―¿Puedes quedarte en mi compartimiento? ―pregunta Antonella, al ver que luego de un rato ella ha permanecido charlando con Nicholas muy amenamente en su compartimiento al lado del de ella. ―Digo… tengo una pizza de ocho rebanadas y dudo terminarla yo sola. ―Mencionó la joven diseñadora.
Nicholas sonríe ampliamente ante la invitación de Antonella.
―¡Me encantaría quedarme contigo y compartir esa pizza! ―responde el joven fotógrafo, mientras se levanta del asiento y se dirige hacia el compartimiento de Antonella.
Mientras comparten la pizza, la conversación sigue fluyendo naturalmente y ambos se sienten cada vez más cómodos el uno con el otro. Antonella se siente agradecida por la compañía de Nicholas, y se da cuenta de que, aunque al principio se había sentido incómoda y nerviosa, ahora se siente feliz y emocionada de tener un nuevo amigo.
Nicholas no podía evitar sentirse atraído por Antonella. A pesar de que ella era mucho más joven que él, había algo en su personalidad y en su forma de hablar sobre moda que lo había cautivado. Se sentía cómodo con ella y disfrutaba de su compañía.
Sin embargo, la diferencia de edad era algo que lo hacía dudar. Él era mayor y más experimentado en la vida, mientras que Antonella todavía estaba descubriendo su camino. Además, no quería incomodarla o hacerla sentir incómoda por sus sentimientos.
A pesar de todo, Nicholas no podía evitar pensar en ella. Su risa, su sonrisa, la forma en que hablaba de su pasión por la moda, todo en ella lo atraía. Se sentía un poco confundido y nervioso, sin saber si debía seguir adelante con sus sentimientos o simplemente disfrutar de la compañía de Antonella como amiga.
Antonella se da cuenta de que Nicholas se ha quedado en silencio por un momento, y decide cambiar el tema de conversación para animarlo.
―Oye, Nicholas, ¿te importaría contarme un poco sobre tu familia? ―pregunta Antonella con curiosidad. ―Claro, no tengo problema. ―responde Nicholas, sonriendo amablemente. ―Soy hijo único y crecí en un pequeño pueblo cerca de Milán. Mis padres son ambos médicos y siempre me apoyaron en mi pasión por la fotografía. Estoy muy agradecido por ello.
Antonella escucha atentamente mientras Nicholas le cuenta sobre su infancia y su vida en Milán. Después, le pregunta cómo se siente acerca de ir a cubrir la semana de la moda en París.
―Estoy muy emocionado, pero también un poco nervioso. Es mi primera vez cubriendo un evento de esa magnitud y siento que hay mucha presión para hacer un buen trabajo. Pero al mismo tiempo, estoy seguro de que será una experiencia increíble. ―responde Nicholas, entusiasmado.
Antonella asiente en acuerdo mientras toma un bocado de la pizza. Poco a poco, se da cuenta de que la conversación fluye fácilmente entre ellos, y se siente cada vez más cómoda en la compañía de Nicholas.
La vista de Antonella, baja al antebrazo del joven apuesto fotógrafo observando que tiene un tatuaje muy poco común; era de un venado con una triqueta celta y una media luna con trece estrellas.
Ese tatuaje que tienes en tu antebrazo… ¿qué significa? ―Pregunta Antonella sin atisbo de vergüenza.
Nicholas sonríe al ver que Antonella está interesada en su tatuaje. Levanta el antebrazo y acaricia el diseño con la yema de los dedos.
―Es un venado con una triqueta celta y una media luna con trece estrellas. La triqueta representa la unión de cuerpo, mente y espíritu, además de ser muy especial para mí y que la triqueta simboliza mi herencia irlandesa, mientras que la media luna simboliza la energía femenina y la fuerza de las mujeres en mi vida y las trece estrellas representan el número de lunaciones en un año lunar. Y el venado es un animal que representa la libertad y mí conexión con la naturaleza ―explica Nicholas con una sonrisa.
―Es hermoso y muy simbólico. ―Dice Antonella con admiración. ―Me encanta la idea de conectarse con la naturaleza y la libertad que representa el venado.
―Me alegra que te guste. ―Responde Nicholas, tomando un sorbo de su bebida. ―¿Y tú tienes algún tatuaje, Antonella? ―Pregunta curioso.
Antonella niega con la cabeza, sonriendo.
―No, no tengo tatuajes. Soy demasiado indecisa para decidir algo que me gustaría llevar para siempre en mi piel. ―Admite riendo, mientras ella tiene un brillo natural en sus ojos.
