―Te extrañaremos mucho, hija. ―dijo Emiliana, su madre, mientras lágrimas caían por sus mejillas.Antonella, observaba con a su madre. Sofía, su hermana menor, intentó alegrar el momento: ―Hermana, procura traernos unos croissants de la mejor panadería de París en tus vacaciones.―Antonella interrumpió:―Deberías dejar de comer pan, Sofía. Ya te lo dijo el médico.― La familia se abrazó, conteniendo las lágrimas mientras anunciaban por megafonía la partida del tren a París.―Mamá, no te sientas mal, estaremos prácticamente cerca… solo son nueve a catorce horas en tren. ―Le comenta mientras se acerca a su madre y le retira las lágrimas en sus ojos. "Respetables pasajeros, el tren con destino a París saldrá en menos de diez minutos... se le pide a bordo en el menor tiempo posible", se escuchó por los altavoces de la estación. Su madre y su hermana la abrazaron por última vez, llorando las tres al unísono.―Si, hija pero estás a solo cinco horas en avió… ―Antonella hace un gesto de que
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