Capítulo 10: La Batalla de las Sombras

La luna llena iluminaba el cielo, proyectando una luz plateada sobre el bosque que rodeaba la mansión. Clara se encontraba en su habitación, revisando sus armas y preparando su mente para la batalla que se avecinaba. La atmósfera estaba cargada de tensión; el aire parecía vibrar con la anticipación de lo que estaba por venir.

Clara se miró en el espejo, su reflejo mostrando una mezcla de determinación y vulnerabilidad. No solo lucharía por su clan, sino también por Lucien, por lo que habían construido juntos en tan poco tiempo. Pero también sabía que la confrontación con Dorian sería peligrosa, y cualquier error podría tener consecuencias devastadoras.

Se reunió con Lucien y los líderes de ambos clanes en la sala principal. La sala, habitualmente elegante y acogedora, estaba impregnada de una atmósfera de seriedad. Clara notó las miradas preocupadas de los otros vampiros, y se sintió aún más impulsada a demostrar su valía.

—Debemos mantenernos unidos —comenzó Lucien, su voz resonando en la sala—. Dorian no solo es un enemigo poderoso; también es astuto. Nos conocerá, y eso podría jugar en su favor.

Clara observó cómo la determinación se apoderaba del rostro de Lucien. Él estaba listo para luchar, y eso le daba fuerzas a ella. No podían permitirse flaquear en ese momento.

—Debemos utilizar nuestra alianza y cada ventaja que tengamos —agregó Clara, mirando a cada miembro presente—. Cada uno de ustedes tiene habilidades únicas. Juntos, somos más fuertes.

La sala se llenó de murmullos de aprobación, pero Clara sintió el peso de la responsabilidad en sus hombros. Sabía que cada decisión que tomaran esa noche podría significar la vida o la muerte para muchos. La idea de perder a Lucien la aterraba.

Mientras se preparaban para salir, Clara se encontró a solas con Lucien. Se dirigió a él, el corazón latiendo con fuerza en su pecho.

—Lucien, antes de que salgamos… —dijo, su voz temblando un poco—. Si algo sale mal, quiero que sepas que…

Pero Lucien la interrumpió, acercándose más. —Nada saldrá mal. No voy a dejar que te pase nada, Clara.

Sus ojos se encontraron, y el mundo se desvaneció a su alrededor. La conexión entre ellos era tan intensa que Clara casi podía sentirlo en sus huesos. —Quiero que sepas que me importas. Más de lo que debería —finalizó ella, su voz apenas un susurro.

Lucien sonrió, una expresión genuina que hizo que su corazón se acelerara. —Lo sé. Y tú también me importas. Después de esta noche, te prometo que hablaremos sobre nosotros.

Antes de que pudiera responder, el sonido de un cuerno resonó en la distancia, señalando que era hora de partir. Ambos sabían que la batalla era inminente.

El grupo se organizó, y Clara sintió la adrenalina fluir a través de su cuerpo. A medida que se acercaban al bosque, la sensación de peligro se intensificaba. Lucien marchaba a su lado, y su presencia era una fuente de fortaleza.

La oscuridad del bosque parecía viva, susurros y sombras danzando entre los árboles. Clara sentía una mezcla de miedo y emoción, y mientras se adentraban más en la oscuridad, supo que no había vuelta atrás.

Finalmente, llegaron a un claro en el bosque, donde Dorian los esperaba. Su figura alta y esbelta se recortaba contra la luz de la luna, sus ojos centelleando con un brillo malicioso.

—Mira quién ha venido a jugar —dijo Dorian, su voz sarcástica resonando en el aire. —¿Creían que podían deshacerse de mí tan fácilmente?

Lucien dio un paso al frente, su mirada fija en Dorian. —Hemos venido a detenerte, Dorian. Esta vez no te dejaremos ganar.

La tensión en el aire era palpable, y en un instante, la calma se rompió. Dorian se lanzó hacia ellos, seguido por sus propios seguidores. La batalla comenzó en medio del caos de colisiones y gritos.

