—Zack, esto es una locura —reclama Nino, mientras sus hermanos menores entran a la casa.—No te muevas tanto, aún estás herido —le recuerda Zack, mientras todos los demás los siguen.—¿Quiénes son ellos para decirnos donde debemos permanecer? ¿Y si nos están engañando? Sabes que algunos son traidores —reclama Nino.—Papá, los tíos se fueron a la cocina. Quieren saber qué es lo que pasa —dice Junior. Mientras ayuda a Nino a entrar.—Cariño —dice la esposa de Nino, quien sale a abrazarlo.—Estoy bien —le asegura este y se sientan en el sofá.—¿Qué es lo que está pasando? ¿Cómo sigue Li? —pregunta su esposa mientras lo ayuda a acomodar las muletas a un costado.—El pronóstico de Lisandro es reservado, al igual que el de Kiara y Amy —comenta Zack.—¿Y por qué pasó esto? Me hicieron venir en el avión privado de los Li, pensé que alguno de ustedes… —dice ella angustiada.—Al parecer, Los elegidos han estado jugando con las familias de Los Superiores desde hace mucho tiempo —comenta Zack mie
—¡No! Es nuestro hermano. No puedes hacernos esto —le reclama Alma a Amanda.—Lo siento, pero Li no va a querer tomar la medicina —asegura Amanda.—No me importa, es mi hermano y tú vas a dejar que muera —insiste Alma, mientras su padre, Leonel Anderson, la sostiene.—Creí que Kiara era tu amiga y te sentirías bien por ella al saber que al menos la madre de tus sobrinos sobrevivirá —comenta Amanda molesta.—No digo que ella muera, solo que busques otra opción —trata de decir Alma, pero Amanda la detiene en seco. —Solo venía a informarles que, si quieren despedirse de Li, está conectado a la máquina de los sueños —ultima Amanda, como si no le doliera, aunque por dentro la tristeza era asfixiante.—Gracias por venir —dice el señor Anderson.—Ni siquiera puedo estar con mi esposo y mi hijo por culpa de todo esto —reclama Alma, mientras Anastasia los mira. Ajena a todo, ella solo desea que sus supuestos padres despierten.—Cuando los resultados estén listos podrán hacer lo que quieran —i
Una vez que Amanda deja a Pavel con sus verdaderos padres, después de más de casi cuarenta años de estar siendo engañado, se dirige a la mansión de los Stephen Son. Hanna y Emma la reciben con un abrazo, sus familias son amigas y están unidas por varios matrimonios. Además, si no fuera por Hanna y Emma, el esposo de Amanda no estaría con vida.—Amanda… —dice Dala, la esposa de Andrew Stephen Son.—Hola, Dala —la saluda Amanda.—Hanna, ¿podrías pedirle a tu tío que venga? Dile que está Amanda aquí, si no, no querrá salir de la oficina —comenta Dala y le pide a Amanda que se acerque al living—. Estamos todos juntos, como cuando apenas nos casamos, es extraño volver a estar todos juntos sin que sea fiesta.—Entiendo —asegura Amanda cuando llega Andrew.—Voy a dejarlos hablar tranquilos —dice Emma y se despide de Amanda.Una vez que Andrew se sienta al lado de su esposa, esta última toma su mano. Amanda hizo lo mismo que en casa de los De la torre y les explicó que Sergey usó a las embara
—Kiara, debemos hablar y lo sabes —dice Li cuando entra a la casa en la playa. —No voy a irme de aquí sin ti —reclama ella, mientras va a la nevera para buscar algo para comer. —Los dos estamos dentro de la máquina de los sueños. Solo uno puede salir de aquí con vida, y no dejaré a mis hijos sin madre —indica Li y la abraza. —No puedes hacerme esto, no me obligues a perderte de nuevo —suplica ella entre lágrimas. —Sé que no hice bien las cosas, pero siempre priorizaste a la familia, a los niños y quiero que esta vez sea igual. Te amo y siempre lo haré —le asegura Lisandro. —No es justo —reclama ella y se besan. —Lo sé, la vida no es justa y nunca lo ha sido con nosotros, pero sabes perfectamente de que no existe manera de que yo pueda vivir sin ti —le dice él, mientras acaricia su rostro. —Lo arruiné, cada vez que me alejé de ti, lo hice —reclama ella llorando. —No es así, nunca decidimos lo que iba a pasar. Solo creímos tener el control —le recuerda él mientras limpia sus lág
