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CAPITULO III: Tormenta en el tren

―Falta casi seis horas, para llegar a la ciudad francesa, Modane que fronteriza con Italia. ―comenta ella mientras a observar el cielo está empezando a nublar. Sus orbes marrones miran las nubes grises en el horizonte. ―¿Cómo estará el pronostico del clima para hoy? ―Pregunta ella regresando su rostro para mirar a su nuevo amigo y flechazo.

Nicholas la observa por unos segundos pero luego saca su teléfono celular para leer el pronóstico del clima.

―Parece que habrá algunas lluvias ligeras a lo largo del día, pero no será nada demasiado intenso. ―Dice Nicholas después de revisar el pronóstico del clima en su teléfono. ―Pero no te preocupes, te puedo prestar mi paraguas o mi abrigo impermeable.

Antonella asiente, agradecida por la información, pero su mente aún está vagando en el hecho de que Nicholas no parece estar interesado en ella de manera romántica debido a su edad. Aunque ella se esfuerza por no dejar que eso la afecte demasiado, es difícil ignorar la sensación de desilusión que siente en el fondo de su corazón.

―mmm… uh, creo que yo regresará a mi compartimiento… asiento cama; si me estaré a la par. ―le dice Nicholas mientras se levanta de su asiento, luego de haber compartido una charla amena al principio y una merienda durante la media tarde hasta que la conversación y el ambiente se ha puesto un poco incomoda.

Antonella asiente con una sonrisa, entendiendo la necesidad de Nicholas de alejarse un poco. Aunque se siente un poco decepcionada, también sabe que es importante respetar los límites y deseos de los demás.

―Claro, no hay problema. Espero que tengas un buen descanso. ―responde ella con amabilidad.

Nicholas le devuelve la sonrisa y se despide antes de alejarse hacia su compartimento. Antonella se queda en su asiento, mirando por la ventana mientras el paisaje va cambiando a medida que el tren avanza hacia su destino. Se siente un poco sola ahora, pero al menos ha hecho un nuevo amigo en el camino.

Decide sacar su libro favorito de moda y empezar a leer, perdiéndose en las páginas y en sus pensamientos mientras el tren continúa su camino.

El tiempo pasó mientras Antonella leía su libro hasta que se quedó dormida por un par de horas. Los estruendosos relámpagos y rayos la despertaron de su descanso. Abrió los ojos poco a poco, mirando cómo la luz de la tormenta eléctrica iluminaba su compartimento. Se incorporó del asiento cama y se frotó los ojos para despertar del todo. De repente, el sonido ensordecedor de la lluvia golpeando las paredes metálicas del tren la hizo sentir como si estuviera dentro de una olla gigante.

Antonella miró por la ventana y se dio cuenta de que el paisaje había cambiado drásticamente. Donde antes había visto campos verdes y paisajes bucólicos, ahora veía un cielo oscuro y tormentoso. Se percató de que el tren había detenido su marcha y una sensación de preocupación la invadió.

―¿Qué está sucediendo? ―se preguntó mientras se levantaba del asiento y se acercaba a la puerta del compartimento para investigar. El sonido de la lluvia era tan fuerte que apenas podía escuchar su propio pensamiento. Con el corazón latiendo acelerado, intentó abrir la puerta, pero estaba bloqueada. Antonella se sentó en el asiento, observando cómo la tormenta rugía fuera del tren. Recordó lo que Nicholas le había dicho sobre el pronóstico del clima, que decía algo totalmente diferente al que estaban experimentando en ese momento. Se preguntó si el mal tiempo retrasaría su llegada a París.

Ella siente que tocan la puerta de su compartimento, y se sobresalta al ver la silueta de Nicholas apuntando con una linterna sobre la pequeña ventana de la puerta. Todo el tren estaba en penumbra debido a la tormenta que aún no había pasado del todo.

Antonella se pone de pie nuevamente y lucha para abrir la puerta del compartimento, finalmente logra abrir y deja entrar a Nicholas.

―¿Estás bien? ―Pregunta él preocupado por su nueva amiga, mientras cierra la puerta detrás de él. Ella asiente con una sonrisa.

―Sí, gracias. Me asusté un poco con la tormenta, pero ya estoy mejor. ―Responde Antonella, agradecida por la compañía de Nicholas.

―Pensé que estarías asustada por los rayos… ―comenta Nicholas, interrumpido por otro estruendoso rayo que ilumina la habitación. ― Pensé que estarías asustada por los rayos… así que decidí venir hacerte compañía a tu compartimento, si no te molesta. ―Comenta Nicholas, excusándose pues en realidad él siente pavor a las tormentas eléctricas.

―No, no me molesta en absoluto. De hecho, agradezco tu compañía. ―Dice Antonella, sonriendo de nuevo se siente reconfortada por la presencia de Nicholas y le agradece su compañía.  La tormenta seguía rugiendo afuera, y ella comienza a sentir un poco de ansiedad.

―No me gustan las tormentas eléctricas. ―Confiesa ella, buscando un poco de consuelo.

