YUSLEVI.Habíamos decido pasar juntos la tarde en su mansión, viendo películas, acostados en su gran cama, estaban pasando comerciales cuando me llegó un mensaje de Ares. Lyon y yo pocas veces peleábamos, el alemán era bastante pacifico en ese aspecto pero algo que solo lo estaba poniendo muy malhumor y era mi amistad junto con los constantes mensajes que me mandaba su primo Ares. —¿Qué tanto hablas con él? —preguntó furioso mientras yo respondía el mensaje. —¡Ay, no! ¿Ya vas empezar con tus celos posesivos? No mames, me encantas cuando estas celoso, sigue, sigue, —dije con una sonrisa poniendo encima de él haciéndolo reír.—Estás loca. —Pero por ti alemán —le di un besito en sus labios que sabían a las palomitas con mantequilla que habíamos comido hace un rato. Lyon nos hizo girar en la cama, terminando encima de mí, cuando separo nuestros labios nos miramos a los ojos y se veía tan lindo. —Yusle me mata que hagas esa carita de perrito enamorado pero eso no me hace olvidar que m
YUSLEVI La novela crecía poco a poco en la plataforma, llevaba adelantados varios capítulos a los que solo le faltaban editar. Al fin había conseguido un trabajo en una nueva empresa, me pusieron a prueba, lo único que hacía era sacar copias y ordenar archivos. No era un trabajo soñado pero era tranquilo y en mis primeros días me había hecho amigas de las dos chicas que también trabajaban conmigo. El ambiente laboral en la biblioteca es un sueño comparado al estrés que me traían los otros empleados en la empresa de mi alemán. Mi horario de trabajo era desde las nueve de la mañana hasta las ocho y cuarenta de la noche. El día ya había pasado Estaba saliendo del trabajo, afuera del lugar me topé con ares. —Qué casualidad encontrarte aquí.—En realidad vine a conocer tu lugar de trabajo aunque veo que ya te vas. —le sonreí. —Sí, mi turno ya terminó. —¿Lyon no te recogerá?—Nah, puedo tomar un taxi y el departamento no esta tan lejos de aquí, ¿tú como estas? No he podido hablarte por
No había hablado con Ares desde hace días, además no creía que yo le gustara más bien él estaba confundido. Ahora Lyon me buscaba en el momento que me tocaba salir del trabajo, pasamos tiempo junto tanto como podíamos, ya que él tenía que estar al tanto de los asuntos de la empresa y yo tenía mi nuevo trabajo aparte que seguía con mi escritura a la cual le estaba poniendo todo de mí. Prácticamente vivía en la mansión de Lyon. Dormir y despertar junto a él siempre es lo más lindo de mi día. Hoy por ser domingo no nos habíamos querido levantar de la cama, yo seguía encima de su pecho y tan relajada estaba que no me esperé la pregunte de Lyon. —¿Y si quisiera que te mudaras definitivamente aquí? —eso me tomó por sorpresa. —¿Qué cosa? ¿Convivir contigo todos los días? —lo miré con una sonrisa. —Prácticamente eso hacemos. Hemos dormido juntos y estamos cómodos los dos juntos, ¿no te gustaría probar a ver qué pasa? —sonreí. —Sí, sí quiero…Como que la vida decidió premiarme por fin pon
YUSLEVILos días que había pasado viviendo con Lyon fueron muy tranquilos, me sorprendía como nos habíamos adaptado tan bien viviendo a juntos; pero extrañaba a las muchachas muchísimo. Como hoy y mañana no tendría que ir a trabajar, todas planeamos reunirnos para comer en la pastelería de Joshua: “JoshCakes”, se notaba todo el esfuerzo que mi amigo había puesto en este pequeño local, adoraba entrar y que lo primero que olía era el sabroso aroma a vainilla mezclado con chocolate, a veces hasta especias, las paredes pintadas de color azul claro, las sillas y mesas modernas. Elaine había creado el logo de la empresa de su novio y lo ayudaba con la promoción por redes. —Entonces ahora eres rayita viviendo en una mansión —dijo Elaine mientras saboreaba uno de sus panecillos de chocolate. —¿Y cómo es vivir con el alemán? —preguntó Narelys, quien pidió un pedazo de torta suiza. —Es súper ordenado con todo, a veces chocamos pero no es nada del otro mundo. —comencé a contarles mientras co
