dolor de los González y los Romero
—Aún no puedo creerlo —dice Titán. Está furioso.

—Papá, cálmate, te hará daño —pide Alan al hombre que no deja de caminar por la sala de su casa.

—Cariño, escucha a Alan —pide su esposa, Valentina Novak.

—¿Y si mi nieto no es mi nieto? —reclama Titán.

—Mi hijo no va a cambiar de padre sin importar lo que ocurra. Su madre y yo nos quedaremos con él —asegura Alan cuando el pequeño comienza a llorar.

—Desearía que Alma pudiera estar con nosotros —dice Valentina mientras saca al pequeño de la carriola—. Esto de separarnos por apellidos me parece algo tonto y anticuado.

—Lo sé, ella estaba muy triste por lo que le pasó a Li y a Kiara. Y después de eso, sumar que sus sobrinos no son de su sangre y que no puede estar con nuestro hijo. Está destrozada —asegura Alan muy frustrado.

—Todo pasará pronto —dice Aria que se acerca a saludarlos. Ella es la prima de Alan y la segunda hija del doctor Romero.

—¿Qué haces aquí? —pregunta su tío.

—Los de la organización me enviaron. Dicen que como
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