―A mí tampoco. ―Responde él, sentándose a su lado y pasando un brazo sobre sus hombros en un gesto protector. ―Pero al menos estamos juntos y podemos cuidarnos el uno al otro. ¿Qué tal si jugamos un juego para pasar el tiempo? Te aseguro que te ayudará a distraerte.

Antonella acepta la propuesta de Nicholas y comienzan a jugar a adivinar películas y canciones. La conversación fluye de forma natural entre risas y bromas, olvidando por un momento el peligro que acecha afuera.

Nicholas y Antonella se sientan en el asiento cama de ella, tratando de distraerse de la tormenta que sigue rugiendo fuera del tren.

― ¡Me parece genial! ―responde Antonella emocionada.

―¡Genial! ―responde Nicholas con una sonrisa en su rostro.  ―Entonces, si no adivinas tres películas en el tiempo que yo te dé, tendrás que hacer un reto que yo te proponga. ¿Trato?. propone Nicholas con una sonrisa maliciosa en su rostro.

―¡Trato hecho! ―responde Antonella aceptando el desafío. ―Empiezo yo.

Antonella empieza a mencionar nombres de películas y Nicholas tiene que adivinarlas. A pesar de que no es muy bueno en el juego, Nicholas se divierte tratando de adivinar las películas que Antonella le menciona. Antonella se ríe de las respuestas equivocadas de Nicholas, pero eventualmente él logra adivinar las tres películas que Antonella le mencionó.

―¡Bien hecho! ―exclama Antonella aplaudiendo emocionada.

―Sí, pero ahora me toca a mí hacer un reto para ti. ―dice Nicholas con una sonrisa maliciosa en su rostro.

―Oh no, ¿qué tienes en mente? ―pregunta Antonella un poco preocupada.

―Tranquila, no será nada malo. ¿Qué tal si cantas una canción para mí? ―propone Nicholas con una sonrisa burlona en su rostro.

Antonella se ríe de la propuesta y acepta el reto. Comienza a cantar una canción que ella había escuchado en la radio hace poco tiempo, y Nicholas se queda impresionado por la dulzura y belleza de su voz. Después de que ella termina de cantar, Nicholas aplaude emocionado.

―Eres muy talentosa, Antonella. Nunca había escuchado a alguien cantar así de bien. ―dice Nicholas con una sonrisa sincera en su rostro. Antonella sonrojada le agradece por el cumplido, y los dos vuelven a hablar sobre sus intereses y gustos en la música y el cine.

―Muchas gracias, realmente… mi papá le gustaba cantar con nosotros cuando hacíamos una fogata en los terrenos de mi abuelo después de los días de cosechas durante el otoño. ―dice ella con una sonrisa. ―¿Otra ronda? ―pregunta ella entusiasmada, porque está vez pretende ganarle. ―pero ahora será de adivinar la canción sólo con el tarareo o la letra. ―dice ella con seguridad pues ella sabe hablar más de cuatro idiomas, francés, español, inglés y sobre todo el italiano su lengua nativa, desconoce si Nicholas conoce otro idioma a parte del italiano y el español, por lo que ella está segura de ganar.

Nicholas sonríe divertido ante la propuesta de Antonella, sintiéndose animado por el ambiente más relajado y amistoso entre ellos durante la tormenta. Él se rasca la barbilla pensativo por unos segundos antes de aceptar el desafío.

―Me parece justo, pero con una condición: si adivino todas las canciones que tú me des, tú tendrás que hacer un reto que yo te pida. ¿Te animas? ―pregunta él con una sonrisa pícara, disfrutando del juego y el intercambio amigable entre ellos.

―Trato hecho. Pero, ¿qué tipo de reto? ―pregunta Antonella, sintiéndose un poco nerviosa ante la posibilidad de no ser capaz de cumplir con lo que Nicholas le pida.

―Eso lo decidiré después. Por ahora, comencemos con el juego. Empiezo yo. ―dice él antes de tararear una melodía pegajosa, esperando a que Antonella adivine de qué canción se trata.

Nicholas sonríe divertido ante la propuesta de Antonella, sintiéndose animado por el ambiente más relajado y amistoso entre ellos después de la tormenta. Él se rasca la barbilla pensativo por unos segundos antes de aceptar el desafío.

―Me parece justo, pero con una condición: si adivino todas las canciones y películas que tú me des, tú tendrás que hacer un reto que yo te pida. ¿Te animas? ―pregunta él con una sonrisa pícara, disfrutando del juego y el intercambio amigable entre ellos.

―Trato hecho. Pero, ¿qué tipo de reto? ―pregunta Antonella, sintiéndose un poco nerviosa ante la posibilidad de no ser capaz de cumplir con lo que Nicholas le pida.

―Eso lo decidiré después. Por ahora, comencemos con el juego. Empiezo yo. ―dice él antes de tararear una melodía pegajosa, esperando a que Antonella adivine de qué canción se trata.

―La tercera será la vencida. Te ganaré. ―Le comenta ella antes que Nicholas empiece a tararear la canción. ―A ver… ¡Oh! ―Ella chasquea los dedos en señal que sabe como se llama la canción. ―Walking On Sunshine.