―¿No te han dicho que tienes unos hermosos ojos marrones…? ―Pregunta Nicholas, ahora percatándose que está coqueteando con una joven menor que él aunque solamente tengan una diferencia de cuatros años, entre el y la joven diseñadora de diecisiete.
Ante esto la joven diseñadora se sonroja ante el comentario de Nicholas y desvía la mirada por un momento. Luego, vuelve a mirarlo y le sonríe tímidamente.
―Gracias, eres muy amable. ―Dice Antonella, sintiéndose halagada pero teniendo una sonrisa tímida. ―Y no te preocupes, no me molesta la diferencia de edad entre nosotros. ―Agrega para tranquilizarlo.
Nicholas asiente, agradecido por las palabras de Antonella, pero no puede evitar sentir una pequeña punzada de preocupación en su interior. Se pregunta si está siendo irresponsable al coquetear con una chica menor que él, incluso si solo son cuatro años de diferencia. Decide que debe mantener su comportamiento en línea y no sobrepasar los límites en su interacción con Antonella.
―Me alegra saber eso. ―Dice Nicholas con una sonrisa amistosa. ―Ahora, cuéntame más sobre ti, Antonella. ¿Cómo fue tu infancia en Cortona? ¿Tienes hermanos? ¿Cómo te sientes acerca de ir a París? ―Pregunta interesado en conocer más acerca de ella.
―Oh… mi infancia fue muy hermosa en Cortona… siempre por las tardes después de la escuela junto a mis compañeros salíamos corriendo por una de las calles colina abajo o utilizábamos pedazos de cartón para deslizarnos en una de las calles menos transitadas de la ciudad, esas calles angostas y empedradas; junto a mi padre y hermana menor Sofía íbamos cada tarde junto a nuestro perro Hércules al punto más alto de Cortona, para apreciar el hermoso paisaje del valle de Chiana. ―Comenta Antonella con añoranzas ante esos gratos recuerdos antes que su padre hubiera fallecido.
Nicholas escucha atentamente mientras Antonella le cuenta sobre su infancia en Cortona y no puede evitar sentir un poco de envidia por la vida que ella tuvo en Cortona. Él también tuvo una infancia feliz, pero creció en una familia de clase media en Milán y nunca tuvo la oportunidad de disfrutar de la naturaleza como lo hizo Antonella en su juventud.
―Debes tener hermosos recuerdos de esos momentos con tu padre y tu hermana. ―Dice Nicholas, tratando de ser amable. ―La imagen de ella deslizándose por las calles empedradas con sus amigos, junto a su padre y su hermana menor, es un retrato encantador en su mente.
―Suena como si tuvieras una infancia maravillosa. ―Dice Nicholas con una sonrisa. ―Y Milán, ¿cómo te sientes al respecto de mudarte allí para trabajar en la moda?
―Bueno, es emocionante, pero también un poco aterrador. ―Responde Antonella con honestidad. ―Significa estar lejos de mi familia y amigos, y enfrentar nuevos desafíos. Pero al mismo tiempo, estoy emocionada de explorar una nueva ciudad y hacer lo que me apasiona.
―Entiendo completamente. ―Dice Nicholas con una sonrisa alentadora. ―Estoy seguro de que lo harás genial. Y en cuanto a la moda en Milán, es un mundo completamente diferente al de París, pero hay muchas oportunidades y grandes diseñadores allí también.
La conversación continúa fluyendo entre ellos, intercambiando historias y aprendiendo más el uno del otro. Antonella se siente más conectada con Nicholas que con cualquier otra persona en el tren hasta ahora, y está agradecida por haber encontrado a alguien con quien puede hablar libremente y ser ella misma.
―Pero, ¿qué hay de ti? ¿Tienes novia o algo así? ―Pregunta, tratando de sacar un poco el tema, ya que de cierta forma ella se siente cautivada y atraída por su compañero de viaje hasta parís.
Nicholas se sorprende por la pregunta de Antonella, se toma unos segundos para pensar en su respuesta, mientras se siente un poco incómodo ante la idea de hablar de su vida amorosa con una chica mucho más joven que él. Finalmente, decide ser honesto.
―En realidad, no tengo novia en este momento. ―Dice Nicholas, evitando la mirada de Antonella. ―Pero, debo admitir que es un poco complicado para mí pensar en la idea de salir con alguien que es menor de edad. ―Agrega con una mueca de incomodidad en su rostro, pero sin ignorar que ambos sienten esa atracción magnética entre ellos. ―No quiero ofenderte, Antonella, pero es algo que tengo que considerar seriamente.
Antonella se siente un poco desilusionada, al saber que tal vez sus sentimientos no son correspondidos de la misma manera. Sin embargo, comprende la perspectiva de Nicholas y respeta su postura.
