Ava se encontraba sentada en silencio en la amplia limusina de regreso al apartamento lujoso de Daniel. Sus ojos pasaban de ver el faldón de su vestido lujoso, a ver el paisaje de la ciudad, a ver de reojo a Daniel, que también permanecía callado, como perdido en sus pensamientos.El ambiente estaba cargado de tensión y ansiedad después del incidente en la cena de negocios. Ava se sentía llena de remordimiento por su reacción impulsiva hacia Karen y preocupada por las posibles consecuencias que esto podría tener para su relación con Daniel y su reputación en la empresa.Volteó a ver de reojo un vez más y observó cómo Daniel miraba por la ventana, su rostro mostrando evidentes señales de molestia. Podía notarlo por sus comisuras tensas y su ceño fruncido totalmente. Verlo de esa manera le oprimió el pecho, no la ayudaba a calmar lo que sentía.Decidida a aclarar las cosas y disculparse, Ava tomó una profunda inspiración y rompió el silencio.—Acerca de lo que pasó en la cena... Quiero
Ava se deslizó en la lujosa cama, sintiéndose inquieta y temerosa después de la discusión que había escuchado entre Daniel y la señorita Franklin, posiblemente, en realida ni siquiera estaba segura que fuera ella, todo parecía tan confuso en sus recuerdos. La voz estruendosa de Daniel resonaba en su mente, una faceta de él que jamás había experimentado en el mes que habían estado juntos como prometidos. A pesar de su agotamiento, su mente estaba llena de preocupación y ansiedad. Trató de encontrar una posición cómoda, pero sus pensamientos tumultuosos le impedían relajarse. Pasaron varios intentos antes de que finalmente el cansancio la venciera y el sueño comenzara a arrastrarla. Sin embargo, su descanso fue lejos de ser reparador. En su sueño, se encontraba en medio de la cena de negocios nuevamente, pero esta vez Karen la rodeaba con una sonrisa malévola. Ava podía sentir el desprecio y la humillación emanando de su presencia. —¿Crees que Daniel te quiere de verdad? Eres una esc
¡Advertencia! Sutil contenido +18 en este capítulo. Lee bajo tu propio criterio. —Ava… no puedo evitar quererte así, me vuelves loco —murmuró Daniel a su oído, su voz estaba cargada de pasión y anhelo. Las caricias de Daniel comenzaron a aumentar en intensidad, y Ava sintió su corazón latir con más fuerza cuando esa mano varonil, en necesidad de mucho más, se deslizó por debajo de su ropa para tocar la tibia y tersa piel de su abdomen, que comenzaba a vibrar a causa del contacto de las yemas de sus dedos. Aquella tensión entre ellos era palpable, y aunque se encontraba en conflicto consigo misma, no podía evitar responder a las caricias y al beso profundo que compartieron, ese que la dejó sin aliento. Daniel iba a pasos agigantados, la tenía atrapada contra su anatomía grande, que no pudo evitar sentir el roce de algo duro y grande que parecía querer salir de los pantalones del susodicho; Ava no pudo ni reaccionar, porque su boca estaba siendo devorada por la de él. —Mi Ava… quítat
A medida que el sol comenzaba a filtrarse por las cortinas, Ava se despertó lentamente, con una sensación reconfortante en su pecho. Debía reconocer que había dormido plácidamente, aun no sabía el por qué, si su mente se sentía tan abrumada al comenzar a conciliar el sueño. Parpadeó con pesadez y se restregó los ojos, disfrutando la suavidad de las olorosas sábanas y de la cama que la rodeaba. Un delicioso aroma a rosas llenaba el aire, y cuando giró la cabeza hacia su mesa de noche, quedó asombrada por lo que divisó. Ante sus ojos un enorme jarrón adornado con rosas de todos los colores imaginables se alzaba frente a ella. Las flores parecían brillar bajo la luz de la mañana, y el vibrante espectáculo de colores y aromas llenó la habitación. Ava no podía creer lo que estaba viendo, y una mezcla de sorpresa y gratitud la invadió por completo. «No puedo creerlo...», murmuró para sí misma, su voz apenas un susurro mientras contemplaba las flores con asombro. Se sentó en la cama, sin