―Sí, ¡correcto! ―Exclama Nicholas emocionado. ―Pero eso aun te falta dos para ganar esta vez, ¿verdad? ―Dice él mientras se cruza de brazos y frunce el ceño en broma.

Nicholas canta la siguiente canción es una canción en francés, sorprendiendo a Antonella.

À la saveur de miel et de rosée

Sur un plateau de draps et d'oreillers

Qui fait rêver j'inventerai

Des recettes de bonheur à volonté

Sur une musique venue d'un ciel de mai

Que tu ne voudras plus jamais quitter

Sans regretter

Antonella escucha con atención mientras Nicholas canta la canción en francés con una voz suave y seductora. Ella no puede evitar sentirse atraída por la belleza de la canción y la interpretación de Nicholas. Al finalizar, ella aplaude con entusiasmo y exclama:

―¡Eso fue increíble! No tenía idea de que también cantabas en francés. Realmente tienes una voz hermosa.

Nicholas sonríe, agradecido por el elogio de Antonella.

―Gracias, me alegra que te haya gustado. Pero recuerda que todavía te quedan dos canciones por adivinar.

―Si, se cómo se llama… es Des croissants de soleil de Ginette Reno

Nicholas responde con una sonrisa en sus labios.

―Es correcto…  ¿Estás lista para la siguiente? ―Pregunta al darse cuenta que ella a adivinado dos a la perfección, ahora decide la única canción que sabe en español, Bésame Mucho

Antonella asiente con entusiasmo y espera con impaciencia la siguiente canción que Nicholas elegirá para ella.

Cuando ella la empieza a escucharla no lo duda, y le grita con mucha emoción: ¡BESAME MUCHO!

Haciendo que Nicholas se sonroje, al escuchar los chiflidos desde los otros compartimientos vecinos al de ella dentro del tren. Luego sonríe divertido al ver el entusiasmo de Antonella y el escándalo que ha causado su elección de canción.

―¡Correcto de nuevo! ―Exclama él, aplaudiendo. ―Parece que tienes un buen oído para la música.

―Y una buena memoria también. ―Responde ella, riendo. ―Me encanta esa canción, es una de mis favoritas en español.

―A mí también me gusta mucho, es una canción clásica que nunca pasa de moda. ―Dice Nicholas mientras se acomoda en su asiento. ―Pero ahora, creo que te toca cumplir con el reto. ¿Qué quieres que haga como castigo por no haber adivinado ninguna de mis canciones?

Antonella se queda pensando por un momento, tratando de pensar en un reto divertido pero no demasiado difícil, al menos para ella.

―Bueno, tengo uno en mente. ―Dice finalmente, mientras sonríe maliciosamente.

 ―Bésame. ―Dice Antonella con un tono de voz pícaro.

 ―Pero no un beso cualquiera… en los labios. ―Pide ella sonrojada pero con determinación, sin intenciones de perder su oportunidad de besarlo.  ―¿Aceptas el reto?

Nicholas entra en un estado de nerviosismo, está entre la espada y la pared, pues besará a un chica de diecisiete, pero tampoco puede negar que quiere hacerlo, pero sus valores lo hacen dudar por un momento y a la vez recuerda que ella cumplió sus dos retos anteriores sin negarse o quejarse cuando ella perdió, no sería justo de que el no cumpla con el reto.

Nicholas se queda en silencio por un momento, pensando en lo que quiere hacer. Finalmente, respira profundamente y mira a Antonella a los ojos con determinación.

―Está bien, acepto el reto. Pero antes, tengo que asegurarme de que realmente quieres hacerlo y que no te sentirás mal después. No quiero hacerte sentir incómoda o forzarte a hacer algo que no quieres hacer. ―Dice él, tratando de ser lo más respetuoso posible.

Antonella lo mira fijamente, sorprendida por su respuesta. Finalmente, sonríe y asiente con la cabeza.

―Sí, lo quiero hacer. No me sentiré mal después, lo prometo. ―Responde ella con seguridad.

Nicholas sonríe aliviado y se acerca a ella lentamente, sintiendo el corazón latir con fuerza en su pecho. Cuando está lo suficientemente cerca, cierra los ojos y junta sus labios con los de Antonella, sintiendo una sensación de felicidad y calidez que lo inunda por completo. El beso es dulce y suave, pero a la vez apasionado y lleno de emoción.

Cuando finalmente se separan, Nicholas abre los ojos y mira a Antonella, sintiendo que el mundo entero se ha detenido a su alrededor. Ella lo mira con una sonrisa en los labios y los ojos brillantes de felicidad.

―Gracias por aceptar el reto. Ese fue uno de los mejores besos que he tenido. ―Dice Antonella con una sonrisa pícara en los labios.

Nicholas sonríe tímidamente pero tiene dudas sobre haber tomado la decisión correcta.

Ella lo vuelve a besar, haciendo que Nicholas abra los ojos en par, por el atrevimiento de la joven chica pero justo en ese momento un rayo cae sobre el compartimiento en el que ellos se encontraban; haciendo que ambos queden inconscientes.

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