Transcurridos unos días y después de una larga jornada de trabajo, Daniel y Ava llegaron al apartamento del empresario, ubicado en uno de los edificios más lujosos de la ciudad. Ella jamás había entrado, así que el nerviosismo se hizo presente en su pecho. Él se dio cuenta de inmediato y sonrió para tomarle la mano y ambos comenzaron a recorrer las instalaciones. Una vez dentro, Ava se quedó sorprendida al ver la decoración opulenta y elegante, la cual contrastaba completamente con su hogar humilde y modesto. Daniel la llevó al dormitorio que había apartado exclusivamente para ella y le mostró una colección de vestidos de alta costura, cada uno más hermoso y sofisticado que el anterior. Ava se sintió un poco intimidada por la situación, pero trató de mantener una actitud positiva y agradecida. —Estos son para ti —dijo Daniel, señalando los vestidos—. Quiero que te veas espectacular en nuestra próxima cena de negocios. Ava estaba abrumada por la atención y el dinero que Daniel
El personal del restaurante, elegantemente vestido con trajes italianos tradicionales, se movía con gracia y eficiencia, atendiendo a los comensales con cortesía y profesionalismo. Cada plato era presentado con exquisitez, reflejando la atención al detalle y la pasión por la gastronomía italiana. En realidad, todo el ambiente sería un sueño hecho realidad, de no ser porque la presencia de Karen comenzaba a arruinar la estancia de Ava en ese pomposo lugar. —Karen, esto es una sorpresa. ¿Qué haces aquí? —preguntó Daniel, con una sonrisa forzada. —Daniel, para mí sí que es una sorpresa verte aquí. Y con una hermosa compañía —dijo Karen, mirando a Ava con un dejo de desprecio. Ava sonrió, tratando de mantener la compostura, pero su incomodidad comenzaba a hacerle estragos el alma, aun así, ella hizo todo su esfuerzo por no quebrantar su semblante. —Hola, mucho gusto, Karen. Es un placer conocerte finalmente —dijo ella, educadamente. Karen arqueó una ceja y se dirigió a Daniel de nue
Ava se encontraba sentada en silencio en la amplia limusina de regreso al apartamento lujoso de Daniel. Sus ojos pasaban de ver el faldón de su vestido lujoso, a ver el paisaje de la ciudad, a ver de reojo a Daniel, que también permanecía callado, como perdido en sus pensamientos.El ambiente estaba cargado de tensión y ansiedad después del incidente en la cena de negocios. Ava se sentía llena de remordimiento por su reacción impulsiva hacia Karen y preocupada por las posibles consecuencias que esto podría tener para su relación con Daniel y su reputación en la empresa.Volteó a ver de reojo un vez más y observó cómo Daniel miraba por la ventana, su rostro mostrando evidentes señales de molestia. Podía notarlo por sus comisuras tensas y su ceño fruncido totalmente. Verlo de esa manera le oprimió el pecho, no la ayudaba a calmar lo que sentía.Decidida a aclarar las cosas y disculparse, Ava tomó una profunda inspiración y rompió el silencio.—Acerca de lo que pasó en la cena... Quiero
Ava se deslizó en la lujosa cama, sintiéndose inquieta y temerosa después de la discusión que había escuchado entre Daniel y la señorita Franklin, posiblemente, en realida ni siquiera estaba segura que fuera ella, todo parecía tan confuso en sus recuerdos. La voz estruendosa de Daniel resonaba en su mente, una faceta de él que jamás había experimentado en el mes que habían estado juntos como prometidos. A pesar de su agotamiento, su mente estaba llena de preocupación y ansiedad. Trató de encontrar una posición cómoda, pero sus pensamientos tumultuosos le impedían relajarse. Pasaron varios intentos antes de que finalmente el cansancio la venciera y el sueño comenzara a arrastrarla. Sin embargo, su descanso fue lejos de ser reparador. En su sueño, se encontraba en medio de la cena de negocios nuevamente, pero esta vez Karen la rodeaba con una sonrisa malévola. Ava podía sentir el desprecio y la humillación emanando de su presencia. —¿Crees que Daniel te quiere de verdad? Eres una esc