YUSLEVI Cuando mi alemán se marchó volví a mi sueño divino y profundo o estaba en eso cuando un estruendoso portazo me hizo abrir los ojos, me despertó la cara de sapo de mi suegra. —¿Señora que hora es? —pregunté conteniendo mi arrechera.—Las ocho de la mañana.—¡¿Y qué hace levantándome a esta hora?! Que yo sepa hoy es sábado, el día en que puedo dormir hasta las doce si me da la gana porque no trabajo. —Al que buen madrugador… —tape mi cabeza con la almohada para no escucharla.—Señora, por favor. —¡Debes levantarte! —ordenó como si fuera un sargento del ejército —Desgraciadamente eres la pareja de mi hijo y el merece a una mujer que no seas holgazana. —¡Bendito sea el creador, nojoda!—me quité las sábanas de encima y me levanté de la cama —¡¿Feliz?! ¡Ya Me levanté, con permiso! Fui al cuarto de baño, miré mi aspecto en el espejo: aún tenía ojeras y el cabello todo hecho un desastre, me quité el pijama y me dispuse a darme una ducha. ¡Que wueba con esa mujer! Si tiene ovari
LYONLlegue a la mansión y apenas entre Yuslevi no bajo a recibirme. Eso se me hizo extraño, ella siempre bajaba cuando me escuchaba llegar, en cambio la que estaba ahí era mi madre.—Hijo —me recibió con una sonrisa. —Al fin llegas. —¿Y Yusle? ¿Se la pasaron bien? —pregunté.—Esa se la ha pasado todo el día fuera. Solo nos vimos en la mañana para el desayuno y fue un completo desastre, se fue dejándome sola sin ningún tipo de educación. —¿Ella hizo eso? — No sé cómo la toleras, no, ni siquiera entiendo cómo es que terminaste teniendo una relación una mujer así. Mejor ven y cena algo, ya es tarde. —No tengo hambre. —saque mi teléfono y marque al teléfono de Yuslevi pero lo tenía apagado. ¿Qué mierdas pasaba aquí? Seguí llamando pero no caía la llamada, le envié mensajes y no recibía respuesta. “¿¡Por qué mierdas no contesta el maldito teléfono!?”—Lyon, déjala ya aparecerá. —Madre, por favor —seguí llamando. Me quite el saco y me senté en el sofá, no dejaba de mirar el celula
YUSLEVI¿Cómo podría describir convivir con mi suegra? ¡Pues era un martirio! La mujer hacia el esfuerzo (aunque era mínimo) por nada del mundo coincidíamos en algo. La muy maldita me llevaba la contraria a propósito en absolutamente todo. Como cuando pedí helado de chocolate y la muy muerganea logró hacer que cambiaran mi pedido a sabor menta. “No sí, debe ser que cuando voy a comprar helado quiero saborear pastal dental fría”. Me sorprende no odiarla, porque llegaba a ser entretenido pelear con ella. Tal vez yo no era el tipo de mujer con el cual se esperaría que su hijo estuviera en una relación, pero cónchale ¿no importaba la hermosa relación que estábamos construyendo su hijo y yo? ¿Eso no valía la pena? “Claro como a ella no le fue tan bien con el papá del alemán”, Lyon me contó que sus padres se divorciaron cuando él había cumplido los dieciocho años y vivían en constante guerra. ¿El lado positivo de todo esto? Mi novela tenía un nuevo personaje de la discordia, al cual la
Sé que mi madre puede ser una mujer difícil, me hacía feliz que Yusle estuviera tomando la situación con mucha madurez y evitaba las confrontaciones. Se merecía que le hiciera algún detalle, hace mucho que no salimos juntos, me la he pasado más concentrando en el trabajo. Quería darle un detalle pero no sabía por dónde empezar. No estaba acostumbrado a pensar en hacer detalles románticos para una mujer, era un total inexperto en la materia y al final termine pidiéndole ayuda a una de las personas que mejor conocía a mi novia. —Mira escúchame muy bien: vas a escribirle una carta… —“Me jodi”. No soy un adolescente para andar escribiendo cartitas.—Lo veo muy difícil. —dije. —¿Quieres enamorar a mi amiga más de lo que ya lo está? —asentí a regañadientes —Entonces escucha lo que te digo —espetó Elaine. La de lentes siguió dándome instrucciones, tuve que anotar todo lo que decía porque sentía que olvidaría algo. — ¿Marisco qué haces?—Anoto todo lo que dices. —No mames, ¿por dónde ib