―Lo entiendo, Nicholas. ―Dice en un tono tranquilo, tratando de ocultar su desilusión. ―Solo quería saber un poco más sobre ti. ―Agrega con una sonrisa un poco forzada.
Nicholas se siente un poco culpable por haber causado esa reacción en Antonella, y trata de arreglar la situación.
―Pero eso no significa que no pueda disfrutar de tu compañía y conversar contigo. ―Dice Nicholas, tratando de cambiar el tono de la conversación. ―Me gusta hablar contigo, Antonella. Eres muy interesante.
Antonella se siente un poco mejor al escuchar las palabras de Nicholas, pero aún se siente un poco decepcionada.
―Me he enfocado mucho en mi carrera y en viajar por el mundo para fotografiar las mejores pasarelas de moda. ―el agrega al percatarse del semblante de decepción sigue en el tierno y lindo rostro de Antonella. ― A veces siento que no tengo mucho tiempo para dedicarle a una relación seria.
―¿Y tú, Antonella? ¿Tienes novio o algo por el estilo? ―Pregunta Nicholas, interesado por conocer más sobre ella, aún sin descartar la posibilidad que en un futuro cuando ella sea mayor de edad, puedan salir.
Antonella sonríe un poco avergonzada ante la pregunta, pensando en cómo responder. Realmente no ha tenido muchas relaciones amorosas en su corta vida, y ninguna de ellas ha sido muy significativa.
―No, en realidad no tengo novio. ―Responde finalmente. ―Me he enfocado en mi perseguir mis sueños también, en convertirme en una diseñadora exitosa como mi abuela Verona. Pero a veces también siento que me pierdo de cosas importantes por estar siempre trabajando.
Nicholas asiente, entendiendo perfectamente el sentimiento de estar tan enfocado en una carrera que se olvida de otras cosas importantes en la vida.
―Es importante encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Pero al menos tenemos la suerte de estar en el mismo tren a París y tener la oportunidad de disfrutar de esta experiencia juntos. ―Dice Nicholas con una sonrisa, tratando de hacerla sentir mejor.
Ella sonríe de regreso.
―Falta casi seis horas, para llegar a la ciudad francesa, Modane que fronteriza con Italia. ―comenta ella mientras a observar el cielo está empezando a nublar. Sus orbes marrones miran las nubes grises en el horizonte. ―¿Cómo estará el pronostico del clima para hoy? ―Pregunta ella regresando su rostro para mirar a su nuevo amigo y flechazo.Nicholas la observa por unos segundos pero luego saca su teléfono celular para leer el pronóstico del clima.―Parece que habrá algunas lluvias ligeras a lo largo del día, pero no será nada demasiado intenso. ―Dice Nicholas después de revisar el pronóstico del clima en su teléfono. ―Pero no te preocupes, te puedo prestar mi paraguas o mi abrigo impermeable.Antonella asiente, agradecida por la información, pero su mente aún está vagando en el hecho de que Nicholas no parece estar interesado en ella de manera romántica debido a su edad. Aunque ella se esfuerza por no dejar que eso la afecte demasiado, es difícil ignorar la sensación de desilusión que
Antonella abrió los ojos con dificultad y trató de enfocar su vista en el mundo que la rodeaba. Todo parecía diferente. Los colores, los sonidos, los olores, todo estaba fuera de lugar. Trató de recordar cómo había llegado allí, pero no lograba recordar nada más allá del estallido en el tren. Miró a su alrededor y vio a Nicholas tendido en el suelo a su lado. Se acercó a él y lo sacudió suavemente para despertarlo. Después de unos momentos, Nicholas abrió los ojos y se levantó con dificultad. ― ¿Qué pasó? ― preguntó Nicholas con voz somnolienta. ― No lo sé ― respondió Antonella, ―parece que hemos llegado a algún otro lugar. ¿Puedes ver algo? Nicholas se puso en pie y se acercó a la ventana del tren. Miró hacia afuera y su expresión se volvió de asombro. ― ¡Estamos en París!― exclamó. Antonella se unió a él en la ventana y lo vio con sus propios ojos. La ciudad era majestuosa y hermosa, pero parecía sacada de otra época. Los edificios eran altos y elegantes, con tejados a dos agu