¡Advertencia! Sutil contenido +18 en este capítulo. Lee bajo tu propio criterio. —Ava… no puedo evitar quererte así, me vuelves loco —murmuró Daniel a su oído, su voz estaba cargada de pasión y anhelo. Las caricias de Daniel comenzaron a aumentar en intensidad, y Ava sintió su corazón latir con más fuerza cuando esa mano varonil, en necesidad de mucho más, se deslizó por debajo de su ropa para tocar la tibia y tersa piel de su abdomen, que comenzaba a vibrar a causa del contacto de las yemas de sus dedos. Aquella tensión entre ellos era palpable, y aunque se encontraba en conflicto consigo misma, no podía evitar responder a las caricias y al beso profundo que compartieron, ese que la dejó sin aliento. Daniel iba a pasos agigantados, la tenía atrapada contra su anatomía grande, que no pudo evitar sentir el roce de algo duro y grande que parecía querer salir de los pantalones del susodicho; Ava no pudo ni reaccionar, porque su boca estaba siendo devorada por la de él. —Mi Ava… quítat
A medida que el sol comenzaba a filtrarse por las cortinas, Ava se despertó lentamente, con una sensación reconfortante en su pecho. Debía reconocer que había dormido plácidamente, aun no sabía el por qué, si su mente se sentía tan abrumada al comenzar a conciliar el sueño. Parpadeó con pesadez y se restregó los ojos, disfrutando la suavidad de las olorosas sábanas y de la cama que la rodeaba. Un delicioso aroma a rosas llenaba el aire, y cuando giró la cabeza hacia su mesa de noche, quedó asombrada por lo que divisó. Ante sus ojos un enorme jarrón adornado con rosas de todos los colores imaginables se alzaba frente a ella. Las flores parecían brillar bajo la luz de la mañana, y el vibrante espectáculo de colores y aromas llenó la habitación. Ava no podía creer lo que estaba viendo, y una mezcla de sorpresa y gratitud la invadió por completo. «No puedo creerlo...», murmuró para sí misma, su voz apenas un susurro mientras contemplaba las flores con asombro. Se sentó en la cama, sin
Ava, de inmediato comenzó a explorar el espacioso apartamento de Daniel, que más bien parecía una mansión en sí misma. Quedó impresionada por la lujosa decoración y la amplitud de los espacios.Por un instante se detuvo a observar cada detalle, desde los cuadros extravagantes en las paredes hasta los muebles elegantes que adornaban la sala de estar. Se preguntó cómo sería la casa a la que Daniel llamaba "casa", si este ya era un apartamento tan impresionante.—De verdad… no puedo creer lo lujoso que es todo esto —pensó para sí misma, asombrada por la opulencia que la rodeaba.Mientras seguía explorando, un accidente ocurrió. Sin querer, Ava derribó un jarrón de porcelana que estaba en una mesa cercana. La joven sirvienta que había estado en la habitación anterior corrió hacia ella con expresión angustiada.—¡Ups! Lo siento mucho —dijo Ava, apenada por su torpeza.Ella se sintió culpable por el incidente, pero la sirvienta parecía realmente afligida, e incluso parecía tener indicios de
De golpe, el día que Ava había estado temiendo finalmente había llegado. Su corazón latía con una mezcla de emoción y ansiedad mientras pensaba en conocer a la familia de Daniel.La idea de enfrentarse a sus padres y a su hermana menor, que resultaba ser nueve años mayor que ella, generaba una serie de interrogantes en su mente. ¿Cómo sería su primera impresión? ¿Se llevarían bien? Todas estas preguntas llenaban sus pensamientos, pesando sobre ella como una carga que le estaba costando llevar.La presión de causar una impresión positiva en la familia de Daniel pesaba sobre sus hombros, y Ava podía sentir cómo la tensión se acumulaba en su cuerpo. Se preguntaba si estaría a la altura de las expectativas y si podría encajar en el mundo en el que Daniel había crecido.De inmediato, Daniel pareció darse cuenta de la ansiedad que Ava estaba sintiendo. Observó su expresión perpleja y comprendió la lucha interna que estaba teniendo. Carraspeó, terminó de golpe su café que ya se había enfriado