Clara se movía entre la batalla, utilizando sus habilidades y manteniéndose alerta. Cada vez que veía a Lucien en acción, luchando con gracia y ferocidad, su corazón se llenaba de admiración. Pero también había un miedo constante de que algo pudiera salir mal.

Clara se unió a varios vampiros más jóvenes en un esfuerzo por contener a algunos de los seguidores de Dorian. Ella sabía que su habilidad para liderar y proteger era vital. Mientras luchaba, se sintió más fuerte, impulsada por su deseo de proteger a aquellos a quienes amaba.

A medida que el combate se intensificaba, Clara vio a Lucien enfrentarse a Dorian. Los dos estaban atrapados en un duelo mortal, y el aire parecía vibrar con la energía de su batalla. La intensidad de sus movimientos era hipnótica, pero el peligro era inminente.

Mientras Clara luchaba, un grito desgarrador resonó a su lado. Se volvió rápidamente y vio a uno de los vampiros jóvenes caer, herido por un ataque sorpresivo. El horror la invadió y la llenó de determinación.

—¡No! —gritó, mientras se apresuraba hacia él.

En ese momento, sintió que el tiempo se detenía. Clara luchó con fuerza, eliminando a los atacantes mientras intentaba proteger al vampiro caído. Con un golpe preciso, derribó a un adversario y llegó a su amigo.

—¡Estás bien! —dijo, sintiendo una mezcla de alivio y miedo.

Pero entonces, el sonido de una pelea cercana la hizo girar. Lucien estaba en un enfrentamiento intenso con Dorian, y en ese momento, todo su enfoque se centró en ellos.

Dorian estaba empujando a Lucien al límite, sus movimientos eran rápidos y letales. Clara sintió una oleada de urgencia y coraje. Sabía que debía ayudar a Lucien.

Con determinación, corrió hacia ellos. —¡Lucien! —gritó, su voz resonando en el aire.

Dorian se volvió hacia ella, y su sonrisa malévola se hizo más amplia. —¿Pensabas que podías intervenir, querida?

Sin pensarlo, Clara lanzó un ataque, sorprendiendo a Dorian y dándole a Lucien la oportunidad que necesitaba. La lucha se intensificó, y el aire se llenó de gritos y el sonido del metal chocando.

Finalmente, con un esfuerzo conjunto, Clara y Lucien lograron desestabilizar a Dorian. Fue un momento de pura adrenalina, un esfuerzo colectivo que culminó en un único ataque final.

Con un movimiento decidido, Lucien y Clara atacaron a Dorian al mismo tiempo. La fuerza combinada de sus habilidades y su conexión fue abrumadora, y en un instante, Dorian fue derribado.

Cuando la batalla finalmente se calmó, el silencio se cernió sobre el claro. Clara y Lucien, agotados y llenos de heridas, se miraron el uno al otro. Habían luchado juntos, y habían ganado, pero el costo había sido alto.

Con el amanecer asomándose en el horizonte, Clara sintió que la realidad comenzaba a asentarse sobre ellos. La batalla había terminado, pero las secuelas aún estaban por venir.

—Lo hicimos —dijo Clara, su voz apenas un susurro.

—Sí, pero no sin costo —respondió Lucien, su expresión grave mientras miraba a su alrededor.

Mientras el sol comenzaba a salir, Clara tomó la mano de Lucien, y sintió que la conexión entre ellos se había profundizado aún más. Habían enfrentado el peligro juntos, y la experiencia había forjado un vínculo inquebrantable.

—Después de esto, tenemos que hablar sobre nosotros —dijo Clara, su voz firme.

Lucien la miró, una mezcla de emoción y seriedad en su rostro. —Lo haremos. Pero por ahora, vamos a asegurarnos de que todos estén bien.

Y así, mientras caminaban de regreso hacia la mansión, sabían que su relación había cambiado para siempre. La batalla había sido una prueba, y habían salido fortalecidos.

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