Mientras que los dos jóvenes amigos fingían ser una pareja de novios melosa y acaramelada, los sujetos le seguían la pista, para preocupación de Nicholas, pero no tanto por parte de Antonella ya que disfruta la cercanía de Nicholas de ella mientras el la tenia abrazada con su brazo mientras caminaban. ―Aún nos siguen siguiendo… ―Le dice Nicholas mientras acerca sus labios a la oreja de Antonella, susurrándole.Antonella asiente con la cabeza y su corazón late más rápido, sintiendo un poco de miedo e intriga sobre quiénes podrían ser esos hombres y qué podrían querer de ellos. Aunque trata de disimularlo y seguir el juego de Nicholas, siente un escalofrío recorriendo su espalda y se aferra más fuerte a él.Nicholas la lleva a una pequeña tienda en una calle lateral y le dice que elijan algunas prendas de ropa que se adapten a la época.Antonella cuando está frente a la tienda de ropa se da cuenta que le resulta muy familiar, ella se suelta del abrazo de Nicholas y entra como si esa t
Al salir del Atelier de la abuela de Antonella, aun sumergida en sus pensamientos mientras mantenía un semblante serio pero siempre alerta de su alrededor, ella se percata que los misteriosos hombres estaban frente de la esquina opuesta, mientras ambos vestían con gabardinas como si se tratasen una especie de detectives o agentes secretos del gobierno francés, ella detiene su andar, y coge de la mano de Nicholas que el por estar distraído choca con la espalda de la joven modista.―Esos hombres no siguen, están escondidos en la esquina. ―Comienza a decir ella en voz baja para que solamente Nicholas la escuchase.―Tienes… razón, Tony. ―Le afirma el agudizando la vista.Si bien es cierto, que ahora está vestidos acorde a la época, y Tony aun carga ese ramos de flores, mientras ambos están tomados de la mano. Esos dos hombres de mediana edad lo tienen aun en la mira, causando incertidumbre a los dos jóvenes del futuro no tan cercano.―¿Qué deberíamos hacer para perderlos de vista, Nichola
Nicholas se sonroja y se apresura a negar con la cabeza.―No, no es eso. Solo estaba siendo amable. Pero si es importante para ti, prometo mantener mi distancia. No quiero causar problemas.Antonella asiente, aún un poco incómoda por la idea de que su abuela y su compañero de viaje pudieran tener algún tipo de relación en el pasado.―Gracias, Nicholas. Realmente lo aprecio.Con eso, los dos terminan su comida y se dirigen hacia la biblioteca, listos para continuar su búsqueda de una manera de regresar a su propio tiempo.Llegan a la biblioteca y comienzan a buscar información sobre viajes en el tiempo. Antonella se enfoca en buscar en los libros de historia antigua, mientras que Nicholas se enfoca en buscar en los libros de ciencia ficción.Después de varias horas de búsqueda, Antonella encuentra un libro que parece tener información útil. Se titula "Viajes en el tiempo: mito o realidad" y tiene una sección que detalla algunas teorías sobre cómo podría ser posible viajar en el tiempo.
La lluvia azotaba los cristales del tren que avanzaba a toda velocidad rumbo a París. Antonella Ricci, con su cabello oscuro recogido en un moño y sus grandes ojos marrones fijos en el paisaje que se deslizaba por su ventana, intentaba ignorar los nervios que la invadían, pero la sensación de aventura se mezclaba con la incertidumbre y la nostalgia que sentía al alejarse de su familia y amigos. Antonella era una joven ambiciosa y trabajadora, que soñaba con triunfar en el mundo de la moda, pero que también ansiaba encontrar el amor verdadero.Decidida y apasionada, contemplaba el paisaje con nerviosismo mientras reflexionaba sobre su inminente cambio de vida. Estaba dejando atrás su hogar en Italia para perseguir sus sueños en la ciudad de la moda, una ciudad que siempre había admirado y que ahora se encontraba a solo unas horas de distancia.Mientras Antonella luchaba con sus pensamientos, un joven de aspecto misterioso y atractivo ocupó el compartimiento del asiento cama al lado de
―Te extrañaremos mucho, hija. ―dijo Emiliana, su madre, mientras lágrimas caían por sus mejillas.Antonella, observaba con a su madre. Sofía, su hermana menor, intentó alegrar el momento: ―Hermana, procura traernos unos croissants de la mejor panadería de París en tus vacaciones.―Antonella interrumpió:―Deberías dejar de comer pan, Sofía. Ya te lo dijo el médico.― La familia se abrazó, conteniendo las lágrimas mientras anunciaban por megafonía la partida del tren a París.―Mamá, no te sientas mal, estaremos prácticamente cerca… solo son nueve a catorce horas en tren. ―Le comenta mientras se acerca a su madre y le retira las lágrimas en sus ojos. "Respetables pasajeros, el tren con destino a París saldrá en menos de diez minutos... se le pide a bordo en el menor tiempo posible", se escuchó por los altavoces de la estación. Su madre y su hermana la abrazaron por última vez, llorando las tres al unísono.―Si, hija pero estás a solo cinco horas en avió… ―Antonella hace un gesto de que