Ava, de inmediato comenzó a explorar el espacioso apartamento de Daniel, que más bien parecía una mansión en sí misma. Quedó impresionada por la lujosa decoración y la amplitud de los espacios.Por un instante se detuvo a observar cada detalle, desde los cuadros extravagantes en las paredes hasta los muebles elegantes que adornaban la sala de estar. Se preguntó cómo sería la casa a la que Daniel llamaba "casa", si este ya era un apartamento tan impresionante.—De verdad… no puedo creer lo lujoso que es todo esto —pensó para sí misma, asombrada por la opulencia que la rodeaba.Mientras seguía explorando, un accidente ocurrió. Sin querer, Ava derribó un jarrón de porcelana que estaba en una mesa cercana. La joven sirvienta que había estado en la habitación anterior corrió hacia ella con expresión angustiada.—¡Ups! Lo siento mucho —dijo Ava, apenada por su torpeza.Ella se sintió culpable por el incidente, pero la sirvienta parecía realmente afligida, e incluso parecía tener indicios de
De golpe, el día que Ava había estado temiendo finalmente había llegado. Su corazón latía con una mezcla de emoción y ansiedad mientras pensaba en conocer a la familia de Daniel.La idea de enfrentarse a sus padres y a su hermana menor, que resultaba ser nueve años mayor que ella, generaba una serie de interrogantes en su mente. ¿Cómo sería su primera impresión? ¿Se llevarían bien? Todas estas preguntas llenaban sus pensamientos, pesando sobre ella como una carga que le estaba costando llevar.La presión de causar una impresión positiva en la familia de Daniel pesaba sobre sus hombros, y Ava podía sentir cómo la tensión se acumulaba en su cuerpo. Se preguntaba si estaría a la altura de las expectativas y si podría encajar en el mundo en el que Daniel había crecido.De inmediato, Daniel pareció darse cuenta de la ansiedad que Ava estaba sintiendo. Observó su expresión perpleja y comprendió la lucha interna que estaba teniendo. Carraspeó, terminó de golpe su café que ya se había enfriado
¡Atención! Sutil contenido erótico. Lee bajo tu propio criterio. Ava se encontraba muy perturbada por las palabras de su prometido, su mente estaba inundada de pensamientos y preocupaciones, cuando de pronto Daniel tomó suavemente su rostro entre sus manos, ella abruptamente salió de sus cavilaciones. Sus ojos castaños se encontraron con los oscuros de él y, antes de que pudiera decir algo, él se había acercado peligrosamente, sus labios buscaron los suyos, como si se tratara de imanes opuestos, terminando en un beso apasionado. Aunque Ava aún sentía cierta incomodidad en sus besos, él parecía completamente absorto, entregado en el momento. Ava podía sentir lo fresco de la colonia que utilizaba, aquel olor de alguna manera la calmó. Pronto los besos se intensificaron, y las manos de Daniel comenzaron a acariciar suavemente el cuerpo de Ava; estas ascendían y descendían con frenesí a lo largo de su espalda, para luego posarse en sus caderas, pero aquellas manos traviesas no se confor
¡Atención! Sutil contenido erótico, lee bajo tu propio criterio.Ava observaba el mundo exterior a través de la ventana del auto, con un nudo en el estómago y un latido acelerado en el pecho. Los paisajes pintorescos pasaban ante sus ojos, pero su mente estaba demasiado ocupada con los nervios y la ansiedad.Los colores vivos de los pueblos y las zonas boscosas contrastaban con su agitación interna, convirtiendo lo que podría haber sido un paseo encantador en una experiencia abrumadora.A su lado, Daniel trataba de apaciguarla, ofreciendo palabras de aliento que resonaban en los oídos de Ava como una melodía tranquilizadora, sin soltar su mano, la cual ya estaba ligeramente sudorosa de tanta tensión que sentía.—Vas a estar bien, Ava. Estoy aquí contigo, y todo saldrá como planeamos —decía Daniel, con calma, aunque Ava podía notar cierto rastro de preocupación en su mirada.Ava asentía levemente, tratando de creer en esas palabras mientras intentaba controlar su respiración agitada. Ha