—Kiara, debemos hablar y lo sabes —dice Li cuando entra a la casa en la playa. —No voy a irme de aquí sin ti —reclama ella, mientras va a la nevera para buscar algo para comer. —Los dos estamos dentro de la máquina de los sueños. Solo uno puede salir de aquí con vida, y no dejaré a mis hijos sin madre —indica Li y la abraza. —No puedes hacerme esto, no me obligues a perderte de nuevo —suplica ella entre lágrimas. —Sé que no hice bien las cosas, pero siempre priorizaste a la familia, a los niños y quiero que esta vez sea igual. Te amo y siempre lo haré —le asegura Lisandro. —No es justo —reclama ella y se besan. —Lo sé, la vida no es justa y nunca lo ha sido con nosotros, pero sabes perfectamente de que no existe manera de que yo pueda vivir sin ti —le dice él, mientras acaricia su rostro. —Lo arruiné, cada vez que me alejé de ti, lo hice —reclama ella llorando. —No es así, nunca decidimos lo que iba a pasar. Solo creímos tener el control —le recuerda él mientras limpia sus lág
—Hola —digo y ella me mira.—Me gusta tu disfraz —dice mientras la música se escucha detrás de nosotros.—A mí me gusta el tuyo —le indico y ella toma mi mano para que me acerque más—. ¿Sabes lo que soy?—Una catrina, ¿verdad? —pregunto y bebo de su vaso… ella sonríe. Aunque no puedo ver, su verdadero rostro me recuerda a alguien que conozco.—Si… Te diste cuenta. —Ella se ríe.—Yo soy la muerte… —digo y ella mira mi guadaña.—¿Por qué te disfrazaste de la muerte? —me pregunta y entre el ruido de la música y el bullicio de gente no puedo siquiera pensar. La llevo a un cuarto, lejos de todos y conversamos por un rato. No puedo evitarlo, siento el deseo de abalanzarme sobre ella. Me gusta cómo se mueve y habla, incluso lo que dice, pocas veces escucho a las chicas.—¿Tenía alcohol lo que tomamos? —me pregunta y en sus ojos veo algo que me recuerda a alguien. Conozco esos ojos, pero ¿de dónde?—Sí, creo que lo mejor será que regresemos —digo y ella me detiene.No sé cómo, pero nos besamo
Estoy frente a la tumba de mi padre, acaba de terminar el funeral y debemos regresar a casa. No puedo creer que pospuse tanto acercarme a mi padre en su momento más vulnerable. Él sabía que yo aún no lo había perdonado por lo que pasó por tantos años y, aun así, me esperó hasta que estuve listo para despedirme de él.El amor que siento por Kiara me ha enceguecido, la amo tanto que creí que no podría vivir sin ella en mi vida. Y, sin embargo, estuvo a punto de dejar a mis hijos a la deriva solo por ser un cobarde que creía que no podía vivir con este dolor.—Señor Li, estas flores son para su padre —dice Anastasia cuando se acerca a mí.—Muchas gracias, Anastasia —digo y después de recibirlas noto cuán delgada está. Ella acaba de perder a su madre y al hombre que la crio, ya que Pavel no la recuerda—. No debes forzarte a hacerlo, pero cuando estés lista me gustaría que, si lo deseas, pudieras decirme papá.Ella abre grande los ojos y me mira con sorpresa. No sé si le desagrada que le h
—Li, ¿vas a hablar? —me pregunta Tania entrando en la oficina que alguna vez fue de mi padre.—Claro —respondo y me levanto al igual que lo hace Zack. Tenemos tiempo para hablar de negocios, hoy estamos aquí para conmemorar la memoria de mi padre.Una vez que llegamos al salón, donde todos nuestros amigos y familiares se encuentran, me paro detrás de la foto de mi progenitor.—Mi padre fue un hombre increíble, desde mucho antes de que yo naciera. Él, prácticamente crio a mi padrastro. Le dio un techo donde sentirse seguro e incluso apoyó a su esposa cuando vino al mundo Clara, la mayor de sus hijas. Sabiendo perfectamente que no era su obligación, ya que ella no era su hija biológica. Aun así, les dio a ambos un cariño que él mismo no había conocido por parte de sus padres. Ese era Lisandro Cuartuco. Sin embargo, muchas cosas ocurrieron que lo llevaron a tener que irse del lado de su familia para protegernos a todos. Yo nací el día que él arriesgó su vida para salvar a mi madre —digo